29 d’abr. 2022

històries de barri

 


L'amic Joan Salvà, antic veí de Montflorit i un dels impulsors del club de lectura origen de Vespres Literaris, ens fa arribar un relat breu titulat "Una historia de barrio", on rememora la seva infància al barri de Gràcia de Barcelona ; relat amb què ha obtingut el segon premi de narrativa del concurs organitzat per la Creu Roja de l'Alt Maresme per a la gent gran.

Ens és molt grat presentar-lo en aquest espai.

Enhorabona, Joan, pel premi i per compartir el relat!




UNA HISTORIA DE BARRIO

“Corría desesperadamente como si le persiguiera el diablo, sujetando con ambas manos el cucurucho de aceitunas que le había obsequiado el Sr. Josep, del colmado de ultramarinos.

Por detrás le llegaban los gritos de sus perseguidores, chavales del barrio ansiosos por capturarlo mientras sus piernas le impulsaban calle arriba como las bielas de un motor de explosión.

El origen de aquella papelina derivaba del encargo que le había hecho su madre, un kilo de café en grano que ahora llevaba en un bolso, colgando en bandolera.

Aquel comercio reunía, para él, un mundo maravilloso y misterioso a la vez que colmaba sus sentidos y exacerbaba su imaginación.

Bajo el mostrador, una pica de mármol por donde corría un chorrito de agua, albergaba tiras de bacalao amortajadas en pleno proceso de desalado mientras que por encima colgaban blancas y brillantes pencas a la espera de ser descolgadas a petición de la clientela.

En un extremo, varios cubiletes contenían diversos tipos de encurtidos: aceitunas, pepinillos, guindillas, anchoas y otras maravillas adobadas junto a barriles con sardinas saladas y arenques ahumados, en perfecta formación circular que hacían salivar a Joanet solo de verlo.

Al otro lado, unas bombas enormes albergaban los émbolos que hacían subir el aceite hasta el surtidor y enormes pastillas de jabón se amontonaban en una caja de madera, al fondo.

Al entrar, un olor invadía las narices, el aroma del café en grano que constantemente molían en un ruidoso aparato y cuyo manejo era exclusivo del Sr. Josep.

Todo este universo formaba parte de la geografía del barrio, junto a la vaquería, la carpintería de Manolo y al final de la calle, en la plaza, el convento de las monjas donde asistía a la escuela junto con sus perseguidores, otrora compañeros de clase y pillerías.

Estaban a punto de alcanzarlo redoblando esfuerzos ya que lo habían pillado en el momento de salir del colmado y conocían el botín. Empezaba a faltarle el resuello y próximo a la rendición tuvo una idea que podía ayudarle en su fuga y acercarlo al refugio del hogar. En mitad de la calle existía la bodega del Tano, antro donde se trasegaba vino y derivados, en cuyo largo pasillo se amontonaban hasta el techo enormes botas de roble.

En alguna ocasión le había enviado su padre a por vino y los domingos era muy común que los mayores tomaran su vermut con aceitunas. Al entrar, el fuerte olor a vino y a bota dominaba sobre cualquier otro y los parroquianos parecían formar parte del decorado.

Pese a sus reticencias, se introdujo en aquel mundillo conocido buscando refugio y la voz del Tano resonó en sus oidos: Ep Joanet, donde vas con tanta prisa?

Apenas le salieron las palabras pero levantando el brazo señaló a sus perseguidores que ya se les veía cercanos, sus rostros acalorados, la mueca triunfante por la proximidad de la presa.

Tira padentro ! le indicó Tano señalando el pasillo que, flanqueado por las oscuras barricas, se sumía en la oscuridad mas absoluta mientras aquel salía del mostrador y plantándose en la puerta de su taberna les espetaba a los chavales: venga pa casa, nois, que aquí no tenéis nada que hacer !

Sus ojos comenzaron a acostumbrarse a la oscuridad y tanteando las paredes llegó al final del pasillo donde en una amplia sala la Sra. Amparo cocinaba en un fogoncillo algún guiso para el almuerzo.

Tras las explicaciones pertinentes, la mastresa que conocía a sus padres, le revolvió el cabello y apaciguándole dijo: tranquilo que estás a salvo. Conduciéndole hasta el fondo de la estancia llegaron hasta un enorme portalón de madera que hacía las veces de pared y abriendo una pequeña puerta incrustada dejó a la vista la calle donde vivía, justo en el otro extremo de la entrada de la bodega. Agradeciéndole a la Sra. Amparo su salvación, se dirigió a su casa, subió las escaleras hasta el piso y llamó al timbre donde le abrió la puerta su madre y al verlo acalorado y con la ropa desajustada le soltó: pero bueno, donde te habías metido, hace una hora que te envié a por café ?

I Joanet, ya mas tranquilo y orgulloso del final de su hazaña pensó: si yo te contara mami !!!!”

28 d’abr. 2022

treball de música, 2

 

Os presentamos un nuevo trabajo del taller de música, en este caso el propuesto por nuestro compañero Andrés.

Para el mismo, ha elegido un fragmento del cuento de Julio Cortázar “El Perseguidor”, publicado en 1959, un particular homenaje del autor de Rayuela al genial saxofonista Charlie Parker. 

El resultado: uno de los cuentos más innovadores y conocidos de la literatura hispanoamericana del XX. Se trata de un relato breve y que cuenta con un ritmo parecido al del jazz y una historia metafísica que habla sobre el tiempo y sobre la persecución.

El resultado final del trabajo se ha logrado, comenta nuestro compañero, gracias a la insustituible ayuda técnica de Xavier Martorell.




Por último, Andrés nos indica que añadamos estás palabras del autor argentino sobre el jazz:

“... el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, salta barreras, burla aduanas, algo que corre y se difunde y esta noche en Viena está cantando Ella Fitzgerald mientras en París Kenny Clarke inaugura una cave y en Perpignan brincan los dedos de Oscar Peterson, y Satchmo por todas partes con el don de ubicuidad que le ha prestado el Señor, en Birmingham, en Varsovia, en Milán, en Buenos Aires, en Ginebra, en el mundo entero, es inevitable, es la lluvia y el pan y la sal, algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las tradiciones inviolables, al idioma y al folklore: una nube sin fronteras, un espía del aire y del agua, una forma arquetípica, algo de antes, de abajo, que reconcilia mexicanos con noruegos y rusos y españoles, los reincorpora al oscuro fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen traicionado, les señala que quizá había otros caminos y que el que tomaron no era el único y no era el mejor, o que quizá había otros caminos y que el que tomaron era el mejor, pero que quizá había otros caminos dulces de caminar y que no los tomaron, o los tomaron a medias, y que un hombre es siempre más que un hombre y siempre menos que un hombre, más que un hombre porque encierra eso que el jazz alude y soslaya y hasta anticipa, y menos que un hombre porque de esa libertad ha hecho un juego estético o moral, un tablero de ajedrez donde se reserva ser el alfil o el caballo, una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues, etcétera, etcétera.

I could sit rigt here and think a thousand miles away

I could sit rigt here and think a thousand miles away

Since I had the blues this bad, I can’t remember the day…



Rayuela, capítulo 17

27 d’abr. 2022

treball taller de música

 

Conversaciones con Woody Allen 

Eric Lax

traductora: Angeles Leiva Morales

Lumen, 2008

488 páginas:



La nostra companya Loles ens ha fet arribar la seva feina de curs per al taller de música d’enguany.

Xavier Martorell, conductor del taller, ens està introduint aquest curs a la rica i proteica història del Jazz, i Loles fixa l'atenció, per al seu treball, en la importància que concedeix el director de cinema Woody Allen a aquest gènere musical en les bandes sonores de les seves pel·lícules.

El text que acompanya les imatges són fragments del llibre d'Eric Lax, Converses amb Woody Allen, un dels experts més prestigiosos en l'obra del gran director novaiorquès, on ha compilat més de dos anys de converses amb el cineasta.





festa major Roser de Maig 2022

 



PROGRAMA FESTA MAJOR ROSER DE MAIG 2022


PROGRAMA PARC XARAU FESTA MAJOR ROSER DE MAIG 2022

26 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 14

 

Memorias de África

Isak Dinesen

1937


El libro emblemático de Dinesen: la historia de su pasión por una tierra que se convierte en su destino.

«Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong. El ecuador atravesaba aquellas tierras altas a un centenar de millas al norte, y la granja se asentaba a una altura de unos seis mil pies. Durante el día te sentías a una gran altitud, cerca del sol, las primeras horas de la mañana y las tardes eran límpidas y sosegadas, y las noches frías.

La situación geográfica y la altitud se combinaban para formar un paisaje único en el mundo. No era ni excesivo ni opulento; era el África destilada a seis mil pies de altura, como la intensa y refinada esencia de un continente. Los colores eran secos y quemados, como los colores en cerámica. […]


Recién casada, una joven danesa, aristócrata y refinada, hija y hermana de militares, viaja a Kenia, donde permanece durante diecisiete años. Esta experiencia da lugar a una novela que es una encendida declaración de amor a unos paisajes, a unas gentes y a unas culturas situadas en el polo opuesto de lo que había sido su pasado familiar y social.

