26 d’abr. 2009

El mito




"Los dioses habían condenado a Sísifo a empujar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.

Si se ha de creer a Homero, Sísifo era el más sabio y prudente de los mortales. No obstante, según otra tradición, se inclinaba al oficio de bandido. No veo en ello contradicción. Difieren las opiniones sobre los motivos que le convirtieron en un trabajador inútil en los infiernos. Se le reprocha, ante todo, alguna ligereza con los dioses. Reveló sus secretos. Egina, hija de Asopo, fue raptada por Júpiter. Al padre le asombró esa desaparición y se quejó a Sísifo. Éste, que conocía el rapto, se ofreció a informar sobre él a Asopo con la condición de que diese agua a la ciudadela de Corinto. Prefirió la bendición del agua a los rayos celestes.

Por ello le castigaron enviándole al infierno. Homero nos cuenta también que Sísifo había encadenado a la Muerte. Plutón no pudo soportar el espectáculo de su imperio desierto y silencioso. Envió al dios de la guerra, quien liberó a la Muerte de manos de su vencedor. Se dice también que Sísifo, cuando estaba a punto de morir, quiso imprudentemente poner a prueba el amor de su esposa. le ordenó que arrojara su cuerpo sin sepultura en medio de la plaza pública. Sísifo se encontró en los infiernos y allí irritado por una obediencia tan contraria al amor humano, obtuvo de Plutón el permiso para volver a la tierra con objeto de castigar a su esposa. Pero cuando volvió a ver este mundo, a gustar del agua y el sol, de las piedras cálidas y el mar, ya no quiso volver a la sombra infernal.

Los llamamientos, las iras y las advertencias no sirvieron para nada. Vivió muchos años más ante la curva del golfo, la mar brillante y las sonrisas de la tierra. Fue necesario un decreto de los dioses. Mercurio bajó a la tierra a coger al audaz por la fuerza, le apartó de sus goces y le llevó por la fuerza a los infiernos, donde estaba ya preparada su roca. Se ha comprendido ya que Sísifo es el héroe absurdo. Lo es en tanto por sus pasiones como por su tormento. Su desprecio de los dioses, su odio a la muerte y su apasionamiento por la vida le valieron ese suplicio indecible en el que todo el ser dedica a no acabar nada. Es el precio que hay que pagar por las pasiones de esta tierra. no se nos dice nada sobre Sísifo en los infiernos. los mitos están hechos para que la imaginación los anime. Con respecto a éste, lo único que se ve es todo el esfuerzo de un cuerpo tenso para levantar la enorme piedra, hacerla rodar y ayudarla a subir una pendiente cien veces recorrida; se ve el rostro crispado, la mejilla pegada a la piedra, la ayuda de un hombro que recibe la masa cubierta de arcilla, de un pie que la calza, la tensión de los brazos, la seguridad enteramente humana de dos manos llenas de tierra. Al final de ese largo esfuerzo, medido por el espacio sin cielo y el tiempo sin profundidad, se alcanza la meta. Sísifo ve entonces como la piedra desciende en algunos instantes hacia ese mundo inferior desde el que habrá de volverla a subir hacia las cimas, y baja de nuevo a la llanura. Sísifo me interesa durante ese regreso, esa pausa. Un rostro que sufre tan cerca de las piedras es ya él mismo piedra.

Veo a ese hombre volver a bajar con paso lento pero igual hacia el tormento cuyo fin no conocerá. Esta hora que es como una respiración y que vuelve tan seguramente como su desdicha, es la hora de la conciencia. En cada uno de los instantes en que abandona las cimas y se hunde poco a poco en las guaridas de los dioses, es superior a su destino. Es más fuerte que su roca. Si este mito es trágico, lo es porque su protagonista tiene conciencia.

¿En qué consistiría, en efecto, su castigo si a cada paso le sostuviera la esperanza de conseguir su propósito?. El obrero actual trabaja durante todos los días de su vida en las mismas tareas y ese destino no es menos absurdo.

Pero no es trágico sino en los raros momentos en que se hace consciente. Sísifo, proletario de los dioses, impotente y rebelde conoce toda la magnitud de su condición miserable: en ella piensa durante su descenso. La clarividencia que debía constituir su tormento consuma al mismo tiempo su victoria. No hay destino que no venza con el desprecio.

