30 de set. 2019

joan oliver/pere quart, dos




Al final de la ruta, vam reunir-nos a l’Espai F.O.C, (Forns i Obrador de Ceràmica) , un espai inaugurat l’any 1997, amb la col·laboració del Museu d'Història de Sabadell. Situat al soterrani de la botiga de teixits Ventura, és una sala de més de cent metres quadrats, amb tancament en volta catalana i una magnifica sonoritat, compta amb un forn de Cerámica a cada extrem de la mateixa. El forn de ponent està considerat, pels experts, com el forn de ceràmica més gran dels que es conserven actualment a Europa.

En aquest espai tan singular, cedit gràcies a la generositat dels germans Ventura, el Josep Maria Riera, nebot del Joan Oliver, ens va desgranar aspectes poc coneguts del escriptor i un munt de anècdotes i vivències viscudes.







29 de set. 2019

joan oliver/pere quart u



“Però jo em temo que mai no podrem entendre plenament ni interpretar sense grans errades la vida infantil. La primera minyonesa és per als homes un país més o menys llunyà on tots hem passat una bona temporada i del qual recordem munió de circumstàncies, noms, pobles i viaranys. Però els nostres testimoniatges són confusos o falsejats per la distància. El nostre infant, l’Infant que un dia vam ser, ha esdevingut un vell amic que hem perdut de vista: parlava una llengua estrangera, pensava coses ínfimes i enormes que no sabia comunicar als seus semblants, sense sofrir gens ni mica per aquesta incapacitat d’expressió. La seva vida era, en certa mesura, plena: la consciència no exigia res i els mateixos dubtes eren, per dir-ho així, transformats en matèria de fe.
Debades intento reviure, ni que sigui en petits retalls, la intimitat de la meva infantesa. Impossible. Recordo fets, escenes, paraules, gestos. Però res de substancial, d’intern.
La primavera de la vida és una estació rica i lenta. Considerada retrospectivament ens pot semblar breu, com totes les coses bones. Tanmateix, la infantesa, si ho mirem bé, constitueix un cicle força complet que permet un cúmul d’aventures, d’experiències i progressos de profundes dimensions. Quina llàstima que no puguem portar amb integritat a la nostra maduresa la consciencia d’aquells anys frescos!”
Joan Oliver
Temps, records


              

Ahir, la Colla de Vespres Literaris vam recordar a un escriptor que va néixer “el mil vuit-cents i escaig…”, al si d’una família inicialment nombrosa -quart d’onze germans, en una família delmada ben aviat per la malaltia–i que portava un gran pa sota el braç, ja que el seu besavi patern, Pere Oliver i Salt, gran terratinent, va fundar la Caixa d’Estalvis de Sabadell, mentre que el seu avi matern, Joan Sallarès i Pla, industrial del tèxtil dedicat a l’economia, i polític conservador il·lustre, va ser una de les personalitats sabadellenques de més gruix del segle XIX. Ahir vam passejar, llegir i evocar les paraules i els pomes de Joan Oliver-Pere Quart per la seva petita pàtria”, Sabadell.






26 de set. 2019

nuestro stoner

“Escribió George Orwell que el único crítico literario válido es el tiempo. Y ese único crítico literario de fiar, los años, es el que ha bendecido con creces a Stoner. Esta novela, del estadounidense John Williams, que en su día ganó el National Book Award pero que murió en 1994 sin verse consagrado como un escritor memorable, se publicó en 1965. Pero ha sido este año, medio siglo después, cuando ha encontrado cientos de miles de lectores en todo el mundo. Es un extraño fenómeno que se ha venido fraguando desde hace tiempo: en la primera década de este milenio, Stoner apenas había vendido 5.000 ejemplares. Pero 2013, medio siglo después de que el autor le explicara a su agente que para él era consuelo suficiente haber presenciado cómo su tipógrafa lloraba de emoción mientras tecleaba el capítulo número 15, fue su año: entre junio y noviembre, por ejemplo, vendió casi 150.000 ejemplares en EE UU.

Dicen los especialistas que en un país en el que el autobombo marca el ritmo del progreso y del éxito es extraño que funcione una novela sobre un tipo que representa precisamente la renuncia a lo espectacular y en cierto modo el conformismo (que, incluso, elude ir a la guerra), pero es que en Europa ha explotado aún más. Desde que triunfó en Francia en 2011, ha vendido unas 200.000 copias en Holanda y unas 80.000 en Italia.

Sin embargo el primer país europeo donde se editó es precisamente donde el fenómeno no ha terminado de cuajar: España. A nuestras fronteras lo trajo Baile del Sol, una editorial tinerfeña que la ha seguido reimprimiendo, mimando de cerca su progresión como se cuida a una mascota querida. El editor Tito Expósito recuerda que olió el boom: “En 2009, leyendo una entrevista a una autora francesa a la que admiro, Anna Gavalda, decía que había leído una novela que le había gustado mucho y que le había propuesto a su editor que comprara los derechos para publicarla en Francia y ella se encargaría de traducirla. Me dije que si a Gavalda le gustaba esta novela y a mí me gustaba Gavalda, seguramente me gustaría también Stoner. Después de contactar con la editorial norteamericana que la había reeditado, pudimos hacernos con los derechos para castellano. Nuestra primera edición salió en diciembre de 2010, por lo tanto fuimos los primeros en editarla en Europa”.

Así, el libro fue la primera promoción a gran escala de Expósito. Stoner se vio inmersa en el carrusel promocional, rodeada de otros ejemplares de promoción ensobrados que se acumulan como torres de Watts en las mesas de los periodistas y los brotes fueron naciendo pronto: una reseña de Rodrigo Fresán la dio a conocer al público. Después de que Enrique Vila-Matas publicara otra en EL PAÍS, el libro llegó a los 20.000 lectores.

“La gente está deseando que le recomienden libros que no procedan del marketing que lo domina todo", recuerda ahora Vila-Matas. "Fue raro que gustara tanto Stoner, pues a fin de cuentas narra una existencia inmóvil y sin colorido. Pero su éxito viene del eficaz estilo de John Williams, que, por ejemplo, satiriza con genio la sordidez del mundo universitario o transforma una mínima disputa conyugal en tragedia. Todo lo anodino cobra el sabor de los viejos mitos”.

