31 de gen. 2008

El corazón de las tinieblas (Joseph Conrad)


Nos encontramos en una de las arterias que nutren el corazón del Imperio. El tiempo se ha detenido en torno a la Nellie, Marlow, el único que "seguía a la mar" (20) inicia el relato de un niño polaco de noble familia, Józef Teodor Konrad Korzeniowski de Nalecz. Éste sueña con viajar a los espacios en blanco que ve en los mapas que tanto le gustan- "el esplendor de la exploración"- (24) se dice nuestro pequeño aventurero.
Konrad vera realizado su sueño: durante unos escasos meses viajara a lo largo de un "río grande y poderoso" (24) parecido a una "serpeinte enroscada" (24). En estos meses de descubrimiento y decepción, lo que era un espacio en blanco, virginal en los sueños infantiles; se había trocado "un lugar de tinieblas", última frontera en la que el hombre "civilizado" trata de arrancar sus riquezas a una tierra que "no podíamos comprender porque estábamos demasiado lejos, y no podíamos recordar porque estábamos viajando en la noche de los primeros tiempos, de aquellos tiempos que se han ido, dejando apenas una señal y ningún recuerdo" (66)
El relato de Conrad causa desazón porque muestra en toda su verdad la vulnerabilidad moral humana ante situaciones extremas. Toda nuestra cultura y urbanidad se viene abajo en contacto con la irracionalidad y las fuerzas sin control de la naturaleza; "La tierra parecía algo no terrenal. Estamos acostumbrados a verla bajo la forma encadenada de un monstruo dominado, pero allí, allí podías ver algo monstruoso y libre. No era terrenal, y los hombres eran...No, no eran inhumanos. Bueno, sabéis, eso era lo peor de todo: esa sospecha de que no fueran inhumanos" (66)
Marlow-Conrad emprenden viaje a los rincones más apartados y oscuros del alma humana, penetran en el dolor de la soledad, del desamparo y el miedo extremos que llevan a cometer atrozidades sin cuento. A su regreso, horrorizados por el descubrimiento, deciden no hablar, no decir, porque "hubiera sido demasiado oscuro...hubiera sido todo demasiado oscuro" (128)

El corazón de las tinieblas (Kurtz)




"El hombre se me presentaba como una voz. (...) se trataba de una criatura dotada, y que de entre todas sus dotes la que destacaba preeminentemente, la que proporcionaba sensación de una presencia real, era su capacidad de hablar, sus palabras; el don de la expresión, el desconcertante, el revelador, el más exaltado y el más despreciable, el palpitante torrente de luz o el engañoso flujo del corazón de una impenetrable oscuridad. (...) Una voz. El era poco más que una voz. Y le oí. (...) El Kurtz original había sido educado en parte en Inglaterra y (...) Su madre era medio inglesa, su padre medio francés. Toda Europa contribuyó a hacer a Kurtz. (...) Hablando llanamente, saqueó el país"




Alianza Editorial, Madrid 1980 (2ª), pág. 83 a 97








"No había nada ni sobre él ni debajo de él, y yo lo sabía. Se había desprendido de la tierra a puntapiés. ¡Maldito sea! Había hecho añicos la tierra misma a puntapiés. Estaba solo, y yo, ante él, no sabía si tenía los pies en el suelo o si flotaba en el aire. (...) ¡Alma! Si alguien ha luchado jamás con un alma. ése soy yo. Y tampoco es que estuviera discutiendo con un lunático. Me creáis o no, su inteligencia era perfectamente clara; (...) Pero su alma estaba loca. Al encontrarse sola en la selva había mirado dentro de sí misma y, ¡santo cielo!, os lo aseguro, se había vuelto loca.(...) Luchaba también consigo mismo. Lo vi; lo oí. Vi el inconcebible misterio de un alma que no conocía el freno, ni fe, ni miedo, y que, no obstante luchaba ciegamente consigo misma"



