31 d’ag. 2010

De literatura ecuatoguineana


Donato Ndongo-Bidyogo, Niefang 1950, es un escritor y periodista ecuatoguineano. Poeta, novelista y ensayista, colabora en diversos medios de comunicación y es autor de una antología de la literatura guineana – de 1984- en cuya introducción, Ndongo enmarca el fenómeno de la literatura guineana escrita en español. Enlazamos, por su interés para conocer una literatura tan ignorada, la citada antología:
 
 
Asimismo, podemos leer en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes la tesis de doctorado de Jorge  A. Salvo:
 
 
Y un poema: “Cántico”, de Donato Ndongo-Bidyogo:
Yo no quiero ser poeta
para cantar a África.
Yo no quiero ser poeta
para glosar lo negro.
Yo no quiero ser poeta así.

El poeta no es cantor de bellezas.
El poeta no luce la brillante piel negra.
El poeta, este poeta no tiene voz
para andares ondulantes de hermosas damas
de pelos rizados y caderas redondas.

El poeta llora su tierra
inmensa y pequeña
dura y frágil
luminosa y oscura
rica y pobre.

Este poeta tiene su mano atada
a las cadenas que atan a su gente.
Este poeta no siente nostalgia
de glorias pasadas.
Yo no canto al sexo exultante
que huele a jardín de rosas.
Yo no adoro labios gruesos
que saben a mango fresco.

Yo pienso en la mujer encorvada
bajo su cesto cargado de leña
con un niño chupando la teta vacía.
Yo describo la triste historia
de un mundo poblado de blancos
negros
rojos y
amarillos
que saltan de charca en charca
sin hablarse ni mirarse.

El poeta llora a los muertos
que matan manos negras
en nombre de la Negritud.
Yo canto con mi pueblo
una vida pasada bajo el cacaotero
para que ellos merienden cho-co-la-te.

Si su pueblo está triste,
el poeta está triste.
Yo no soy poeta por voluntad divina.
El poeta es poeta por voluntad humana.

Yo no quiero la poesía
que sólo deleita los oídos de los poetas.
Yo no quiero la poesía
que se lee en noches de vino tinto
y mujeres embelesadas.

Poesía, sí.
Poetas, sí.
Pero que sepan lo que es el hombre
y por qué sufre el hombre
y por qué gime el hombre.

1974

30 d’ag. 2010

Un poeta en Guinea


León Felipe (Tábara, Zamora, 1884. México, 1968), hijo de una familia acomodada (su padre era notario) se licenció en farmacia y pasó una juventud bohemía en diversas compañías de teatro de toda España. En 1919, tras su fracaso matrimonial con una peruana celebrado en Barcelona, se instala en Madrid, donde inicia una carrera literaria, con nulo éxito y muchas estrecheces. Acuciado por el hambre, consigue, el 12 de julio de 1920,  ser nombrado funcionario de los hospitales de Guinea, con las funciones de Administrador Depositario del Hospital de San Carlos (actual Luba). Parte en el vapor correo “Ciudad de Cádiz”, llegando a Santa Isabel el 23 de septiembre de 1920. Como las cosas eran muy diferentes en la colonia, no se respeta el destino concedido por la metrópoli, y es desinado inmediatamente al Hospital del islote de Elobey (en la desembocadura del río Muni) con el cargo de director interino del hospital.
Tras pasar dos años en la isla, el 22 de septiembre de 1922 pide su licencia y el pasaje para regresar a la Península, a la que llega el 12 de octubre de 1922.
 De aquellas experiencias, el poeta nos ha dejado el poema “Escuela”, escrito en los días finales de su estancia en la colonia:

He dormido muchas noches, años, en el África Central,
allá en el golfo de Guinea, en la desembocadura del Muni,
acordando el latido de mi sangre
con el golpe seco, monótono y tenaz
del tambor prehistórico africano
de tribus indomables...
He visto a un negro desnudo
recibir cien azotes con correas de plomo
por haber robado un viejo sombrero de copa
en la factoría del Holandés.
Vi parir a una mujer
y vi parir a una gata...
y parió mejor la gata;
vi morir a un asno
y vi morir a un capitán...
y el asno murió mejor que el capitán.
Y ese niño, ¿por qué ha llorado toda la noche ese niño?
No es un niño, es un mono -me dijeron.
Y todos se rieron de mí.
Yo fui a comprobarlo
y era un mono pequeño en efecto,
pero lloraba igual que un niño,
más desgarrada y dolorosamente que todos los niños
que yo había oído llorar en el mundo.
El Sargento me explicó:
-Anoche en el bosque matamos al padre y a la madre,
y nos trajimos al monito.
¡¡Cómo lloraba el monito!!


León Felipe

Poesía de León Felipe:

Versos y oraciones del caminante, 1920
Versos y oraciones del caminante, 1929
Drop a Star, 1933
La insignia, 1936
El payaso de las bofetadas y el pescador de caña, 1938
El hacha, 1939
Español del éxodo y del llanto, 1939
El gran responsable, 1940
El poeta prometeico, 1942
Ganarás la luz, 1943
Parábola y poesía, 1944
Antología rota,  1947
España e hispanidad, 1947
Llamadme publicano (1950).
El ciervo y otros poemas (1954).
Belleza cruel, 1958
¡Oh, este viejo y roto violín!, 1968

Y, para finalizar, una de las poesías más conocidas del poeta zamorano:

    COMO TÚ...

Así es mi vida,
piedra,
como tú. Como tú,
piedra pequeña;
como tú,
piedra ligera;
como tú,
canto que ruedas
por las calzadas
y por las veredas;
como tú,
guijarro humilde de las carreteras;
como tú,
que en días de tormenta
te hundes
en el cieno de la tierra
y luego
centelleas
bajo los cascos
y bajo las ruedas;
como tú, que no has servido
para ser ni piedra
de una lonja,
ni piedra de una audiencia,
ni piedra de un palacio,
ni piedra de una iglesia;
como tú,
piedra aventurera;
como tú,
que tal vez estás hecha
sólo para una honda,
piedra pequeña
y
ligera...