Isak Dinesen nos sumerge en un relato que se prolonga a lo largo de páginas encantadas: el de su vida en África y el de la vida de los que la rodeaban, europeos o somalíes, kikuyus o masais. Memorias de África es no sólo una de las narraciones más perfectas de la literatura contemporánea, sino también la historia de su pasión por una tierra que se convierte en su destino, en revelación de la pluralidad fascinante del mundo y sus gentes.

25 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 13

 

La vuelta al mundo de un novelista

Vicente Blasco Ibañez

1924


La vuelta al mundo de un novelista narra el viaje que emprendió en 1921 Vicente Blasco Ibáñez a bordo del buque Franconia y que le llevó a recorrer el mundo durante seis meses. En el inicio del libro, el autor debate consigo mismo la conveniencia o no de empezar ese viaje, expone las ventajas y desventajas de aventurarse en esa peligrosa empresa o aferrarse a una cómoda, rutinaria y lujosa vida en su mansión en Menton, en la Costa Azul francesa. Los argumentos en contra son rebatidos y la realización el viaje se convierte en algo inevitable. El Franconia zarpó de Nueva York y Blasco Ibáñez logra hacer de este relato de viajes una ocasión inmejorable para conocer de la mano de un gran escritor, cómo se encontraba el mundo en los años 20. Vemos desfilar ante nuestros ojos la espléndida y fascinante variedad de unos paisajes de leyenda, algunos desaparecidos o irreconocibles por la acción homogeneizante del mundo globalizado que habitamos. En esta obra Vicente Blasco Ibáñez hace gala de su entrenada capacidad de observación y de la basta cultura acumulada durante toda su vida.

"El Franconia, paquebote de 20.000 toneladas, recientemente construido por la Compañía Cunard, va a hacer su primer viaje alrededor del mundo, y está amarrado modestamente en este patio, junto a otro buque de parecidas dimensiones que apoya sus pasarelas en los ventanales del ala opuesta. Nuestro anclaje es en el río Hudson, una de las dos ramas del puerto de Nueva York, centro convergente de navegación para más de la mitad de la tierra. 

La orilla del río queda invisible en muchos kilómetros bajo los palacios de madera y acero de las más célebres compañías navieras. Son edificios con enormes salones, a cuyo final se ven las personas tan empequeñecidas por la distancia, que parecen de otra humanidad. Tienen depósitos capaces de recibir de una vez la carga de varios buques llegados a un tiempo de Europa; ascensores que admiten en cada viaje una muchedumbre; plataformas rodantes que suben o bajan por sus pendientes todos los paquetes de un incesante tráfico. Y a espaldas de estas construcciones interminables avanzan perpendicularmente en el río otros edificios, aprisionando el agua en rectángulos donde se refugian los buques para hacer tranquilamente sus operaciones de carga o de rejuvenecimiento. 

Los trasatlánticos más famosos de todos los mares sólo logran asomar los extremos de palos y chimeneas sobre sus tejados. Flotas enormes de comercio permanecen casi inadvertidas en estos patios marítimos, como las bestias en los corrales de una granja. 

Se extinguen en el aire las últimas notas del himno reposado y místico, las cabezas se cubren, y estalla un coro de gritos junto a los costados del Franconia. Algunas señoras llegadas de los Estados del interior para despedir a sus amigos que van a dar la vuelta al mundo, sacan repentinamente banderas nacionales de estrellas y rayas, y sosteniéndolas con ambas manos, las dejan aletear, bajo las ondulaciones del fresco viento del río. Vuelan otra vez las serpentinas de papel y se hace más densa la telaraña de colores que une frágilmente el buque a los tres pisos del muro cercano. 

Me despido de los numerosos periodistas —en gran parte mujeres— que han venido a pedirme la última interviú sobre los más diversos e inesperados temas. El grupo de fotógrafos de diarios y revistas me somete a las postreras «instantáneas» en traje de viajero. 

La orquesta ha emprendido una serie ascendente de fox-trots y otras danzas americanas. La muchedumbre grita en el buque y en los férreos ventanales de enfrente, excitada por el ritmo de tal música. Algunas parejas impacientes empiezan a bailar en las diversas cubiertas. Los sillones alineados en los paseos de a bordo guardan ramos de flores, enormes como gavillas de trigo, y cajas de dulces que abultan cual si fuesen maletas. 

Momentáneamente libre, subo al último puente intentando ver una vez más, por encima de los tejados del vasto embarcadero, los remates aéreos de Nueva York. Esta contemplación es para mí una de las visiones más extraordinarias que pueden gozarse sobre la corteza terrestre. 

Cuando vi Nueva York por primera vez me imaginé caído en otro mundo, en un planeta de gentes que habían logrado vencer las leyes de la gravitación y jugueteaban con ellas. Contemplando los grupos de rascacielos, edificios tan altos que muchas veces hunden su cumbre en los vapores de la atmósfera, los creí por un momento obras de gigantes, algo extraordinario y quimérico, más allá de las limitadas fuerzas de nuestra especie. Luego, al considerar que eran creación de pobres hombres como nosotros, con iguales debilidades e ilusiones, sentí orgullo de pertenecer al género humano, que, no obstante su debilidad física, puede realizar, gracias a su inteligencia, tales maravillas. 

Para mí, Nueva York es una de las ciudades más hermosas de la tierra; hermosa a su modo, con una belleza colosal, soberbia, audazmente despreciadora de muchos cánones estéticos venerados en el viejo mundo con la inmutabilidad de los dogmas religiosos. "

24 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 12

 

Dersú Uzalá

Vladímir Arséniev

1923



Vladímir Arséniev rememora en este libro las aventuras y amistad que compartió con Dersú Uzalá, un nativo del Lejano Oriente ruso que fortuitamente encontró en una de sus expediciones por la taiga. Un peculiar estilo narrativo, tan sencillo como lleno de humanidad y rigor científico, es tal vez el secreto del éxito de la obra de este escritor-explorador ruso, absolutamente maravillado por la imponente naturaleza de los confines de su gigantesco país. Sin trampas literarias y con apenas un par de datos biográficos inventados, Dersú es presentado como la sabia personificación del entorno, en tanto que el capitán Arséniev es la involuntaria punta de lanza de la amenaza a esos ecosistemas que tanto admira. El lector comprobará que un siglo después del encuentro entre Arséniev y Dersú, el avance del progreso humano sigue haciendo mella en un medio ambiente que, en este libro, es también uno de los hilos conductores de la narración.

23 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 11

 

El peor viaje del mundo

La expedición de Scott al Polo Sur

Aspley CHERRY-GARRARD

1922



Las memorias de los tres años de expedición del capitán Scott al Polo Sur narradas por Apsley Cherry-Garrard, quien sobrevivió a las extremas y duras condiciones. La exploración polar es la forma más cruel y solitaria imaginable. El explorador británico Apsley Cherry-Garrard nos lo cuenta a través de sus vivencias en la expedición del capitán Scott al Polo Sur (1910- 1913), en la que éste y tres de sus hombres hallaron la muerte. Esa expedición estuvo marcada por el infortunio desde el comienzo, cuando, en una etapa previa, Cherry-Garrard y otros dos hombres, al borde de la congelación y la locura, consideraron entonces la posibilidad de fenecer. El itinerario hacia el Polo, más terrible aún, se vio además ensombrecido por la noticia de que el noruego Roald Amundsen se les había adelantado por solo unas semanas. A partir de las anotaciones que dejó Scott y, sobre todo, de su propia experiencia, Cherry-Garrard reconstruye en este libro aquellos tres años de penalidades y heroísmo.

22 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 10

 

Viaje al Japón

Rudyard Kipling

1920


El libro narra el viaje de Kipling en 1889 por el país del sol naciente justo en un momento muy importante en su historia, el final del Shogunato Tokugawa y el principio de la Era Meiji. Un periodo de cambios importantes. Kipling venia de realizar un viaje por Asia y Japón iba a ser su última escala y lanzadera para continuar periplo por el otro lado del charco, ya que de allí partió rumbo a San Francisco.

En su narración recurre a la invención de un personaje, el profesor quien será su compañero de viaje y le servirá para establecer diálogos interesantes sobre el presente y futuro próximo del país. En todo momento se aprecia en la prosa del autor, sus claras reminiscencias imperialistas, por ejemplo, cuando habla de “ellos y nosotros” para diferenciar claramente a los británicos del resto.

Se muestra muy crítico con la nueva situación del país, y es que hay que recordar que Japón se encontraba en pleno proceso de cambio y prueba de ello era su recién estrenada constitución, a la que Kipling culpaba de una futura pérdida de la identidad e idiosincrasia del país. Durante el viaje Kipling y el capitán recorren muchos lugares como Yokohama donde presenciarán una obra de teatro Kabuki, visitarán los templos de Kobe y Nikko o Nagashaki.

