17 de maig 2016

antonio machado en soria, crónica I

río Duero a su paso por Soria
Este fin de semana pasado realizamos nuestra tradicional salida anual, en la que hemos visitado los lugares de la tierra soriana más identificados con Antonio Machado.

En nuestra primera parada  pudimos disfrutar  de una de las joyas de la capital, el monasterio de San Juan de Duero. Hoy solo quedan en pie la iglesia y su magnífico claustro, restos de un conjunto levantado por la Orden militar de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén en la primera mitad del siglo XII entre el monte de las Ánimas, al que le dio fama Gustavo Adolfo Bécquer en una de sus leyendas, y el río Duero, a las afueras de Soria.

claustro


detalle capitel de uno de los baldaquinos de la iglesia


Tras comer, en una de sus terrazas acompañados por el rumor del río y leer la leyenda bequeriana “El monte de las ánimas”, nos dirigimos a las Tierras Altas o La Sierra, como la conocen por aquí. Situada en el norte de la provincia, es una comarca con un clima extremo,  inhóspito, azotada constantemente por un viento impenitente procedente del Moncayo,  pero de una serena belleza paisajística.



  Allá, en las tierras altas,
por donde traza el Duero 
su curva de ballesta
en torno a Soria, entre plomizos cerros
y manchas de raídos encinares,
mi corazón está vagando, en sueños...
  ¿No ves, Leonor, los álamos del río
con sus ramajes yertos?
Mira el Moncayo azul y blanco; dame
tu mano y paseemos.
Por estos campos de la tierra mía,
bordados de olivares polvorientos,
voy caminando solo,
triste, cansado, pensativo y viejo.

Antonio Machado

Nuestro destino es el núcleo de Valdelavilla, en la actualidad un centro de turismo rural. Su origen se remonta a los siglos XI-XII, cuando se repoblaron estas tierras tomadas a Almanzor. El primer documento que acredita la existencia del Concejo de Valdelavilla es una ejecutoria firmada por el rey Felipe II y data de 1550. Como muchos núcleos de las tierras altas sorianas, Valdelavilla siempre estuvo habitada por unas pocas familias.



A mediados del siglo XIX, el municipio desaparece, ya que se integra en Matasejún; y ya a mediados del siglo XX, cuando su censo era de unos 60 habitantes, sufre un rápido despoblamiento auspiciado por las expropiaciones para la repoblación forestal. En 1968 el pueblo queda abandonado.

Tras tomar posesión, Vespres Literaris,  de todo un pueblo, realizamos un divertido taller-juego de barro, en el que quedo demostrado la inventiva y creatividad de los miembros del grupo.











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