 León Felipe

26 d’ag. 2010

Guinea, el sueño colonial (1ª)

Guinea, el sueño colonial  es un documental emitido el siete de agosto de 2007 dentro del programa Crónicas,  en la segunda cadena de TVE.
Realizado por Ignacio Sánchez ,a partir del guión de Carmen Corredor.  Imagen de  José María Ballano y sonido de José Antonio Losana.


25 d’ag. 2010

Guinea, la economía de la colonia

okume guineano
Hacia 1850 se empezaron a desarrollar las plantaciones de cacao en la isla de Santa Isabel siguiendo el ejemplo del modelo de producción de los portugueses en la isla de Sao Tomé. El incremento de la demanda internacional de cacao, a finales del siglo XIX , llevo al gobierno español a aumentar las inversiones en las plantaciones guineanas. La población, bubi en su mayoría, fue forzada a vender sus tierras, a abandonarlas o a cambiar las fértiles tierras de las que vivían por otras menos productivas. Las compañías españolas explotaban las grandes plantaciones, mientras los fernandinos y los esclavos liberados debían conformarse con las peores. Desde los inicios de la producción intensiva de cacao, el problema de la falta de mano de obra fue apremiante para los colonos. La mayoría de los trabajadores “contratados” procedían de Liberia y Nigeria debido a la falta de brazos entre los bubi de la isla y los fang del continente, diezmados por las enfermedades, los enfrentamientos armados  y la drástica desaparción de sus medios tradicionales de subsistencia.

Además del cacao, se producía café y alguna que otra  pequeña explotación ganadera. En el continente no empieza la explotación de las tierras hasta bien entrado el siglo XX. La producción dominante fue el café, el cacao y el aceite de palma, aunque en mucha menor medida que en la isla por la pobreza del terreno y la falta endémica de mano de obra. Por contrapartida, se explotaron en abundancia materias primas sin elaborar, especialmente la madera. El los largos  años de la colonia, la mayoría de las poblaciones rurales continuaron estancadas sino en franco retroceso, dentro de una economía de supervivencia y sin recibir ningún beneficio de la economía colonial que revertía ,totalmente,  en los colonos y la metrópoli.

A mediados de los años cincuenta del siglo pasado se producían en Guinea más de 18.000 toneladas de cacao y unas 6.000 de café. Además de estos productos, que se enviaban casi en su totalidad a España, la metrópoli absorbía entre 60.000 y 80.000 toneladas anuales de madera, con especial interés por el okume que se utilizaba para la fabricación de tableros contrachapados. La explotación de la colonia era intensiva y muy rentable.

La población negra de Guinea se elevaba a 166.000 personas y había 3.832 blancos censados. La mayoría (2.330) vivían en Fernando Poo y el resto en la Guinea continental. Casi todos (3.499) eran de nacionalidad española, de los cuales 2.444 eran hombres y 1.055 mujeres. Además vivían allí 205 portugueses, 66 libaneses, 34 alemanes, 9 indios, 7 ingleses, 6 italianos, un belga, un francés y un canadiense. Las explotaciones madereras eran tan rentables que las empresas habían instalado unos 250 kilómetros de vías de ferrocarril (desaparecidas en su totalidad hoy en día), para sacar los troncos del interior hacia la costa
En 1951 se subastaron grandes extensiones para la explotación forestal, con el objetivo de alcanzar una producción anual de 125.000 toneladas de madera. Durante la primera mitad del siglo crece continuamente la producción de madera en Guinea. En 1930 se lograron 31.802 toneladas de okume y 22 de otras especies, en 1935 se llegó a las 89.118 toneladas de okume y 6.707 de otras especies.

23 d’ag. 2010

Guinea, los actores: la metrópoli

La casa verde, 1945


En 1904 se organiza administrativamente la colonia, definida desde un punto de vista jurídico como un patronato. A efectos legales, los nativos son considerados como menores de edad hasta 1938, cuando se permite la figura de los "emancipados" entre los guineanos que han logrado cierto nivel cultural y han demostrado su sumisión a las autoridades coloniales. El resto eran, simplemente, "indígenas".
En los primeros años del siglo se crean las plantaciones de cacao en la isla y comienza la explotación maderera en la parte continental. Durante la dictadura de Primo de Rivera se emprenden en Guinea una serie de obras de cierta importancia. Se realiza el trazado de las principales vías terrestres de la isla y zona continental, se abren caminos y se construyen algunas carreteras; y no es hasta 1924 que no se establecen los servicios esenciales del régimen colonial.
La República no muestra ningún interés por las colonias africanas (a no ser como lugar de destierro) y los guineanos, tratados como esclavos por los colonos, sufren igual que con otros regímenes políticos.
Al estallar la Guerra Civil los gobernantes de la colonia muestran su fidelidad al Gobierno constitucional, pero pocos meses después del inicio de la contienda, una expedición de barcos franquistas enviada desde Canarias toman Fernando Poo y Río Muni sin encontrar apenas resistencia.
En enero de 1948 llega a Santa Isabel la primera visita ministerial del Gobierno de España. En 1954 surgen los primeros conflictos. La Guardia Civil hizo desaparecer al independentista Acacio Mañé Elá. Más tarde, otro dirigente  político, Enrique Nvó, muere en  Camerún, donde  se  había exiliado,  en extrañas circunstancias. Ambos dirigentes habían  fundado la Cruzada Nacional de Liberación, movimiento proindependentista.
Al ingresar España en las Naciones Unidas- en 1955- se ve obligada a aceptar el principio de autodeterminación a los pueblos colonizados; y una resolución de la ONU en 1957, invita a España a descolonizar Guinea. El Gobierno de Madrid maniobra entonces declarando provincias españolas a sus posesiones en el África ecuatorial el 30 de julio da 1959, pero el movimiento independentista ya es imparable. En 1968 se proclama la independencia.