Sin embargo, esas cifras son llamativamente inferiores a las de otros países. ¿Es una cuestión cultural? Puede, pero Stoner está triunfando en Europa y América a la vez. ¿Es una cuestión de tiempo? “Creemos que seguirán sus ventas y seguirá ampliándose su número de lectores", comenta Expósito. "No se trata de un libro de consumo inmediato y temporal sino, como toda obra maestra, un libro que se va conociendo gracias al boca a boca y al gran número de fans que va adquiriendo. Su difusión se comporta como la humedad, que va penetrando poco a poco pero termina abarcando lo inimaginable, en el fondo, se ha convertido en un producto de transmisión viral”.
Vila-Matas es más pesimista: “Es, además, una discreta oda al trabajo bien hecho. Stoner lo han comprado 20.000 personas en nuestro país”, explica Vila-Matas, “Que amen el trabajo bien y hecho y sepan leer de verdad debe de haber 30.000 personas en todo el país. Las demás, ramonean por las praderas. Por eso estamos tan mal”.

John Williams le dijo a su agente que no quería que vendieran su libro como una “novela de campus” más. Sin embargo, en las novelas de campus todo tiene una lógica interna que las vuelve irresistibles. El azar cómico puede derivar en tragedia (como cuando en La mancha humana, de Philip Roth, el profesor se refiere a dos alumnos ausentes con el término spook, que sirve tanto para hablar de fantasmas como para menospreciar a los afroamericanos) y la cadencia vital más monótona puede resultar tronchante, como en Decadencia y caída, de Evelyn Waugh, o como en La suerte de Jim, de Kingsley Amis (en el que el profesor en cuestión acaba sufriendo un colapso nervioso que lo empuja a decir en público, tras encadenar demasiadas resacas, que la Vieja Inglaterra, tema de la asignatura que imparte, sólo interesa a los “aficionados a la cerámica artesanal, a la agricultura orgánica, a la flauta de pico, al esperanto…”).

Sin embargo no hay distancia irónica ni vocación de chanza en Stoner más allá de lo paradójico del nombre del protagonista. Si Stoner podría sonar a personaje de película de Cheech y Chong (en la acepción de fumador de marihuana), en realidad él sólo quiere vivir una vida convencional de reposo y estudio, de educación y descanso, que se ve saboteada una y otra vez por las maniobras pasivoagresivas y altamente arteras de su esposa infeliz. “El autor condensa con verdadero genio, en 400 páginas, sesenta años de vida, sin olvidarse de ningún personaje”, apunta Vila-Matas.

William Stoner vive así: “Cuando no estudiaba ni escribía preparaba clases, corregía ejercicios o leía tesis”. Una vida tan anodina como la de otra novela que salió publicada a contracorriente, en el momento de la algarada de la beat generation: El hombre del traje gris, de Sloan Wilson. Allí, en una casa también en ruinas, el matrimonio protagonista porfiaba por su porvenir y solo cosechaba interrogantes: “Tom y Betsy, de rodillas, se afanaron en revocar la grieta y repintaron toda la pared; pero cuando la pintura estuvo seca la gran escotadura junto al suelo quedó perfectamente visible y arrancando de ella el trozo curvado que subía hasta el techo dibujaba un signo de interrogación”.

Un signo de interrogación con el que arranca, también, Stoner. Cuando vive su epifanía, William mira el cielo gris del campus que ya no lo oprime, “como si viera una posibilidad que no sabía nombrar” (aunque, como se apunta en otra novela de formación, Las tribulaciones del estudiante Törless: “Apenas expresamos algo lo empobrecemos singularmente. Creemos que hemos descubierto en una gruta maravillosos tesoros y cuando volvemos a la luz del día sólo traemos con nosotros piedras falsas y trozos de vidrio”).

En esa incógnita crece una historia en la que el hombre humilde que salva su futuro por la vía del humanismo pronto ve cómo se aleja de sus padres más primarios (una mezcla de desapego tierno, de empatía penosa y a contrapelo, similar a la que siente John Fante por sus progenitores italoamericanos en novelas como Llenos de vida). Stoner plantea una paleta de personajes increíblemente mezquinos que presentan como favores las peores tretas. Un libro en el que cada gesto cuenta, del mismo modo que una fotografía robada a alguien cuando no posa explica mucho más de esa persona que una confesión católica o una autobiografía.”

¿Por qué el fenómeno literario de los últimos años no llega a España?
por Miqui Otero
ICON, 8 de junio de 2014

25 de set. 2019

ruta poètica curs 2019-2020

dibuix de Joan Oliver/Pere Quart, obra de Josep Ubia


Com ja sabeu els que ens seguiu habitualment, obrim cada temporada amb una ruta poètica. Aquesta temporada recorrerem els carrers de la veïna ciutat de Sabadell de la mà d'un dels seus fills més il·lustres:

Serà el dissabte 28 de setembre.

“La activitat poètica sembla ser un dels resultats sensibles de les friccions de l’home amb els fenòmens que el rodegen...”

Pere Quart

23 de set. 2019

hablemos de Stoner



“Un granjero pobre le dice a su único hijo: “En la ciudad pusieron una nueva escuela. Le dicen Facultad de Agronomía. Dura cuatro años. Dicen que, si vas, podremos hacer que rinda mejor la tierra”. El joven acepta en silencio la decisión de su padre y va. Para poder asistir a clases debe levantarse a las cuatro de la mañana, ordeñar las vacas, dar de comer a los cerdos, juntar huevos y cortar leña en una granja cercana a la ciudad y recién entonces puede hacer caminando los tres kilómetros que lo separan de aquella pequeña urbe de provincia. Las mismas tareas repite cada noche cuando vuelve de la universidad a la granja donde le dan alojamiento a cambio de su trabajo. Un día comienza a cursar una materia que nada tiene que ver con las demás pero es obligatoria en la currícula. La materia es Lengua y Literatura. El joven granjero descubre en esa materia algo que “no puede decirse en palabras pero que lo transmiten las palabras”. Sin decir nada a nadie, casi sin darse cuenta él mismo, cambia su plan de estudios. Sigue trabajando mañana y noche en la granja que le da cobijo, pasa cada momento que tiene libre en la biblioteca de la universidad, pero jamás piensa en su futuro, hasta que su tutor le dice: “Jovencito, en breve termina sus estudios. ¿Su idea es regresar a la granja de sus padres con una magistratura en Inglés? ¿Todavía no se ha dado cuenta de que quiere quedarse con nosotros?”

