31 de març 2014

estella

“-Dentro de una semana ya me habrá olvidado.
-¡Olvidarla! Usted forma parte de mí existencia, de mi propio ser. Ha figurado en cada una de las líneas que he leído, desde que vine aquí por primera vez, cuando era un chico rudo y vulgar, cuyo pobre corazón ya lacero en aquel entonces.  Usted siempre ha formado parte de todas las esperanzas que he tenido desde aquel día... en el río,  en las velas de los barcos, en los pantanos,  en las nubes,  en la luz,  en la oscuridad,  en el viento,  en los bosques,  en el mar, en las calles. Ha sido usted la encarnación de toda la graciosa fantasía que mi espíritu llego a forjar. Las piedras con que están construidos los más sólidos edificios de Londres no son más reales, ni para usted más imposible de ser desplazadas con sus manos, de lo que han sido y serán siempre para mí, allí y en todas partes, su presencia e influencia. Hasta la última hora de mi vida, Estella, no podrá usted evitar que siga formando parte de mí mismo, parte del poco bien o del mal que exista en mí. Pero en esta separación que usted me anuncia, solo la asocio con el bien, y la recordaré fielmente confundida con él, porque a pesar del profundo dolor que ahora siento, usted debe de haberme hecho más bien que mal. ¡Oh, Estella, Dios la bendiga y la perdone!
Ignoro en qué grado de arrobamiento desventurado pronuncié aquellas palabras entrecortadas. Manaban de mí como la sangre de una herida interna.  Acerqué su mano a mis labios y la retuve en ellos por un instante. Luego me alejé, pero siempre he recordado que así como Estella me contemplaba con extrañeza, miss Havisham lo hacía con expresión de compasión y remordimiento.
¡Todo había terminado! ¡Todo estaba perdido! Y tanto era lo que acababa de desaparecer para mí que, cuando salí de la casa, incluso la luz del día me pareció menos diáfana que al entrar. Durante un rato anduve perdido por callejuelas, y luego emprendí a pie el camino hacia Londres. “

Grandes esperanzas
Charles Dickens

pág. 496-497

27 de març 2014

abel

“-Queridos Píp y compañero de Pip: No voy a contarles mi vida a manera de canción o novela. Para comenzar, con cuatro palabras tendré bastante. En la cárcel y fuera de ella... sí, en la cárcel y fuera de ella. Eso es todo. Tal fue mi vida hasta que me embarcaron después de aquellos días en que Pip me socorrió.
Lo he sufrido todo, excepto la horca. Me han tenido encerrado con tanto cuidado como una tetera de plata. He sido transportado de un lado a otro, me han echado de esta población, me han echado de aquella, me metieron en el cepo, me azotaron, torturaren y zarandearon. No tengo más idea que ustedes del lugar donde nací. Cuando empecé a darme cuenta de mi existencia, me hallaba en Essex, robando nabos para poder comer. Recuerdo que alguien me abandono; era un hombre, un calderero, y se llevó el fuego consigo y me dejó tiritando.
Sabía que me llamaba Magwitch y que mi nombre de pila era Abel. ¿Cómo lo sabía? Pues del mismo modo que sabía que los pájaros que veía en los setos se llamaban pinzón, tordo o gorrión. Podría haber creído que todo junto no era más que mentira, pero como resulto que los nombres de los pájaros eran verdaderos, supuse que el mío también lo era.
Por lo que recuerdo, no había nadie que al ver al pequeño Abel Magwitch, tan mal vestido como mal alimentado, no se asustara y lo ahuyentase o hiciese prender... Y tantas veces me metieron en la cárcel, que casi puedo decir que me crié entre rejas.
Y así, cuando aún no era más que una criatura harapienta, la más digna de lástima que yo haya visto (y no es que me hubiese mirado en el espejo, porque pocos interiores amueblados conocía}, tenía ya fama de ser un delincuente empedernido. "Este es de los más empedernidos", decían en la cárcel al presentarme a los visitantes. "Puede decirse que este chico ha pasado toda su vida en la prisión." Entonces los visitantes me miraban, y yo los miraba a ellos. Algunos me medían la cabeza, aunque habrían hecho mejor midiéndome el estómago, y otros me daban folletos que yo no sabía leer, o me soltaban discursos que no entendía. Y siempre acababan por hablarme del diablo.  Pero ¡qué diablos podía ser yo? Algo tenía que meter en mi estómago, ¿no es verdad? Pero me estoy poniendo vulgar y ya sé que no debo hacerlo. Queridos Pip y compañero de Pip, no teman que vuelva a caer en mis vulgaridades.
Vagabundeando, mendigando, robando, trabajando a veces, cuando podía (que no era muy a menudo, pues ustedes mismos dirán si habrían estado dispuestos a darme trabajo), actuando un poco de cazador furtivo, un poco de labrador, un poco de carretero, un poco de segador, un poco de buhonero y un poco de muchas cosas de las que no dan beneficios y lo meten a uno en dificultades, me convertí finalmente en hombre. Un soldado desertor que encontré en una estación, escondido bajo un montón de patatas, me enseñó a leer, y un gigante vagabundo que solo escribía su nombre  por un penique,  me ensenó a escribir. Ya no me encerraban tan a menudo como antes, pero de vez en cuando notaba el hierro en mis piernas.