Por lo tanto, si el descenso se hace algunos días con dolor, puede hacerse también con alegría. Esta palabra no está de más. Sigo imaginándome a Sísifo volviendo hacia su roca, y el dolor estaba al comienzo. Cuando las imágenes de la tierra se aferran demasiado fuertemente al recuerdo, cuando el llamamiento de la dicha se hace demasiado apremiante, sucede que la tristeza surge en el corazón del hombre: es la victoria de la roca, la roca misma. La inmensa angustia es demasiado pesada para poderla sobrellevar. Son nuestras noches de Getsemaní.

Sin embargo, las verdades aplastantes perecen al ser reconocidas. Así, Edipo obedece primeramente al destino sin saberlo, pero su tragedia comienza en el momento en que sabe. Pero en el mismo instante, ciego y desesperado, reconoce que el único vínculo que le une al mundo es la mano fresca de una muchacha. Entonces resuena una frase desesperada: «A pesar de tantas pruebas, mi edad avanzada y la grandeza de mi alma me hacen juzgar que todo está bien». El Edipo de Sófocles, como el Kirilov de Dostoievsky, da así la fórmula de la victoria absurda. La sabiduría antigua coincide con el heroismo moderno. No se descubre lo absurdo sin sentirse tentado a escribir algún manual de la dicha. «¿Cómo? ¿Por caminos tan estrechos...?». Pero no hay más que un mundo. La dicha y lo absurdo son dos hijos de la misma tierra. Son inseparables. Sería un error decir que la dicha nace forzosamente del descubrimiento absurdo. Sucede también que la sensación de lo absurdo nace de la dicha. «Juzgo que todo está bien», dice Edipo, y esta palabra es sagrada. Resuena en el universo ilimitado del hombre. Enseña que todo no es ni ha sido agotado. Expulsa de este mundo a un dios que había entrado en él con la insatisfacción y afición a los dolores inútiles. Hace del destino un asunto humano, que debe ser arreglado entre los hombres. Toda la alegría silenciosa de Sísifo consiste en eso. Su destino le pertenece. Su roca es su cosa. Del mismo modo el hombre absurdo, cuando contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos.

En el universo, vuelto de pronto a su silencio, se alzan las mil vocecitas maravillosas de la tierra. Lamamientos inconscientes y secretos, invitaciones de todos los rostros constituyen el reverso necesario y el premio de la victoria. No hay sol sin sombra y es necesario conocer la noche. El hombre absurdo dice que sí y su esfuerzo no terminará nunca. Si hay un destino personal, no hay un destino superior, o, por lo menos no hay más que uno al que juzga fatal y despreciable. Por lo demás, sabe que es dueño de sus días. En ese instante sutil en que el hombre vuelve sobre su vida, como Sísifo vuelve hacia su roca, en ese ligero giro, contempla esa serie de actos desvinculados que se convierten en su destino, creado por él, unido bajo la mirada de su memoria y pronto sellado por su muerte. Así, persuadido del origen enteramente humano de todo lo que es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando.

Dejo a Sísifo al pie de la montaña. Se vuelve a encontrar siempre su carga. Pero Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. Él también juzga que todo está bien. Este universo en adelante sin amo no le parece estéril ni fútil. Cada uno de los granos de esta piedra, cada trozo mineral de esta montaña llena de oscuridad forma por sí solo un mundo. El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre.

Hay que imaginarse a Sísifo dichoso. "
El mito de Sísifo
Albert Camus

17 d’abr. 2009

Veus a l'exili

La nit més freda



amb textos de: Joan Oliver, Carles Riba, Mercè Rodoreda i Antoni Rovira i Virgili










"El 26 de gener de 2009 farà setanta anys que les tropes franquistes van marcar la inflexió final de la Guerra Civil amb la seva entrada a Barcelona. Dies abans, en una ciutat desgovernada, una allau de persones anònimes, els principals dirigents polítics i culturals i l’exèrcit en retirada, van deixar la ciutat i el país en direcció a un exili que canviaria les seves vides per sempre.