"Discurso del representante de S.E. el Jefe del Estado español en los actos de proclamación oficial de la independencia de la República de Guinea Ecuatorial.Ministro de Información y Turismo, encargado de Asuntos Exteriores, Don Manuel Fraga Iribarne ante S. E. el Presidente de la República, Don Francisco Macías. Salón del Trono del Palacio Presidencial en Santa Isabel de Fernando Poo, 12 de octubre de 1968 

Señor Presidente de la República, excelentísimos señores, dignísimos representantes del querido pueblo guineano, pueblo al que también conozco y al que, a través vuestro,  igualmente me dirijo (…)
Desde el primer momento de su presencia en estas tierras, España estableció las primeras escuelas y nuestros misioneros difundieron entre vosotros la doctrina redentora del Cristianismo, que proporciona a los que la siguen no solamente una enorme fuerza moral, sino también la posibilidad de entrar en un ámbito de ideas y de conceptos que hacen más fácil el acceso al mundo de la civilización cultural y técnica. Fue esa, como os digo, la primera etapa -etapa fundacional y trascendental- de la presencia de España en Guinea. Al pasarse a la etapa provincial y luego a la regional en régimen de autonomía, esta labor se aceleró y amplió a un ritmo considerable. La lucha contra las enfermedades tropicales y contra aquellas que tienen su origen en las carencias alimenticias ha registrado aquí triunfos importantes y algunos de ellos decisivos. La expectativa de vida de los guineanos se ha visto aumentada de manera notable y, sobre todo, se ha podido yugular el fantasma de la mortalidad infantil, la más dolorosa de todas, porque mata en flor las esperanzas y el futuro de un pueblo.
De las primitivas escuelas primarias se pasó a los establecimientos actuales, a los institutos, a las escuelas técnicas, a los centros laborales, a las becas y facilidades para poder estudiar en la península carreras universitarias. Podéis contar así en el momento de vuestra independencia con unos cuadros intermedios y superiores, sobre los que pueden basarse las ampliaciones futuras y necesarias.
Al mismo tiempo, España procuraba ir fomentando poco a poco la riqueza de este país para que sus habitantes tuviesen cada vez más ampliamente asegurada su vida material. La renta per cápita de Guinea puede compararse más que honorablemente con la mayoría de las que existían en los otros países en el momento de llegar a la independencia.(…)
Una permanente característica de la historia de España y de todas las naciones hispánicas ha sido el de su entendimiento de las diferencias étnicas como factores de variedad que no podían de ningún modo romper la unidad esencial del género humano, creado todo él a imagen y semejanza del mismo Dios. Esta concepción se afianza ya en la prehistoria española, tal vez por tratarse -como se dijo- de un lugar natural para el choque y el sedimento de las civilizaciones, consolidándose cuando el Cristianismo reitera esta inclinación y cuando los teólogos y los reyes se apresuran a reconocer la plena y total humanidad de los indígenas americanos a los que, en otras latitudes, se perseguía a sangre y fuego de acuerdo con el bárbaro lema de que "el mejor indio es el indio muerto". Historiadores tan imparciales como Toynbee han proclamado que el mestizaje constituye la mayor gloria aportada por España a la creación de una nueva Humanidad, en la que un filósofo como el mejicano José Vasconcelos ha podido hablar de la "raza cósmica" que nace en las regiones cálidas, una vez que la tendencia de la civilización se orienta hacia los países donde reina el sol. En una hora de lamentables conflictos raciales, por desgracia de múltiples signos, España y Guinea Ecuatorial podrían alzar juntas la bandera de la armonía entre las razas y convocar a un gran congreso mundial colocado bajo este lema a fin de lograr que predomine una comprensión del hombre como portador de valores eternos que nada tienen que ver con la pigmentación de su piel.
España, como es notorio, se ha portado bien. España, al daros la independencia, no sólo ha esquivado la fácil tentación de ofrecerla previamente a un solo hombre o un solo grupo, sino que ha querido darla limpia y sin reservas, sin servidumbres de ningún tipo. A diferencia de lo que con tantos países nuevos ha ocurrido, nada os ha sido impuesto de antemano. No hay condiciones, no hemos puesto a vuestra independencia el más pequeño marco. La libertad de vuestros destinos ha sido reconocida, no arrancada. Vuestra forma política, vosotros la habéis libremente votado. Vuestros conductores, vosotros los habéis libremente elegido. Guinea Ecuatorial tiene las manos libres."

20 d’ag. 2010

Guinea, los actores: colonos


La ocupación y explotación de un territorio siempre se sustenta en un “derecho” que el ocupante se da y legitima:


“Para los colonialistas europeos, la relevancia del derecho se fundaba en su doble carácter instrumental, como medio de control social y como vía de expansión cultural. El derecho se situaba en la encrucijada entre los principales objetivos de la colonización, que incluía tanto la explotación y rentabilidad económicas, como el control y el orden social, pasando por una auto-adjudicada misión de civilización. (…)
Lo que surgió de este proceso fue un orden jurídico caracterizado por una profunda ambigüedad, que estribaba en el contraste entre la explícita intención expansiva del derecho metropolitano, y el hecho de que éste nunca regiría plenamente en las colonias, pues siempre se trató de un ordenamiento especial. La distinción, impregnada de criterios raciales, entre europeos e indígenas, se convirtió en elemento constitutivo del proyecto colonial: mientras a los primeros afectaba la ley metropolitana como ciudadanos de un estado europeo, los segundos sólo podían considerarse súbditos sin derechos individuales. Todo ello se sustentaba en la percepción de los africanos como sujetos esencialmente "tribales", pertenecientes a comunidades territorial, lingüística y culturalmente diferenciadas, gobernadas por jefes y donde la libertad del individuo se supeditaba siempre a las necesidades del grupo. (…) 
El acceso y uso de la tierra constituye uno de los escenarios fundamentales de la explotación y la tensión coloniales en África. El colonialismo de finales del siglo XIX se caracterizó precisamente por las peculiares relaciones que estableció con el territorio: frente al imperialismo comercial de la era liberal, se buscaba la ocupación territorial efectiva. Uno de los principales objetivos de esta ocupación era el control directo de las fuentes de producción, en este momento mayoritariamente agrícolas, lo que los europeos consideraron entonces como la puesta en valor del continente.La idea de que gran parte de África era tierra de nadie, o que los indígenas estaban desaprovechando su potencial productivo, se convirtió en uno de los discursos más frecuentes con que se legitimó la invasión europea.(…) En este contexto, la mayoría de las potencias coloniales, entre ellas España, declararon todo el territorio como propiedad del estado, aun antes de tener el control militar y administrativo efectivo. El siguiente paso era la concesión a particulares de terrenos más o menos extensos para la extracción o el cultivo de productos dirigidos a los mercados metropolitanos e internacionales.”
 (extraído del estudio: “Colonia, derecho y territorio en el Golfo de Guinea. Tensiones del colonialismo español en el siglo XX, de Alicia Campos Serrano)  