"El primer círculo de campos alrededor de cualquier ciudad es siempre notablemente apestoso, pero aquel exceso de olores continuaba en todo el resto de los campos. Salvo por algunas partes cerca de Dacca y de Patna, la superficie de la tierra estaba más densamen­te poblada que en Bengala y era trabajada cinco veces mejor. No había ni una sola parcela sin cultivar, ni ningún cultivo que no llegase al límite máximo de la productividad del suelo. Cebollas, cebada, en peque­ñas lomas entre las lomas de té, judías, arroz y otra media docena de cosas cuyos nombres ignorábamos, nos llenaban los ojos ya cansados por el resplandor de la mostaza dorada. El abono es bueno, pero el tra­bajo manual es mejor. Vimos ambas cosas incluso en exceso. Cuando un campesino japonés ha hecho en su campo absolutamente todo lo que se le ha ocurrido, arranca las malas hierbas tallo a tallo, entre el ín­dice y el pulgar. Es auténtico. Vi a un hombre que lo hacía.

Fuimos en línea recta, por la maravillosa campi­ña, atravesando la llanura en la que se encuentra Kyoto, hasta alcanzar la cadena de colinas en el extremo opuesto, y nos vimos enredados en media milla de amontonamiento de maderas.

Los cultivos y los canales habían desaparecido, y nuestros incansables rickshaws corrían por la ribera de un río ancho y poco profundo sofocado por tron­cos de todos los tamaños. Estoy preparado para creer cualquier cosa de los japoneses, pero no veo por qué la Naturaleza, que según dicen es el mismo Poder des­piadado en todo el mundo, había de mandarles los troncos por los ríos sin que los astillasen las rocas, limpiamente descortezados y con una ranura cortada con precisión a cada extremo para alojar una cuerda. He visto flotar troncos en el Ravi en tiempos de crecida; los troncos eran sacados, con garfios, tan ásperos como un cepillo de dientes. Aquí, ese material llega limpio. En consecuencia, la ranura es un nuevo mi­lagro. "

21 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 9

 

El corazón de las tinieblas

Joseph Conrad

1899

"Leopoldo II, rey de los belgas durante la segunda mitad del siglo XX, animado por la idea de poseer un territorio mayúsculo, y movido por una irrefrenable avidez de riqueza y poder, concluyó que la expansión colonial era algo deseable y necesario. Su codicioso báculo se posó sobre el continente africano, siguiendo el rastro y patrocinando las expediciones de Henry Morton Stanley, reputado explorador del África Central.

Una expedición militar dedicada a la extracción de marfil y caucho no habría tenido apoyo en la comunidad internacional; por ello fundamentó su intervención en los más bellos propósitos humanitarios: «La misión que los Agentes del Estado tienen que completar en el Congo es noble —había dicho en 1898 Leopoldo II—. Tienen que continuar el desarrollo de la civilización en el centro del África Ecuatorial, recibiendo su inspiración directamente desde Berlín y Bruselas. Situados cara a cara con el barbarismo primitivo, luchando con sanguinarias costumbres que datan de miles de años atrás, están obligados a reducir estas gradualmente. Deben acostumbrar a la población a las leyes generales, de las cuales la más necesaria y saludable es la del trabajo».

Meses más tarde, gracias al respaldo de la conferencia de Berlín, (1884-85), Europa lo consagró soberano del recién fundado Estado Libre del Congo: la gran masacre había comenzado. Saqueo, tortuosos castigos y compra-venta de esclavos se sucedieron bajo una violenta coerción que, se estima, diezmó a la población autóctona en diez millones de personas.

El joven Conrad dejó sus estudios animado por una pasión que no abandonó jamás. Apenas tenía diecisiete años cuando obtuvo el primero de muchos trabajos como marino en barcos de cabotaje; profesión que desempeñó hasta lograr el título de Capitán Mercante de la Marina Británica, y que le permitiría dar curso a una ingenua obsesión alimentada desde la infancia, cuando el misterioso continente africano, aún sin cartografiar, se ofrecía a sus ensueños como la gloria máxime de los proyectos de exploración y civilización. A sus treinta y tres años, Conrad partió hacia el Congo Belga, siendo testigo privilegiado del «más vil de los saqueos de la historia de las exploraciones geográficas y de la conciencia humana» , una experiencia irreversible que cambió por completo su visión del mundo.

Escrita a gran velocidad y publicada originalmente en entregas periódicas por la revista Blackwood (1899); la amargura, el asombro, la indignación…, «¡ah, el horror! ¡El horror!» cosechados en su viaje al Congo motivaron a Conrad a escribir El corazón de las tinieblas.

Marlow, alter ego de Joseph Conrad, protagonista y exégeta de sus historias, en un momento de marea baja en el río Támesis, narra a la tripulación del Nelly un antiguo viaje como capitán de un barco fluvial que se adentra en las profundidades del río Congo.

En el corazón de África, deberá reunirse con el indómito y misterioso jefe de una explotación de marfil, venerado como un dios por los nativos: Kurtz, quien llegó a la selva cargando una maleta repleta de moralismos, se muestra ahora implacable y cruel. Kurtz recorrerá las páginas de la novela como una figura espectral fascinada por la selva, presa por una profunda oscuridad, que se agiganta conforme avanza la historia. La selva parece haberle revelado entre susurros un secreto oculto, un hallazgo al que dominar o al que someterse."








20 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 8

 

El Nilo

Cartas de Egipto

Gustave Flaubert


1849

"En octubre de 1849, Gustave Flaubert y su amigo el fotógrafo Maxime Du Camp parten de París rumbo a Egipto. Du Camp viaja, cámara al hombro, con la idea de publicar lo que se convertiría en el primer libro de viajes ilustrado con fotografías. Ambos ansiaban conocer unas tierras que ya ejercían una poderosa fascinación en Europa a mediados del XIX. El 15 de noviembre llegan a Alejandría e inician una travesía por el Nilo que durará un total de nueve meses, remontando el río hasta la segunda catarata, y regresando a través del Alto Egipto y Nubia. Las cartas escritas por Flaubert durante esos meses describiendo los detalles del viaje constituyen un testimonio excepcional y un documento histórico y literario del mayor interés. Como relato de viajes, resultan inigualables: a su interés testimonial respecto a uno de los escritores más sobresalientes del XIX unen su excepcional calidad literaria y su amenidad."

La gran esfinge y las pirámides de Giza
Egipto, 1852
Maxime Du Camp


19 d’abr. 2022

votacions temporada 22-23

 



OrdreTítolAutor/aPunts
1Laëtitia o el fin de los hombresIvan Jablonka 169
2Lèxic familiarNatalia Gindzburg137
3El tren subterráneoColson Whitehead133
4Las Hermanas GrimesRichard Yates127
5NadaCarmen Laforet124
6El fill del xòferJordi Amat102
7El hombre de tizaC.J.Tudor101
8InvisibleEloy Moreno85
9Verás el cielo abiertoManuel Vicent84
10Primavera con una esquina rotaMario Benedetti83
11Manual per a dones de fer feinesLucia Berlin80
12El abanico de sedaLisa See73
13Melocotones heladosEspido Freire72
14La rueda de la vidaElisabeth Kübler-Ross69
15Tiempo de vidaMarcos Giralt Torrente65
16Tiempo de SilencioLuis Martín-Santos64
17Las vencedorasLaetitia Colombani64
18Drecera al paradísTeresa Solana Mir57
19Confessions d’un ex capellà de TaüllFrancesc Ribes Juanati49
20La hojarascaGabriel García Márquez44
21Antes de los años terriblesVictor del Árbol44
22Dones valentesTxell Feixas Torras43
23Les possessionsLlucia Ramis41
24Largo pétalo de marIsabel Allende35
25El eco de la pielElia Barceló30
26La noia del trenPaula Hawkins24

18 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 7

 

Paseos por Roma

Stendhal

1829

Es Paseos por Roma un gran libro de viajes en todos los sentidos. Narra, a modo de diario de viaje, los recorridos que el escritor realizó durante sus múltiples viajes a la ciudad eterna. Se escribió entre 1828 y 1829. En él, Stendhal recorre Roma por todos sus rincones, de norte a sur y de este a oeste, casi sin dejar ningún palmo sin visitar y sin describir.

En su recorrido repasa concienzudamente todas las obras de arte que se encuentra a su paso. Pero no solo hay arte en el libro, también mucha historia.

"17 de agosto de 1827

Una vez, a fines de la Edad Media (1377), Roma quedó reducida a una población dé treinta mil habitantes; el señor cardenal Espina decía ayer hasta doce mil; actualmente tiene ciento cuarenta mil. Si los papas no hubieran vuelto de Aviñón, si la Roma del clero no hubiera sido construida a expensas de la Roma antigua, tendríamos muchos más monumentos de los romanos; pero la religión cristiana no hubiera hecho una alianza tan íntima con la belleza; no veríamos hoy ni San Pedro, ni tantas iglesias magníficas extendidas por toda la tierra: San Pablo de Londres, Santa Genoveva, etc. Nosotros mismos, hijos de cristianos, seríamos menos sensibles a la belleza. Acaso a los seis años habéis oído hablar con admiración de San Pedro de Roma.

