29 d’oct. 2018

la madre, final




“Le parecía que todos estaban dispuestos a entenderla, a creerle; deseaba, se apresuraba en trasladar a la gente todo cuanto sabía,  todas sus ideas,  cuya fuerza sentía.  Estas afloraban ligeras de las profundidades de su corazón y se componían en una canción,  pero con ofensa sentía que la voz le fallaba,  que estaba ronca,  temblorosa y que se le quebraba.

— ¡La palabra de mi hijo, la limpia palabra del hombre obrero,  de un alma insobornable! ¡Han de saber lo que es insobornable por su valentía!

Unos ojos jóvenes le miraban a la cara con admiración y con miedo.

La empujaron en el pecho,  ella se tambaleó y se sentó en el banco.  Sobre las cabezas de las gentes centelleaban las manos de los gendarmes;  ellos agarraban por las solapas y los hombros, lanzando los cuerpos hacia los lados, arrancando los gorros de las cabezas y lanzándolos lejos.  Todo ennegreció,  se movió ante los ojos de la madre, pero, superponiéndose a su cansancio, todavía gritaba con el resto de voz que le quedaba:

— ¡Pueblo, reúne todas tus fuerzas en una fuerza única!

Los gendarmes,  con una mano grande y enrojecida, la agarraron por el cuello del abrigo y la sacudieron.

— ¡Cállate!

Ella se golpeó con la nuca en la pared;  el corazón por un instante se cubrió de humo acre del miedo y de nuevo se encendió vivamente,  haciéndolo desaparecer.

— ¡Vamos! —dijo un gendarme.

— ¡No teman nada! ¡No hay pena más grande que aquella que respiráis durante toda la vida...!

— ¡He dicho que a callar! —El gendarme la cogió por el brazo y le dio un empujón. El otro cogió la otra mano y dando grandes zancadas se llevaron a la madre.

— ¡...La que cada día os devora el corazón y os seca las entrañas!

El espía se puso delante de ella y, amenazándola con el puño,  exclamó con voz chillona:

— ¡A callar, canalla!

Sus ojos se abrieron, brillaron, la mandíbula le tembló. Resistiéndose con los pies apoyados en el resbaladizo suelo de piedra, la madre exclamó:

— ¡No matarán el alma resucitada!

— ¡Perra!

El espía la golpeó en la cara con la mano ligeramente alzada.

— ¡Le está bien,  a la muy infame de la vieja! —se oyó un grito malvado.

Algo negro y rojo por un instante cegó la vista de la madre, el salado sabor de la sangre le llenó la boca.

La revivieron las exclamaciones fraccionadas y claras.

— ¡No te atrevas a golpearla!

— ¡Chicos!

— ¡Eh, tú, canalla!

-¡Dale!

— ¡No podrán cubrir de sangre la razón!

La empujaban por el cuello,  por la espalda,  la golpeaban en los hombros,  en la cabeza, todo giraba dando vueltas en un oscuro torbellino de los gritos,  aullidos y silbidos;  algo espeso y ensordecedor se metía por los oídos,  introduciéndose en la garganta la ahogaba,  el suelo se hundía bajo sus pies,  moviéndose;  las piernas se le doblaban,  el cuerpo se estremecía entre las quemaduras del dolor,  se le hacía pesado y se movía sin fuerzas. Pero sus ojos no se apagaban y veían muchos otros ojos que ardían con un fuego conocido y valiente,  un fuego que le resultaba familiar a su corazón.

La empujaban contra las puertas.

Ella logró soltarse una mano, y se agarró al marco.

—No conseguirán apagar la verdad con ríos de sangre...

La golpearon en la mano.

— ¡Inconscientes,  sólo acumularán odio! ¡Y éste caerá sobre ustedes!

El gendarme la agarró por el cuello y comenzó a ahogarla.

Su voz ronqueaba.

—Desgraciados...

Le respondió alguien con un sonoro sollozo.”
La madre
Maksim Gorki
traducción de Bela Martinova
Cátedra, 2005
Página 429-431



24 d’oct. 2018

la madre, 3




“Pero he aquí que Pável se levantó,  y de pronto se hizo un inesperado silencio.  La madre se inclinó con todo su cuerpo hacia delante.  Pável se puso a hablar en un tono tranquilo:

—Como hombre del partido,  únicamente reconozco el juicio de mi partido y hablaré ya no para defenderme, sino que a deseo de mis camaradas, que también han renunciado al abogado,  intentaré explicarles aquello que ustedes no han comprendido. El procurador ha denominado nuestra manifestación,  bajo la bandera de la socialdemocracia,  como el motín en contra del poder supremo, y nos ha estado examinando continuamente como unos amotinadores en contra del zar. Pero debo declarar que para nosotros la autocracia no es la única cadena que ata el cuerpo del país, sino que únicamente viene a ser la primera y más cercana que estamos obligados a arrancar del pueblo...