Op. cit., pág. 112-113




"Al entrar una noche con una vela, me quedé maravillado cuando le oí decir, con voz algo temblorosa - Yazgo aquí, en la oscuridad, esperando a la muerte- (...) No había yo visto nunca nada parecido al cambio que sobrevino en sus facciones, y espero no volverlo a ver. Oh, no me conmovió. Me fascinó. Fue como si se hubiera desgarrado un velo. En aquella cara de marfil vi la expresión del orgullo sombrío, del poder despiadado, del terror pavoroso; de una desesperación intensa y desesperanzada. ¿Estaba acaso viviendo de nuevo su vida en cada detalle de deseo, tentación y renuncia durante aquel momento supremo de total conocimiento? Gritó en susurros a alguna imagen, a alguna visión; grito dos veces, un grito no más fuerte que una exhalación: -¡El horror! ¡El horror!- (...) La voz se había ido."


Op. cit. pág. 117-118


Mercenarios y aventureros blancos en África central.

F. Westenfelder

Texto publicado en la obra:

Planeta Kurtz. Cien años de El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad

Jorge Luis Marzo y Marc Roig (Eds.)Barcelona 2002

27 de gen. 2008

El corazón de las tinieblas (Marlow)



"Había conocido los barcos y los hombres.... ¡Qué grandeza no habrá flotado en el flujo de ese río (Támesis) hacia el misterio de una tierra desconocida!...Los sueños de los hombres, la semilla de las colonias, el germen de los imperios.

- Y éste también - dijo Marlow de repente- ha sido uno de los lugares oscuros de la tierra"
(Alianza Editorial, Madrid 1980-2ª- pág. 19-20)


"- Estaba pensando en tiempos remotos, cuando los romanos vinieron aquí por vez primera, hace novecientos años, el otro día. Surgió la luz... Vivimos en ese aleteo de la llama... Pero aquí había oscuridad tan sólo ayer.... Eran lo bastante hombres para afrontar las tinieblas"


(Op. cit. pág. 21)

"... tiene que vivir en medio de lo incomprensible, que es también detestable. Y esto ejerce además una fascinación que actúa sobre él: la fascinación de la abominación... La conquista de la tierra, que más que nada significa arrebatársela a aquellos que tienen un color de piel diferente o la nariz ligeramente más aplastada que nosotros, no posee tanto atractivo cuando se mira desde muy cerca. Lo único que la redime es la idea. "


(op. cit. pág. 22)



" Zarpé en un vapor francés... Durante algún tiempo sentía que aún pertenecía a un mundo de hechos sencillos, ...Recuerdo que una vez nos encontramos con un barco de guerra anclado frente a la costa...estaban bombardeando la maleza... Allí estaba, en la vacía inmensidad de tierra, cielo y agua: incomprensible, disparando contra un continente. ¡Pum!... y no ocurría nada. No podía ocurrir nada."

(Op. cit. pág. 31-32 y 33)




"En el decimoquinto día volví a avistar de nuevo el gran río, y llegue cojeando a la Estación Central... Mi primera entrevista con el director fue curiosa..., le oyeron decir "Los hombres que vienen aquí no deberían tener entrañas"... ¿Qué eramos nosotros que nos habíamos extraviado allí?, ¿podríamos dominar aquella "cosa" muda o nos dominaría ella a nosotros?... ¿Qué había allí dentro?... Vivimos igual que soñamos: solos"

(Op. cit. pág. 42 a 52)

"Escuchaba, escuchaba atentamente a la espera de la frase, de la palabra que me ayudara a comprender la lánguida inquietud que inspiraba esta narración, que parecía tomar forma, sin la ayuda de labios humanos, en el aire denso de la noche sobre el río."

(Op. cit. pág. 53)

..... y Marlow continua su relato...

Con Conrad por el río Congo, Javier Reverte


26 de gen. 2008

Propuestas teatrales

Cuelgo en este medio, por su interes y porque estarán poco tiempo en cartel, dos propuestas teatrales.

La renombrada obra de Tony Kishner llega a Barcelona hasta el día 03 de febrero y en el Teatro Romea.

Página Web del espectáculo.


En 1979 Ovidi Montllor y Toti Soler grabaron Coral Romput, poema de Vicent Andrés Estellés que ahora llega escenificado al Lliure de la mano de Joan Ollé. Del 31 de enero al 3 de febrero.