Los papas llegaron a estar enamorados de la arquitectura, ese arte tan eterno que tan bien se entiende con la religión del terror; pero gracias a los monumentos romanos, no se quedaron en el gótico. Esto fue una infidelidad al infierno. Los papas, en su juventud, antes de subir al trono, admiraban los restos de la antigüedad. Bramante inventó la arquitectura cristiana; Nicolás V, Julio II, León X fueron hombres dignos de emocionarse ante las ruinas del Coliseo y ante la cúpula de San Pedro.

Cuando Miguel Ángel, ya muy viejo, trabajaba en esta iglesia, lo hallaron un día de invierno, después de caer una gran nevada, errando por entre las ruinas del Coliseo. Iba a elevar su alma al tono necesario para sentir las bellezas y los defectos de su propio dibujo de la cúpula de San Pedro. Tal es el poder de la belleza sublime; un teatro da ideas para una iglesia. "



17 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 6

 

Viaje a Italia

J. W. Goethe

1816


Goethe fue un hombre excepcional, todos conocemos su obra fundamental “Fausto” pero su producción literaria fue de una gran envergadura. Además de escritor polifacético, también fue zoólogo, botánico o geólogo, en definitiva, lo que en muchas ocasiones se suele llamar un hombre del renacimiento, sólo que unos cuantos años después, en pleno apogeo del romanticismo.

Viaje a Italia es mucho más que un libro de viajes es un libro autobiográfico donde podemos encontrar las vivencias del autor durante un largo viaje por Italia de casi dos años. Ahí están muchas de sus cartas con sus amigos en Baviera, sus pensamientos e impresiones del viaje, también las obras que va escribiendo durante su viaje y por su puesto su pasión por las ciencias y el arte.

Goethe entró de incógnito en la península itálica en 1788. No quería que le reconocieran para evitarse algunos problemas derivados de la fama que ya tenía y conservar su libertad de movimiento. Recorrió gran parte del país como un pintor enamorado del arte y la cultura italianas hasta que lo reconocieron en Roma y no pudo más que volver a adoptar su verdadera identidad.

El recorrido de Goethe por Italia tiene varias etapas, recalando en varias ocasiones en Roma, uno de los lugares que el autor tenía más ganas de visitar y donde se pudo empapar no solo del arte clásico sino también de la sociedad romana de la época. También pasó bastante tiempo en Venecia y Nápoles, lugares que pudo disfrutar con detalle y que sin duda calaron en el corazón y en la mente de este gran hombre.

El Viaje a Italia se publicó como un compendio de diferentes textos (cartas, anotaciones, etc.) muchos años después del viaje de Goethe, allá por 1816. Sin duda es uno de los grandes clásicos de la literatura de viajes.

"Roma, 1 de noviembre de 1786

¡Sí, por fin he llegado a esta capital del mundo! Si la hubiera visto hace quince años en buena compañía, bajo la dirección de un hombre muy juicioso, me estimaría feliz. Mas si mi sino era visitarla solo, verla con mis propios ojos, entonces está bien que esta dicha me haya sido concedida tan tarde.

En cierto modo he volado por encima de las montañas del Tirol. He visto bien Verona, Vicenza, Padua y Venecia; he visitado de manera fugaz Ferrara, Cento y Bolonia, y apenas he dedicado tiempo al conocimiento de Florencia. El anhelo de llegar a Roma era tan intenso, aumentaba tanto con cada día que pasaba, que ya no era posible la permanencia en ningún sitio, solo me detuve tres horas en Florencia. Pero ahora ya me encuentro en Roma, y estoy tranquilo, y hasta se diría que sosegado para el resto de mis días, puesto que se puede asegurar que comienza una nueva vida cuando a uno se le presenta la ocasión de contemplar en su conjunto aquello que conoce de un modo parcial. Todos los sueños de mi juventud están ahora vivos ante mí; los primeros grabados que recuerdo -mi padre había colgado en una antesala las vistas de Roma- los veo ahora tal como son en realidad, y todo lo que conocía desde hace tiempo por cuadros y dibujos, grabados sobre cobre y madera, modelos de yeso y de corcho, se encuentra ahora reunido a mi alrededor. Dondequiera que vaya me topo con una cosa conocida en un mundo nuevo; todo es, simultáneamente, nuevo y tal como me lo imaginaba. [...]

¡Y cómo me ha restablecido desde un punto de vista moral el hecho de vivir entre un pueblo enteramente sensual, del que tanto se habla y tanto se ha escrito, y al que cada extranjero juzga según la medida que lleva consigo! Perdono a quien censura y vitupera a los italianos: están demasiado lejos de nosotros y tener trato con ellos resulta, como extranjero, incómodo y costoso.

2 de febrero de 1787

¡¿Cómo transmitir la belleza de un paseo por Roma a la luz de la luna a quien no lo haya vivido?! Hay que haber estado allí para hacerse una idea de su incomparable hermosura. La gran masa de luces y sombras engulle los detalles, y el ojo solo es capaz de percibir el conjunto y los aspectos más generales de éste. Desde hace tres días venimos gozando plenamente de noches claras y espléndidas. El Coliseo ofrece una vista de una belleza increíble. Por la noche su recinto se cierra; dentro vive un eremita en una capilla y los mendigos ocupan las arruinadas bóvedas. Éstos habían encendido una hoguera en suelo llano. Una suave brisa empujaba el humor hacia la arena, cubriendo la parte inferior de las ruinas y destacando los sombríos muros en lo alto. Nos detuvimos junto a la reja y admiramos el fenómeno bajo una luna resplandeciente. El humo se iba deslizando, despacio, a lo largo de las paredes, grietas y aberturas, y la luna lo iluminaba como una niebla. El espectáculo era precioso. Es así como deben verse iluminados el Panteón, el Capitolio, el pórtico de la basílica de San Pedro y también otras calles y plazas grandes. El sol y la luna, lo mismo que el espíritu humano, tienen aquí una misión muy distinta que en otros lugares, porque aquí se enfrentan a formidables construcciones.

20 de febrero, Miércoles de Ceniza

Por fin ha acabado la locura. Las innumerables luces de ayer todavía constituyeron un absurdo espectáculo. Es preciso haber asistido al Carnaval en Roma para perder por completo las ganas de presenciarlo de nuevo. No hay nada que escribir sobre el tema, aunque acaso resultaría divertido en una conversación. Lo más desagradable es percibir la ausencia de alegría interior en las personas, así como advertir el hecho de que carecen del dinero para manifestar la poca que quizá conserven. Los potentados son ahorradores y se retraen, la clase media carece de fortuna, y el pueblo es indolente. En los últimos días había un ruido increíble, mas no auténtica dicha. El cielo, tan infinitamente puro y hermoso, contempla con aire noble e inocente toda esta farsa.

Ya que no cabe aquí la descripción, mandaré, para recreo de los niños, algunos dibujos coloridos de las máscaras y de las peculiares vestiduras romanas, de modo que así nuestros queridos pequeños tengan el capítulo que falta en el Orbis pictus.

21 de febrero de 1787

Aprovecho momentos entre una y otra tarea del empaquetado para completar lo dicho hasta ahora. Mañana partimos hacia Nápoles. Me ilusiona lo nuevo, que intuyo de una belleza inefable, y confío en recuperar en esta naturaleza paradisíaca la libertad y el placer para dedicarme, como aquí en la seria Roma, al estudio del arte.

El equipaje no supone ninguna dificultad para mí; lo preparo con el corazón más ligero que hace medio año, cuando me despedía de todo lo que me es tan querido valioso. Sí, ha transcurrido ya medio año, y si afirmo que de los cuatro meses pasados en Roma no he perdido ni un solo instante, aunque signifique mucho, me quedo corto."

16 d’abr. 2022

Caterina Albert/victor Català. Drames rurals

 




Els companys de La Constància, factoria cultural organitzant un contactes: RURALIA, al voltant de textos de Caterina Albert/Victor Català extrets dels seus Drames Rurals.

Tindrà lloc el proper dissabte 30 d’abril, a les 12h, a Ca n’Ortadó.

Albert Estengre des de 1995 es dedica a explicar contes per a tots els públics: infantil, familiar i adult. El seu repertori és ple de contes de tradició oral, d'aquelles històries que fa tant temps que s'expliquen perquè s'adapten a les orelles dels que les escolten i s'enriqueixen amb l'experiència dels que les narren. Ha explicat contes per a públic infantil i adult a moltes biblioteques de Catalunya i de la resta de l'Estat, a teatres, bars, festivals (nacionals i internacionals), maratons, escoles, emissores de ràdio i televisió. Ha fet cursos de narració de contes i programa sessions de contes a diversos espais. És organitzador del festival de contes Arenys de Contes i impulsor del Festival Multipolar de contes per a adults a les biblioteques del Maresme. Ha estat president de l'ANIN (Associació de Narradores i Narradors).