Miren ese puñado de edificios neoclásicos rodeados de prolijo verde, miren a ese hijo de granjeros pobres transplantado a aquella ciudadela. La universidad está en Missouri, pero eso no importa. La época (de 1913 a fines de los años 50) tampoco importa, porque ésta es una historia universal. Es decir, una historia ínfima: la vida de un hombre marcada por una decisión que tomó casi sin darse cuenta, y que le dará más desdichas que alegrías, más resignación que recompensas. Imaginen el arco de esa trayectoria discreta, anónima, a los ojos de los alumnos que lo ven pasar: un profesor desdichado en su matrimonio, que en un episodio misterioso perdió una interna con un colega, cuyo costo acepta pagar con resignación a lo largo de los años. Detrás de ese rumor que acompaña los pasos del profesor por el campus y por su época, Stoner cuenta la historia de la vida interior de su protagonista, y eso es lo que hace mágica esta novela. Kierkegaard decía que el problema de la vida es que se vive para adelante pero sólo se la entiende para atrás: pocas veces me he topado con una novela que lo transmita mejor. Para decirlo más francamente: hacía tiempo que un libro no me dejaba tantas veces sin aire, galvanizado de golpe por la emoción, mientras leía.

Se ha dicho que Stoner es un libro inolvidable porque encarna las mismas virtudes que predica: la vieja idea de que la literatura ayuda a entender la vida. Quizá por eso sus más ardientes defensores son lectores fanáticos: porque reviven a lo largo de su lectura las epifanías que tuvieron como lectores a lo largo de sus vidas. “Hay derrotas y victorias de la raza humana que no son militares y que no quedan registradas en los anales de la historia”, le dice al joven Stoner su tutor. Y de eso precisamente trata la novela: de esos pequeños momentos en que un rayo de sabiduría (a veces silenciosamente fulgurante, a veces ensordecedoramente doloroso) atraviesa la vida de su protagonista.

Stoner fue escrita por un profesor universitario casi igual de anónimo que el profesor Stoner: John Williams también era hijo de granjeros pobres y también padeció una acusación de un colega que tuvo consecuencias prolongadas en su carrera. Cuando publicó el libro, en 1965, tenía cuarenta y tres años, y no le cambió un milímetro la vida hasta que murió, jubilado de la enseñanza, en Fayetteville, Arkansas, en 1994. Cada tanto, algún lector ilustre de aquella primera edición convencía a una editorial de que la reimprimiera, y volvía a pasar lo mismo: se vendían unos pocos ejemplares y el libro volvía a perderse en el olvido tal como el profesor Stoner es olvidado por las sucesivas camadas de alumnos que pasan delante de él. Irving Howe intentó resucitarla en The New Republic en 1966, CP Snow hizo lo mismo desde el Financial Times de Londres en 1973 (“¿Por qué no es famosa esta novela?”), Dan Wakefield lo intentó en Ploughshares en 1981 y el irlandés John McGahern en la New York Review en 2003. Pero una y otra vez pasaba lo mismo.

Entonces la escritora francesa Anna Gavalda la tradujo a su idioma y remó por ella hasta llamar la atención de crítica y lectores de su país. El fenómeno cundió por los países de Europa y llegó a nuestras costas: una espléndida novela norteamericana que los norteamericanos no sabían apreciar. Cuando el gran escritor inglés Julian Barnes terminó de leerla, le preguntó a su colega Lorrie Moore al otro lado del Atlántico qué les pasaba a los escritores yanquis con Stoner. Moore le contestó: “A nosotros nos parece un librito adorable pero menor, muy bien escrito pero parecido a muchos otros, casi único en su tristeza pero en última instancia fallido”. Barnes comenta que esta interpretación quizá se deba a otro motivo: los personajes callados y estoicos como Stoner, en la literatura norteamericana (de Cheever a Carver), casi invariablemente se apoyan en el alcoholismo para sobrellevar sus desgracias, pero en Stoner no hay alcohol. Tampoco se menciona a Dios en ningún momento, y los norteamericanos no entienden la resistencia a la desgracia si no se apoya en una u otra de esas muletas.

Cuando dije que el autor de Stoner era profesor universitario igual que su personaje y, como él, hijo de granjeros pobres, me faltó agregar que armó su criatura de dos mitades: una era autobiográfica, pero la otra era biográfica. Williams tomó esa otra mitad de Stoner de un colega suyo de facultad llamado JV Cunningham. No sólo en su aspecto más obvio (Cunningham tuvo un largo matrimonio infeliz y una hija que también fue muy infeliz, tal como Stoner). Además, Cunningham fue un poeta poco prolífico: su Obra Completa, hecha de breves poemas que son casi epigramas y hoy reeditada y celebrada, no alcanza las 150 páginas. Cunningham supo decir, con la misma callada resignación de Stoner: “La brevedad es mi defecto”. El hallazgo de Williams fue imaginar un Cunningham que no hubiera escrito esos pequeños poemas; que sólo los tuviera embotellados sin saberlo dentro de sí mismo. (…)

JV Cunningham también supo declarar: “Si mi obra no es de este tiempo, es parte de la evidencia de lo que fueron estos tiempos”. Siete años después de publicar Stoner sin pena ni gloria, John Williams escribió una novela más, sobre Roma antigua (Augustus), que le hizo ganar el National Book Award a medias con John Barth, el celebrado novelista experimental mimado por la crítica. Fue su único momento de gloria pero prefirió no disfrutarlo en persona: no fue a la premiación, quizás anticipando el desvaído elogio que le dedicó el jurado a su novelita provinciana, tan a contrapelo de la estética imperante. Igual que cuando murió, en 1994, y las necrológicas de los diarios lo despidieron más como educador que como escritor. No importa: hoy por suerte sabemos lo que era en realidad.”