És aquí on comença La nit més freda, la nit moral i emocional que va des de la caiguda de la Catalunya republicana fins a l’exili i, finalment, el retorn físic o emocional a la pàtria perduda. Joan Oliver, Carles Riba, Mercè Rodoreda i Antoni Rovira i Virgili donaran veu a tots aquells que van viure aquesta experiència col·lectiva.

A La nit més freda, Teresa Vilardell es nodreix de l’obra d’aquests quatre intel·lectuals, marcada per l’exili, i de material d’arxiu divers, per evocar els fets que es rememoren i que pertanyen a la memòria de tot un poble. "



Teatre Nacional de Catalunya, Sala Tallers, del 16 al 26 d'abril de 2009


Teatre Municipal de Girona, 15 de maig de 2009


11 d’abr. 2009

John Irving, entrevista


Entrevista al autor del mes; El País de fecha 29 de abril de 2006
"PREGUNTA.
¿Diría que Hasta que te encuentre es su novela más personal?



RESPUESTA.
Las novelas más autobiográficas son siempre las primeras, pero en mi caso ha sido justamente al revés. Para mí es necesario que haya una gran distancia temporal con respecto a los temas que toco. Yo sería un pésimo periodista. No puedo pensar con claridad acerca de lo que está sucediendo en el momento. En Hasta que te encuentre, vuelvo a episodios que me dejaron marcado en mi infancia y adolescencia. La búsqueda del padre que lleva a cabo el protagonista y su historia sexual están muy cerca de mi biografía. Había cumplido sesenta años cuando por fin me atreví a hacerlo.


PREGUNTA.
¿Puede hablar de esos episodios?


RESPUESTA.
Tuve mi primera experiencia sexual a los 11 años, con alguien mucho mayor que yo. No compartí con nadie lo ocurrido. Cuando estaba con mis amigos adolescentes tenía que ocultarles que sus madres me atraían más que sus hermanas, porque sabía que lo que me pasaba no era natural. Los sentimientos y obsesiones asociados con aquel suceso tardaron mucho en disiparse. Cuando me atreví a abordar todo aquello en mi ficción, empezaron aflorar recuerdos que llevaban casi cincuenta años sepultados. El tema de la búsqueda del padre me resultó particularmente doloroso. No quería recordar la frustración que sentía cuando siendo yo muy niño les decía a mi madre, a mi abuela, a mis tías: por favor, contadme algo de mi padre, y siempre me cerraban la puerta. Sabe, yo siempre he tenido una buena relación con mi madre, no quería ofenderla ni sacar a la luz cosas que no se habían interpuesto entre nosotros desde que yo tenía 10, 11, 12 años, pero si se toma la decisión de escribir acerca de algo así, los recuerdos regresan.


PREGUNTA.
¿Por qué, estando el libro en manos de sus editores, decidió reescribirlo?


RESPUESTA. El manuscrito que envié a mi editora estaba en primera persona. A ella le gustó mucho y ya se estaban negociando los términos del contrato, pero yo sentía que necesitaba interponer una distancia mayor entre la novela y yo. Una mañana, de manera instintiva, fui a mi despacho y reescribí el primer párrafo en tercera persona. Nada más hacerlo vi al protagonista, Jack Burns, con mucha más claridad, como si hubiera enfocado una imagen borrosa ajustando bien una lente. Inmediatamente llamé a mi editora y le dije que no le enseñara el libro a nadie. Reescribí el primer capítulo en tercera persona y la diferencia me pareció asombrosa. Aparte de que todos los elementos de la historia, no sólo el protagonista, se veían mucho más en perspectiva, me di cuenta de que así me resultaba mucho más fácil mantener engañado al lector. Me explico. En Hasta que te encuentre hay un importante elemento de ocultamiento que afecta a la infancia del protagonista y no se desvela casi hasta el final. Con la historia en primera persona me resultaba mucho más difícil escamotearle las cosas al lector inteligente. Cuando mi editora vio el primer capítulo corregido, entendió inmediatamente mis intenciones y estuvo de acuerdo.


PREGUNTA.
¿Qué es más importante para usted a la hora de escribir, la emoción o el intelecto?