En aquest acte, el narrador fa una mica de recorregut al voltant de l'obra de Caterina Albert i adapta a l'oralitat alguns dels seus contes.

15 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 5

 

En los mares del Sur


Robert Louis Stevenson

1896

Relato de experiencias y observaciones efectuadas en las islas Marquesas, Pomotú y Gilbert durante dos cruceros realizados en las goletas Casco 1888 y Equator 1889.

“Pocos son los hombres que abandonan las islas después de haberlas conocido; dejan que su pelo se vuelva cano allí donde se establecieron; la sombra de las palmeras y los vientos alisios los airean hasta el día de su muerte, mientras quizás acarician hasta el fin el sueño de visitar su país natal, proyecto raramente realizado, menos raramente apreciado y aún más raramente renovado. Ningún lugar en el mundo ejerce una atracción tan poderosa sobre quien lo visita; mi tarea consistirá en comunicar a quienes gustan de viajar sin moverse de su hogar la seducción de aquellos parajes y describir la vida, en tierra y mar, de centenares de millares de seres, algunos de ellos de nuestra sangre y que hablan nuestra lengua, todos contemporáneos nuestros y, sin embargo, tan alejados de nosotros por sus pensamientos y costumbres como Rob Roy o Barbarroja, los apóstoles o los césares.”

14 d’abr. 2022

propostes curs 2022-2023, 26

 

Antes de los años terribles

Victor del Árbol


primera edición: 2019

464 pàgines

proposa: Rosa Jordán



La vida de Isaías volvió a empezar el día que llegó a Barcelona siendo un muchacho y dejó atrás su mundo. Después de mucho tiempo a conseguido una nueva vida junto a su pareja, mientras intenta abrirse camino con un negocio de restauración de bicicletas. Todo cambia el día que recibe la visita de Enmanuel, un antiguo conocido que lo convence para que regrese a Uganda y participe en un encuentro sobre la reconciliación histórica de su país. Aceptar esta propuesta hará resurgir un pasado que Isaías creía haber dejado atrás. Se verá forzado a enfrentarse al niño que fue, mirarlo a los ojos sin concesiones y perdonarse a sí mismo, si quiere seguir adelante con su vida y no perder a su mujer, que pronto, y de la peor manera, descubrirá una terrible verdad: no siempre conocemos todo de aquellos a quienes amamos. 

Historia dura, narrada en dos tiempos. Nos muestra la realidad de los niños soldados de África, consigue que te llegues a situar en la piel del protagonista.


un día de abril

 


13 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 4

 

Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo

de Charles Darwin

1839

Relato del viaje que Charles Darwin emprendió el 27 de diciembre de 1831 a bordo del Beagle.

El viaje del Beagle empezó en el puerto de Plymouth (Inglaterra) y llevó a Darwin a recorrer Suramérica, Tahití, Nueva Zelanda, Australia y el Océano Índico.



CAPITULO PRIMERO 

Santiago.—Islas de Cabo Verde Porto Praya.—Ribeira Grande.—Polvo atmosférico con infusorios.—Costumbres de una Aplysia y de un pulpo.—Rocas de San Pablo, no volcánicas.—Curiosas incrustaciones.—Los insectos, primeros colonos de las islas.—Fernando Noronha. — Bahía.—Rocas bruñidas.—Hábitos de un Diodon, o pez orbe. — Confervas pelágicas e infusorios.—Causas de las diversas co loraciones del mar. Santiago.—Islas de Cabo Verde.—


"Después de haber tenido que retroceder dos veces, a causa de fuertes temporales del Sudoeste, el Beagle, bergantín de diez cañones, al mando del capitán Fitz Roy, de la Marina Real Inglesa, zarpó de Devonport el 27 de diciembre de 1831. El objetó de la expedición era completar los trabajos de hidrografía de Patagonia y Tierra del Fuego, comenzados, bajo la dirección del capitán King, de 1826 a 1830—la hidrografía de las costas de Chile, del Perú y de algunas islas del Pacífico—, y efectuar una serie de medidas cronométricas alrededor del mundo. El 6 de enero llegamos a Tenerife, pero se nos prohibió desembarcar, por temor de que lleváramos el cólera; a la mañana siguiente vimos salir el Sol tras el escarpado perfil de la isla de Gran Canaria e iluminar súbitamente el Pico de Tenerife, en tanto las regiones más bajas aparecían veladas en nubes aborregadas. Este fue el primero de una serie de días deliciosos e inolvidables. El 16 de enero de 1832 anclamos en Porto Praya, en Santiago, isla principal del archipiélago de Cabo Verde. 

Los alrededores de Porto Praya, contemplados desde el mar, presentan desolado aspecto. Las erupciones volcánicas de pasada edad y el ardiente fuego de un sol tropical han hecho que el suelo sea en muchos lugares inepto para la vegetación. El país se dispone en sucesivas mesetas escalonadas, salpicadas de algunas colinas cónicas truncadas, y el horizonte está limitado por una cadena irregular de montañas más altas. El paisaje, contemplado al través de la brumosa atmósfera de este clima, ofrece gran interés; si es que así puede apreciarlo quien, como yo, acababa de dejar el mar y paseaba por vez primera en una espesura de cocoteros, sin pensar en otra cosa que en mi propio bienestar. La isla, en general, podría considerarse como realmente sin interés; mas para el que sólo está acostumbrado a los paisajes ingleses la novedad de una tierra ostensiblemente estéril produce cierta impresión de grandeza, que una vegetación más abundante podría destruir. Había grandes extensiones de llanuras de lava, donde apenas podría descubrirse la menor brizna de hierba; sin embargo, rebaños de cabras y algunas vacas consiguen hallar sustento. Llueve muy rara vez; pero durante una parte del año llueve a torrentes, e inmediatamente después todas las quebradas se cubren de una ligera vegetación, que no tarda en marchitarse, formando una especie de forraje naturalmente preparado para servir de pasto a los animales. Por ahora no había llovido en un año entero. Cuando se descubrió la isla, los alrededores inmediatos de Porto Praya estaban cubiertos de arbolado, y su incesante destrucción ha producido aquí, como en Santa Elena y en algunas de las islas Canarias, una esterilidad casi absoluta. Los anchos valles de fondo aplanado, muchos de los cuales sirven de cauce a las aguas, sólo durante unos cuantos días de la estación lluviosa se hallan vestidos de espesos arbustos sin hojas. Pocos seres vivos habitan esos valles. El ave más común es un martín pescador (Dacelo lagoensis), que se posa con aire de mansedumbre en las ramas de la palmacristi o ricino y desde allí se lanza sobre los saltamontes y lagartos. Su plumaje ostenta brillantes colores, pero no tan bellos como los de las especies europeas, diferenciándose, además, mucho de ellas en su vuelo, costumbres y lugar de habitación, que es generalmente en los valles más secos. 

Un día, dos oficiales y yo fuimos a caballo a Ribeira Grande, aldea situada a pocas millas al este de Porto Praya. Hasta que llegamos al Valle de San Martín, el país presenta su ordinario aspecto y coloración pardusca; pero aquí un verdadero arroyuelo alimenta una exuberante vegetación en sus márgenes, causando un efecto de vivificante frescor. En el espacio de una hora llegamos a Ribeira Grande, donde contemplamos con sorpresa un gran fuerte arruinado y la catedral. Esta pequeña ciudad, antes de que se cegara su puerto, era la principal población de la isla; ahora presenta un aspecto melancólico, pero muy pintoresco. Después de procurarnos un Padre negro, para guía, y un español que había servido en la guerra peninsular, para intérprete, visitamos varios edificios, entre los que descollaba por su importancia una iglesia antigua. En ella han sido sepultados los gobernadores y capitanes generales de la isla. Algunas lápidas sepulcrales llevaban fechas del siglo XVI. Los adornos heráldicos ( era lo único que en este retirado lugar nos recordaba a Europa. La iglesia o capilla forma uno de los lados de un cuadrángulo en cuyo centro crece un numeroso grupo de bananeros. El otro lado era un hospital, que contenía unos doce asilados de miserable aspecto. Regresamos a la venda a comer. Un considerable número de hombres, mujeres y niños, negros como la pez, se reunían atraídos por el deseo de observarnos. Sin duda estaban de bonísimo humor, porque todo cuanto decíamos o hacíamos era celebrado con ingenuas carcajadas. Antes de salir de la ciudad hicimos una visita a la catedral. No parece tan rica como la iglesia parroquial, pero se ufana de poseer un pequeño órgano, que lanza gritos de una estridencia singular. Entregamos al sacerdote negro algunos chelines, y el español, dándole palmaditas en la cabeza, decía maliciosamente que, a su juicio, el color de la piel importaba poco. Después de esto volvimos a Porto Praya tan aprisa como nuestras jacas lo permitieron. "

propostes curs 2022-2023, 25

 

Las hermanas Grimes

Richard Yates


títol original: The Easter Parade, 1976

traducció: Rolando Costa Picazo

232 pàgines

proposa: Pilar Marcos



Richard Yates es un escritor nacido en Nueva York en 1926 cuya vida estuvo llena de altibajos y marcada por el alcoholismo. Decidió dedicarse a la escritura tras regresar de la II Guerra Mundial y cobró fama en 1961 tras el gran éxito de Revolutionary Road que fue finalista del National Book Award. En total publicó un total de nueve libros, además de dedicarse a escribir los discursos de Robert Kennedy y de ser profesor de talleres de escritura en diversas universidades. Se le considera uno de los escritores más significativo de la corriente literaria de mediados del siglo XX conocida como la “edad de la ansiedad”.