Ovidi Montllor diu Coral Romput

Noticia del próximo estreno

Nuestro autor del mes

Manuel Vicent escribe en el número 844 de Babelia, un artículo sobre el autor de El corazón de las tinieblas.
El mar es una moral, por Manuel Vicent

21 de gen. 2008

Representación de "La Bomba"

En todos los montajes que venimos haciendo y que, confio, continuaremos haciendo, algo de todos nosostros va quedando prendido en cada uno de ellos. ¡Que no nos falte nunca esa emoción! Gracias a todos por el entusiasmo y la dedicación.


Y, recordad,¡ el martes a trabajar!




Victimas recordadas,... victimas olvidadas...



Recuperar la voz, la palabra,...el recuerdo.


Para testimoniar un deseo...


El corazón de las tinieblas (Exposición)



Ilustraciones originales del pintor Ángel Mateo Charris para El corazón de las tinieblas.
Sede: Fundación Círculo de Lectores de Barcelona (Consell de Cent, 323).
Hasta el 8 de marzo.

Presentación de un nuevo Blog




Fermín y Puerto, miembros de nuestro grupo, han puesto en marcha este mes un espacio propio de encuentros denominado PUNT DE TROBADA LA CANAL.
Para los que queraís conocer sus actividades y propuestas aquí os enlazo la dirección del Blog; asimismo, pongo un enlace en el apartado de Espacios Cercanos.
La fotografía que ilustra esta entrada es de una reciente visita de este grupo de amigos al castillo de Montesquiu


16 de gen. 2008

El Corazón de las Tinieblas (Primera Estación)


En este viaje en torno a la obra de Conrad, nos adentramos en su lectura de la mano y la sabiduría de nuestro amigo Miguel Arnas
El corazón de las tinieblas
de Joseph Conrad
Por Miguel Arnas Coronado

Odio la sonrisa satisfecha de los bobalicones que confían. Leer a Conrad me hace odiar aún más esa sonrisa, la de los que confían en la protección de nuestra sociedad, protección chapoteante en líquido amniótico.

La literatura no nace de la seguridad, o al menos de la creencia en que tenemos derecho a esa seguridad o en que esa seguridad es positiva para el humano. De esa creencia nacerán cosas buenas como el progreso o el bienestar, mas no la literatura, el arte.

Conrad sacó su literatura de algo tan inestable como un cascarón sobre el mar, de algo tan inestable como el verdadero infierno de cada ser humano, con sus culpas, sus traiciones, su codicia.

Thomas Mann no tiene exactamente una literatura opuesta a la de Conrad. Quizá una literatura opuesta sería una no-literatura. Pero sí es cierto que los personajes de Mann viven inmersos en esa seguridad burguesa, si bien hay un momento en sus vidas en que explota y se convierte en lo inesperado, se convierte en culpa o traición. Von Aschenbach o Adrian Leverkühn, personajes de sus últimas novelas, son paradigmas de ello. Con todo, los personajes de Mann viven en un mundo limpio, un mundo donde se necesita algo externo, algo diabólico y ajeno a la voluntad del personaje para que ese mundo cambie. Lo cual no impide los deseos: al principio de Muerte en Venecia, von Aschenbach desea un paisaje cenagoso bajo un cielo ardiente, una comarca tropical. ¡Y lo más semejante que encuentra a ese deseo es Venecia y el engolado servilismo de los camareros del Lido! La aventura buscada es lo opuesto, esto sí, a la seguridad burguesa. Melville y su Ismael, Conrad y su Marlow, cuando ambos deciden buscar como sea el mar, la aventura, rompen ese bienestar de la botella de leche en la puerta, bienestar que está muy bien cuando uno se adapta a la rutina, cuando uno quiere la rutina, pero que se opone a la literatura, a la vida plena. Lo decía Ernst Jünger cuando aseguraba que el colmo de esa urgencia burguesa de confianza es el seguro de vida.

