10 de maig 2015

Sant Jordi en Sanlúcar

          
    "Para vosotros, especialmente para todos vosotros; buenas personas y queridos amigos, que respiráis el aire de la lectura, de la literatura, de la cultura con letras mayúsculas, y sois capaces de hacer de ello otra razón maravillosa para vivir. 


            Porque, como alguien escribió una vez, “la cultura nos conduce, con su sutil encanto, al amor. Y es que el amor es la única respuesta” 


                        Os mando un abrazo a todos y mi deseo de corazón de que la felicidad os lleve siempre cogidos de su mano."


Francisco Jesús Galindo Sánchez
Sanlúcar de Barrameda, a 23 de Abril de 2015


MI  VIEJO AMIGO LUIS
(Un voto más de confianza a la vida).

         "Mi amigo Luis ya no ve como antes. El tiempo no perdona -decía-  los edificios se hacen viejos y nosotros también. Perdí la oportunidad de que me operaran de cataratas- me decía también- y todo por el dichoso hierro, que casi siempre lo tengo bajo mínimos. Ahora mi médico de cabecera me ha retirado la medicación, porque estoy más recuperado; yo lo noto.

          Ya no puedo distinguir con la claridad de antes a las personas que se encuentran a más de cuatro metros de mí, me doy cuenta cada día, solo veo rostros difuminados. Cuando alguien me saluda casi siempre es su voz la que me permite reconocerle, pero no me quiero operar, ahora no, me acostumbré a vivir con mis cataratas y parece que también me voy acostumbrando a verme cada día más viejo y más vulnerable.

          Aún así, me queda el consuelo de saber que soy capaz de andar, de moverme con cierta libertad sin que nadie tenga que ayudarme, quizás, en mi caso, sean mis piernas las últimas que estén sufriendo este proceso irreversible del envejecimiento... no lo sé, pero pienso seguir creyéndolo mientras mi cabeza me siga llevando por el buen camino.

          Mis hijos -me dice con la lógica que impone la realidad de la vida- nos visitan poco, un par de horas vienen a vernos a su madre y a mí los fines de semana. Tampoco son todos los fines de semana los que pueden hacerlo, pero algo es algo, y menos es nada.

          Los veo muy ocupados, y lo comprendo; también su madre lo entiende como yo, ambos fuimos jóvenes y ocupados como ellos... por ellos.

          Mas no me pesa. Solo me pesa un poco la nostalgia, por eso a veces me esfuerzo para no mirar en exceso hacia nuestro inmaduro y tierno  pasado, hacia aquellos días saludables y sacrificados. Pero pesa, muchos de mi quinta me lo han confesado ya; que la nostalgia se vuelve peligrosa, porque a veces nos acaba arrebatando hasta el hambre que sentimos de vivir.... sobre todo cuando se convive mal con ella y dejamos que nos aboque a la soledad.

          Bueno, eso dicen ellos, y también yo lo digo y asiento con la boca pequeña; pero solo para que no sospechen que  no siento lo mismo. De verdad que me resisto a creer tales extremos, y puede que sea porque aún me siento empujado por esta fuerza del entusiasmo que nunca quiso abandonarme..... quizás ésta sea parte del mismo aire que respiro, quizás su música sea la propia música de mis latidos.... no lo sé, quizás sea así.

          Y cuando el sentimiento de emoción por sus palabras comenzaba a embargarme, mi amigo Luis, mi Viejo amigo, me cogió del brazo y me confesó esto, bajando el tono ligeramente amargo de su voz hasta los límites que exige la confidencialidad:
                  
          “Si, amigo Francisco, no es el peso de la nostalgia lo que remueve y desvaría mis sentimientos, aunque sí el silencio; me pesa el silencio de mis seres más queridos”



Nuestro amigo Jesús Galindo nos hace llegar su aportación para la diada de Sant Jordi, una jornada donde la cultura y el amor van cogidos de la mano. 

Gracias, Francisco, por tus deseos. 

Un abrazo de todos los compañeros de Vespres Literaris.




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