A pesar de su éxito a nivel de crítica, este no se reflejó en un éxito comercial y cuando murió en 1992 a los 66 años su obra estaba casi olvidada. Ninguna de sus novelas podía encontrarse editada en los años posteriores a su muerte, hasta que un artículo de la revista Boston Review se preguntó: “¿Cómo es posible que un escritor tan respetado y querido por sus pares, un escritor capaz de conmover tan profundamente a sus lectores, cayera en el olvido y dejara de editarse tan rápidamente?... ¿Qué un autor que influyó en los iconos literarios estadounidenses como Raymond Carver, entre otros, un autor tan rotundo y franco en sus prosa y en la elección de los caracteres, pueda tan solo encontrarse hoy clasificado en el fondo polvoriento del nivel más bajo de la sección de ficción de tiendas de libros de segunda mano?

A partir de entonces hubo un resurgimiento del interés por su vida y su obra y se le ha comparado con autores como Salinger y John Updike, siendo considerado hoy en día como un clásico de la literatura estadounidense del siglo XX.

Sus historias, en gran parte autobiográficas, están teñidas de pesimismo y centradas en la fragilidad y la desesperación de hombres y mujeres ante la imposibilidad del sueño americano. Un ejemplo de ello es la novela que propongo:

“Ninguna de las hermanas Grimes estaba destinada a ser feliz, y al echar una mirada retrospectiva siempre da la impresión de que los problemas empezaron con el divorcio de sus padres”. Así empiezo esta novela que narra las historia de dos hermanas que construyen sus vidas por caminos opuestos. Para Sarah, el matrimonio y la vida familiar son un refugio seguro, aunque no garanticen la felicidad. Emily, en cambio, busca en un hombre tras otro las respuestas que no puede darse a sí misma, y procura en vano huir de la soledad.

La Nueva York de los años treinta a los setenta, a lo que llegan los ecos de la Segunda Guerra Mundial y del psicoanálisis, es el escenario de esta novela valiente, demoledora y profundamente humana.

12 d’abr. 2022

grans llibres de viatges, 3

 

El libro de las maravillas del mundo

o

Los viajes de Marco Polo

Marco Polo

escrito finales siglo XIII



LXXI
DEL PALACIO DEL GRAN KAN

"Tened por cierto que el Gran Kan permanece tres meses del año, es decir, diciembre, enero y febrero, en la ciudad principal llamada Cambaluc. En esta ciudad es donde tiene su gran palacio y os contaré cómo es:

El palacio tiene una muralla cuadrada, de una milla de largo por cada costado. Y en cada una de las esquinas de este palacio hay otro de gran belleza en el que se guardan los arneses del Gran Kan, es decir, los arcos, las aljabas, las sillas, los bocados, las cuerdas y las tiendas y todo lo que es menester para los ejércitos y la guerra. Y, aún más, entre estos palacios hay otros cuatro palacios en este recinto: así pues, a lo largo de esta muralla hay ocho palacios, todos ellos llenos de arneses, y en cada uno hay una sola clase de cosas.

Y en esta muralla, por el costado que da al Mediodía, hay cinco puertas y en medio una puerta grandísima que no se abre ni se cierra, salvo cuando pasa el Gran Kan, es decir, cuando entra y sale. Y a ambos lados de esa puerta hay dos pequeñas, por las que entra toda la demás gente. Por el otro lado hay otra grande, por la que entran habitualmente las demás personas, es decir, cualquier hombre. Y dentro de esta muralla hay otra muralla y a lo largo de ella hay ocho palacios, como en la primera, en los que también se guardan los arneses del Gran Kan. En el costado que da al Mediodía hay cinco puertas; por el otro lado, una. Y en el centro de esta muralla se halla el palacio del Gran Kan, que es como yo os contaré.

Es el mayor que jamás se haya visto; sólo tiene un alto, mas el pavimento se eleva diez pasos holgados por encima del suelo, el techo es muy altísimo. Los muros de las salas y de las estancias están enteramente cubiertos de oro y de plata y en ellos hay labradas historias de damas y caballeros, de pájaros y animales y de muchas otras cosas bellas y el techo es de tal guisa que sólo se puede ver en él oro y plata. La sala es tan larga y tan vasta que pueden comer en ella más de seis mil personas, y son tantos los aposentos que su número maravilla. La cubierta de arriba, es decir, la exterior, es bermeja y azul y verde y de muchos otros colores y está tan bien barnizada que brilla como oro o cristal, de suerte que el palacio resplandece desde muy lejos. La cubierta es muy resistente.

Entre esta muralla y la otra interior de la que os he hablado anteriormente hay praderas y árboles y muchas especies de salvajina, es decir, ciervos blancos, corzos y gamos, animales que producen almizcle, ardillas y armiños y otros hermosos animales. Las tierras que componen este jardín están llenas por entero de estos animales, menos el camino por el que entran las personas, y por la parte del Mistral hay un lago muy grande en el que hay muchas clases de peces. Y yo os digo que en él entra y de él sale un gran río³ y está dispuesto de tal forma que de él no puede hallar salida pez alguno: en este lago ha mandado echar muchas especies de peces.

[…]

También os digo que junto a este palacio hay otro similar a aquél en todo, donde habita el nieto del Gran Kan, que ha de reinar después de él. Es éste Temur, hijo de Chinchim, que era el primogénito del Gran Kan, y este Temur, que ha de reinar, se comporta de modo similar a su abuelo, y tiene ya bula de oro y el sello del imperio, pero no ha de ejercer el poder mientras su abuelo esté vivo."

propostes curs 2022-2023, 24

 

El hombre de tiza

C. J. Tudor


títol original: The Chalk Man, 2018

traducció: Carlos Abreu

352 pàgines

proposa: Juani



El hombre de tiza es una novela de suspense escrita por la autora británica C.J. Tudor. en 2018, de 400 páginas que hace ya varios años que Paco nos recomendó.

Hay juegos que solo tienen un final posible. Echando la vista atrás, todo comenzó el día del terrible accidente durante la feria, cuando Eddie, de doce años, conoció al Hombre de Tiza.

Fue el Hombre de Tiza quien le dio la idea de los dibujos: una manera de dejar mensajes secretos entre el grupo de amigos.

Fue divertido hasta que los dibujos condujeron al cuerpo sin vida de una niña. Sucedió hace treinta años y Ed pensaba que todo había quedado olvidado.

Sin embargo, recibe una carta que contiene solo dos cosas: una tiza y el dibujo de un muñeco.

La historia se repite y Ed se da cuenta de que el juego en realidad nunca terminó...

Todos tenemos secretos. Todos somos culpables de algo. Y los niños no son siempre tan inocentes como parecen.

La crítica ha dicho...:

«Stephen King habla de ella, las ventas son estratosféricas... Todo gracias a un único libro, El Hombre de Tiza, una aterradora y brillante novela.»
El Mundo

«La británica C. J. Tudor se estrena a lo grande con El Hombre de Tiza, intriga sustentada en los fantasmas de la niñez, que puede ser un tiempo oscuro.»
La Vanguardia

«Una intriga psicológica brillante y bien resuelta.»
Lluís Fernández, La Razón

«Un nuevo gran talento. Tensión pura, un final escalofriante, magníficos personajes, giros inesperados... Poco más se le puede pedir a un buen thriller.»

11 d’abr. 2022

el passat i jo, pàgines viscudes, la crònica

 



El passat dissabte, nou d'abril, vam celebrar, en col·laboració amb el Col·lectiu de Recerques Arqueològiques de Cerdanyola , el primer certamen de relats i creacions artístiques al voltant d'un tema: El passat i jo, una mirada a la nostra relació amb els llocs que dipositen la memòria col·lectiva: els museus.

Les lectures van donar pas, és clar, als records compartits: alegres uns, emotius altres, i a una rica xerrada, cordial, distesa, al voltant de la memòria col·lectiva i personal, i el paper cabdal dels museus en preservar totes dues.

La tarda va finalitzar amb la degustació del magnífic pastís de xocolata elaborat per Mariona.

Aquests són els textos i les obres presentades:


El primer text va ser el de la Mariona Alegret, del CRAC



"Va ésser a l’estiu del 83, a mitjans del mes d’agost, quan amb 6 amics de la colla, vam iniciar la l’aventura de conèixer Grècia. Havien desembarcat a Patras, procedents de Brindisi amb els nostres cotxes, un Panda i un 127. Teníem una ruta mes o menys traçada per Grècia i abans de començar-la, ja portàvem1.900 kilòmetres a la nostra esquena, però la il·lusió intacte.