RESPUESTA.
Mi instinto como narrador no ha sido jamás de orden intelectual. Soy un escritor emocional. Necesito conocer los resortes afectivos de mis personajes, su capacidad para influir en el ánimo del lector, ver qué hay en ellos que les permite hacernos sentir tristeza, reírnos, irritarnos. De modo que el proceso creativo para mí consiste en comprender la psicología del impacto emocional, qué hay en los demás capaz de afectarnos. No tengo tanta confianza en el control de los pensamientos de los personajes como en su capacidad para despertar emociones en el lector. Lo que me interesa de una escena o un momento es su potencial para divertir, para hacer daño, para provocar angustia, dolor o placer. El plano intelectual me interesa mucho menos. En Hasta que te encuentre quería que todos los personajes de relieve estuvieran marcados de por vida de un modo u otro, y no me refiero a los tatuajes, que son un aspecto muy importante de la novela. Quería que todos los personajes tuvieran algo en su pasado que les afectara y que cambiara el curso de sus vidas: las experiencias sexuales que tiene Jack siendo niño, la experiencia que marca a Emma..., de modo que la novela es un viaje que incorpora a todos estos personajes, haciendo que sus vidas se entrecrucen, y cada uno de ellos ha sufrido algún daño que los ha marcado y cambiado el curso de su vida. Una cosa que me gusta del argumento de esta novela es cómo sitúa a los personajes en órbitas que están destinadas a colisionar entre sí. Yo sé de antemano cuándo se van a cruzar las trayectorias de los personajes, pero tengo mucho cuidado de ocultárselo al lector, procurando mantener el misterio.


PREGUNTA.
¿Cuál cree que es la razón por la que tiene millones de lectores en todo el mundo? ¿Qué buscan los lectores en sus novelas?


RESPUESTA.
El escritor no elige sus obsesiones, son sus obsesiones las que lo eligen a él. Mis lectores las conocen y saben que siempre regreso a los mismos temas: la pérdida, física o espiritual, el poder de los secretos, las zonas de la infancia que permanecen ocultas, los secretos sexuales, la ausencia de los seres queridos, padres o hijos. Algo que está claro es que a los lectores les gusta implicarse emocionalmente en lo que leen. Soy muy amigo de Stephen King, cosa que a alguna gente le sorprende, porque, según algunos, las novelas que escribe supuestamente no son literatura seria, aunque por lo general la gente que dice eso no ha abierto jamás un libro de Stephen King. Sin entrar en ese tipo de distinciones, hay algo que mis novelas comparten con las de Stephen King, y es que los dos buscamos perturbar al lector, hacerle sentirse incómodo. Aunque mi idea de lo que puede resultar perturbador sea muy distinta de la que pueda tener él, de lo que no hay duda es de que, a juzgar por la cantidad de lectores que tengo yo (y él tiene muchísimos más), a los lectores les gusta que los perturben, que los incomoden. Buscan experiencias catárticas en la lectura, a los lectores les encanta por ejemplo sentir miedo, experimentar alguna forma de terror. Ahora bien, las historias de horror convencional no son la única manera de asustar a la gente, hay otros niveles a los que se puede provocar terror, psicológicamente y de otros modos. Se puede hacer que la gente vuelva a tener sensaciones de inseguridad, que se sientan amenazados de manera parecida a como les ocurrió durante su infancia. Yo diría que en la mayoría de mis novelas obligo al lector a regresar a la infancia y a la adolescencia. Y hay mucha gente a la que eso no le gusta, sobre todo si se les lleva al terreno de la experiencia sexual.


PREGUNTA.
¿Hay intención de provocar en su tratamiento del sexo?