Hablemos de Stoner
por Juan Forn
en Página12





22 de set. 2019

john williams, poesía


“A John Edward Williams (1922-1994), escritor y profesor norteamericano de literatura, se le recuerda sobre todo por su novela Stoner, publicada en 1965, y que es, entre otras cosas, un canto de amor a la enseñanza, incluso ahí donde el desánimo y la mezquindad humana aconsejarían el cinismo y el desapasionamiento. Pero también es el autor de una antología de poesía inglesa del renacimiento titulada English Renaissance Poetry: A Collection of Shorter Poems, publicada por primera vez en 1963 y reeditada en 2016 en la editorial New York Review Books, con introducción del poeta Robert Pinsky. Aunque la lógica lo niegue, resulta inevitable emparentar al protagonista de Stoner, el oscuro profesor de una oscura universidad del Medio Oeste americano, con el John Williams de verdad, autor de la antología. En ella introduce sin beligerancia, pero con firmeza, juicios e interpretaciones más allá de los aceptados durante siglos sin cuestionamiento ni revisión por parte de la academia. Y ofrece una visión mucho más completa que sus predecesores sobre el complejo encaje de la influencia petrarquista en la tradición autóctona anglosajona, no sin reconocer en sus disquisiciones a quien le puso en esa senda, el autor y crítico literario Yvor Winters. Por encima de todo, hay en esta antología, tal como señala Pinsky, una labor literaria y creadora propia de un maestro, cuyo resultado excede con mucho el del investigador convencional.

          Sin negar los solapamientos ni los constantes cambios de una época en la que la poesía era una moda en plena efervescencia, Williams define con claridad tres fases en el tardío Renacimiento inglés: una primera, durante el primer cuarto del siglo XVI, heredera de la poesía medieval de tradición autóctona de los siglos XIV y XV, cuyos autores sobresalientes serían Sir Thomas More, Sir Walter Raleigh y George Gascoigne; otra que, durante el mismo siglo, incorpora la corriente foránea petrarquista, y que encuentra sus cotas más altas en Thomas Campion, Sir Philip Sidney y Edmund Spenser; y una tercera, ya en el siglo XVII, que encuentra la síntesis de las dos anteriores en autores como Fulke Greville, William Shakespeare, John Donne y Ben Jonson. Respecto a la primera, Williams enumera los siguientes rasgos distintivos: asunto genérico y de amplia significación humana; relación directa entre el poeta, que no adopta ninguna máscara ni persona, y el tú al que dirige su poema; contenido informativo o narrativo, siempre in crescendo, y adecuación del ritmo y la sintaxis a la medida del verso. A cambio, la poesía de influencia petrarquista se basa en una voz poética idealizada que no se dirige a un tú de carne y hueso sino a alguna convención apostrófica (la luna, la musa), es descriptiva en vez de informativa, y pone todo el énfasis en matices de percepción, altamente deudores del ornato retórico, antes que en la profundidad del asunto elegido.

          Para Williams, la fusión de ambas tradiciones es inevitable y, dentro de las carencias de cada una y la imperfecta adecuación de una en la otra, considera que el resultado es más satisfactorio que decepcionante: matrimonio no del todo armonioso, como casi ninguno, pero matrimonio al fin y al cabo, según él mismo explica. Los poetas que confirman las bondades de esta fusión, de los que el antólogo aporta múltiples ejemplos, combinan, aunque parezca un oxímoron, la profusión verbal petrarquista y sus ritmos enrevesados con una economía de medios y un decir directo y hasta sentencioso más propio de la poesía autóctona. Naturalmente, será el lector quien, después de leer la antología, esté en situación de decidir si los argumentos de Williams le convencen o no. Pero en cualquier caso, su interpretación de esta cuestión es original, luminosa, y yo diría que felicísima para quien se acerque a la poesía del período como lector o como poeta, no simplemente como estudioso, o incluso con ánimo de releer movimientos posteriores (simbolismo, modernismo) a la luz de las conclusiones que este estudio aporta.

          El imperfecto encaje de Williams en la academia, pues no otra puede ser la razón de la originalidad de su visión crítica, está por supuesto en relación con su faceta creadora. Hemos dicho que Williams es novelista, y como tal se le conoce sobre todo en español. Sin embargo, también es autor de dos libros de poemas que hoy es prácticamente imposible encontrar (recemos para que editores y traductores, al igual que han redescubierto recientemente a un gran novelista que había caído en el olvido, hagan lo propio con el poeta). El limitadísimo acercamiento a su poesía que nos ofrece la red, no obstante, es suficiente para asomarse desde un nuevo ángulo al Williams que, con un pie en la poesía renacentista inglesa, nos interpela desde la vida contemporánea:

ODA A LA ÚNICA CHICA

Te he visto tantas veces y en tantos lugares:
en el teatro, el tren, el autobús o la acera;
sonriéndole a la lluvia de invierno o primavera,
ojos de cualquier tono en miles de semblantes;
de todos los matices de castaño o muy negro,
corto o largo, rubio o cobrizo tu cabello.
De inmediato he amado, jamás he hablado;
un camión que pasaba, una luz que cambiaba,
puerta al cerrarse… todo fijado se antojaba:
y ya te habías ido, el hechizo quebrado.
Una sola la ubicua, nos habíamos visto
antes cientos de veces, y pronto nos veremos
muchas más; en los claros del bosque o los cerros,
en bulliciosa calle, o en solitario risco;
algún día en algún sitio… pero, ¿cómo sabremos
si es amor verdadero, cómo lo sabremos?