Se ha considerado el mensaje de El corazón de las tinieblas como un alegato contra la colonización de África. Y lo es. Pero es un alegato más lúcido y pesimista que cuantos hayan podido hablar o juzgar sobre él. Conrad nos escupe a la cara su desprecio por todo lo roussoniano que tiene nuestra civilización. Toda esa estúpida idea del buen salvaje se vuelve cagarruta de antílope en sus manos. Conrad no nos dice, nos demuestra que ellos, los salvajes, no son mejores que nosotros, lo cual no justifica, por supuesto, la colonización. Habla de hábitos, de certidumbres en las ciudades civilizadas, como Londres (la “ciudad sepulcral”), y habla cuando Marlow, el narrador, se dirige directamente a su auditorio, es decir, al lector. ¿Acaso creéis que alguna costumbre es buena?, nos dice. No nos moraliza afirmando que somos un atajo de hijos de perra porque los hemos civilizado, sino muy al contrario, nos dice, ellos merecían ser civilizados porque sus costumbres eran mucho peores que las nuestras, pero las nuestras son mucho peores que las suyas. ¿De veras creemos que hay costumbres humanas buenas?, ¿se os ha ocurrido mirar a vuestro alrededor? No a lugares exóticos sino simplemente a nuestro alrededor. Es mejor un demócrata que un tirano, nos dice, es mejor la ley occidental, civilizada, que la ley salvaje, cierto, pero ni el demócrata ni la ley civilizada se salvan del honesto escupitajo humano porque por mucho que nos disfracen la realidad, tanto el demócrata como la ley occidental bregan por su interés. Acabamos de pasar la Navidad. Vale. ¿De veras nos creemos, infantilmente nos creemos, que hay épocas, lugares, momentos en los cuales pueda haber una sonrisa generalizada si no es la de la muerte que precede a la gusanera?, ¿de veras se nos quita el sentimiento de culpa cuando damos limosna a un mendigo o, lo que es igual, colaboramos con una ONG? Tal vez eso sea así en la vida real, en esa vida que tan bien organiza el psiquiatra, el gurú político de un partido o el sacerdote, igual que el guardia de tráfico ordena el caos callejero, pero no es así para la literatura, para la lucidez.

En la magistral traducción de El corazón de las tinieblas que hace Sergio Pitol en editorial Lumen se lee refiriéndose a aquellos colonizadores belgas del Congo (aunque en ningún momento se hable con precisión de dicho río o de belgas, ingleses u holandeses): “Eran conquistadores, y eso lo único que requiere es fuerza bruta, nada de lo que pueda uno vanagloriarse cuando se posee, ya que la fuerza no es sino una casualidad nacida de la debilidad de los otros”. Vargas Llosa nos recuerda (en un artículo en la revista Letras Libres nº 3), citando el libro de Hochschild, King Leopold’s Ghost, cuál fue la verdadera actitud de aquel Leopoldo II de Bélgica en el Congo, la de aquellos colonizadores sólo interesados en la explotación comercial de la zona, esclavizando a los nativos, no ya cuando fue necesario sino siempre; por si acaso. Conrad no es en ese sentido especialmente moralista. Lo hemos sido los otros, quienes le hemos leído más tarde. A él no le hizo falta: no moralizó, sólo señaló. Poco más tarde de ese párrafo citado arriba, Conrad nos asegura que lo único que redime a la conquista de la tierra es la idea, “la creencia generosa en esa idea... ante la que uno pueda postrarse y ofrecerse en sacrificio”. Pero esa idea, y él nos lo muestra veladamente, es un simulacro, un fiasco. Las grandes ideas de Kurtz sobre la colonización se convierten en poder, los nativos lo idolatran no porque haga el bien con ellos sino porque tiene poder, y no sólo el poder de las armas sino un poder espiritual, mágico, simbolizado por el pánico de aquellos ante el pitido del patético vapor en el que viaja Marlow río arriba en busca de Kurtz. El propio apellido de este agente (magistralmente interpretado por Brando en la adaptación, traducción, interpretación, llámesele como se quiera, que hizo Ford Coppola en su Apocalypse now), que Conrad traduce como pequeño, es una farsa: en alemán, kurz no es pequeño (pequeño es klein) sino breve, sucinto, y breve y sucinta es la última exclamación del agonizante agente antes de expirar: ¡ah, el horror, el horror! Pero, rebuscando, hay una palabra alemana, kurzgefaβt, que quiere decir cifradamente. Y esto viene a cuento porque todo el mensaje de El corazón de las tinieblas, es un mensaje cifrado. Un mensaje encriptado en el cual se nos dice que todo el “rollo”, como hoy se diría, de la colonización, de la civilización, no es más que una excusa para lo otro, y esa excusa la denunció más tarde, de forma historiográfica, Hochschild en su libro. No me invento eso del encriptamiento sino que el mismo Conrad nos lo pone en bandeja al hablarnos del libro de Towson, propiedad del ruso amigo de Kurtz, y que Marlow recupera de una de las estaciones arrasada; el libro está lleno de apuntes en los márgenes y Marlow, desconocedor del alfabeto cirílico, los confunde con anotaciones cifradas.