Y, al final, se lo creen y todo:

Señoras y Señores: 
Entre los temas apasionantes que pueda haber en el mundo, no me parece que deba considerarse como el menor de ellos el que da motivo a una obra de colonización, porque el que coloniza, si coloniza con el alma limpia, el corazón puro y el ánimo desprendido, siéntese a la vez un poco creador y un poco maestro, y como la labor de crear es la que más nos aproxima al Creador de todo, que es Dios mismo, y el mismo Dios fue el Maestro por excelencia , (…)
Supongo yo que, por las palabras y los conceptos que hasta ahora llevo expresados, los que me hacen el honor de estarme escuchando se habrán dado cuenta de que cuando yo empleo la palabra colonización quiero hablar de la colonización en cuanto a su aspecto social y moral; es decir, en cuanto a la influencia ética que el pueblo colonizador ha de ejercer sobre el colonizado. Estoy hablando, o más bien, quiero hablar, de lo que -para darle un nombre- pudiéramos llamar «colonización sociológica»; forma de la colonización que se podría enunciar diciendo: «Doctrina y método que ha de seguir el colonizador para civilizar al colonizado, entendiéndose por civilizar, elevar el nivel cultural, social y moral del que se civiliza». (…)
Puesto que España es católica, y, por serlo, concede valor excepcional y primordial a los valores religiosos, quizá la primera pregunta que debiéramos hacernos al colocarnos con la imaginación delante del indígena, es el concepto que de él tenemos desde el punto de vista religioso, pero precisamente porque somos católicos, la pregunta es innecesaria, porque un católico no puede pensar de otro hombre, sea de la religión que sea, nada más que una cosa misma : que es un hijo de Dios más, y que como a tal hay que mirarle.
Dejada, pues, esta pregunta aparte, creo yo que la más importante y la más decisiva que podemos hacernos es aquella que se refiera al concepto jurídico que nosotros tenemos del pueblo indígena y, por consecuencia, la situación jurídica del mismo.
El primer punto a tratar cuando se quiere encauzar jurídicamente una colonización, es saber qué se piensa de la psicología y de la mentalidad indígena. La cuestión es así: ¿piensa un indígena de nuestro territorio igual que nosotros? ¿Tiene los mismos conceptos de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo noble y lo desleal?
Si la contestación es afirmativa, el procedimiento a seguir es extraordinariamente sencillo, porque todo consiste en aplicar al indígena las mismas reglas, las mismas normas y los mismos conceptos que se aplican a los ciudadanos de la nación colonizadora y, claro está, que de esta manera, el trabajo del legislador colonial se ha reducido a la nada porque la legislación se la darán hecha desde la metrópoli. Pero lo que pasa es que no hay nadie que se atreva a contestar afirmativamente a estas preguntas, primero y principalmente, porque su conciencia le dice a gritos y a todas horas que no son ciertas, y segundo—y esto es lo más grave—, porque si son ciertas y si el indígena es exactamente igual en su psicología y en su mentalidad al habitante de un país civilizado, ¿quieren ustedes decirme qué pinta en la colonia el colonizador  ¿ Por qué va a mandar a los que, por hipótesis, son tan capaces como él para el mando? Y si no va a mandar, y sí solamente a dar un consejo y a ofrecer una enseñanza, ¿ se los han pedido acaso ? Porque si no se los han pedido, y todos sabemos perfectamente que no se los han pedido, ¿a santo de qué se mete donde nadie le llama?
No puede ser. Contestar afirmativamente a las preguntas anteriores nos lleva inevitablemente a la consecuencia de que en las colonias sobran los colonizadores, y que hay que dejar al indígena que haga lo que le venga en gana. Pero esto sería otro disparate mayúsculo porque el indígena no es capaz de orientarse por sí mismo en este terrible y complicado mundo de la civilización, ni puede navegar por su cuenta en ese mar turbulento y alborotado de las naciones que a sí mismas se llaman cultas y sapientísimas. No puede ser,  no hay ningún pueblo colonizable que tenga tras sí el legado inmenso de la civilización europea. (…)
No puede ser ; el indígena no piensa ni siente como nosotros, y, ni que decir tiene, que no sabe lo que nosotros sabemos, luego ponerle en igualdad de condiciones con el elemento hombre procedente de un país civilizado, no es hacerle un beneficio —aunque parezca que se le otorga un honor—, sino dejarle indefenso en una lucha, la de la existencia, en la que irremisiblemente va a perecer.
Porque la realidad es que el indígena es menor de edad, porque tiene mucho de infantil en su modo de sentir y en su manera de proceder, y, por eso mismo, es preciso tratarle con el mismo exquisito cuidado con que se trata al niño. Otorgad a un indígena la plena posesión de su capacidad jurídica, y habréis dado el primer paso y el más decisivo para hacer de él un esclavo. (sic) 
A Dios gracias, porque en El nos fundamos, nuestra colonización de Guinea no se parece a esto en nada, y aunque en la práctica tiene facetas similares a las de otras colonizaciones, la doctrina que la sustenta y el fin que persigue son fundamentalmente no ya distintos, sino opuestos. «A priori» los españoles pensamos que el indígena, que es un hermano nuestro, porque del mismo barro nos hizo Dios a todos, no es por eso nuestro igual, sino que está en condiciones de inferioridad con respecto a nosotros, y puesto que lo está, y puesto que es nuestro hermano, tiene derecho y le debemos protección y amparo. Con arreglo a este concepto primario,  qué es aplicable para todas  las   cuestiones de la vida, ya sean económicas, ya sean sociales, ya sean jurídicas, el colonizador cuando legisla debe olvidarse un poco de la metrópoli y hacer una ley que sea apropiada y eficaz para el sujeto de la colonización.