traducción de la autora del artículo


          Son evidentes, en este poema, los guiños a la poesía del Renacimiento: la rima, el ritmo ordenado en pentámetros, la conclusión —propia del soneto inglés— del pareado final, los escenarios pastoriles , los elementos de la naturaleza dispuestos en antítesis , la “descripción” de la amada (ojos, cabello). El sujeto y el asunto, sin embargo, son eminentemente contemporáneos: multiplicidad, indecisión, fragmentación, amor que es a un tiempo platonismo idealizado y descubrimiento del “otro” del psicoanálisis, y ese deambular urbano que, hasta el advenimiento de las redes sociales y la reclusión a la que nos han condenado, constituía nuestra segunda piel. Sólo un poeta de verdad podía ofrecer una fusión tan elocuente de la poesía del Renacimiento y la del siglo XX. Y tan hermosa, me atrevo a añadir.”
 John Wiliams y su “Antología de poesía inglesa del renacimiento
un artículo de Natalia Carbajosa





18 de set. 2019

las lecturas de la maga -stoner 1-


El primer fragmento que me ha emocionado profundamente, especialmente la figura de la madre:

“Hubo otro silencio. Sus padres, que miraban de frente hacia las sombras de sus propios cuerpos, de vez en cuando miraban a su hijo de soslayo, como si no quisieran molestarle en su nuevo estado.

Tras varios minutos, William Stoner se inclinó hacia delante y habló, con una voz más alta y fuerte de lo que habría pretendido. «Tenía que habérselo contado antes. Tenía que habérselo contado el verano pasado, o esta mañana».

Los rostros de sus padres permanecían apagados e inexpresivos a la luz de la lámpara.

«Lo que intento decir es que no vuelvo con ustedes a la granja».

Nadie se movió. Su padre dijo: «Si tienes cosas que terminar aquí nosotros nos vamos por la mañana y tú puedes venir a casa en unos días».

Stoner se frotó la cara con la palma abierta. «Eso… no es lo que quiero decir. Intento decirles que no volveré a la granja nunca».

Las manos de su padre se tensaron aún más sobre sus rótulas y se reclinó en la silla. Dijo: « ¿Te has metido en algún problema?».

Stoner sonrió. «No es nada de eso. Voy a asistir a clases otro año, tal vez dos o tres».

Su padre meneó la cabeza. «He visto que has terminado esta tarde. Y el representante del condado dijo que las clases de granjero duraban cuatro años».

Stoner trató de explicar a su padre sus intenciones, intentó trasladarle sus sentimientos y propósitos. Escuchaba sus palabras como si salieran de la boca de otro y observaba el rostro de su padre, que recibía aquellas palabras como si una roca recibiera repetidos puñetazos. Cuando hubo terminado se sentó con las manos enlazadas entre las rodillas y la cabeza arqueada. Escuchó el silencio de la habitación.

Por fin su padre se removió en la silla. Stoner levantó la vista. Se enfrentó a los rostros de sus padres. Casi rompió a llorar.

«No sé», dijo su padre. Su voz sonaba ronca y cansada. «No me imaginaba que esto iba a tomar este rumbo. Pensaba que hacía lo mejor para ti enviándote aquí. Tu madre y yo hemos hecho siempre lo mejor que hemos podido por ti».

«Lo sé», dijo Stoner. No pudo mirarlos más. «¿Estarán bien? Podría volver un tiempo este verano y ayudar. Podría…».

«Si piensas que debes quedarte aquí y estudiar esos libros, entonces eso es lo que debes hacer. Tu madre y yo podemos apañarnos».

Su madre estaba frente a él, pero no le veía. Sus ojos estaban cerrados, comprimidos. Respiraba afanosamente, con la cara vuelta, como dolida, y apretaba los puños cerrados contra sus mejillas. Stoner se percató con asombro de que estaba sollozando, profundamente y en silencio, con la pena y la extrañeza de quien rara vez llora. La observó unos instantes más. A continuación se puso pesadamente en pie y salió de la habitación. Siguió el camino por las estrechas escaleras que conducían a su ático, permaneció tumbado durante largo tiempo, observando con los ojos abiertos la oscuridad sobre él.”

Stoner
John Williams
traducción de Antonio Díez Fernández
Baile del Sol, 2012
Pág- 26-27

15 de set. 2019

mac xic teatre



fira del llibre d'ocasió

autora del cartell: Mar Arza

68a Fira del llibre d'Ocasió, Antic i Modern
Del divendres  20 septiembre 2019 al diumenge 6 octubre 2019
Horari: de 10 a 20.30 hores
Passeig de Gràcia, Barcelona

La inauguració tindrá lloc el 20 de setembre, a les 11 hores, davant del cinema Comèdia, i el pregó anirà a càrrec de l'escriptora Care Santos. 

13 de set. 2019

blues cerdanyola




El XXIX Festival Internacional de Blues de Cerdanyola del Vallès escalfa motors; demà dissabte, 14 de setembre, a les 19.00 hores, i en la Plaça de l'Abat Oliba , tindrà lloc la presentació del Festival de Blues d’enguany,  amb l'actuació de Johnny Big Stone & The Blues Workers.


11 de set. 2019

El calvari de l'escriptor i quatre


“Es innegable que existeixen, sense el periodisme una pila d'activitats que poden donar un passament al qui tingui la dèria d'ésser escriptor, però també és innegable que àdhuc els més ben situats fora del periodisme, estan lluny d'assolir la preuada independència i la indispensable tranquil·litat  espiritual per fer obres solides, de llarga i difícil gestació i de penós deslliurament. Sempre la terrible proporció directa: a molt sou, molta feina i la més terrible —però indirecta— a poc sou molta angúnia , fan, d'aquells que tenen vocació d'homes de lletres, uns éssers torturats.