Con todo, repito que Conrad no demuestra sino sólo muestra, no hace valoraciones morales sobre la colonización porque para él no existen los pecados comunes, no existe la barbarie social sino nada más la personal. La compañía (así llama a la empresa que envía a Marlow a África para solucionar el “problema” Kurtz) es lo que es gracias a los individuos que la integran; el mismo Kurtz no es un ejemplo, una muestra de lo que fue aquella caterva de sinvergüenzas explotadores que colonizaron el África, como antes se colonizó América: Kurtz es Kurtz. ¿Será esa una manera de decirnos que el problema en el antiguo Congo belga fue el rey Leopoldo II? Quizá. ¿Será una manera de decirnos que la colonización, el imperialismo, la explotación de los otros, el aprovechamiento de esa debilidad ajena y de la fuerza bruta propia, es inherente al ser humano? Quizá.

Prueba de ello es la traición que el mismo Marlow hace a la memoria de Kurtz. Dos mujeres tan solo aparecen a lo largo de la novela. No sé si Conrad era o no un misógino, pero su mundo, el de la mar, era un mundo de hombres (no digo que lo sea, ni tampoco digo que sea bueno o malo que lo haya sido; sólo digo que lo era). Las dos mujeres tienen que ver con Kurtz: de una se nos deja entrever que podía ser su amante nativa en la estación del río, la otra es su prometida en Londres. La primera no abre la boca: su actitud es puro gesto o grito, es la actitud de una reina mitológica, la de una diosa. La segunda hace una defensa a ultranza de las ideas y la personalidad de Kurtz cuando Marlow la visita tras la muerte de aquél. Pues bien, Marow, que poco antes ha dicho que deberíamos mantener al margen a las mujeres de todos esos sucios avatares de las colonizaciones y las guerras, traiciona la memoria de Kurtz diciéndole a ella que la última palabra del agente fue su nombre, ocultándole cuáles fueron las verdaderas últimas palabras, las célebres ¡ah, el horror, el horror! ¡Pero es que ella representa todo ese mundo limpio y ordenado!, no por ser mujer, porque también lo es la amante negra de Kurtz, sino por vivir en esa “ciudad sepulcral”, como viven los oyentes de Marlow, es decir, usted y yo que hemos leído el libro. También nosotros, por mucho que alcancemos a odiarlo, pertenecemos a ese mundo seguro, confiado. También pertenecían a ese mundo confiado los judíos del ghetto de Varsovia, o los de Amsterdam, o los húngaros o de la Bucovina. Conrad no llegó a saber de Auschwitz, pero Mann, el prototipo de ese mundo limpio y ordenado, sí llegó a conocerlo. ¿Nos enfrentaremos nosotros, en un futuro, al salvajismo o a la barbarie de una civilización demasiado perfecta, tan organizada que fue (y puede que sea) capaz de calcular cuánto gas se necesitaba para asesinar a un judío?

Y todo esto nos lo cuenta Conrad en un estilo esculpido a hachazos, a martillazos, adornado de unos diálogos entrecortados que recuerdan las obras de Rodin, como si todo el mundo, menos el propio Marlow, trasunto del autor, tuviera claro lo que decir pero no se atreviese o no supiera cómo expresarlo. Muy adecuado, ¿no?


