30 de set. 2009

En el mes de la poesía,...


José Antonio Muñoz Rojas, poeta, Antequera 09 de octubre de 1909; 29 de septiembre de 2009.

Nada tienes que ver con la poesía.
Una cosa es poesía y otra rosa,
aunque al nombrar los pétalos, las gentes
piensen que los poetas no andan lejos.
Mas no es verdad y sí que tras los pétalos
andan los muladares, los canteros,
los hortelanos, las fecundaciones,
tus manos indudablemente bellas,
que los recogen un momento, dudan,
y los entregan a las aguas mansas.





Sólo eso: pisar, sentir la tierra
por la mañana con la fresca; que el rastrojo
cruja bajo tus pies cuando lo andas;
que tu perro te busque la caricia,
y el belfo de tu potro el verde tierno.
En la penumbra de la estancia luego,
quedarse quieto sin pensar, sintiendo
sólo el pasar del tiempo sin sentirlo.
La tarde, ya la promesa del jazmín cumplida,
no perderse un instante de su gozo.
Y en el corazón Rosa latiendo.
No fuera esto lo sumo. O demasiado.








27 de set. 2009

Mes...poesia, seis


Apogeo es un libro fruto de diez años de experiencias vitales de la autora nicaragüense (1987-1997). El libro esta lleno de sentimientos y sensaciones, de la alegría y la plenitud por la madurez conseguida; al dolor y el miedo a la muerte y la decrepitud. Mas en el poemario también hay espacio para anécdotas tan deliciosas como este poema:

EL HOMBRE Y EL UNIVERSO
Ya se guardaron las sillas y los vasos.
Las parejas se retiraron a acariciarse la mutua soledad.
«Vení» —decís—
Y me tomás la mano.
Salimos a la playa oscura
donde el cielo despliega el universo,
el Cosmos nítido y clarísimo
la mancha blancuzca de la Vía Láctea
la diagonal Cruz del Sur.
Astros tiemblan en el viento.
Jamás viera yo noche más abierta.
Tan definidos los continentes del cielo,
las constelaciones rutilantes.
Las enormes incógnitas del infinito
pendiendo en el aire delgado
de la profunda
luminosa
tiniebla.

Sobre las rocas.
Vos y yo.
Un hombre y una mujer.
Vemos desprenderse las estrellas,
el chisporroteo fugaz de los meteoros.


Pedir un deseo resultaría trivial.
Contemplo solamente el misterio
expuesto allí
a boca de jarro.
Me inclino para tocar
la fosforecencía del agua.
Hace frío
y de pronto,
veo que te pones de pie sobre la piedra,
adivino el gesto conocido.
Sonrío al escuchar
ruido de manantial sobre la arena.

En un instante
la inmensidad reduce sus contornos,
lo infinito del cosmos,
lo ignoto, la danza de los astros
se torna familiar y acogedora,

A través de tus piernas
el arco de líquido ámbar
no es menos que la curva espacial
que surcan los astros errantes.

Estamos sin duda aquí.
Somos parte de cuánta belleza.

Con todo derecho
te orinás frente al universo.


Gioconda Belli
Visor, páginas 81-82

23 de set. 2009

Mes...poesia, cinco




La obra del mes, Apogeo , es, según Gioconda Belli, su autora, "un canto al cenit, al apogeo en la vida de las mujeres". Y la plenitud en las mujeres es “ese momento fundamental de la existencia donde la integridad y la belleza física, coexisten con la sabiduría y la madurez del intelecto”. Estas reflexiones de la autora, vertidas en la nota que antecede al poemario que estamos leyendo, me han recordado un poema de Percy Bysche Shelley, el poeta y escritor romántico inglés :


El día es más sereno y más solemne
cuando llega la tarde. Y hay un orden
en Otoño y un lustre en su horizonte
que el estío prohíbe al ojo humano
hasta hacernos creer que es imposible.
Así pues, deja que tu fuerza
-talla naturaleza, cuando joven-
provea a mi existencia venidera
de sosiego, a mí que te venero
con cuantas formas te contienen,
a mí, hermoso Espíritu, a quien diste
el temor de sí mismo y amor al ser humano.