Grandes esperanzas
Charles Dickens
pág. 471-472




26 de març 2014

joe



“- Antes de que el fuego se apague, Joe, quisiera decirte algo.-
¿De veras, Pip? -repuso él al mismo tiempo que acercaba a la fragua el banco de herrar-. ¿De qué se trata?
-Joe -dije, agarrándome a la manga de su camisa y retorciéndola con mi pulgar y mi índice-, ¿recuerdas todo lo que he explicado de la casa de miss Havisham?
-¡Claro que lo recuerdo! -contestó-. Y lo encuentro maravilloso.
-Hay una cosa terrible, Joe, y es que lo que he contado no es cierto.
-¿Qué dices, Pip? -exclamo, perplejo-. No querrás decir que es...
-Sí, que es mentira.
-Pero no todo, ¿verdad? Porque no vas a decirme ahora que no había tal coche de terciope..., ¿De modo que...? -dijo interrumpiendo su primera frase al ver que yo sacudía la cabeza-. ¿No había coche? Pero por lo menos debía de haber perros, aunque no hubiese chuletas.
-No, Joe.
-¿Un perro solo; un cachorro, quizá?
-No, Joe, no había nada de todo eso.
Cuando lo miré fijamente con tristeza, Joe se mostró muy apesadumbrado.
— ¡Pip, chico! ¡Muy mal hecho, querido! Por este camino ¿adónde vas a parar?
-Es terrible, Joe, ¿verdad?
— ¿Terrible? -exclamo-. ¡Espantoso! ¿Por qué lo hiciste?
-No lo sé -contesté, soltando la manga de su camisa y sentándome a sus pies sobre las cenizas de la forja, con la cabeza baja-. Pero quisiera que me hubieses enseñado más juegos de cartas y que mis botas no fuesen tan ordinarias y mis manos callosas.
Y entonces confesé a Joe que me consideraba muy desdichado, y que no me había atrevido a exponer la verdad a mi hermana y a Pumblechook, porque éstos me trataban brutalmente. Le dije también que en casa de miss Havisham había una hermosa joven muy arrogante que me dijo que yo era un patán,  un tipo rústico; y que yo sabía que era vulgar, y no quería serio, y que de todo eso habían nacido las mentiras que dije no sé cómo ni por qué.
Nos hallábamos ante un caso de metafísica, tan difícil de resolver para Joe como para mí. Pero él dejó de lado el aspecto metafísico y de esa manera consiguió dominarlo.
-Hay una cosa de la cual puedes estar seguro, Pip -dijo después de reflexionar por un momento-. Las mentiras siempre son mentiras. No me hables más con embustes, Pip. No es mintiendo como se consigue dejar de ser un rústico. En cuanto a esto, no acabo de entenderlo, amiguito. En algunos casos eres extraordinario, a pesar de ser pequeño.
-No, Joe; soy un ignorante.
-¿Ignorante dices? Si lo fueras no habrías escrito la carta que escribiste anoche. ¡Escrita hasta en letra de molde! He visto cartas de verdaderos señores, y puedo jurar que no estaban escritas en letras de imprenta como la tuya...
-No he aprendido casi nada, Joe. Dices eso porque me quieres demasiado.
-En fin, Pip. Creo que hay que ser un estudiante ordinario antes de convertirse en un estudiante extraordinario. El rey en su trono y con su corona en la cabeza, no puede escribir Ieyes del Parlamento en letra de molde, sin haber empezado por el alfabeto cuando no era más que un príncipe... ¡Ah! -siguió, con un ademán significativo-, y sin haber empezado por la a y seguido todas las letras hasta la zeta. Sé perfectamente lo que es esto, aunque no puedo decir que lo haya aprendido.
Había en sus palabras algo alentador, y de inmediato me sentí un poco más animado.
-Si los rústicos -prosiguió- estarían o no mejor, por su posición, entre los de su clase, en vez de ir a jugar con los distinguidos, esto me hace pensar que quizá hubiese una bandera.
-No, Joe.
-Lamento que no hubiese una bandera, Pip. Si habría sido mejor o no, es cosa que no se puede discutir ahora sin alborotar a tu hermana, lo cual hemos de guardarnos de hacer, al menos intencionadamente. Oye, Pip, lo que te dice un amigo verdadero: si no puedes dejar de ser ordinario siguiendo el buen camino, nunca lo lograrás siguiendo uno malo. De manera que no has de decir más mentiras, y así podrás vivir feliz hasta la muerte.
-¿No estás enfadado conmigo, Joe?
-No, querido. Pero considerando que tus embustes han sido sorprendentes y atrevidos (y me refiero particularmente a aquello de las chuletas de ternera por las que se peleaban los perros), un buen amigo sincero, que te desea el bien, te aconseja que, al hacer examen de conciencia a la hora de acostarte, pienses en la falta que has cometido. Nada más, muchacho. No vuelvas a hacerlo.
Cuando subí a mi cuarto y recé mis oraciones, no olvidé la recomendación de Joe. Pero aun así mi alma joven se hallaba en un estado tal de turbación e ingratitud, que durante largo rato, después de acostarme, estuve pensando que a Estella,  Joe le parecería un herrero vulgar con botas ordinarias y manos callosas. Pensé en Joe y en mi hermana, que en aquellos momentos estaban sentados en la cocina, y en Estella, que nunca se sentaba en la cocina sino que,  como miss Havisham, estaba muy por encima de esas costumbres poco distinguidas. Me dormí recordando lo que había hecho en casa de Miss Havisham, como si hubiese permanecido allí algunas semanas o meses enteros en lugar de unas horas, y como si todo aquello fuese cosa de mucho tiempo atrás en vez de haber ocurrido aquel mismo día. Fue aquella una fecha memorable para mí, pues a ella debí grandes cambios en mi existencia. Pero en la vida de todos sucede lo mismo. Suponed que se suprime de ella un día determinado, y pensad cuan distinto habría sido. Los que estáis leyendo esto meditad por un instante sobre la larga cadena de hierro o de oro, de espinas o de flores, que nunca os habría sujetado de no haber sido por un primer eslabón que se formó en un día memorable.”