15 de gen. 2008

El corazón de las tinieblas (El salvoconducto)


"En nombre de Dios todopoderoso.

Su majestad el Rey de España; S.M. el Emperador de Alemania, Rey de Prusia; S.M. el Emperador de Austria, Rey de Bohemia, etc. (...)

Deseando establecer en un espíritu de entendimiento mutuo, las condiciones más favorables al desarrollo del comercio y de la civilización en determinadas regiones de África, y asegurar a todos los pueblos las ventajas de la libre navegación por los principales ríos africanos que desembocan en el océano Atlántico; deseosos, por otra parte, de prevenir los malentendidos y las disputas que pudieran suscitar en el futuro las nuevas tomas de posesión efectuadas en las costas de África y preocupados, al mismo tiempo por los medios de aumentar el bienestar moral y material de las poblaciones indígenas, han resuelto (...):

1º Declaración relativa a la libertd de comercio en la cuenca del Congo, sus desembocaduras y países circunvecinos, con disposiciones relativas a la protección de los indígenas, de los misioneros y de los viajeros, y a la libertad religiosa.
2º Declaración referente a la trata de esclavos y las operaciones que por tierra o por mar proporcionan esclavos para la trata.
3º Declaración relativa a la neutralidad de los territorios comprendidos en la cuenca convencional del Congo.
4º Acta de navegación del Congo.
5º Acta de navegación del Niger.
6º Declaración que establece en las relaciones internacionales reglas unformes respecto a las ocupaciones que en adelante puedan verificarse en las costas del continente africano.
Artículo 34. Toda potencia que en lo sucesivo tome posesión de un territorio situado en la costa del continente africano, pero fuera de sus posesiones actuales, o que no poseyendo ninguno hasta entonces, llegase a adquirirlo, así como toda potencia que se haga cargo en aquélla de un protectorado, acompañará el Acta respectiva de una notificación dirigida a las restantes potencias firmantes de la presente Acta, con objeto de ponerlas en condiciones de hace valer sus reclamaciones, si hubiese lugar a ellas. (la suerte del continente estaba echada con la redacción dada a este artículo)
Artículo 35. Las potencias firmantes de la presente Acta reconocen la obligación de asegurar, en los territorios ocupados por ellas en la costa del continente africano, la existencia de una autoridad suficiente para hacer respetar los derechos adquiridos y, llegado el caso, la libertad de comercio y de tránsito en las condiciones en que fuese estipulada.”

Conferencia de Berlín. Acta General. Febrero de 1885.

14 de gen. 2008

El corazón de las tinieblas (La misión)



"La tarea que los agentes del Estado han de cumplir en el Congo es noble y elevada.
Está bajo su incumbencia la civilización del África Ecuatorial.

Cara a cara con el barbarismo primitivo, luchando contra costumbres, de miles de años de antigüedad, su deber es modificar gradualmente esas costumbres. Han de poner a la población bajo nuestras leyes, la más urgente de las cuales es, sin duda, la del trabajo.

En los países no civilizados, es necesario, creo yo, una firme autoridad para acostumbrar a los nativos a las prácticas de la que son totalmente contrarias a sus hábitos. Para ello es necesario ser al mismo tiempo, firme y paternal."

Carta del rey Leopoldo II de Bélgica a los Agentes del Estado del Congo. Junio de 1897.

13 de gen. 2008

El corazón de las tinieblas ( Da comienzo la travesía)


Lecturas 2008-2009



Iniciamos el proceso de elección de las lecturas del grupo para la temporada 2008-2009. El calendario será el siguiente:

Febrero 2008:

Recogída de las propuestas individuales. No hay límite de propuestas , pero, eso si, cada título ha de ir acompañado de una breve noticia del libro propuesto. Se puede entregar en papel o por correo electrónico a Montse Prim.

Marzo 2008:

Entrega de todas las propuestas. En la sesión de Vespres del 1 de marzo entregaremos la recopilación de las propuestas para su votación. Recordar: 9 puntos, 5 puntos o 0 puntos a cada título.

Abril 2008:

Recogida de las votaciones.