Percy Bysche Shelley (1792-1822)

20 de set. 2009

Mes...poesia, cuatro



¿Cómo leer un poema? Joan Margarit, premio nacional de poesía 2008 opina :



"Preguntarse para qué sirve la poesía es formular a la vez dos preguntas: para qué les sirve a los lectores la que el poeta escribe, y de qué le sirve a él escribirla. Sin embargo, pienso que la respuesta es única. El poeta necesita escribir poesía por la misma razón que el lector necesita leerla y el conjunto poeta-poema-lector es lo que la define: si falla uno de los tres, la poesía no existe.
El poema es una especie de partitura, abierta por tanto a muchas interpretaciones posibles: si es tan cerrada que sólo permite una interpretación, significará que no se leerá más que una vez y se olvidará. Continuando con el símil musical, el lector no es el equivalente a la persona que escucha un concierto, sino que el lector es el músico que interpreta esa partitura. El instrumento del lector es su sensibilidad, su cultura, sus sentimientos, su estado de ánimo, sus frustraciones, sus miedos, su pasado... Todo esto conforma un instrumento riquísimo de matices y posibilidades con el que el lector hace cada vez una interpretación del poema, una lectura diferente cada vez, como diferente cada vez son las lecturas que hacen distintos lectores del mismo poema. (…)
La comparación entre poesía y música revela muchos puntos de contacto y eso facilita todavía más la utilización del símil musical para entender mejor lo que es la poesía. Por ejemplo, en el poema importa la disonancia, aquello que espera ser resuelto más adelante. Es como una alusión que se deja que interprete el lector. Un poema, como una pieza musical, son una serie de efectos dinámicos que convergen hacia un lugar de reposo, porque también en un poema hay centros hacia los cuales tienen que converger los significados. La melodía, en fin, serían las partes del poema que inducen al lector a percibir una cierta intensidad, y es lo más difícil de enseñar a componer si no se tiene un don innato para ser compositor o poeta.
La persona que lee un poema lo interpreta con un instrumento tan afinado que nadie lo puede manejar mejor que ella misma y, para servirse de él, no le hace falta más preparación que la propia necesidad y decisión de hacerlo. Es un instrumento que cualquier vida ha obligado a dominar a quien la ha vivido. Ni de nadie en condiciones de miseria cultural extrema se puede decir que, en una determinada circunstancia, no sería capaz de sacar partido de un buen poema. Las historias de tiempos difíciles: guerras, revoluciones —pienso en los gulags rusos— han dado un abundante testimonio de ello.


Joan Margarit
Nuevas cartas a un joven poeta

Barril Barral editores, 2009
páginas 33-37

17 de set. 2009

Mes...poesia, tres





En 1936 Antonio Machado publicó el libro “Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo”. El libro es una colección de ensayos que recogen las ideas y los pensamientos del poeta a través de sus dos apócrifos: el maestro Juan de Mairena y el maestro de éste Abel Martín. Antonio Machado era un empedernido lector de filosofía y admirador de los grandes pensadores, más que de poesía; en este fragmento que os ofrecemos, Juan de Mairena les muestra a sus alumnos la diferencia esencial lógica y poética:

“Sólo en sus momentos perezosos puede un poeta dedicarse a interpretar los sueños y a rebuscar en ellos elementos que utilizar en sus poemas. La oniroscopia no ha producido hasta la fecha nada importante. Los poemas de nuestra vigilia, aun los menos logrados, son más originales y más bellos y, a las veces, más disparatados que los de nuestros sueños. Os lo dice quién pasó muchos años de su vida pensando lo contrario. Pero de sabios es mudar de consejo.
Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son; aun más abiertos para verlas otras de lo que son; más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son. Yo os aconsejo la visión vigilante, porque vuestra misión es ver e imaginar despiertos, y que no pidáis al sueño sino reposo.

¡Esta gran placentería
de ruiseñores que cantan!...
Ninguna voz es la mía.

