5 de juny 2016

antonio machado en soria, adenda

Juan Rejano
El company Josep M. Torras ens fa arribar material complementari al voltant de la figura d'Antonio Machado. Entre els papers, he triat  aquests records i un poema de l’escriptor exiliat cordovès Juan Rejano:

“Mis pobres huesos andaban de tumbo en tumbo por las inquietas arenas del campo de concentración de Argelès-sur-Mer, cuando una mañana con viento mistral sacudiendo chabolas y barracas me sorprendió la noticia de la muerte de Machado. No sé si la leí en un periódico o si alguien me la dio de palabra.  No sé tampoco si la recibí el mismo día 22, o al día siguiente. Lo que sí recuerdo es que la desaparición de don Antonio resonó como un golpe seco en mi corazón, como el primer golpe terrible que la España desterrada recibía. Y,  bajo esta amarga impresión, como si la muerte diera vida a los entrañables fantasmas todavía cercanos, comenzaron a desfilar por los ojos de mi alma los entumecidos campos de Castilla, los olivares andaluces, las plazuelas provinciales con su rumor de fuente y de chiquillería retozona,  los silenciosos huertos de limoneros y mirlos, el alfanje del Guadalquivir y la lengua legendaria del Duero... Todo el sensible mundo que acabábamos de perder, recreada con mágica simplicidad por el poeta.
De un diario poético del campo de concentración que entonces escribí en apuntes, nació poca después este pequeño poema:

22 de febrero

Ha muerto

Ya estoy más solo.
Lo escuché en la voz del viento.
Puedo decirlo sin lágrimas.
No puedo decirlo: ha muerto.

Tuvo una espina clavada
en el corazón. Fue bueno.
Cantó. Soñó. Un amor tuvo
y se le fue pronto. Viejo,
solo y pensativo, andaba
de noche por algún pueblo.

Amor, no puedo escribirlo
y puedo escribirte : ha muerto.

Dicen que al morir le hallaron
a España dentro del pecho.

Juan Rejano


 Juan Rejano (1903-1976), escritor, periodista y poeta, nacido en Puente Genil, se hizo poeta en el exilio mexicano.  Antes del exilio apenas si había publicado algún que otro escrito en revistas literarias como Ideales, Bética o la Revista Popular. En 1927se establece en Málaga, donde trabaja como bibliotecario de la Sociedad Económica de Amigos del País y entabla amistad con Emilio Prados, Manuel Atolaguirre y José María Hinojosa y colabora en la revista Litoral.

Durante los primeros años de la República trabaja periodista en Madrid.  Durante la Guerra Civil colabora en tareas de propaganda del bando republicano. Su compromiso le lleva , tras la contienda,  a los campos de concentración franceses y de ahí a México, donde llegó en 1939 a bordo del Sinaia.

En México se vuelca de lleno en la poesía. Memoria en llamas es el libro que da inicio a una carrera poética que alternó con el periodismo literario y la crítica.

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