Mayo 2008:

Comunicación de los resultados y propuesta de calendario.

8 de gen. 2008

TRES TOMBS 2008 (L'actuació)



La nostra amiga Carme, membre actiu dels Arriers de Cerdanyola i de Vespres Literaris, ens fa saber que el proper dia 11, primera jornada de la Festa de San Antoni Abat d'enguany a Cerdanyola del Vallès- que coincideix amb el 10è aniversari de la recuperació de la mateixa- tindrà lloc a l'Ateneu, a les 22.30 hores, la actuació del grup valencià de música tradicional mediterrània Al Tall. El preu de les entradas es de 12 euros (10 anticipades). Anteriorment ( a le 21.00 hores) i en el mateix lloc, es farà el pas de les banderes als banderers del 2008.

Presentació de grup treta de la seva pàgina Web:

"Un plantejament renovador de la música tradicional: repertori fonamentalment de nova creació amb textos actuals i música que fusiona elements de diferents tradicions mediterrànies.

AL TALL, des de la seua formació en 1975, ha editat 14 discs de llarga durada i alguns singles. Compta amb més de mil actuacions en directe, entre les quals figuren diversos escenaris de França, Portugal, Itàlia, Alemanya, Mèxic.

AL TALL forma part –junt a Milladoiro (Galícia), Oskorri (Euskadi) o Nuevo Mester de Juglaría (Castella)- del nucli que va consagrar la música folk de las diferents tradicions ibèriques com un génere modern a partir del qual s’han desenrotllat posteriorment els centenars de grups i les diverses tendències de l’ona folk.

AL TALL crea i interpreta en la tendència folk de riproposta, terme italià que suposa la recuperació no ja d’antigues melodies i romanços sinó la creació moderna partint dels sons bàsics i les formes tradicionals de musicar. Així, des de la tradició musical del País Valencià, les Illes Balears i Catalunya, AL TALL ha anat endinsant-se en el marc més ample del conjunt de la música mediterrània amb una fusió d’estils que configura la seua labor musical com una alternativa important en ordre a situar la música actual del Mediterrani (al marge d’altres ritmes importats) als àmbits internacionals de l’Occident Europeu. En els concerts AL TALL, amb la lluïsor de les seues melodies, amb la correcció de l’execució musical (més de quinze instruments diversos de corda, vent, percussió), i amb el seu domini de l’escena, produeix una immediata connexió amb el públic, bé des de l’opció d’un repertori absolutament festiu que provoca la participació lúdica dels assistents, com des de l’opció d’un repertori tranquil que ofereix l’oportunitat d’escoltar temes més delicats i complexos."

Bona Festa de San Antoni Abat i feliç aniversari als Arriers de Cerdanyola!

Una salutació, Carme!

7 de gen. 2008

El origen perdido y (4)



Nos enfrentamos este mes a una novela de género, con todo lo quer ello lleva implicito. El argumento es por todos conocido (todos os habeís leído la novela, ¿no?), por lo que no me entretendre en él.
El desarrollo del argumento sigue un esquema líneal: un problema, generalmente familiar, lleva al protagonista a entrar en contacto con un mundo de misterios y enigmas. Después de pasar diversas pruebas en la resolucuón de los enigmas, se llega a un final, generalmente feliz. Fin.
En el camino... aventuras, capitulos desarrollados con un estilo "cinematográfico". En definitiva, mucha acción frente a un desarrollo de los personajes pobre, esquemático.

4 de gen. 2008

El origen perdido (3)



¿Filtrea Matilde Asensi con el creacionismo o navega- sin norte- en un mar de páginas web?