Jo, m’havia comprat per aquest viatge, el que per mi seria el meu primer super equip fotogràfic: una Yasika FX , una gran angular, un zoom, un polaritzador, un flaix i 8 carrets fotogràfics. Vaja un luxe per mi als 23 anys!

En la nostra ruta, vàrem deixar el Peloponès per la tornada i vàrem enfilar cap el nord. En els primer dies, el que més il.lusió em va fer, va ésser estar a Delfos, on hi havia el famós oracle. Però va ser Mystres, el que em va meravellar. Una petita ciutat plena de palaus, d’Esglésies, i petits monestirs bizantins,a quin més maco. La veritat no m’ho esperava.

Seguint amb el nostre viatge, vàrem passar pel monestir de Ossios Lukàs. En el seu patí, on hi havia varies dependències, vaig viure una de les meves experiències extrasensorials, que explicar-la, ja formaria part d’un altre relat.

La nostra estada a Atenes, un cop superat l’estrès d’entrar amb cotxe fins la mateixa plaça Sintagma, va ser com la de qualsevol turista, Acròpolis, Museu arqueològic nacional, passeig per Plaka, pujar a Likavitos, gaudir dels meravellosos menjars grecs.....

Al cap de dos dies, vam deixar enrere Atenes per anar cap el Peloponès, doncs teníem programades les visites de Micenes al matí i Tirint per la tarda. Aquell dia vàrem tenir sort, i en el nostre pas pel Canal de Corint, van poder veure un vaixell creuant-lo. Hi havia molta expectació! Tot de turistes a banda i banda del pont, tenint un vaixell sota els nostres peus i a la ma, la càmera fotogràfica.

Per mi, Micenes havia d’esser com les altres visites que estàvem fent als diferents jaciments i ciutats de l’antiga Grècia, molt interessants, però res de més especial que els altres. Que equivocada estava!

De fet, quan vàrem aparcar els cotxes i vam començar a enfilar pel camí sota la muralla sud, que ens havia de portar a l’entrada, era com un jaciment més, muralles importants però... Renoi! quan vaig fer el gir cap a la dreta per anar a l’entrada principal, la famosa Porta dels lleons. Sí, la, que des de ven petita, havia vist als llibres de text de l’escola.

No se si sabré explicar el que em va agafar, però si puc dir que d’entrada em vaig quedar aturada i vaig dir alguna cosa com: Ostres! La Porta dels lleons! Mentre ens hi anàvem acostant, tot i els 40 graus de temperatura que en aquells moments caient sobre nostre , em va entrar una espècie de sensació de fred, ep! que només van durar uns minuts, eh!

"Porta del lleons", Micenes , Mariona Alegret


Ens varen aturar a un costat davant de la porta per contemplar-la.Tot seguit, en la meva ment van començar a passar els noms d’Agamenón, Clitemnestra, Atreu i com no, la imatge de la màscara d’or d’Agamenon. Tenir la porta, allà davant i poder observar-la i saber que la travessaria, va ser un sentiment que, si és cert, en altres llocs ho he viscut posteriorment, però aquell era el primer que em sotragava d’aquella manera un indret del passat.

Un cop superada la primera impressió, la meva obsessió va ser, fer-me una fotografia tota soleta, sota la porta. Cosa difícil a ple mes d’Agost, però no impossible! Així que posar-me sota la porta i que em fessin la fotografia, va ésser el moment culminant.

Desprès la visita al jaciment va estar bé, el cercle de tombes, la cisterna, la tomba d’Atreu, però res que m’impressionés com la Porta del lleons.

Per culminar aquell dia en el que gairebé vaig tenir una experiència mística, vam fer nit a Nafplio, una bonica ciutat portuària. Aquell vespre, per celebrar el meu Sant, vam anar a gaudir d’uns esplèndids Soulakis, uns gotets de Retsina i de postres, com no, un Bablava. Us podeu imaginar com vàrem acabar, asseguts a la platja tenint converses transcendentals, com gairebé totes les que es tenen als vint i pocs anys.

La resta de viatge va ésser un no parar de visites a altres jaciments i ciutats, Olimpia, Epidauros i un gaudir de la meravellosa gastronomia grega.

Grècia, va ser el meu tercer viatge, desprès d’Itàlia i Turquia, que em donava la oportunitat de conèixer la història, trepitjant els indrets on havien succeït els esdeveniments més o menys coneguts. Tot i que el meu interès per l’arqueologia me’l va despertar Pompeia, quan la vaig visitar als 14 anys, la meva experiència a Grega, me’l va refermar.

I fins aquí la meva transcendental experiència amb el passat!"


Mariona Alegret
Abril 2022.


"Mans", Anna Duran



A continuació, va ser el torn del nostre company de Vespres Literaris, Joan Francesc.

El riu dels laietans!

"Hola, em dic Joan Francesc i vaig néixer al barri del raval de Santa Coloma de Gramenet, en una barraca construïda al pati de la casa dels meus padrins, uns oncles del meu pare. Aquesta caseta limitava amb la llera del riu Besòs, només havíem de baixar uns quants esglaons per arribar al petit hort familiar, va ser el meu primer contacte amb tomàquets, albergínies, pebrots, mongetes i altres verdures. El riu serpentejava en amplis meandres i de vegades amb diferents braços, normalment amb poc cabal entre còdols, arbusts, canyissos i matolls de ribera.

Aquest riu té una gran llera, doncs recull les aigües de les pluges procedents del Vallès i de tant en tant, es produïen importants crescudes i de vegades catastròfiques, eren les temibles riuades, com la que va succeir el setembre de 1962, on van morir milers de persones i nosaltres gairebé perdem la casa, aleshores jo tenia quatre anys i mig. En aquella ocasió, el meu pare va trobar al riu un cotxe de pedals arrossegat per l’aigua, va ser el meu primer cotxe, i ho vaig tenir mentre vaig viure en aquella casa.

La fesomia del riu i la ubicació del curs d'aigua podia canviar substancialment després de cada crescuda, quan tornava la calma ens trobàvem amb altres meandres i munts de deixalles de matoll i canyís. Evidentment en funció del nivell de la crescuda, l'hort quedava totalment arruïnat, recordo haver vist al meu pare calçat amb botes de goma fins a gairebé els genolls, clavat en el fang i rescatant alguns pebrots, que era el poc que havia quedat després de la riuada.

Per aquells temps el riu era la claveguera industrial del Vallès i havien poques aus, no obstant això, sempre hi havien pardals i potser algunes gavines que a vegades remuntaven des del mar, també cavalls. A prop de casa hi havia un carreter que tenia algunes mules i un parell de cavalls que de vegades els deixaven lligats pels marges del riu.

Segons em van explicar, una vegada, un d’aquells cavalls, es va deixar anar i va córrer descontrolat pel riu, fins que es va creuar amb
la meva germaneta de tant sol tres anys, el cavall va salta per sobre d’ella, i li va fregar la cara amb una de les potes, sortosament tot va quedar en un ensurt i en una petita marca imperceptible al costat de la boca, mentre tots van anar a socórrer-la, jo amb poc més d’un any, em vaig quedar sense custòdia a prop d'una petita séquia de reg, a la qual me’n vaig anar directe, encara sort, que algú em va veure i només em vaig donar una petita capbussada, aquell dia la nostra família va ser doblement afortunada i sortosament tot va quedar en l’anecdotari familiar.

Amb aquella petita casa vaig viure fins als set anys, quan ens vam mudar a un nou pis al barri del Besòs de Barcelona. Al cap de poc temps, la casa on vaig néixer i part del pati dels meus padrins, van ser engolits per la primera canalització del riu.

Per aquell temps, els meus avis paterns també vivien a Santa Coloma, recordo un dia, quan jo tindria uns deu anys, em vaig posar a caminar i me'n vaig anar des del Barri fins a la casa dels meus avis, i ho vaig fer pel camí que millor coneixia, el carrer de Pere IV per on anava l’autobús, en aquell temps de llambordes i franquejat per grans plàtans fins a pont de Sant Adrià, on vaig continuar per la llera del riu. Els meus avis es van alegrar de veure'm, però de seguida, me'l van recriminar, per haver-hi anat sol i sense dir res a ningú. Després em van acompanyar fins a la porta de casa, penso que els meus pares mai no se'n van assabentar.

Dècades més tard es va construir el parc fluvial del Besòs, el barri del raval va ser urbanitzat i van desaparèixer gairebé totes les cases baixes.



Com veieu, la meva afició per caminar ve de lluny i igual que quan tenia deu anys, amb més o menys freqüència vaig des de casa fins a la llera del riu i camino pel parc fluvial del Besòs, de vegades arribo fins a l’alçada de Montcada i allà, per uns esglaons de ciment pujo el mur de la canalització, i segueixo un corriol marcat com a GR-92, que em porta fins a la Serra de la Marina i al poblat ibèric de Puig Castellar, el que freqüento des de fa molts anys, puc arribar-hi al poblat per altres camins, però el que més m'agrada és per la llera del riu, encara que sigui el més llarg.