Grandes esperanzas
Charles Dickens
pág. 102-106



G. K. Chesterton
1874-1936
escritor británic
"Grandes esperanzas, obra de madurez de Dickens,  atesora calidad, una fina ironía e incluso una cierta tristeza, lo que la singulariza del resto de su obra. En ningún momento pudo Dickens posiblemente ser llamado cínico, tenía demasiada vitalidad, pero en comparación con sus otros libros, este es cínico, pero tiene el cinismo suave y gentil de la vejez, no el duro cinismo de la juventud. Dickens, que había sido romántico y sentimental en su juventud,  podía permitirse el lujo de “imprimir” un toque de ambigüedad y duda en su obra de madurez. (…)
Se trata de un estudio de la debilidad humana y de su lenta rendición. En él se describe la facilidad con que se puede hacer que un muchacho,  libre, de instintos frescos y decentes,  pase a preocuparse más por el rango y el orgullo y los grados de nuestra sociedad estratificada que por el viejo afecto y el honor. (…)
La mejor manera de definir el cambio que este libro marca en la obra de Dickens se puede resumir en una frase: en este libro,  por primera vez en la obra de Dickens,  el héroe desaparece. "

Apreciaciones y críticas a las obras de Charles Dickens
G. K. Chesterton 

25 de març 2014

dia mundial del teatre 2014

The Globe

Amb motiu del dia Mundial del Teatre, el proper diumenge, 30 de març, a les dotze del migdia, diferents grups de teatre de la ciutat duran a terme l'acció col·lectiva “Escena Ciutat” Als Jardins de Ca n'Ortadó .

Els grups participants son: GAT, Passi-ho Bé Teatre, Cap aquí Teatre, Així som-Así somos,  
T-Atreves Teatro, i Aula de Teatre.






Manifest del dia Mundial del Teatre 2014

"On sigui que hi hagi societat humana, l’irreprimible Esperit de la Representació s’hi manifesta.
Sota els arbres als petits poblets i sobre sofisticats escenaris a les grans metròpolis; a les sales d’actes de les escoles, els camps, els temples; als suburbis, les places públiques, els centres cívics i el subsòl de les ciutats; la gent es reuneix en comunió entorn els efímers mons teatrals que creem per expressar la nostra complexitat humana, la nostra diversitat, la nostra vulnerabilitat, en carn i os, alè i veu.
Ens reunim per plorar i per recordar, per riure i per contemplar; per aprendre, afirmar i imaginar. Per meravellar-nos davant la destresa tècnica i per encarnar deus. Per quedar-nos sense alè davant la nostra capacitat de bellesa, compassió i monstruositat. Per omplir-nos d’energia i poder. Per celebrar la riquesa de les nostres diferents cultures i per fer desaparèixer les fronteres que ens separen.
On sigui que hi hagi societat humana, l’irreprimible Esperit de la Representació s’hi manifesta. Nascut de la comunitat, duu posades les màscares i els vestits de les nostres diferents tradicions. Utilitza les nostres llengües, ritmes i gestos i obre un espai entre nosaltres.
I nosaltres, els artistes que treballem amb aquest antic esperit, ens sentim impulsats a canalitzar-lo a través dels nostres cors, les nostres idees i els nostres cossos per a revelar les nostres realitats en tota la seva mundanitat i el seu rutilant misteri.
Però en aquesta època a la qual tants milions de persones lluiten per sobreviure, pateixen règims opressius i d’un capitalisme depredador, fugen del conflicte i la confrontació; a la qual la nostra privacitat és envaïda per serveis secrets i els nostres mots censurats per governs intrusius; a la qual s’aniquilen boscos, s’exterminen espècies i s’enverinen oceans: què ens sentim impulsats a revelar?
En aquest món de poders desiguals, al qual diferents ordres hegemònics intenten convèncer-nos que una nació, una raça, un gènere, una preferència sexual, una religió, una ideologia, un marc cultural és superior a la resta, hom pot realment defensar la idea que les arts haurien d’anar separades de les agendes socials?
Nosaltres, els artistes d’àgores i escenaris, ens conformem amb les demandes asèptiques del mercat o utilitzem el poder que tenim per obrir un espai als cors i les ments de la societat, per a reunir gent al nostre voltant, per inspirar, meravellar i informar, i per crear un món d’esperança i de col·laboració sincera?"

Brett Bailey
dramaturg i director sud-africà

23 de març 2014

la señorita Havisham


“Era muy desagradable y yo estaba un poco asustado. Sin embargo, como no había más remedio que llamar a la puerta, así lo hice, y una voz procedente del interior me ordeno entrar.  Por tanto, obedecí, y me encontré en una habitación bastante grande y bien iluminada con velas de cera. No entraba ni el menor rayo de luz natural. A juzgar por el mobiliario, parecía un vestidor,  aunque por entonces la mayoría de las formas y usos de los muebles me eran por completo desconocidas. Destacaba una mesa vestida con una tela, encima de la cual había un espejo dorado, que me sugirió al momento el tocador de una dama distinguida.
No puedo decir si hubiera reconocido este mueble tan pronto de no hallarse una dama junto a él. Sentada en un sillón, con el codo apoyado en la mesa y descansando la cabeza sobre la mano,  se encontraba la mujer más extraña que jamás había visto o que jamás veré.
Vestía un traje muy rico, todo blanco, de raso, encajes y sedas, Calzaba zapatos blancos. Llevaba un largo velo blanco sujeto al pelo y flores nupciales le adornaban el cabello, pero éste era cano. Algunas relucientes joyas brillaban en su cuello y en sus manos, y otras centelleaban sobre la mesa. Por doquier aparecían esparcidos vestidos, menos espléndidos que el que llevaba puesto, y maletas a medio hacer. No había acabado de vestirse del todo —le faltaba un zapato y el otro estaba en la mesa,  junto a su mano— el velo estaba a medio poner, no llevaba ni el reloj ni la cadena, y junto a éstos, en amontonado revoltijo cerca del espejo, se veían algunos encajes, el pañuelo, los guantes, unas flores y el misal.
No vi todas estas cosas en los primeros momentos aunque me hice cargo de más de lo que podía suponerse.  Sí noté también que todo lo debías ser blanco, lo había sido antaño y ahora había perdido el lustre y estaba descolorido y amarillento. Observé que la novia que vestía el traje nupcial se había marchitado igual que el vestido y las flores, y que ya no le quedaba más lozanía que el brillo de sus ojos hundidos. Vi que un día el traje había cubierto la redondeada figura de una joven y que ahora colgaba de un cuerpo encogido, reducido a piel y a huesos. Una vez me habían llevado a ver unas horrendas figuras de cera en la feria, que representaban a no se qué imposible personaje que yacía muerto en traje de ceremonia. Otra vez me habían llevado a una de las iglesias de los marjales para que viera un esqueleto envuelto en las cenizas de un rico vestido, que habían desenterrado en una bóveda que encontraron bajo el pavimento de la iglesia. Ahora, la figura de cera y el esqueleto parecían tener ojos que se movían y me miraban. De haber podido, hubiera gritado.