RESPUESTA.
Procedo de un país que tiene una perspectiva sumamente infantil sobre la sexualidad humana. Estados Unidos es uno de los países menos maduros, por lo que se refiere a la sexualidad, del llamado mundo civilizado. El nivel de opacidad, de represión, de autocensura, son muy acusados. Ahora mismo padecemos una guerra cultural muy regresiva. En estos momentos nuestro país está dando muestras de una rigidez y un puritanismo que no había ni siquiera en los años cincuenta, cuando yo era niño. Y el resto del mundo se ríe de nosotros, con toda la razón. En Estados Unidos resulta difícil aceptar cosas que en el resto del mundo se ven con toda normalidad. ¿Por qué persigue la Administración de Bush a los homosexuales? ¿A qué obedece ese paso atrás? ¿Por qué en lugar de dar prioridad a la educación sexual se insiste en la abstinencia como única actitud? Yo soy demócrata y liberal de toda la vida, y hay, obviamente, muchas cosas que están ocurriendo en este país que me molestan profundamente. Ahora mismo, ciertos aspectos de la política interior, cotidiana, que afecta a la gente, la agenda doméstica es mucho más aterradora que la política exterior. No estoy diciendo que asuntos como la guerra de Irak no sean una aberración. Lo es, pero lo que pasa de puertas adentro es peor. El país no ha estado jamás tan dividido como ahora, ni siquiera durante la guerra de Vietnam. Eso me obliga a escribir de cierta manera. Si viviera en Alemania o en España no lo haría, pero viviendo aquí considero que tengo la obligación moral de provocar, de irritar. Sé que lo que escribo resulta ofensivo para buena parte de mis conciudadanos, pero me siento obligado a tocar ese punto sensible a fin de provocar una reacción. Me parece necesario."

10 d’abr. 2009

El tren de l'exili


Portbou

Coll dels Belitres
tren de l’exili i jornada cívico-festiva



23 de maig de 2009
Inscripcions al tel. 935 526 124
Més informació http://www.70aniversariexili.cat/


Programa de la jornada

08:00 h

Sortida del Tren de l’Exili des de l’estació de França
(cabuda limitada; cal reservar plaça amb antelació)

10:32 h

Arribada a l’estació de Portbou i sortida cap el Coll dels Belitres caminant pel GR-92 o Camí de Cervera (també s’hi podrà accedir gratuïtament amb autocar)

12.00 h

Inauguració al Coll dels Belitres de l’Espai de Memòria commemoratiu de la retirada i l’exili republicà de 1939. Aquest lloc, carregat de simbolisme, va ser testimoni del pas de milers de persones que fugien de la repressió i els atacs de l’exèrcit franquista. L’espai el conformaran dos miradors, l’un sobre Portbou i l’altre sobre Cervera de la Marenda, i un seguit de fotografies de Manuel Moros en record i homenatge permanent als milers de republicans que es van veure obligats a enfilar el camí de l’exili.

En acabat, hi haurà una petita actuació musical a càrrec de Susana Azquinezer

14.00 h

Dinar popular amenitzat per Lisboa Zentral Cafè

18.00 h

Sortida del Tren de l’Exili de l’estació de Portbou cap a Barcelona

Informant: Eva

Gràcies

9 d’abr. 2009

Musiques de l'exili




Direcció musical i creació: Pau Guillamet "Guillamino" i Manuel García

Formació instrumental:

Guillamino, composició, veu, guitarra, harmonium i ordinador
Manuel García, composició, veu i guitarra
Alejandro Soto, harmonium, piano, teclats i acordió
Miquel Sospedra , baix elèctric
Jordi Rudé, guitarra elècrica
Sisu Coromina, saxo i percussions
Toni Moina, bateria i percussions

Solistes i cantants convidats:

Maria del Mar Bonet (Balears)
Javier Ruibal (Andalusia)
Sílvia Pérez Cruz (Catalunya)
Refree (Catalunya)
Uxía (Galícia)
Kepa Junkera (País Basc)
Eliseo Parra (Castella Lleó)

Direcció artística, Manel Montañés

Preu: 5 euros

Informant: Gustavo
Gràcies

6 d’abr. 2009

Votación propuestas temporada 2009-2010

Resultados

Clasif.TítuloAutorPuntos
1El exiliado de aquí y alláJuan Goytisolo191
2ApogeoGioconda Belli166
3Historia del rey transparenteRosa Montero159
4El curioso incidente del perro a medianocheMark Haddon158
5Tras la huella del hombre rojoLorenzo Mediano157
6ÉbanoRyszard Kapuscinski153
7Kafka en la orillaHaruki Marukami153
8Ensayo sobre la cegueraJosé Saramago152
9EscapadaAlice Munro152
10Un guardia civil en la selvaGustavo Nerín151
11Un saco de canicasJoseph Joffo149
12Cielos de barroDulce Chacón146
13Los emigradosW.G.Sebald144
14Suite francesaIrene Nemirovsky142
15Mil soles espléndidosKhaled Hosseini135
16Antología poéticaLuis Cernuda135
17AmalurIg. Martínez y J.L. Arsuaga134
18SolitudVictor Català131
19Las escalas de levanteAmin Maalouf126
20La bodegaNoah Gordon125
21El infinito en la palma de la manoGioconda Belli122
22Bueno para comerMarvin Harris118
23El buen soldadoFord Madox Ford117
24Ángeles rebeldesRobertson Davís116
25La ciudad de los prodigiosEduardo Mendoza112
26Un mundo sin finKen Follet112
27La dura vida amadaEsteban Conde Choya99
28El asalto al HadesCasilda Rodrigañez99
29Cumbres borrascosasEmily Brontë85
30El emperadorRyszard Kapuscinski82
31Grandes mentiras de la historiaPedro Voltes71
32Cuentos para pensarJorge Bucay57