Ya empezamos a fijar conceptos de acuerdo con el plan que  dije al principio que pensaba seguir; ya hemos expresado claramente : 
1. °    Que el indígena no es nuestro igual. 
2. °    Que tiene derecho y le debemos protección y amparo. 
Y ahora, surge la pregunta: ¿Responde nuestra legislación y nuestra actuación en la colonia actuación en la colonia a estos principios que acabamos de fijar?... (…) 
Pues bien; el indígena de nuestros territorios ni está sometido a nuestro Código civil, ni al penal, ni a la Jurisdicción de nuestros Tribunales. Existe una organización completa de Justicia indígena compuesta por los Tribunales de  Demarcación, Tribunales de Distrito y Tribunal Superior Indígena, cuya equivalencia pudiéramos encontrarla en el Juzgado de Primera Instancia, Audiencia Territorial y Tribunal Supremo. En esos Tribunales se juzga con arreglo a la costumbre indígena, en cuanto no se oponga a la moral cristiana, y se procura en las sentencias ir aplicando discreta y paulatinamente los conceptos jurídicos de nuestra sociedad.(…)
Y así nace el Patronato de Indígenas, la más bella quizá de nuestras Instituciones coloniales y la que tiene un papel más digno y más hermoso, porque su misión es defender, amparar, educar y proteger. Es tutor del indígena y, según la ley, completa su capacidad jurídica para todos los actos de su vida que exijan de él una capacidad que no tiene. Contratos, ventas, cesiones, traspasos de dominio...; todo ha de ser autorizado por el Patronato para que el acto pueda tener valor y efecto legal. El indígena no puede, aunque quiera, contraer deudas, porque el Patronato no autoriza préstamos onerosos; no puede firmar contratos leoninos; no puede hacer ventas ruinosas; no puede dilapidar su hacienda... En una palabra; está a cubierto de todo quebranto y sólo puede obrar aquello que le beneficie» Y llega a tanto nuestra actual legislación en este aspecto que sí alguien a espaldas del Patronato hiciera préstamos a un indígena no emancipado, o firmara contrato de arrendamiento o trabajo, o compra o vendiera directamente, el acto es nulo y el indígena no viene obligado a cumplirlo, no sólo es nulo, sino que la parte contratante emancipada, cualquiera que sea su raza o color, incurre en delito y es acreedor a sanción.(…)
He dicho
(Conferencia pronunciada  por  Juan Mª Bonelli Rubio, Gobernador General de los Territorios españoles del Golfo de Guinea, el 17 de noviembre de 1946 en el Instituto de Estudios Políticos Internacionales y Coloniales de Madrid)
    
 

   

19 d’ag. 2010

Guinea, los actores: claretianos.




Desde 1882 la misión de evangelizar el territorio de Guinea recayó en la congregación de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, conocidos como misioneros claretianos,  por el nombre de su fundador: Antonio Claret.




“Con las palabras “Hoy comienza una grande obra”, pronunciadas por mossen Antonio Claret, reunido con cinco jóvenes sacerdotes en una pequeña habitación del Seminario de Vic, el día 16 de julio de 1849, arranca la vida de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.
La iniciativa de Claret no era improvisada. Durante largo tiempo había estado pensando en la conveniencia, primeramente, de preparar sacerdotes para la predicación del Evangelio, y luego de reunirse con quienes se sintieran animados “de su mismo espíritu”, para hacer con ellos lo que sólo no podía. Su experiencia como misionero itinerante por Cataluña y Canarias le había llevado a la convicción de que el pueblo necesitaba ser evangelizado y de que no había suficientes sacerdotes preparados y celosos para esta misión. Sin embargo, como el mismo Claret reconoció, no fue una idea suya, sino una inspiración divina la que le llevó a poner en marcha una empresa tan arriesgada como frágil: “¿cuál puede ser su importancia, siendo nosotros tan jóvenes y tan pocos en número?”, exclamaba Manuel Vilaró, uno de los sacerdotes reunidos en el Seminario de Vic. “

Dicha misión la conservan hasta el día de hoy.
Se nombró primer prefecto apostólico al Padre Ciriaco Ramírez. El Padre Ciriaco embarcó en 1883, con otros seis padres y otros tantos hermanos, llegando a la misión el 13 de noviembre. La labor se empezó en la capital, Santa Isabel,  con los niños, poco después de que el Ministerio de Ultramar les encomendara la dirección de las escuelas primarias. Al poco tiempo, se inició la formación de jóvenes en un internado de la misión y la apertura de una escuela de oficios de carpintería, sastrería, zapatería, etcétera.

De la capital fueron extendiendo su acción a las islas vecinas. En poco tiempo llegaron nuevos misioneros que se extendieron por Corisco, Annobón y el Cabo de San Juan. Religiosas concepcionistas se encargaron del cuidado de las niñas. En 1888 ya había fundadas ocho estaciones misioneras con sus respectivos colegios. En 1904 la prefectura era elevada a vicariato y, en 1965, la parte continental se desmembraba de las islas formando un vicariato propio.