— ¿Quién es? —pregunto la dama junto a la mesa.
—Pip, señora.
      ¿Pip?
      El chico del señor Pumblechook, senora. El que ha venido... a jugar.
—Acércate. Déjame que te vea. Ven aquí.
Fue cuando estuve ante ella, esquivándole la mirada, cuando pude tomar nota detalladamente de los objetos que la rodeaban y vi que su reloj de pulsera se había parado a las nueve menos veinte, y que otro reloj que había en la habitación también estaba parado a las nueve menos veinte.
—Mírame —dijo la señorita Havisham—. ¿No tienes miedo de una mujer que no ha visto el sol desde que tu naciste?
Lamento contestar que no tuve miedo de decir la enorme mentira comprendida en la respuesta:
—No.
— ¿Sabes lo que toco aquí? —pregunto, poniendo ambas manos, una encima de la otra, sobre el lado Izquierdo de su pecho.
—Sí, señora —me acorde del joven de los marjales.
— ¿Qué es lo que toco?
—Su corazón.
— ¡Destrozado!”
Grandes esperanzas
Charles Dickens
pág. 112-113




Traducida aquí bajo el título de “Cadenas rotas”, “Great Expectations” es una de las primeras adaptaciones cinematográficas, del año 1946, de la novela de Dickens.
Dirigida por David Lean, el guión fue obra de David Lean, Ronald Neame, Anthony Havelock-Allan, Cecil McGivern y Kay Walsh .
En el reparto: John Mills, Valerie Hobson, Martita Hunt, Alec Guinness, Jean Simmons, Bernard Miles, Francis L. Sullivan, Finlay Currie, Anthony Wager, Freda Jackson.

Trailer de la película:


22 de març 2014

dia mundial de la poesia: la poeta



El dia 21 de març va ser proclamat per la UNESCO el “Dia Mundial de la Poesia”. Per festejar-lo. enguany, la poeta Montserrat Abelló ha escrit el poema “Tan sols la paraula nua”, i que s’ha traduït del català a vint llengües més.


Tan sols la paraula nua
la teva, mai la d’un altre
la que reflecteix una vida
dins d’una solitud
curulla de promeses,
on tot és possible.

S’esvaneixen els dubtes
la foscor claror es torna
i els sols variants i múltiples
cauen damunt cada mot,
el cobreixen i donen força.

Enllà d’aquest ser-hi
tan precís que
s’allarga en el contingut
de cada paraula clara.

Com ho és la poesia.

Montserrat Abelló


Montserrat Abelló (Tarragona, 1918) és poeta . Va iniciar la seva trajectòria literària el 1963 amb Vida diària i ha publicat, entre d’altres, Foc a les mans (1990), Dins l'esfera del temps (1998). L’any 2002 va aplegar tota la seva obra a Al cor de les paraules. Posteriorment, ha publicat Memòria de tu i de mi (2006) i El fred íntim del silenci (2009 ).


21 de març 2014

dia mundial de la poesia



Saber narrar en llenguatge vigorós
Deler i desig, i plers, i, sens esforç,
Rimar bells mots amb el ritme dels cors
Amants o folls; i, gens fantasiós

- Oh, dolç fallir! -, coronar de lluors
Éssers de carn, tot oblidant els morts
I l'ombra llur, reial, i d'un bell tors
Reprendre el tot vital i rigorós.

Saber sofrir sense llanguir i amar
Sense esperar, i, essent, ardit, del segle,
Témer i l'enuig i al nàufrag dar la mà;
Viure l'instant i obrir els ulls al demà,
Del clar i l'obscur seguir normes i regla
I, enmig d'orats i savis, raonar.

J.V. Foix

“Sol i de dol”

el Londres de Dickens

Covent Garden, Londres
1871
En 1800 la población de Londres era de alrededor de un millón de personas, que se incrementó los 4,5 millones en 1880.  Los nuevos muelles del Támesis se convierten en el centro comercial del mundo, y la llegada del ferrocarril,  en la década de 1830,  causo el mayor impacto en el crecimiento de Londres, ya que facilitó el desplazamiento diario de miles de personas, lo que aceleró la expansión de la ciudad.
Calle de Londres, finales siglo XIX

El precio que pagó la ciudad por el crecimiento explosivo y la dominación del comercio mundial, fue la miseria y la suciedad. En el Londres de principios del siglo XIX, conviven los hogares de la clase media y alta junto a zonas de una pobreza y suciedad extremas.  Ricos y pobres se lanzan juntos a las atestadas calles de la ciudad. Los barrenderos tratan de mantener limpias las calles de estiércol, el resultado de miles de vehículos tirados por caballos. A su vez, miles de chimeneas escupen un denso humo de carbón, y el hollín de la combustión parece asentarse en todas partes. Las aguas negras fluyen por canales que desembocan en el río Támesis.  La higiene personal no es una prioridad, así como la ropa limpia, por lo que los olores son penetrantes y abigarrados.
familia londinense, 1870

Hasta la segunda mitad del siglo XIX los residentes de Londres todavía estaban bebiendo agua de las mismas partes del Támesis donde desaguan las alcantarillas, por ello se suceden los brotes de cólera a lo largo de la centuria. A los anales pasó “El Gran Hedor” de 1858, cuando el hedor del Támesis perturbo a los parlamentarios.