L'obra lideraria ha de viure, (...) constantment a dintre nostre. Si fem novel·la, els personatges han d'ésser els nostres companys inseparables, han de menjar, dormir, passejar i divertir-se al nostre costat; han de fer creure a la muller i ais fills que no en fem gran cosa d'ells, que vivim a la lluna, que somniem truites nit i dia. Si teniu les hores comptades, si heu de deixar els vostres estimats fills literaris quotidianament a la porta d'una oficina, o tancar-los sovint a la cambra dels mals endreços a fi que no us destorbin, si heu d'acomiadar-vos-en per alguns jorns per dedicar el vostre temps i el vostre pensament a gents estranyes, avorribles i inoportunes, mai dels mais no us sentireu compenetrats amb ells, mai dels mais ells no arribaran a franquejar-se amb vosaltres, a fer-vos llurs confidències, a dir-vos llurs secrets, a ésser, en un mot, allò que es diu que és carn i ungla. Les interrupcions forçoses exasperen els escriptors, com exasperen tothom que farcí una feina a gust.

En les represes, dura un temps que us sentiu desentrenat, que treballeu en fred, que en repassar el que féreu us sembla dolent, i si quan arribeu a vèncer el vostre desmai, xoqueu, de vell nou, amb el deure o amb l'obstacle imprevist, aleshores és molt possible que us sobrevingui un atac d'abúlia desesperada i arraconeu la ploma i arraconeu el paper i àdhuc arraconeu les ganes de viure.

Son molts que, esclaus d'una ocupació que abassega els seus lleures, es refien sempre, d'un demà providencial. Però aquest demà no arriba. El que arribarà mes aviat del que un hom es creu, son els accidents de la vida i la vellesa prematura o natural. Aleshores, l'amor propi, a voltes es redreça, bota, s'encabrita el mateix que un cavall de pura sang, esperonat. Mans a l'obra. Pestes, lleures escadussers, moments robats a l'obligació, hores de son vençuda, insomnis aprofitats,  pren i deixa, apaga els engrescaments i tornem-los a encendre. De vegades, això últim —acabem de dir-ho— costa tant com de fer marxar un motor subjecte que roba temps a la feina positiva .O estafa l’amo  o estafa l'Estat, o estafa el municipi , o estafa la família . Ha de lluitar contra els que no poden entendre' l i contra els que l'entenen massa ; contra els que li volen mal i contra els rucs i contra els savis. No sap que tingui enemic s fins que triomfa; no li diuen que va desencaminat fins que el veuen seguir  el bon camí ; per cada admirador troba cent consellers; per cada deixeble , cent mestres. Si no sembra adulacions recollirà greuges, i quan haurà ben treballat el pagaran amb un terròs de sucre com un cavall de circ.

I al final comprendrà que no ha arribat enlloc , que està a les beceroles del seu ofici i que es troba ja a l'estat de la bleda i del iodur potàssic , i de dir si vol que l’enterrin amb capellans o sense.

Es pot posar remei a això? En part, jo crec que sí. No estic pas ben convençut de l’eficàcia dels estimulants, sobre la base de premis anuals d'una certa importància. Es tirar un salvavides a l'atzar, és oferir un baló d'oxigen a un que s'ofega sense remei. Ben escatit, potser s'estimuli mes els dolents i els mediocres que els bons. El que escriu per un impuls interior, per un manament irresistible de la seva ànima, no coneix altre estímul que la seva propi a consciencia i un premi en pessetes de tant en tant, no soluciona el seu desfici. Si esta predestinat a suïcidar-se, tanmateix se suïcidarà.
A Catalunya , donades les múltiples disposicions que tenim els catalans, una quantitat en metàl·lic una mica forta farà sortir a dojo poetes, dramaturgs i novel·listes. Amb poc diner tindrem allò que voldrem.

Però, fet i fet, restaran els mateixos, els que ja existien abans, els únics contendents possibles.

Naturalment, que una poma per a la set, encara que haguem de fer-nos-la a l’aranya estira cabells, mai no és de més i sempre esperona , i sempre caldrà agrair-la . Jo desconec en absolut quina cosa pugui ésser aquest patronatge a les lletres que la Generalitat de Catalunya tracta d'instaurar. Per poc que sirguí aquest patronatge, bé valdrà el que val un premi anyal que ha de guanyar-se com es guanya un campionat esportiu.”


El calvari de l'escriptor
per Prudenci Bertrana
[conferència pronunciada el 22 de maig de 1933 a l’Ateneu Enciclopèdic Popular i reproduïda al Diari Mercantil (24-27 de maig, 1933)].


El calvari de l'escriptor, tres


“En l`’art del periodisme hi ha eminències tan respectables com en l’art de la novel·la o de fer poemes; àdhuc us confessaré que en fer de periodista l’escriptor imaginatiu adquireix agilitat, però evidentment el periodisme no és fet per a homes amb escrúpols estètics, lents de concepció, afeccionats al retoc, a la justesa de les imatges i a l'estil depurat. Pau Valéry, segons digué en la conferencia donada en la llibreria Catalònia, no creu en la facilitat. Jo no goso dir que opino com ell i encara menys que ell opina com jo.

No sóc prou digne de vanar-me en públic de coincidir amb un home de la seva magnitud . El cert és que el periodisme exigeix facilitat, una concepció ràpida i una mà lleugera.

Molt patirà aquell que tingui per norma assentar els peus a consciència, esporuguit de petjar en fals, mentre un altre l’empeny constantment i l’obliga a córrer. El neguit de fluctuar entre la possibilitat de caure o de passar per inútil li amargarà l’existència. I amb l’existència amargada no es fa pas res de bo , ni sentiu ganes d'intentar-ho . El periodista, per altra part, està subjecte a totes les vicissituds que afecten els obrers manuals, sense, però, disposar de les seves armes. Un canvi d'orientació econòmica o política, la fallida absoluta de l'empresa, la necessitat de fer economies el poden llançar del diari o almenys li fan sentir el perill de perdre el seu pa de cada dia.