Nunca fue atractiva para España la explotación comercial de Guinea, como nos recuerda Nerín en su obra. Sin embargo, esta situación cambio a partir de los años veinte del siglo pasado, con la llegada de más dinero e inversiones de la metrópoli. Esta inyección de dinero y material, sin ser extarordinaria,  propicio la definitiva ocupación de la parte continental de Guinea y una explotación más eficiente del territorio. En la lucha por controlar los recursos naturales y, especialmente,  humanos intervenían varios actores: el ejército –representante del Gobierno en la colonia- , los colonos y los misioneros.
Traemos aquí el testimonio de una de esas partes en litigio: los misioneros, en la época de mayor intensidad de la lucha por el control del territorio y de la mano de obra negra:
Unificación de jefes en el Continente
Una de las medidas más acertadamente tomada por nuestra suprema autoridad en su visita al Continente y reducida ya a la práctica por sus subalternos, ha sido a no dudarlo la concerniente a la unificación de jefes y jefaturas en algunos principales, para uniformar así también la campaña a seguir en la civilización de este cacho continental que todavía nos queda de nuestro antiguo gran imperio colonia!; con ambas manos aplaudimos tal disposición, felicitándonos de que aunque tarde haya ella llegado, pues era una necesidad, y de seguir y conservarse ella intacta y pura conforme al historial trazado por algunos jefes de prestigio desaparecidos tiempo ha de entre nosotros, marcará época en muestro continente.(…)
Había muchos pillos en nuestro Continente, doquiera se veían perillanes y redomados que hurtaban el cuerpo a nuestra civilización, burlando sigilosamente la vigilancia de la autoridad con quien por otra parte alternaban para, más a mansalva, hacer sus entuertos: se esquivaban bonitamente las leyes y aparentando celo de las mismas, a vuelta de enredos y marañas se enrevesaba la cosa de manera que solo el truhán sacaba su partido: todo esto se veía, se palpaba, se hacía', como burdamente se suele decir, en las mismas barbas de la autoridad; era el tema obligado de muchas conversaciones y hasta de no pocas murmuraciones, digámoslo sin rodeos; nadie empero se atrevía a proponer el remedio, que no era otro sino deshacerse de un tajo de tantos jefes como pululaban por doquier (….)
Muchos bolsillos se han llenado de dinero que manos pecadoras depositaban gota a gota para que resolviera mal un asunto; y cuántas ovejas y cabras se han visto de improviso por los poblados donde antes apenas si corría alguna esquelética, efecto de algún retorcido veredicto mal sentenciado por algún monterilla de esos que vestían capote de húsar o guerrera de no sé qué consigna.
La prudencia dicta muchas cosas y nos prohíbe citar nombres que ya tal vez no sonaran como hasta hoy sonaron (…)
Déseles, pues, autoridad y preponderancia, apóyense sus resoluciones cuando en ellas brille el sello de lo justo y equitativo dejémonos de banderías y rencores, no se im¬pongan contra la voluntad del plebiscito, precisa y conveniente es todo esto; fiscalícense, empero también sus actos y sentencias exíjaseles cuenta y muy minuciosa y al por¬menor; no se los deje solos y sin orientaciones y así conseguiremos lo que apetecemos.
Como quiera empero que las aguas acos¬tumbran a correr por donde solían, bue¬no será que se fiscalicen también las ac¬ciones de los jefes suprimidos ya que, o mucho nos engañamos, o directa o indirectamente seguirán ejerciendo su influen¬cia sobre sus antiguos subordinados.
En la playa en terrenos próximos a la vigilancia del Gobierno, por respeto a éste se evitará todo chamorreo en las palabras, (…) empero, en el interior, en pleno bosque, allá donde nosotros no llegamos y aún en poblados donde ejerzamos nuestra influencia, de no vigilar, aún se seguirá como hasta ahora.”
L.Fernández, C.M.F.

(extraído de “La Guinea Española”, revista quincenal publicada en Santa Isabel por los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María. Número 623, de 25 de agosto de 1926)

17 d’ag. 2010

Guinea

La Isla de Bioko, denominada antiguamente de Fernando Poo, fue descubierta por el navegante portugués Fernando Poo en 1472. España adquirió los derechos sobre la misma tres siglos después, en 1778, en virtud del tratado de El Pardo.Dicho tratado dio a España la posesión de las islas de Fernando Poo y Annobón, y el derecho a comerciar libremente en el litoral costero, desde el cabo de Formosa, en la desembocadura del Níger, hasta el cabo López, al sur del río Gabón.

Los ingleses, que en 1827 se habían establecido en Bioko, propusieron la compra de la isla. La oferta fue rechazada por el Gobierno español, que envió una expedición para tomar posesión del territorio. La expedición, denominada Llerena, izó en 1843 el pabellón español en Santa Isabel, la actual Malabo, capital de Bioko.

En 1900, tras un litigio sobre los derechos de España en estos territorios - que perdió- , sólo quedaron adscritos al Estado español 26.000 kilómetros cuadrados de los 200.000 que antes le correspondían de la Guinea Continental y los 2.000 kilómetros cuadrados de las islas.

Hasta 1956, las islas de Fernando Poo y Annobón, formaron parte del Territorio de Guinea. El 21 de agosto de 1956 dichos territorios fueron organizados en provincias con el nombre de Provincias del Golfo de Guinea. Por Ley de 30 de julio de 1959, adoptan oficialmente la denominación de Región Ecuatorial Española y se organizaron en dos provincias: Fernando Poo (las islas) y Río Muni (para el territorio continental) . El 15 de diciembre de 1963, el Gobierno español sometió a referéndum entre la población de estas dos provincias, un Proyecto de Bases sobre la Autonomía, que fue aprobado por una amplía mayoría. En consecuencia, el Gobierno español doto de autonomía estos territorios, adoptando, oficialmente, el nombre de Guinea Ecuatorial, con órganos comunes a todo el territorio (Asamblea General, Consejo de Gobierno y Comisario General) y organismos propios para cada provincia.