Por la noche las principales calles se iluminan con débiles lámparas de gas, y las calles secundarias no se iluminan de ninguna manera, toda una cohorte de ladrones, carteristas y pequeños rateros pueblan las calles.





cenas de medio penique para niños pobres en el este de Londres, 1870

17 de març 2014

euterpe i 3

el concurs de les Pièrides
Rosso Florentino (1494-1540)
oli sobre taula
Museu del Louvre (Paris)
“Euterpe, molt distant dels càlculs matemàtics de la seva germana, va aprendre melodies noves:  algunes les agafava directament de la natura, però d'altres les portava, de terres llunyanes,  el vent.  Observà que algunes de les màgiques melodies que li arribaven pel vent eren més idònies que d'altres per a segons quins moments del dia o de la vida. D'aquestes melodies que afectaven el caràcter n'anomenà modes i tenien l'aire de la terra d'on provenien: de Lídia, on vivien persones amb un caràcter trist i greu, arribaven melodies per plorar i per entristir qui les escoltava; els dòrics, que eren persones moderades i equilibrades, feien melodies per centrar-se en un mateix: de Frígia arribaven melodies carregades d’entusiasme d'altres indrets unes que debilitaven l'ànim; etc.
Clio (musa de la història i l'epopeia)  transmeté tosi aquests coneixements als homes i a les dones de generacions posteriors, ja que calien per tal de gaudir plena ment de la música, i també històries relacionades amb aquesta art,  per mostrar el que podia passar a aquell que no la conegués.  D'una d'aquestes històries en fou protagonista Màrsies.  Clio l'explicava així: “Vivia a Frígia i era un geni de la natura (mig animal, mig humà) que els grecs anomenaven sàtirs quan eren joves i sílens quan eren grans com ell.  Aquests genis es passaven la vida al vol tant de Dionís (déu de la vinya i del vi) bevent, perseguint noies i fent tot de malifetes inimaginables.  A Màrsies se li atribuïa l'invent de la flauta de dos tubs,  però sembla ser que fou la deessa Atenea la primera que la va fabricar usant les banyes d'un cérvol.  Un dia que, emocionada,  va presentar el seu instrument en un banquet diví, Hera i Afrodita varen riure's de la cara que feia Atenea en bufar.  Atenea va fugir a Frígia,  el país de Màrsies, a emmirallar-se en un riu i, en veure que se li deformaven les galtes, la va llençar maleint i amenaçant amb els càstigs mes terribles aquell que s'atrevís a recollir-la. Se suposa que Màrsies la deuria trobar,  ja que poc temps després d'haver-la llençat Atenea, creient-se que els sons de la seva flauta eren els més bells,  desafià Apol·lo (déu de la música i de la poesia) a fer sonar la seva lira tan bé com ell, Màrsies,  feia sonar la seva flauta. Apol·lo va acceptar,  però amb la condició que qui guanyés podria fer amb l'altre el que fos del seu desig.  En un primer enfrontament van quedar empatats,  però en una nova volta Apol·lo retà Màrsies a tocar el seu instrument penjat dels peus i de cap per avall, tal com ell era capaç de fer amb la seva lira. Màrsies fou vençut i Apol·lo el va penjar d'un pi on, viu, li va arrencar la pell.  Més tard,  penedit d'aquest càstig exagerat, va trencar la seva lira i el convertí en riu”.
Les muses van cantar en moltes ocasions per als déus. Però en una d'aquestes celebracions nou noies, anomenades Pièrides per ser filles de Píer de Pela, molt hàbils en l'art del cant, s'atreviren a rivalitzar amb les muses. El concurs va tenir lloc a l'Helicó, les Pièrides, però, foren vençudes i el seu càstig (com veiem, tot aquell que s'atrevia a rivalitzar amb un déu o amb una musa tenia el seu càstig si no vencia) fou ser convertides en gralles,  les aus de veu més desagradable.”

Els cants perfumats d’Euterpe 
Pep Alsina i Frederic Sesé


12 de març 2014

euterpe 2

Reconstrucció d'un instrument de corda de la Grècia Antiga. Es relaciona amb el déu Apol·lo, considerat com el millor intèrpret del instrument i patró dels músics.
(Museu d'instruments musicals, Katakolon, Grècia).








En arribar a casa al migdia, Euterpe i Terpsicore ho varen explicar a les seves germanes, que, curioses, de seguida van voler anar a la pedra màgica que retornava els sons.  A la tarda es tornaren a trobar amb el pastor que, de bon grat,  veié com Erato (musa de la lírica coral i de la cançó amatòria) s'afegia al concert; el resultat fou al·lucinant,  pertot arreu apareixien veus noves i sons nous que creixien en tots els sentits, com creixen les branques dels arbres o les fulles de les plantes. Hi havia harmonia entre totes les notes, i així en digueren des de llavors a l'estat més perfecte de convivència,  com hi ha harmonia en els cicles de la naturalesa i en l'univers.
Mentrestant Polímnia (musa de la pantomima i dels himnes), Melpomene (musa de la tragèdia), Talia (musa de la comèdia) i Cal·líope (musa de la poesia èpica, la poesia i la cançó narrativa i mare d'Orfeu) se sentien inspirades per l'ambient que generava els sons que sortien dels instruments del pastor i de les goles de les seves germanes. Cadascuna en el seu llenguatge, Polímnia, Melpomene, Talia i Cal·líope van expressar, amb el seu cos i la seva imaginació, el que sentien. Terpsícore ballava.  Fou llavors quan Urània (musa de l'astronomia i de la poesia didàctica), que havia estat en silenci asseguda sobre una estora de gespa, pensà que entre les notes que sonaven deuria haver-hi relacions matemàtiques. Tot tornant, ja de fosc, cap a casa, ho explicà a les seves germanes i els ho demostrà gràcies a una corda que s'estirava pels pesos que aguantava cada costat. Utilitzant aquest instrument, que anomenà monocordi (perquè tenia una sola corda), deduí que els sons més agradables a l'oïda són els que tenen relacions matemàtiques més perfectes. Les seves germanes la sentien calcular i formular lleis: «Si Terpsícore i Euterpe canten juntes i una té la veu més greu que l'altra, el resultat és que sonen dues notes diferents.  Aquestes notes s'estimen i són agradables a l'oïda quan hi ha una distància concreta entre elles. Aquestes distàncies que ens resulten més agradables es poden aconseguir en el monocordi, canviant els pesos que l'estiren: si amb dues pedres que tot just puc aixecar sona la primera nota que canta Euterpe, la primera nota greu que canta Terpsícore l'aconseguiré amb unes pedres que pesin la meitat que les anteriors i aquestes relacions tan agradables es poden calcular per a la resta de notes. De la mateixa manera, si la tercera nota que canta Euterpe és agradable respecte a la segona i a la quarta o a les notes que canta Terpsícore és perquè hi ha una relació entre elles que puc repetir pinçant amb el dit la meva corda aquí i allà, just en uns punts on la corda puja i baixa més per l'efecte de la vibració, i veig que les distàncies entre elles es poden expressar matemàticament: si faig sonar la corda i després pinço amb un dit al mig, aconseguiré, en fer-la sonar, una nota el doble d'aguda.  Aquesta altra que resulta agradable es troba a una distància d'una tercera part des del mig de la corda, aquesta altra...». S'adonà que de les melodies que cantaven les seves germanes se'n podien fer escales ordenant les notes que les formaven de greu a agut o a l'inrevés.”

continuarà...