4 d’abr. 2009

Las uvas de la ira, apunte final

" Esperanza es ver el color de la llama de una vela apagada"
John Berger, pintor y escritor inglés.


Editado por: "el fantasma de Tom Joad"

2 d’abr. 2009

John Steinbeck

El autor del mes de abril, nuestro buen amigo John Steinbeck, era un californiano enamorado de su tierra. En 1941 se embarco durante seis semanas con el biólogo marino Ed Ricketts en un viaje de placer e investigación.
Navegaron en el Western Flyer, un barco sardinero, en una travesía que les llevo de la Bahía de Monterrey, hacia el sur, a bordear la península de la Baja California y adentrarse en el conocido como mar de Cortés.
Fruto de este viaje, vio la luz un libro delicioso y harto desconocido del autor de Las uvas de la ira: Por el mar de Cortés (publicado en España por la editorial Península, abril 2005.
Por el mar de Cortés es un cuaderno de bitácora, un anecdotario, un diario personal y un libro de reflexiones sobre todo lo humano y sus circunstancias, con el telón de fondo ,harto elocuente, de una Segunda Guerra Mundial a punto de comenzar.

Casualmente, este mes Vespres Literaris celebrará, bajo el patrocinio de nuestra amiga Mercè, una charla-debate en torno a un tema tan actual como el de Las uvas de la ira : este año se celebran los 150 años de la publicación de El origen de las especies, de Charles Darwin; al calor del aniversario, han llegado hasta nosotros otros puntos de vista sobre nuestros origenes defendidos por determinadas corrientes ideológicas. Así, el tema del debate es: ¿Evolucionismo? o ¿Creacionismo?, ¿Azar o diseño inteligente?.
Para avivar el futuro debate, transcribimos una reflexión del autor del mes escrita en aquel viaje de hace 68 años:

Para la mayoría de los hombres la declaración más odiosa posible es: «Una cosa existe porque es». Incluso aquellos que han conseguido desprenderse de los lazos de una divinidad de escuela dominical, se dejan guiar todavía por la inconsciente teleología de su costumbre desarrollada.

Y al decir que la esperanza amortigua el choque de la experiencia, que un golpe equilibra el direccionalismo de otro, se implica una teología a menos que uno sepa, sienta o piense que existimos, y que sin este equilibrio, la esperanza, nuestra especie, en su mutación ciega, podría haberse extinguido como muchas otras. El doctor Torsten Gislén, en su estupenda monografía sobre los equinodermos fósiles llamada Series evolutivas hacia la muerte y la renovación, ha demostrado que, al menos en el grupo que él ha estudiado, las mutaciones han tenido valor destructivo más que superviviente. Amplificando esta tesis, es interesante pensar en los cambios de nuestra propia especie.

Se dice y se cree que no ha habido ninguno en los tiempos históricos. Sin embargo, nos preguntamos dónde puede tener lugar una mutación en el hombre. El hombre es el único animal cuyo interés y estímulo son exteriores a él. Los otros animales pueden hacer agujeros para vivir en ellos, pueden trenzar nidos o tomar posesión de árboles huecos. Algunas especies, como las abejas y arañas, se fabrican incluso hogares complicados, pero lo hacen con los fluidos y procesos de sus propios cuerpos. No dejan mucha huella en la tierra. Pero el mundo es surcado y tallado, desgarrado y volado por la mano del hombre. Su flora ha sido arrasada y cambiada, sus montañas perforadas, sus llanos cubiertos de ruinas. Y estos cambios no han sido realizados porque una habilidad técnica inherente los ha exigido, sino porque el deseo del hombre ha creado esta habilidad. El hombre fisiológico no requiere estos bienes secundarios para existir, pero el hombre completo sí. Es el único animal que vive fuera de sí mismo, cuyo estímulo son las cosas externas... propiedad, casas, dinero, ambición de poder. Vive en sus ciudades y fábricas, en su negocio, trabajo y arte. Pero al haberse proyectado a sí mismo dentro de estas complejidades externas, es ellas. Su casa, su automóvil, son una gran parte de él.