He vist l'evolució de la recuperació d'aquest poblat ibèric dels darrers trenta anys, i gairebé sempre faig el mateix recorregut pel poblat, contemplo els espais, toco les pedres dels murs que estan per sota de la ratlla vermella, que és la marca fins on arriben
les pedres originals, després pujo pel carrer principal del poblat, que té poc més d'un metre d'amplada, està molt inclinat i el terra és irregular de pedres per on segurament corria l'aigua torrencial de les llevantades.

Quan estic a dalt del turó i miro la plana de Barcelona, veig tota aquesta ampla superfície que ara és de ciment i asfalt amb un riu apaivagat, i penso en els habitants del poblat, què veurien? una llera semblant a quan jo era petit?, els mateixos meandres i còdols, els seus canyissos i matolls de ribera?

Segurament la plana de Barcelona seria de bosc mediterrani acabat en un delta, amb platges sorrenques pels sediments dipositats per les rieres naturals de Collserola, i els dies de sol, amb el cel blau, des de Puig Castellar veurien unes vistes increïbles del mar des del Garraf fins al Maresme, pura naturalesa salvatge, increïblement meravellosa, i a les muntanyes properes, hi havia els assentaments de les Maleses, Montjuïc, Lauro, Ca n'Oliver, d'en Boscà, de Burriac, i d'altres, possiblement amb moltes rivalitats, però segur que amb aliances comercials i intercanvi d’experiències i coneixements.

Al costat de Puig Castellar, hi ha el barranc de les bruixes i la font de la bota i una mica més a l'esquerra la deu del Jonc, i penso, que els habitants de Puig Castellar baixarien fins a la font o fins a la deu amb els seus atuells a buscar l'aigua necessària, justament pels sendes que jo acabo de trepitjar.

Sobretot, com ja he esmentat, m'agrada tocar les pedres i pensar que fa més de dos mil anys, algú va col·locar aquella pedra que jo estic tocant i va caminar pels mateixos llocs.

A uns centenars de metres del poblat, hi ha el Cau d’en Genís, un dolmen natural megalític, un sepulcre de l’edat del bronze descobert al 1955 i on van trobar restes funeràries. També aquest lloc, és per mi un pas obligat, sempre que vaig per la zona, m’aturo un moment a les roques del dolmen i miro la plana de Barcelona pensant, què veurien aquella gent des de la seva talaia?.


I quan torno cap a casa caminant des de Puig Castellar, hi passo per l’antic barri del raval, m'aturo un moment on era casa meva, just en un punt determinat del mur de canalització i miro cap al riu, com si estigués mirant des de la petita finestra que hi havia a la diminuta cuina de casa meva.

Justament, a l'altra banda del riu, hi ha una antiga nau industrial del barri de Bon Pastor que em fa de referència d'ubicació i llavors, recordo els meus primers anys, el pont de taulons del Moliner, les roselles als talussos i sobretot, a la meva germana sempre amb les seves trenes, molt dolça i riallera."














El tercer, i últim, text presentat va ser pel que aquestes línies escriu

Mi primera vez

"Partía hacia lo desconocido, como partieron ellos, con todo por construir. Conocía sus hazañas, sus grandes aventuras, las había leído y releído cientos de veces en unos pocos volúmenes que guardaba en aquella balda mágica de mi biblioteca. Sin otra guía que el entusiasmo ciego e irracional, devoraba por aquellos años estudios sesudos junto a libritos infames, en un vademécum enloquecido del todo carente de método, planificación o sistematización en su estudio. Me fascinaba aquel mundo de dioses con prosaicos defectos del todo humanos que dialogaban, sin mucho éxito, con unos humanos osados, del todo invencibles y virtudes sobrehumanas. Su origen era allá en el oriente, de donde viene todo lo mágico. Eran fundadores de ciudades, transmisores de nuevos pensamientos, de nuevos conocimientos. Admiraba ese pasado de triunfo y gloria trufado de héroes de leyenda.

En mis lecturas, me transportaba al interior de las cóncavas naves que colonizaban ese mar que decían, y decimos, nuestro, a las batallas, el arrojo , la grandeza de aquellos hombres, y llegaba a la conclusión que Odiseo no era Aquiles, caracterizado por su ira, valentía y defensa del honor, sino un guerrero que solo desea regresar al hogar. Aquiles era nuestro guerrero implacable, sin embargo, Odiseo era un héroe diferente: valiente, audaz, mentiroso, astuto, valeroso, tortuoso, lleno de odio y amor al mismo tiempo, es decir, era profundamente humano.

Entre esos dos espejos se debatía mi proceso de maduración, cuando, una mañana de primavera, como la que ahora nos envuelve en este porche, iba a embarcarme, enrolarme, no recuerdo en este momento cuales fueron mis sensaciones, en la nave que nos transportaría a Emporium, nuestro destino.

Aquel día amaneció límpido de nubes, el sol invitaba a desprendernos de nuestros ropajes y gritar con fuerza hacia el septentrión. La luz que bañaba nuestros juveniles cuerpos, me preguntaba, ¿es la misma que dio calor a aquellas gentes inquietas por descubrir nuevas tierras, por crear nuevas colonias? No lograba dar con la respuesta, cuando me envolvió el clamor que agitaba ambos lados de nuestra nave, de repente me vi arrastrado hacia uno de los vomitorios de la nao y apeado en la ardiente brea de un parquin con frente al mar. Lo que contemplábamos eran los restos del puerto de Palaiápolis, el islote que albergo la colonia primigenia. La milenaria construcción brillaba bajo un sol que irisaba las crestas marinas que una suave brisa levantaba; a lo lejos, unos pinos sombreaban el ir y venir feliz de unas viajeras del cercano país galo, ¿tal vez oriundas de la colonia de Massalia?

Tras intercambiar sendos ritos de conocimiento mutuo entre colonias vecinas, nuestros preceptores decidieron que era el momento de echar la vista atrás y enfrentarnos a nuestro pasado. Y vaya si lo fue, yo diría que recibí un gran sopapo. Como ya he mencionado, me debatía entre el aura heroica de Aquiles y el sentido práctico del avispado Odiseo, cuando me pegue de bruces con la cruda realidad que arrojaba la evidencia arqueológica: los colonos que arribaron a estas tierras no eran osados guerreros o astutos estrategas, sino varones célibes de familias en apuros económicos de Atenas y Focea, que no deseaban ver caer en la esclavitud, por deudas, a sus hijos. El lugar de destino se lo facilitaba Delfos, un oráculo que ofrecía viajes con billete de ida y regreso incierto, no menor a cinco años, para aquellos que tuvieran éxito en la búsqueda de horizontes más esperanzadores.

Estaba decepcionado, lo confieso, ya que lo más interesante que vivieron estos héroes en estas tierras fue un franco y cordial comercio entre los nuevos habitantes de la isla y los locales íberos indigetes establecidos en la línea de la costa desde hacía cientos de años. 

Descubierta la finalidad de la colonia original, anduvimos unos metros hasta llegar a los restos de la Neápolis, la nueva colonia, ya en el continente, donde, deseaba, descubrir nuevos personajes que hubieran protagonizado grandes hazañas. Nuestro Virgilio particular nos mostro los restos de grandes silos, que demostraba que la exportación de cereal era una de las principales actividades de Emporion, aunque también obtenían y comerciaban con metales: hierro, cobre o plata. Además, parece ser que remontaron los ríos Llobregat y Cardener (¡ahora sí, una aventura en toda regla!), y llegaron hasta a Cardona para conseguir… ¡sal! Unas aventuras y hazañas que, anoche ,en mi noche desvelada, ni imaginaba.

Más tarde, tras un gran muro, accedimos a la ciudad, romana. Ahora sí que iba a escuchar aventuras sin fin, trufadas de carreras de cuadrigas, batallas legendarias y sangre por doquier. Pero, a estas alturas del relato, comprenderéis que no fue así: tras la conquista de Hispania por el Imperio Romano, recitaba su lección el maestro de latín, Emporio permaneció como ciudad-estado independiente, si bien el hecho de que optara por Pompeyo durante la guerra civil que le enfrentó a Julio César provocó que, tras la victoria de este, se le suprimiera toda su autonomía, estableciéndose además una colonia de veteranos del ejército para controlar la zona. Desde la llegada de esos primeros jubilados del norte, Emporio entró en una franca decadencia, ensombrecida por las nuevas plazas fuertes administrativa y comercial de Tarraco y Barcino.

La conclusión de mi primera vez en un museo-yacimiento fue la siguiente: el día anterior a tú vista duerme bien, abandona en la cuneta cualquier idea preconcebida, abre de par en par todos tus sentidos y, ante todo, disfruta de la gran aventura del conocimiento que, os confieso, es la mejor."

Andrés
Vespres Literaris
05/04/2022



Després dels relats Marta va llegir un emotiu fragment de l'obra L'Agulla daurada, de Montserrat Roig i Sílvia l'inici de la novel·la Ànima de tramuntana, de Núria Esponellà Premi Prudenci Bertrana 2020.