Els cants perfumats d’Euterpe

Pep Alsina i Frederic Sesé

10 de març 2014

euterpe

Euterpe, 1592
grabat de Hendrick Goltzius
“Euterpe, musa grega de la música i una de les nou filles de Mnemòsine (la personificació de la memòria) i Zeus (el déu de la llum), va néixer molt bella, silenciosa i, sobretot, receptiva a tot el món sonor que l'envoltava. Des de petita havia agafat el costum d'estirar-se enmig de qualsevol prat, amb els ulls tancats i els braços oberts, per recollir els sons que li feien arribar el vent i els animals: era com si s'alimentés de les seves percepcions. Ben aviat va aprendre, però, a imitar els sons de l'entorn: escoltava i jugava a despistar els ocells i els llops, que creien sentir un parent proper sota les branques d'un arbre, o el so del vent i del tro, que diuen que era capaç de fer a la perfecció amb l'ajut d'estris que corrien per casa. Ella creia que així, imitant, seria més a prop de la natura.

Un capvespre d'estiu, però, tot canvià per Euterpe, passejava sola pel costat del riu i sentí el cant d'un rossinyol, allà no hi havia sons i prou, sinó que tenien relació els uns amb els altres, estaven ordenats en una melodia preciosa. Mentre caminava pel camí que la duia a casa, ja que no volia distreure la inspiració d'aquell ocell, Euterpe la va imitar i la va aprendre.

Emocionada pel seu descobriment reuní les altres vuit muses, les seves germanes, i, enmig d'un silenci expectant, començà a cantar la preciosa melodia.  Les noies, que escoltaven molt atentes, van experimentar com a través de l'oïda sentien emocions noves i intenses, sobretot Terpsícore (musa de la dansa i de la poesia coral), que des d'aquell moment reclamava el cant  d'Euterpe per poder-lo ballar. Al cap de pocs dies Terpsícore ja l'havia apresa i la cantava alhora amb la seva germana, però aquesta musa tenia la veu més greu que Euterpe i la canviava de to perquè no arribava a les notes que podia fer

Euterpe amb facilitat. D'aquesta diferència va sortir-ne una música encara més dolça que combinava melodies diferents, però que, com deia Euterpe,  s'estimaven. Les veus de les dues muses ressonaven enmig de la calma de les valls de l'Helicó i del Parnàs, les muntanyes on vivien.

Fou un matí, en un dels passeigs que acostumaven a fer les dues germanes per descobrir sons nous i melodies noves, quan, passant a prop d'una gran roca de la vall, les veus de les dues muses rebotaren contra la paret de pedra i tornaren a les seves orelles instants més tard de quan les havien emès. El resultat fou molt-espectacular: la melodia es perseguia ella mateixa, era una mena de repetició que esdevenia agradable,  era un cànon sense fi que envoltava els caps de les joves i de tots aquells que les sentien.

Un d'aquests fou un pastor que vigilava ovelles i que se sentí enamorat  d'Euterpe tan bon punt en va sentir la veu. Com tot bon pastor, ja que és una feina que ocupa els ulls però no les mans, ell s'havia confeccionat un flabiol ï un tamborí que tocava per fer-se les estones més lleugeres. S'acostà a les noies i les acompanyà amb els seus instruments: primer, per temptejar, va tocar una nota mantinguda i invariable que ell anomenava bordó; després, un cop més segur de les possibilitats de la melodia, interpretà cinc notes que es tornaven a repetir en acabar la cinquena, creant així una sensació d'obstinació.  El pastor ho anomenava obstinat i, sovint, ho combinava amb ornaments que fugien de l'estricte obstinat per embellir-lo i fer-lo més variat.  Foren molt feliços durant molta estona, ja que fer música dóna felicitat.”

continuarà...


Els cants perfumats d’Euterpe
Pep Alsina i Frederic Sesé





Euterpe: Concertino per flauta i banda de Ferrer Ferran.