"-Bueno, la Teoría de la Evolución ya no es aceptada por mucha gente. Sé que suena raro pero es que, en Estados Unidos, es un asunto que lleva ya muchos años investigánose por motivos religiosos. Ya sabéis que en mi país hay una fuerte coriente fundamentalista y esa gente se empeñó hace tiempo en demostrar que la ciencia estaba equivocada y que Dios había creado el mundo tal y como dice la Biblia.
-¿En serio?- se sorprendió Marc.
-Perdona que te lo diga, Gertrude-comentó la mercenaria con su habitual aplomo-, pero los yankis sois muy raros. A veces tenéis cosas que... En fin, tú ya me entiendes.
Gertrude asintió.
-Estoy de acuerdo-admitió sonriendo.
-Bueno, pero ¿a qué venía lo de los fundamentalistas?-pregunté.
-Pues venía a cuento de que, bueno... En realidad ser llaman a sí mismos creacionistas. Y sí, encontraron las pruebas.
-¿Las pruebas de que Dios había creado el mundo?-me reboté.
-No, en realidad no -repuso ella, divertida-. Las pruebas de que la Teoría de la Evolución era incorrecta, de que Darwin se equivocó.
Efraín parecía conocer bien el asunto porque asentía de vez en cuando, pero no así Marta, quien se revolvió como si le hubiera picado una pucarara.
-Pero, Gertrude -protestó-, ¡no puede haber pruebas contra le evolución!¡Es ridículo, por favor!
-Lo que no hay, Marta -dije yo- son pruebas de la evolución. Si la teoría de Darwin hubiera sido demostrada ya -y recordé que le había dicho lo mismo a mi cuñada Ona no hacía demasiado tiempo- no sería una teoría. Sería una ley. La Ley de Darwin, y no es así.
-Hombre... -murmuró Marc, mordisqueando una hierbecilla-, a mí nunca terminó de convencerme eso de que viniéramos del mono, por muy lógico que parezca.
-No hay ninguna prueba que demuestre que venimos del mono, Marc -le dije-. Ninguna. ¿O qué te crees que es eso del eslabón perdido?¿Un cuento...? Si hacemos caso a lo que nos contaron los Capacas, el eslabón perdido seguirá perdido para siempre porque nunca existió. Supuestamente los mamíferos venimos de los reptiles, pero de los innumerables seres intermedios y malformados que debieron existir durante miles de millones de años para dar el salto de una criatura perfecta a otra también perfecta (*), no se ha encontrado ningún fósil. Y pasa lo mismo con cualquier otra especie de las que hay sobre el planeta"

(*) ¿Perfectos, quién....nosotros?, ¿a semejanza de quién?....¿uy...uy, uy, que se le ve el plumero?


(Matilde Asensi, El origen perdido. Planeta, 2003-6ª-; páginas 506 a508)



"Nosotros nos queremos necesarios, inevitables, ordenados desde siempre. Todas las religiones, casi todas las filosofías, una parte de la ciencia, atestiguan el incansable, heroico esfuerzo de la humanidad negando desesperadamente su propia contingencia"

(Jacques Monod, El azar y la necesidad.Ensayo sobre la filosofñia natural de la biología moderna. Seix Barral, 1975-7ª- página 54)

"...se deduce necesariamente que sólo el azar está en el origen de toda novedad, de toda creación en la biósfera. El puro azar, el único azar, libertad absoluta pero ciega, en la raíz misma del prodigioso edificio de la evolución"

En definitiva, estamos, pero...podríamos... no estar; somos, pero podríamos... no ser. ¿Perfectos?, ... no, casuales.

(Jacques Monod, Op. cit., páginas 125-126)

Mas, acudamos a las fuentes.. Darwin dixit:

"No creo en ninguna ley fija del desarrollo que sea causa de cambio abrupto, o simultáneo, o de igual grado, en todos los habitantes de un territorio"

Citado en Stephen Jay Gould, La estructura de la teoría de la evolución. Metatemas, 2004, página 1.366

¿Somos, en la línea argumental del libro de Asensi, los elegidos por los dioses?

"No vivimos en la -edad del hombre-, o -la edad de los mamíferos. (...) Vivimos, si es que tenemos que citar una forma de vida representativa del conjunto de la biosfera, en una persistente -edad de las bacterias-; los organismos que estaban en el principio siguen siendo, y probablemente seguirán siéndolo hasta que el Sol se quede sin combustible, las criaturas dominantes de la Tierra conforme a los criterios de diversidad bioquímica y de hábitat, (y)resistencia a la extinción ..."

Stephen Jay Gould, Op. cit., páginas 926-927