En noviembre de 1965, la IV Comisión de la Asamblea de la O.N.U., aprobó un proyecto de resolución en el que pedía a España que fijase, lo antes posible, la fecha para la independencia de Guinea Ecuatorial. En diciembre de 1966 y en Consejo de Ministros, el Gobierno español acordó preparar una Conferencia Constitucional. En octubre de 1967 se inauguró dicha Conferencia, presidida por Fernando María Castiella, ministro español de Asuntos Exteriores. Al frente de la delegación guineana figuraba Federico Ngomo. Sometidas a referéndum las conclusiones de la Conferencia, fueron aprobados por un 63,1 por ciento de los votantes. El 22 de septiembre se celebraron las primeras elecciones presidenciales (ninguno de los cuatro candidatos obtuvo mayoría absoluta). Una semana después fue elegido primer presidente de Guinea Ecuatorial Francisco Macias Nguema. El 12 de octubre de 1968 se proclamó la independencia, adoptando el nombre de República de Guinea Ecuatorial que fue admitida en la O.N.U. como miembro 126 de la Organización.

16 d’ag. 2010

El clam de Montflorit


Noticia apareguda avui en el periòdic El País, edició de Catalunya, signada per Ivanna Vallespín .
Vespres Literaris, format en gran part per veïns i veïnes de Montflorit , recolzem totes les peticions i demandes de la gent del barri.


"Estamos en el Neolítico al lado del sincrotrón
El barrio de Montflorit, vecino del Parque Tecnológico del Vallès, sufre constantes cortes de luz y de Internet



Científicos de todo el mundo vendrán de aquí a pocos meses a realizar sus experimentos en el sincrotrón Alba de Cerdanyola del Vallès. Cuando lleguen a esta instalación científica puntera en Europa y miren al horizonte, verán un bonito barrio de casas que se asientan en un pequeño monte.

Científicos de todo el mundo vendrán de aquí a pocos meses a realizar sus experimentos en el sincrotrón Alba de Cerdanyola del Vallès. Cuando lleguen a esta instalación científica puntera en Europa y miren al horizonte, verán un bonito barrio de casas que se asientan en un pequeño monte. Lo que no se podrán imaginar es que las personas que viven ahí sufren constantes cortes de luz y tienen que esperar pacientemente a que se les carguen las páginas de Internet.

El barrio de Montflorit se empezó a formar hace un siglo, cuando los ricos burgueses de la ciudad de Barcelona construyeron sus casas de segunda residencia en esta montaña, desde la cual se divisa la llanura vallesana. Una vecina habitual fue la escritora Caterina Albert (conocida como Víctor Català), que fue la encargada de dar nombre al barrio. Actualmente quedan pocas de las bellas casas de estilo modernista originales de la época, y algunas, como la que perteneció a Albert, están cerradas a cal y canto. Pero con los años se han construido nuevas casas, muchos vecinos residen en el barrio todo el año y el perfil social se ha ampliado.

Pero no todo ha evolucionado. Las instalaciones eléctricas han quedado desfasadas y es habitual ver en las calles transformadores obsoletos y oxidados. Así, los problemas eléctricos están servidos. "Llueve cuatro gotas y se va la luz" se queja Daniel Casabella, propietario del restaurante Tito Carlos. El empresario asegura que cada año sufre media docena de cortes de luz que pueden durar un día entero. A pesar de las reiteradas quejas a Endesa, lo único que ha conseguido es una indemnización de 30 euros en la factura por 14 horas de corte de luz. "Pero esto no compensa las pérdidas, que en un día pueden ascender a 2.000 euros, esto sin contar la mercancía que se echa a perder", lamenta Casabella.

Con estos mismos problemas se encuentra el centro cívico de Montflorit, punto neurálgico de la vida del barrio. Aquí todavía tienen muy presentes las nevadas del pasado mes de marzo, que les dejaron una semana entera sin luz y sin calefacción. "Estamos en el Neolítico, y eso que estamos al lado del sincrotrón", se queja José Manuel Martínez, que gestiona el centro cívico y que lamenta también tener que tirar la comida que se estropea en el bar del centro, debido a los largos cortes de luz.

Pero este equipamiento también sufre otro de los problemas endémicos del barrio: un servicio de Internet muy deficiente. La alta velocidad no llega a Montflorit y las compañías sólo ofrecen el servicio de un mega como máximo. Pero los vecinos están contentos si les llega el 50% de lo contratado, ya que habitualmente la velocidad de conexión no supera los 200 kilobytes. En este caso, la estrecha riera de Sant Cugat hace de frontera natural que, además de separar el barrio del resto de Cerdanyola, ejerce de límite que ninguna compañía de telefonía ha traspasado para instalar un cableado moderno que soporte un ancho de banda mayor.El centro cívico de Montflorit dispone de dos ordenadores públicos, pero si se conectan a Internet a la vez, el servicio se lentifica notablemente. Y eso que el centro, al estar en la parte baja del barrio, disfruta de una de las conexiones más veloces. Por eso es habitual ver aquí a muchos vecinos de las zonas más altas cargados con su portátil. Es el caso de Víctor Cano, de 64 años, que desde hace medio siglo pasa los fines de semana y parte de las vacaciones en Montflorit. Víctor posee una empresa en Internet de venta de discos y, como autónomo, tiene que estar constantemente pendiente de su negocio, pero en su casa no tiene Internet. "Lo pedí a Telefónica, pero me dijeron que no me ponían el ADSL porque no me iba a funcionar", se queja. Sin embargo, en Montflorit viven y trabajan otros profesionales, como Jordi Mascarell, un grafista que tiene montado su estudio en casa. Cuando tiene que enviar un archivo a un cliente se arma de paciencia; con un servicio normal tardaría un par de minutos, en su caso se traduce en un par de horas. Además de los problemas con la luz e Internet, los vecinos se quejan de otras deficiencias, como el mal estado de las calles y la falta de transporte público. Se sienten olvidados, y eso que sólo una calle les separa del resto del municipio.Mientras esperan que las compañías eléctricas se decidan a renovar las instalaciones del barrio, desde la asociación de vecinos de Montflorit han buscado una solución a los problemas con la conexión a Internet. Su propuesta pasa por aprovechar el ancho de banda del Parque Tecnológico del Vallès, ubicado tan sólo a 200 metros. La entidad vecinal propone instalar una antena en el parque que actuaría como espejo y enviaría la señal hasta el centro cívico del barrio y desde ahí se distribuiría, también mediante una red de antenas, hasta las casas. La asociación planteó la solución al Ayuntamiento de Cerdanyola hace cuatro meses, porque necesitan su intervención para que el Parque Tecnológico les dé la autorización. Los vecinos se muestran dispuestos a asumir todo el coste, por eso no entienden la falta de respuesta del Consistorio. De momento, consiguieron reunirse con el concejal de Participación Ciudadana, Javier Montes, a principios de mes, que se comprometió a estudiar la viabilidad de la medida que plantean los vecinos. Mientras tanto, estos seguirán oteando, a menos de un kilómetro, la modernidad personificada en el Parque Tecnológico y en el sincrotrón, conocido (paradójicamente para los vecinos) como laboratorio de luz."



