21 de set. 2011

El tiempo entre costuras, 2

La diseñadora en 1937
La modista, figurinista y diseñadora Elsa Schiaparelli nació en Roma en 1890 en el seno de una familia culta y bien situada. Estudió Filosofía y Letras. Se marchó a París y allí se casó,  a los 18 años, con el conde William de Wendt de Kelor, con quien se  instaló en Nueva York en 1921 (empapándose, de paso, de toda la modernidad de esa ciudad en plena ebullición)  hasta que nació su hija. Al poco de nacer ésta, las abandonó a los dos y Elsa se instaló en París sin trabajo y con una niña que mantener. 

Su carrera de diseñadora se inició al conocer al modisto francés Paul Poiret. Su primer encuentro ha pasado ya a la historia: Elsa asistió a un desfile del creador y, tras el pase fue sorprendida por Poiret probándose un abrigo de terciopelo negro y forro de seda azul. "¿Por qué no se lo compra?", preguntó el maestro. Ella le respondió que no podía permitírselo y, además, que no tendría oportunidad de lucirlo. Poiret le dijo: "Una mujer como usted puede llevar cualquier cosa en cualquier ocasión. Y deje de preocuparse por el dinero". Aquel fue el primer regalo que  Poiret le hizo.

Diseño Schiaparelli
Schiaparelli, desde su primera tienda en la Rue de la Paix,  quiso vestir a la mujer moderna con prendas sueltas y funcionales combinables entre sí.  En 1933 diseñó su primer vestido largo en crespón de China blanco combinado con una chaqueta de frac. Un éxito clamoroso que fue copiado en todo el mundo. La prensa se deshacía en elogios sobre su originalidad y los artistas se dejaban cautivar por su magia y por su uso de los principios surrealistas: el zapato sombrero, los guantes con uñas doradas incorporadas, el vestido "andrajoso" o el bolso de terciopelo negro con forma de teléfono. (Tanto en el vestido "andrajoso" como en el bolso-teléfono colaboró con Dalí)

Elsa se superaba en sus diseños, presentaciones y desfiles, que se convertían en verdaderos espectáculos teatrales. Su máxima aspiración era causar sensación, por lo que su última colección se llamó “Sorprendente Elegancia”. 

Figurines en un espacio "daliniano"
Se abrió camino en el universo de la moda siendo pionera en tender lazos entre el arte y el diseño, creando una nueva y atrevida elegancia inspirada en el arte que tenía mucho de teatral y cinematográfico. Fue audaz y a través de su moda creó la imagen de una mujer llamativa y sexy, con grandes dosis de transgresión. Sus diseños formaron parte de la interrelación de su talento y su genio con los célebres del surrealismo como Dalí, pero también con los movimientos de los pintores cubistas y toda la vanguardia parisina. Fue una diseñadora anti convencional que supo encontrar en el universo onírico del repertorio surrealista imágenes para ser aplicadas en sus diseños

Durante la guerra, la diseñadora se hundió en serios problemas económicos, sus modelos no eran los más adecuados para aquellos tiempos de postguerra. Hasta su muerte, en 1973, vivió de los ingresos derivados de sus perfumes.


El "sombrero-zapato"








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