A Catalunya son poques les empreses periodístiques que ofereixen, als escriptors, garanties de respecte i d'inamobilitat, i son encara menys les que els donen un sou raonable. Evidentment, ningú de vosaltres s’imaginarà que a un periodista ben pagat li resti massa temps de fer una obra sòlida, pensada i repensada i escrita amb l’esperit tranquil, sense discontinuïtats, sense encallades i represes destarotadores, sense que la lassitud , la desconfiança , el pessimisme s'emparin del seu esperit. Sí, no hi ha pas dubte que existeixen homes d'un tremp superior que arriben a superar totes les   dificultats i totes les angúnies i fan la seva obra intel·lectual sense deixar de fer la mecànica , de la qual viuen . Però son excepcions, i de les excepcions no en pot pas tirar cap tros a l’olla el crèdit literari de tot un poble . I ara parlem una mica del periodista subaltern. En qüestió de categoria abunden els aspirants a escriptors. Un aspirant a escriptor, tant pot ésser jove com vell, com casat, com solter. U n aspirant a escriptor té la mateixa gana i gasta la mateixa roba i el mateix calçat que els aspirants a grans càrrecs i prebendes, però cobra un jornal de murcià propens a secundar les ordres de la FAL Si pot passar-se amb la mesada que li dona el diari, és que no té criatures ni malalties (...), en menjar en taula de marbre sense estovalles ni tovalló i en entendrir alguna dona del carren Viurà la bohèmia autentica i finirà en satíric rebentador i en pispar estilogràfiques i paraigües dels companys, que és un mitjà com un altre d'assolir fama. Altrament, es veurà obligat a cercar una ocupació suplementària, i si amb una ocupació en té massa per fer la seva obra en puresa, què passarà amb dues?

El periodisme també enllamina. Un hom sap quan hi entra i no sap quan en sortirà. Té la seva part afalagadora. Un hom es fa passar les ganes de veure reproduït el pensament en lletra de motllo , un hom galleja del poder que té i del respecte que fa la premsa, de la qual som un element,  un hom s'arma d'un carnet i d'una insígnia i es creu temible i invulnerable . Els jorns s'escorren entre l’activitat i presumpció.”


El calvari de l'escriptor
 per Prudenci Bertrana
[conferència pronunciada el 22 de maig de 1933 a l’Ateneu Enciclopèdic Popular i reproduïda al Diari Mercantil (24-27 de maig, 1933)].


El calvari de l'escriptor, dos


“Podeu riure, amics meus, de la dita que assegura que una flor no fa estiu. L’opinió d'una persona, sigui de la manera que sigui, sempre és compartida per un tant per cent de mentalitat semblant. A mes, àdhuc els que tenen una idea mes o menys aproximada del calvari dels escriptors, no copsen pas una centèsima part del seu patetisme , ni dels infinits matisos que el fan més cruel i més feixuc. L'escriptor, entre nosaltres —i una mica per tot arreu— és dut d'Herodea a Pilat, és flagel·lat i escarnit i un cop els safons se l'emmenen amb la creu al coll, no troba pas cap Cirineu ni cap Verónica i agonitza entre lladres, no pas com Jesucrist, amb un de dolent a l'esquerra i un de bo a la dreta, sinó amb un de pitjor a cada costat. L'escriptor professional, a Catalunya, gairebé no existeix, els que existeixen han  d'apuntalar-se en el teatre o en el periodisme , els dos braços de la creu on, probablement, restaran clavats i on s’escolarà la seva vida, tot paladejant el fel i vinagre dels nostres jueus.

El teatre proporciona guanys, però a costa de transigir en una pila de coses.

La primera d'aquestes coses i la mes greu, és la mentalitat del públic que, actualment encara , acut a les taquilles dels teatres. Després d'acontentar aqueix públic, que no sap res de literatura, cal cultivar l'empresari, el primer actor i la primera actriu, Fer un treball subterrani,  llarg, constant i deixar la modèstia a la porteria del teatre o enmig dels sabatots vells dels còmics, tenir compte a adular a temps i a no abandonar la trinxera d'entre bastidors i disputar-la, si convé , a sang i a foc, contra el company o contra l’amic. Més val fer obres dolentes i saber-les dur a port que fer-les bones i adormir-se a la palla . Altrament, si veiessin la cara que posen els còmics i empresaris en sentir parlar dels literats! Per a ells una comèdia o drama escrit literàriament és quelcom que els esborrona. No , per Déu, res literari no, Tot seguit venen els calaixos escurats i uns quants espectadors que pesen figues i es petrifiquen en llurs seients, d'on cal arrabassar-lo s amb ternals, feina que augmenta les despeses. L'escriptor que tasta els èxits teatrals difícilment sap passar-se'n sense aplaudiments i diners!...

Qui és prou sant per refusar-los? Qui és prou sant per girar l’esquena al públic i als drets d'autor i fer el propòsit de treballar per a ell i llançar la seva obra al carrer a fi que cadascú la paladegi tot sol, en la intimitat de la cambra i del coixí. Qui, avesat als esclats d'entusiasme, als crits de l'autor, als què?, sabrà avenir-se al silenci que esdevé després de publicar un Ilibre,  silenci que produeix la sensació depriment d'haver-lo tirat a un pou, silenci que a vegades ni els crítics interrompen?

Quan tal periodisme , és un ofici abassegador.

En el periodisme tenim el capatàs, la reglamentació, la disciplina més o no tan militar; i en les hores que l'escriptor se n'allibera, se sent encara esclau, dominat per la rutinària confecció de frases i paràgrafs i de llocs comuns, empastifat del baf del maquinisme de la literatura que acaba d'expel·lir. Aleshores li costa de tornar a prendre la ploma. Es menjar sobre pair És voler paladejar una llaminadura amb l'estómac ple de faramalla. Jo, entengui's bé, no blasmo la literatura periodística. Es una cosa digna i bona, però quan un hom aspira a una altra de millor ens sembla menys bona i digna del que realment és. El periodisme per al poeta i l’escriptor imaginatiu té una horrible semblança amb el purgatori. La paraula sola em suggereix la visió d'una pila d’ànimes nues i arraulides amb les mans juntes l'esguard al cel, resant i sospirant en espera d'una ma caritativa ,  purament imaginaria que les vingui a treure de les flames. El periodista per vocació no ha cremat mai en aquest purgatori.”

El calvari de l'escriptor
per Prudenci Bertrana



[conferència pronunciada el 22 de maig de 1933 a l’Ateneu Enciclopèdic Popular i reproduïda al Diari Mercantil (24-27 de maig, 1933)].