4 d’ag. 2010

Una proposta d'agost


Música al refugi


El Museu d’història de Barcelona ofereix aquest estiu l' activitat Música en temps de guerra un concert que evoca el ric panorama musical de la Barcelona dels anys de la república: melodies tradicionals, tangos, cançons republicanes, cuplets, música clàssica, jazz i ritmes festius que ajudaven a tenir la moral alta i alleugerien la tensió i el patiment d’una població que s’organitzava per poder sobreviure.

La visita inclou una visita comentada al refugi 307.


Oriol Romaní, clarinet i comentaris

Federico Mazzanti, teclat

Lloc:

MUHBA Refugi 307,

C/Nou de la Rambla, 169 (

Poble-sec)

Horari:

20 h. (català) i

21 h. (castellà)

Preu:

10 €

Informació i reserves:

Imprescindible reserva prèvia

93 256 21 22

reserves-mhcb@bcn.cat


2 d’ag. 2010

La vida entera

Para el escritor israelí David Grossman la literatura “es la manera, la forma en la que soy capaz de comprender todo lo que me ocurre en la vida”.

Al final de “La vida entera” Grossman nos da noticia, en  una pequeña nota,  que empezó a escribir el libro “el mes de mayo de 2003, medio año antes de que mi hijo mayor Jonathan, terminara su servicio militar obligatorio y medio año antes de que su hermano pequeño Uri, fuera reclutado. (…) El 12 de agosto de 2006, en las horas finales de la segunda guerra del Líbano, Uri murió en el sur del Líbano. (…)Tras los siete días del duelo volví al libro”.

El resultado es un libro que narra el viaje, el camino que emprenden sus protagonistas para aprehender, para recuperar y entender, con palabras y, sobre todo, con  sentimientos, todos aquellos pequeños detalles que conforman nuestras vidas : los aciertos, las equivocaciones, las dudas, las alegrías o el dolor que las van tejiendo y les dan sentido.


La obra arranca con sus protagonistas, Ilan, Abram y la joven Ora, que viven aislados en un centro para el tratamiento de enfermedades infecciosas. Solos y abandonados, vagan por los pabellones vacios, se conocen y hablan en la noche perpetua que parece presidir la vida de un centro del que, al parecer, son los últimos pacientes. Tras narrarnos la génesis de su amistad, la novela da un vuelco en el tiempo y nos muestra a Ora esperando el regreso de su segundo hijo, Ofer, tras cumplir los tres años de su servicio militar obligatorio. Lo espera para celebrar la licencia realizando una excursión por tierras de Galilea. Pero cuando el hijo regresa es para anunciarle que ha estallado una nueva guerra entre árabes e israelíes y que ha decidido reengancharse en su unidad por espacio de un mes. Ora acompaña a Ofer hasta el lugar de reunión . Pero al regresar a casa siente la imperiosa necesidad de huir, de desaparecer... Cree que esa será la única manera de salvar al hijo de la muerte: que cuando los militares que la anuncian vengan a su casa, no la encuentren ni puedan localizarla. Y Ora huye, huye, se escapa acompañada por Abram- el padre de Ofer que no lo quiso conocer desde su nacimiento porque ,para él,  la vida se acabó cuando regresó de Egipto, de la cárcel y de la tortura -

En el viaje, en ese camino que emprenden Ora y Abram,  no dejarán de hablar de Ofer, de Adam, su hermano y de Ilan, el marido de Ora y padre de Adam...De esa vida entera que ella le cuenta a él ,que no la ha vivido. Una vida que, con sus palabras y recurdos, creen poder sostener  para que no se extinga.

Y esa vida que Ora – única figura femenina del relato, pero  que se eleva y erige en protagonista y referente- le cuenta y vuelve a contar a Abram no es para nada extraordinaria, sino todo lo contrario: aquella cena familiar en el restaurante, los miedos del hijo, qué comía cuando era pequeño, las tareas escolares compartidas, las pequeñas decepciones, los errores, las alegrías….todas esas vidas presididas, de fondo, por un conflicto que, al final, siempre les acaba alcanzando. Un relato de la cotidiniedad, de la "mediocridad" de todos,  que el autor narra con profundo sentimiento y sinceridad.

David Grossman

La vida entera
Lumen, 2010
807 páginas

Ora anota en su cuaderno de viaje.

“Miles de momentos, de horas, de días, miles de hechos, infinidad de acciones, de intentos, de palabras, de pensamientos, todo para poner una persona en el mundo, una persona a la que tan fácil es destruir” (649)
Ora recordando a Ofer bebé

"Cuánto mío ya no es yo" (396)