Así cantaba un poeta para quien el mundo comenzaba a adquirir una magia nueva. "La gracia de esos ruiseñores —solía decir— consiste en que ellos cantan sus amores, y de ningún modo los nuestros." Por muy de Perogrullo que parezca esta afirmación, ella encierra toda una metafísica que es, a su vez, una poética nueva. ¿Nueva? Ciertamente, tan nueva como el mundo. Porque el mundo es lo nuevo por excelencia, lo que el poeta inventa, descubre a cada momento, aunque no siempre, como muchos piensan, descubriéndose a sí mismo. El pensamiento poético, que quiere ser creador, no realiza ecuaciones, sino diferencias esenciales, irreductibles; sólo en contacto con lo otro, real o aparente, puede ser fecundo. Al pensamiento lógico o matemático, que es pensamiento homogeneizador, a última hora pensar de la nada, se opone el pensamiento poético, esencialmente heterogeneizador. Perdonadme estos terminachos de formación erudita, porque en algo se ha de conocer que estamos en clase, y porque no hay cátedra sin un poco de pedantería. “



Antonio Machado

Juan de Mairena I

Losada, 1969

Páginas 65-66

16 de set. 2009

Mes...poesia, dos






El poeta de la generación del 27. Pedro Salinas (1891- 1951) dictó a lo largo de la primavera de 1937, y en la cátedra Turnbull de poesía de la universidad Johns Hopkins, en Baltimore; una serie de conferencias que eran el fruto de sus muchos años de lecturas y reflexiones entorno a la larga tradición de la poesía española. Salinas consideraba que estas conferencias se podían agrupar ( y así lo hizo cuando la misma universidad los publico) en un tema central que les daba unidad , y éste era: “La realidad y el poeta en la poesía española". En el preámbulo a estos ensayos, reflexiona el autor de “La voz a ti debida”:




“El poeta nace en un mundo ya hecho, en medio de una realidad que se le entrega y que se le impone. Si a cada poeta se le diera el mundo en estado maleable, lo moldearía él a su modo y no podríamos siquiera tener la certeza de que a la primavera seguiría el verano. Pero, por fortuna, el mundo ya está hecho. Y sin embargo, al mismo tiempo, está siempre por hacer. El objetivo del poeta es la creación de una nueva realidad dentro de la vieja. ¿Cómo podrán estos dos mundos aproximarse, unirse, llegar a un común acuerdo? Por una parte, un mundo magnífico, el mundo material, resplandeciente en su majestad de sol y montaña, con la delicadeza de la concha o de la libélula, el mundo en que señorea la realidad externa. Por otra, una chispa llena de misterio y anhelo, centelleando en la mente del poeta, queriendo servirse de la realidad exterior como trampolín que la proyecte hacia su otra realidad interna. Para mí, la poesía no es sino la suma de relaciones entre esta realidad psicológica e insólita del alma poética (tan excepcional y clarividente) y la realidad externa; común y corriente, la realidad del mundo exterior, y así, para mí, lo primero que caracteriza a un poeta es su manera de percibir la realidad, de acordar la suya con la de fuera, en suma, su actitud hacia el mundo que desde el nacimiento le rodea.
La realidad es indispensable al poeta, pero en sí sola no es suficiente. Lo real es crudo. El mundo es una posibilidad, pero es incompleto y perfectible. Keats, en una carta, al hablar de la hermosura de una mañana que le tienta a uno a malgastarla ociosamente, escribe: «La mañana tenía razón». Y Guillen dice: «El mundo está bien hecho». ¿Qué quiere decir esto? Simplemente, que el poeta tiene que revisar, confirmar y aprobar la realidad. Y el poeta la confirma o recrea por medio de la palabra, con sólo ponerla en palabras. El don del poeta consiste en nombrar las realidades cabalmente, en sacarlas de la enorme masa del anonimato. El primer poeta que cantó a la rosa, al bautizarla, al darle nombre, le dio una nueva vida. La lengua misma es poesía. Y, por tanto, el poeta es el que mejor uso hace de la lengua, el que utiliza en su mayor plenitud el poder de dar vida a lo anónimo, de dar a la realidad cruda e indistinta una realidad poética y singular. Es erróneo decir que el poeta no vive en la realidad: vive en ella más que nadie, más que el banquero o el médico. Le duele más porque él es particularmente sensible a ella. El poeta se nutre de realidad, lo mismo que el cuerpo humano de aire: el hombre respira el aire, no podría vivir sin él, y lo mismo le pasa al poeta con la realidad. Se trata aquí de dos realidades existentes: ¿En qué forma operan? El poeta absorbe la realidad, pero, al absorberla, reacciona contra ella; lo mismo que el aire se exhala después de pasar por una transformación química en los pulmones, la realidad vuelve también al mundo transformada, en parte, por la operación poética. La poesía siempre opera sobre la realidad. El poeta se coloca ante la realidad lo mismo que un cuerpo humano ante la luz, para crear otra cosa: una sombra. La sombra es el resultado de la interposición entre la luz y otra sustancia. El poeta añade sombras al mundo, sombras claras y luminosas, como luces nuevas. Toda poesía opera sobre una realidad para crear otra. No puede operar en el vacío. De modo que la forma en que el poeta se coloca, se interpone entre la luz radiante de la vida y la vida misma, determinará su peculiar manera de ser, su calidad, es decir, la personalidad de su sombra. Nada está completo sin su sombra. "
Pedro Salinas
Ensayos completos
Taurus, 1983
Páginas 190-191