Esto está muy bien demostrado por algo que saben los médicos: que cuando un hombre pierde sus bienes, una consecuencia muy común es la impotencia sexual. Entonces, si la proyección, la preocupación del hombre yace en las cosas externas, hasta tal punto que su subjetividad es un espejo de casas, coches y ascensores, el lugar donde buscar su mutación será en la dirección de su estímulo, o dicho en otras palabras, en las cosas externas con las que trata. Y allí podemos encontrar en seguida evidencia de cambio.

La revolución industrial es una verdadera mutación, y la tendencia actual hacia el colectivismo, tanto si se atribuye a Marx o a Hitler o a Henry Ford, puede ser un cambio de la especie tan definitivo, como el alargamiento del cuello de una jirafa en desarrollo. Pues los cambios deben tener lugar en la dirección del estímulo o preocupación del género humano. Entonces, si esta tendencia a la colectivización es una mutación, no hay razón para suponer que sea para conseguir algo mejor. Una regla de la paleontología dice que los adornos y las complicaciones preceden a la extinción. Y nuestro cambio, del que las asambleas parlamentarias, las granjas colectivas, la mecanización del ejército y la producción masiva de los alimentos son evidencias e incluso síntomas, podría muy bien ser paralelo al endurecimiento del armazón de los grandes reptiles... una tendencia que sólo puede terminar en extinción.

Y si esto es cierto, nada que provenga del pensamiento podrá interferirlo. El pensamiento consciente parece tener muy poca influencia sobre la acción o dirección de nuestra especie. Existe ahora una guerra en la que nadie quiere luchar, en la que nadie puede ver una ganancia... una guerra de caminantes dormidos, que se escapa a todo control de la inteligencia. Hace algún tiempo, un Congreso de hombres honrados se negó a permitir una incautación de varios cientos de millones de dólares para alimentar a nuestro pueblo. Dijeron que la estructura económica del país se derrumbaría bajo la presión de tal dispendio. Y ahora estos mismos hombres, igualmente honrados, están asignando muchos billones de dólares a la fabricación, transporte y detonación de explosivos para proteger a la gente que no quisieron alimentar.

Esto debe ser así. Quizá todo es parte de un proceso de cambio, y éste nos dará por hechos. Nosotros hemos dejado nuestra huella en el mundo, pero en realidad no hemos hecho nada que los árboles, el hielo y la erosión, no puedan remover en poco tiempo. Es extraño, triste y de nuevo sintomático, que la mayoría de la gente cuando lean esta especulación, que es sólo especulación, piensen que es una traición a nuestra especie especular así. Porque a pesar de la abrumadora evidencia de lo contrario, el rasgo de esperanza controla todavía el futuro, y el hombre no como especie, sino como raza triunfante, se aproximará a la perfección, y finalmente, rompiendo los lazos que encadenan su libertad, subirá a las estrellas o se colocará en donde por su poder y virtud le pertenece: a la derecha del √ -1. Desde este lugar majestuoso dirigirá con la inteligencia pura orden del universo, y tal vez cuando esto ocurra — cuando nuestra especie progrese hacia su extinción, o penetre en la mente de Dios — quedarán atrás algunos grupos degenerados, como esos indios de la Baja California, que se sientan a la sombra de las rocas o permanecen inmóviles en sus piraguas. Puede que subsistan para tomar el sol, comer, morirse de frío, dormir y reproducirse. Tienen leyendas tan vagas y mágicas como el espejismo. Tal vez cuando sientan otro interés, cuando sean una raza grande y divina que vuele en cuatrimotores con bombas explosivas, Dios los llamará a su seno."