El calvari de l'escriptor, u




Prudenci Bertrana (Tordera, 1867 - Barcelona, 1941) , és conegut sobretot per la novel·la Josafat (1906),  la primera de la seva producció en aquest gènere, i pel recull Proses bàrbares (1911), però publica els seus primers contes l'any 1903, considerats de gran qualitat. La producció contística de Bertrana té tres motius principals: el paisatge, els camperols i les bèsties. La seva obra novel·lística, estructurada des d'una observació minuciosa i detallada del món, parteix de l'experiència de la pròpia vida com a home i escriptor. És, però, en la trilogia Entre la terra i els núvols —integrada per L'hereu (1931), El vagabund (1933) i L'impenitent (1948)— on es reflecteix més el pòsit autobiogràfic, recollit al voltant de les frustracions personals, la més dolorosa de les quals és la mort de tres fills.

El calvari de l'escriptor
per Prudenci Bertrana

[conferència pronunciada el 22 de maig de 1933 a l’Ateneu Enciclopèdic Popular i reproduïda al Diari Mercantil (24-27 de maig, 1933)].

“Senyores, amics:  No és la primera vegada que tinc l’honor de parlar-vos des d'aquest lloc. Tampoc no és la primera vegada de lamentar-me que els meus dots de conferenciant no siguin els que us mereixeu, ni els que caldria per no deslluir un moment la tasca benemèrita de la vostra entitat, a la qual han contribuït homes de més traça i més saber que no pas jo. En defecte d'altres qualitats, procuraré posar en aquesta conferencia l'únic recurs que sempre tinc a mà per als casos desesperats.

Jo porto sempre en la meva barca, així que navego en els mars procel·losos dels conferenciants, el salvavides de la franquesa i de la sinceritat i no deixo d'usar-lo, però refiat, naturalment, en la providència. I la providència , en aquest cas,  és la vostra atenció afectuosa.

El tema que he escollit resulta un sí és no és alarmant. El calvari de l’escriptor resulta, a primera vista, que hagi de determinar un llòbrec seguici de reflexions i planys, capaços de treure'ns la gana de sopar.

No temeu , procuraré  estalviar-vos i estalviar-me emocions inútils. El calvari dels escriptors de Catalunya no s'aplanaria pas amb unes quantes llàgrimes que poguéssim vessar ací vosaltres i jo en col·laboració sentimental. Per altra part, tant em desplau el paper de víctima com el de redemptor, i la vida m'ha ensenyat a estalviar als altres allò que m’afligia a mi.

A l'hora de començar aquesta conferencia m'assalta un dubte. Parlar del calvari dels escriptors, no serà parlar d'una cosa massa sabuda i massa vella i massa axiomàtica, i àdhuc massa aprofitada per alguns, a fi de produir entendriments remuneradors? Potser sí. Però ara de poc he pogut convèncer-me que encara existeixen ciutadans, amb tot l’aspecte de persones intel·ligents, que estan creguts que l'escriptor posseeix una mena de pólvores de la Mare Celestina mitjançant les quals, com qualsevol prestidigitador, amb uns quants cops de ploma , converteix les quartilles en bitllets de banc. Vos rai, em deia l'altre jorn un bon senyor, vos rai, que mentre preneu cafè podeu escriure un article i adinerar-lo en qualsevol diari! Els ulls d'aquest bon senyor parpellejaven d'enveja. Déu poderós! Quants cafès no hauria pres ell de trobar-se en el meu lloc!”

8 de set. 2019

abrimos curso



Todo inicio de temporada depara reencuentros, intercambios y confidencias, mas la de ayer tuvo un carácter muy especial porque decidimos, a propuesta del gran Pepe, celebrarnos, deleitarnos y agasajar los éxitos deportivos y humanos de una de las compañeras más antiguas de nuestro singular grupo:, Nuria Reina Serna.

Nuria, nuestra Nuria, este pasado mes de marzo de 2019 participó en las Olimpiadas Especiales celebradas en Abu Dhabi, allá en, para nosotros, lejanos Emiratos Árabes, obteniendo el sábado 16 de marzo de 2019 la medalla de oro en la especialidad de gimnasia rítmica.

Para esta familia que formamos Vespres Literaris era necesario reconocer la dedicación, el esfuerzo y el sacrificio que han llevado hasta este éxito deportivo, pero, por encima de este reconocimiento, el acto de ayer significó reconocer la valentía, el coraje y la decisión de una mujer excepcional.


Y un poema de nuestra querida Gioconda Belli para tí:


Estoy viva como fruta madura...

Estoy viva
como fruta madura
dueña ya de inviernos y veranos,
abuela de los pájaros,
tejedora del viento navegante.

No se ha educado aún mi corazón
y, niña, tiemblo en los atardeceres,
me deslumbran el verde, las marimbas
y el ruido de la lluvia
hermanándose con mi húmedo vientre,
cuando todo es más suave y luminoso.

Crezco y no aprendo a crecer,
no me desilusiono,
ni me vuelvo mujer envuelta en velos,
descreída de todo, lamentando su suerte.
No. Con cada día, se me nacen los ojos del asombro,
de la tierra parida,
el canto de los pueblos,
los brazos del obrero construyendo,
la mujer vendedora con su ramo de hijos,
los chavalos alegres marchando hacia el colegio.

Si.
Es verdad que a ratos estoy triste
y salgo a los caminos,
suelta como mi pelo,
y lloro por las cosas más dulces y más tiernas
y atesoro recuerdos
brotando entre mis huesos
y soy una infinita espiral que se retuerce
entre lunas y soles,
avanzando en los días,
desenrollando el tiempo
con miedo o desparpajo,
desenvainando estrellas
para subir más alto, más arriba,
dándole caza al aire,
gozándome en el ser que me sustenta,
en la eterna marea de flujos y reflujos
que mueve el universo
y que impulsa los giros redondos de la tierra.

Soy la mujer que piensa.
Algún día
mis ojos
encenderán luciérnagas.


Gioconda Belli