13 de set. 2009

Mes... poesia

Iniciamos un mes de Vespres Literaris dedicado a la poesía: nuestra autora del mes, Gioconda Belli y su poemario Apogeo, la inauguración del curso, el próximo viernes 18, con una jornada dedicada a la música y la poesía o, el mismo día, Emiliano Valdeolivas nos ofrece su Cantología de la Poesía Española.

Para celebrar y gozar de la voz y la musicalidad de los poetas, os invitamos el próximo viernes, 18 de septiembre y a las 20.30 horas, al Centro Cívico de Montflorit . Podreís escuchar poesía, música, actuaciones sorpresa..., pero también podreís decirla, recitarla, cantarla o comprarla, gracias a la colaboración de la libreria l'Aranya.
Aquellos que lo deseen, pueden, asimismo, disfrutar de una cena, como no, poética, por 15 euros.

Asimismo, con motivo de este mes poético en Vespres, vamos a dedicar una serie de artículos a conocer que han escrito o dicho los poetas sobre qué es eso de la poesía y su creación.

Entre 1903 y 1908, Rainer Maria Rilke escribe una serie de cartas a un joven poeta, cadete en la escuela militar austrohúngara, Franz Xaver Kipper. El epistolario, publicado en 1929 bajo el título Cartas a un joven poeta, son una muestra del pensamiento de Rilke sobre el arte de crear y escribir poesía. Así, en una de sus primeras cartas, le dice al joven poeta:

"Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo. "

Rainer Maria Rilke

Cartas a un joven poeta

1929

Xarxes



Vespres Literaris ha visitado hoy la exposición “xarxes, els primers intercanvis fa 6.000 anys”; una exposición patrocinada por el Museo de Gavà y el Museo de Historia de Sabadell. La exposición, sin ser extensa, es excepcional porque recoge un conjunto de piezas y materiales de época neolítica, de una veintena de museos catalanes, seleccionados bajo la óptica de los intercambios de larga distancia.


La exposición es itinerante y el próximo año llegará a nuestra ciudad.

De la mano de una de las documentalistas de la exposición, Mónica Oliva y de la compañera de Vespres Literaris, Mercé Adán, - que ha colaborado en la preparación y montaje de la exposición- hemos admirado las muestras de variscita de las minas de Gavà, los nódulos de silex de la Provenza francesa, las hachas de piedra pulida de origen alpino o los fragmentos de cuchillos de obsidiana procedentes del Mediterráneo Central. Todos estos objetos, procedentes de tan dispares lugares, demuestran que durante el neolítico vallesano- uno de los más ricos de Europa- se conformo toda una red de intercambios y relaciones sociales que, ya en aquella época, eran intensos y frecuentes entre zonas tan distantes entre sí como el Vallès, la Provenza francesa , el norte de Italia o las islas del Mediterráneo Central.


Frente a una visión tradicional de la prehistoria de mundos cerrados y autosuficientes, se abre paso la certeza de que las gentes del neolítico practicaban, en intensidad y fluidez, múltiples intercambios de objetos, técnicas e ideas; y que éstas se adaptaban, perfeccionaban e imitaban. Todo ello, a pesar de barreras tan imponentes como el mar o los Pirineos, hoy consideradas "fronteras naturales" y que en época neolítica fueron cualquier cosa menos fronteras.