8 de març 2014

1848, la primavera de los pueblos



“En la década de 1860 entra una nueva palabra en el vocabulario económico y político del mundo: “capitalismo”. (…) Y es que el triunfo mundial del capitalismo es el tema más importante de la historia en las décadas posteriores a 1848. Era el triunfo de una sociedad que creía que el desarrollo económico radicaba en la empresa privada competitiva y en el éxito de comprarlo todo en el mercado más barato (incluida la mano de obra) para venderlo luego en el más caro. Se consideraba que una economía de tal fundamento, y por lo mismo descansando de modo natural en las sólidas bases de una burguesía compuesta de aquellos a quienes la energía, el mérito y la inteligencia habían aupado y mantenido en su actual posición, no solo crearía un mundo de abundancia convenientemente distribuida, sino de ilustración, razonamiento v oportunidad humana siempre crecientes, un progreso de las ciencias y las artes, en resumen: un mundo de continuo y acelerado avance material y moral. Los pocos obstáculos que permanecieran en el camino del claro desarrollo de la empresa privada serían barridos. Las instituciones del mundo, o más bien de aquellas partes del mundo no  entorpecidas aún por la tiranía de la tradición y la superstición por la desgracia de no tener la piel blanca (es decir, las regiones ubicadas preferentemente en la Europa central y noroccidental), se aproximarían de manera gradual al modelo internacional de una “nación-estado” territorialmente definida, con una constitución garantizadora de la propiedad y los derechos civiles, asambleas de representantes elegidos y gobiernos responsables ante ellas, y, donde conviniera, participación del pueblo común en la política dentro de límites tales como la garantía del orden social burgués y la evitación del riesgo de su derrocamiento.(…)
Los años que van de 1789 a 1848 estuvieron dominados por una doble revolución: la transformación industrial iniciada en Gran Bretaña y muy restringida a esta nación, y la transformación política asociada y muy limitada a Francia.  Ambas transformaciones implicaban el triunfo de una nueva sociedad, pero por lo visto sus contemporáneos tuvieron más dudas aún que nosotros respecto a si iba a ser la sociedad del capitalismo liberal la triunfante, o lo que un historiador francés ha denominado “la burguesía conquistadora”. Detrás de los burgueses ideólogos políticos se hallaban las masas, siempre dispuestas a convertir en sociales las moderadas revoluciones liberales. Debajo y alrededor de los empresarios capitalistas se agitaban y movían los descontentes y desplazados “pobres trabajadores” (…)
 Con la revolución de 1848 se quiebra la anterior simetría y cambia la forma.  Retrocede la revolución política y avanza la revolución industrial. El año 1848, la famosa “primavera de los pueblos”, fue la primera y la última revolución europea en el sentido (casi) literal, la realización momentánea de los sueños de la izquierda, las pesadillas de la derecha, el derrocamiento virtualmente simultáneo de los viejos regímenes existentes en la mayor parte de la Europa continental y el oeste de los imperios ruso y turco, de Copenhague a Palermo, de Brasov a Barcelona. Se la había esperado y predicho. Parecía ser la culminación y la consecuencia lógica de la era de la doble revolución.
Pero fracasó universal, rápida y definitivamente, si bien este último extremo no fue comprendido durante muchos años por los refugiados políticos. En adelante no se daría ninguna revolución social general del tipo que se había vislumbrado antes de 1848 en los países “avanzados” del mundo. (…)

La revolución industrial (británica) se había tragado a la revolución política (francesa) “ 

La era del capitalismo
E.J.Hobsbawm
Labor
pág: 7-8

5 de març 2014

tiempos difíciles



Tiempos difíciles, novela de 1854,  es una obra de madurez de Dickens y una de las mejores que escribió.  La novela es una crítica contra la industrialización, el materialismo y la educación.

Reproducimos un fragmento:


”—¡Cuánto me gustaría ser como vos, señorita Luisa! —le dijo una noche, después que esta última procuro aclararle las dudas que tenía acerca de la lección del día siguiente.
— ¿De veras?
—¡Sabría tantas cosas,  señorita Luisa...! Todo lo que ahora me resulta difícil, sería entonces muy sencillo para mí.
—Acaso no salieses ganando nada con ello, Ceci.
Ceci se aventuró a decir, después de una ligera vacilación:
—Pero tampoco perdería nada, señorita Luisa.
A lo que esta contesto:
—No lo sé.
Eran las dos casi extrañas la una a la otra, porque se habían tratado muy poco; la vida en el Palacio de Piedra giraba monótonamente lo mismo que una máquina, y Ceci tenía prohibido hablar de su vida pasada. Por eso la muchacha se quedó mirando a Luisa con ojos interrogadores, no sabiendo si agregar algo más o quedarse callada. Luisa prosiguió:
—Tú sabes ser más servicial para mi madre que yo, y más agradable con ella que lo que yo acierto a ser.
—Pero, por favor, señorita Luisa —dijo Ceci, excusàndose—. ¡Soy..., soy tan ignorante...!
Luisa dejó escapar una risa más alegre de lo que era habitual en ella, y le dijo que poco a poco se iría haciendo más instruida.
—Es que no sabéis lo tonta que soy —exclamo Ceci, casi llorando—. En la escuela no hago más que equivocarme. El señor y la señora M'Choakumchild me hacen poner una y otra vez en pie, nada más que para que cometa errores. No lo puedo remediar. Parece que me brotan espontáneamente.
—Supongo que el señor y la señora M'Choakumchild no se equivocaran nunca, ¿verdad, Ceci?
—¡Jamás! —contestó Ceci, con mucha seriedad—. Ellos lo saben todo.
—Cuéntame algunas de tus equivocaciones.
—Me da casi vergüenza —contesto la muchacha con cierta repugnancia—. Hoy, por ejemplo, nos explicaba el señor M'Choakumchild la teoría de la Prosperidad natural.
—Supongo que quieres decir la Prosperidad nacional —apunto Luisa.
—Sí..., eso... Pero ¿no es lo mismo? —interrogo Ceci tímidamente.
—Puesto que él dijo nacional, es mejor que tú también lo digas así —contesto Luisa con sequedad reservada.
—La Prosperidad nacional. Y nos dijo: «Mirad: suponed que esta escuela es la nación y que en esta nación hay cincuenta millones en dinero. ¿es o no una nación próspera? Niña número veinte, ¿es o no una nación próspera esta, y estáis o no estáis vos nadando en prosperidad?»
—¿Y qué contestaste? —le pregunto Luisa.
—Señorita Luisa, le contesté que no lo sabía. Me pareció que no estaba en condiciones de afirmar si la nación era o no era próspera y si yo estaba nadando en prosperidad, mientras no supiese en qué manos estaba el dinero y si me correspondía a mí una parte. Pero esto era salirse de la cuestión. No podía representarse con números —dijo Ceci, enjugándose las lágrimas.
—Cometiste un gran error —sentencio Luisa.
—Ahora ya lo sé, señorita Luisa; ahora ya lo sé. El señor M'Choakumchild me dijo a continuación que me lo presentaría de otra manera, y se expresó de este modo: «La sala de esta escuela es una ciudad inmensa en la que vive un millón de habitantes, y de ese millón de habitantes, solamente se mueren de hambre en la calle, al año, veinticinco. ¿Qué os parece esta prosperidad?» Lo mejor que se me ocurrió contestarle fue que para los que se morían de hambre era lo mismo que la ciudad tuviese un millón que un millón de millones de habitantes. Y también en esto me equivoqué.
—¡Naturalmente que sí!
-El señor M'Choakumchild dijo que iba a probarme otra vez, y empezó: «Tengo aquí un cuaderno de asmatísticas...»
—Estadísticas — corrigió Luisa.
—Eso es, señorita Luisa...; siempre me hacen pensar en los pobres asmáticos... De estadísticas de accidentes marítimos. «Según ellas (dijo el señor M'Choakumchild), cien mil personas se embarcaren en un año para travesías marítimas largas, y tan solo quinientas se ahogaron o perecieron entre llamas. ¿Qué tanto por ciento resulta?» Y yo le contesté... que ninguno —y al decir esto, Ceci sollozó, como si aquel error, el mayor de los suyos, le inspirase viva contrición.
—¿Cómo que ninguno, Ceci?
—Ningún tanto por ciento representa para los parientes y amigos de los que perecieron. No acabaré jamás de aprender —dijo Ceci—, y lo peor de todo es que, si bien mi padre deseaba tan ardientemente que yo aprendiese, y yo deseo muy de veras aprender, precisamente porque él lo deseaba, sospecho mucho que el aprender no es cosa de mi gusto.
Luisa se quedó mirando aquella cabeza tan modesta, cuando Ceci la inclino avergonzada. Cuando esta volvió a levantarla y la miro a la cara, ella le pregunto:
-¿Es tu padre muy ilustrado, Ceci, ya que desea tanto que tú lo seas?
Ceci vaciló antes de contestar y dejó traslucir claramente que comprendía que iban a entrar en un terreno prohibido, por lo que Luisa agrego:
—Nadie nos escucha; y si alguien nos escuchase, estoy segura de que no encontraría ningún mal en una pregunta tan inocente.
-No es ilustrado, señorita Luisa -contesto Ceci al verse animada de este modo, y cabeceó negativamente—. Es muy poquita cosa lo que sabe. A duras penas si sabe escribir, y no son muchos los que comprenden su escritura. Aunque para mi es clarísima.
-¿Y tu madre?
—Dice mi padre que era muy instruida. Murió cuando yo nací. Era... —Ceci hizo, nerviosa, la terrible confesión—, era bailarina.”

Tiempos difíciles
Charles Dickens
RBA, 1982
Pág: 70 a 73



Tiempos modernos (Modern Times), es una película del año 1936 con dirección, guion y música de  Charles Chaplin. Interpretada por Charles Chaplin, Paulette Goddard, Henry Bergman, Chester Conklin, Stanley Stanford, Hank Mann, Louis Natheaux, Allan Garcia, la película muestra a un obrero (Charles Chaplin) extenuado por el frenético ritmo de una cadena de montaje. El obrero acaba perdiendo la razón. Después de recuperarse en un hospital, sale y es encarcelado por participar en una manifestación en la que se encontraba por casualidad. En la cárcel, también sin pretenderlo, ayuda a controlar un motín, gracias a lo cual queda en libertad. Una vez fuera, reemprende la lucha por la supervivencia en compañía de una joven huérfana a la que conoce en la calle



2 de març 2014

metròpolis

Malgrat el canvi de lectura dickensiana, posem en aquest espai la pel·lícula Metròpolis, dirigida per l'alemany Fritz Lang,  per il·lustrar el debat que volem obrir  sobre els canvis econòmics i socials que va viure i reflectir en les seves novel·les Charles Dickens.

Metròpolis és una pel·lícula de ciència - ficció de 1927,  dirigida per Fritz Lang .  La pel·lícula va ser escrita per Lang i la seva dona Thea von Harbou.  Feta a Alemanya durant el període de Weimar ,  Metròpolis es una distòpia  urbana futurista , i segueix els intents de Freder , el fill ric del governant de la ciutat , i Maria per superar la gran bretxa que separa les classes socials  de la seva ciutat . Metròpolis va ser filmada l’any 1925.


Metròpolis és un dels pocs films considerats Memòria del Món per la Unesco (altres són els films documentals dels germans Lumière,  Els oblidats, dirigida per Luis Buñuel dl’any 1950 i El mag d'Oz de Victor Fleming de 1939).  Va ser el primer a posseir aquesta categoria per la profunditat del seu contingut humà i social.


nou canvi del calendari


Per qüestions d'organització, la lectura del mes d’abril serà “Grans esperances” de Charles Dickens, en lloc de l'inicialment prevista "Temps difícils", del mateix autor.



Temps difícils” (Hard Times), és la dècima  novel·la de l'escriptor anglès. 

En la mateixa es reflecteix l'època de la industrialització a Anglaterra.  Es va publicar per primer cop l'any 1854

1 de març 2014

ana maria moix



Nancy Flor bailará siempre
porque Johnny ya murió.
Un bribón le dio la muerte,
nadie sabe a dónde huyó.

Fue testigo un pistolero
rey en los bares de New York,
pasado luego a carcelero
contó la historia en un block.

Jim, Johnny y Nancy Flor
tres personajes de antología,
de apología,
extraña historia del terror.

Ella tenía los ojos grises,
Johnny pintaba flores de azahar,
Jim era dulce, un soñador.

Ella bailaba todas las noches,
Jim la soñaba en un bazar
rodeada de otros muñecos
que la adoraban por su candor.

Eran hermanos los dos adoradores de Nancy Flor.

Por la calle caminaban
los tres en silencio,
mas el corazón no calla, traidor.
Y Jim lo supo.
Daban las doce en el cuco.

Caía el sol en la acera
y Dulce Jim vio un gran amor
en las dos sombras de Johnny y Nancy Flor
unidas a ras de tierra.

El dolor apenas quema
cuando nada queda en el hueco
de un antiguo corazón.

El asesino huyó de la justicia
pero le persigue el eco
de una loca ilusión
que con diabólica malicia
persiste en tener razón.

Una flor era Nancy para Jim,
mas una flor pintada antaño
por un solo enamorado
que no fue Jim, sino John.

Ana Maria Moix