El silencio se hacía más profundo frente al fuerte tono de su voz,  que parecía ensanchar las paredes de la sala y Pável apartarse lejos,  hacia un lado de la gente,  pareciendo una figura en relieve.
Los jueces se removieron pesada e inquietamente. El decano de la nobleza murmuró algo al juez de rostro perezoso;  éste asintió con la cabeza y se dirigió al anciano; por el otro lado,  y a la vez,  le hablaba al oído el juez de aspecto enfermizo.  Moviéndose en el sillón de derecha a izquierda,  el vejete dijo algo a Pável,  pero su voz se ahogó en la corriente regular y ancha del discurso de Vlásov.

—Somos socialistas.  Lo cual significa que somos enemigos de la propiedad privada,  que separa a la gente,  y las enfrenta a unos contra otros,  creando una hostilidad de irreconciliables intereses;  miente,  procurando ocultar o disculpar esa enemistad, y corrompe a todos con su falsedad,  la hipocresía y la maldad.  Nosotros decimos: la sociedad que sólo considera al hombre como un arma de su enriquecimiento,  va en contra del hombre,  nos es hostil y no podemos reconciliarnos con su doble y falsa moral;  el cinismo y la crueldad de su relación hacia el individuo nos desagradan; queremos y lucharemos en contra de todas las formas de avasallamiento del hombre utilizadas por esta sociedad,  en contra de todos los procedimientos que fraccionen al hombre en beneficio de la codicia.

Somos obreros,  gente con cuyo esfuerzo se crea todo,  desde las maquinas gigantes hasta los juguetes infantiles;  somos personas privadas del derecho a luchar por su dignidad humana; cualquiera intenta y puede convertirnos en instrumento para la consecución de sus fines;  ahora deseamos tener libertad para que con el tiempo podamos conquistar todo el poder. Nuestras consignas son sencillas: fuera la propiedad privada,  todos los medios de producción; todo el poder ha de tenerlo el pueblo;  el trabajo es obligatorio para todos. ¡Lo ven, no somos amotinadores!”

La madre
Maksim Gorki
traducción de Bela Martinova
Cátedra, 2005
Página 396-397

22 d’oct. 2018

la madre, 2




“— ¡Por los camaradas, y por la causa, haría cualquier cosa! Y mataría. Incluso si se tratara de mi propio hijo…

     ¡Oh, Andriusha! — exclamó en voz baja la madre.

Él sonrió y dijo:

     ¡No hay más remedio! ¡La visa es así!

— ¡Sí...! —dijo lentamente Pável, extendiendo el monosílabo—. La vida es así...

Repentinamente excitado y obedeciendo a un impulso que le venía de dentro,  Andréi se levantó,  agitó las manos y empezó a decir:

— ¿Qué podemos hacer? No queda más que odiar al hombre para que,  cuanto antes, llegue el momento en que sólo podamos admirar a las personas.  Es preciso aniquilar a aquel que entorpezca el curso de la vida,  al que vende a los hombres por dinero,  para con él comprar su paz o distinción.  ¡Si en el camino de los justos se cruza un Judas,  que va a traicionarlos,  yo sería Judas,  si no lo aniquilara!  ¿Acaso no tengo derecho a hacerlo?  ¿Y ellos,  nuestros amos, tienen derecho a rodearse de soldados y verdugos,  de burdeles y cárceles,  presidios y todo tipo de instituciones ruines que les proporcionan paz y comodidad? A veces no me queda más remedio que coger su palo. ¿Acaso hay otra salida? Y lo cogeré, no renunciaré.  Ellos están matando a decenas y centenares de los nuestros, y eso me da derecho a alzar la mano para ponerla sobre una de las cabezas del enemigo;  al enemigo que más cerca se ha puesto de mí y que resulta más pernicioso para la causa de mi vida.  La vida es así.  Yo voy en contra de eso, porque no lo deseo.  ¡Sé que nada se conseguirá con la sangre del enemigo;  ésta no es fecunda...! La verdad crece cuando es nuestra sangre la que rocía la tierra en forma de lluvia intensa, porque la suya, podrida, desaparece sin dejar huella. ¡Yo lo sé! Pero asumiré mi pecado, y mataría si fuera necesario. Pero yo sólo hablo de mí.  Mi pecado moriría conmigo y no caería como una mancha en el futuro, no mancillará a nadie; ¡a nadie más que a mí!

Andréi iba y venía por la habitación,  agitando las manos delante de su rostro,  y parecía enteramente estar cortando algo en el aire,  apartándolo de sí.  La madre le miraba triste y alarmada, sintiendo que algo se había quebrado en su interior y le producía dolor. Las ideas oscuras y peligrosas del asesinato la detuvieron: «Si no le había matado Vésovshikov, ningún otro compañero de Pável pudo hacerlo» —pensaba ella. Pável, con la cabeza gacha escuchaba al ucraniano, mientras que aquél, obstinado y firme, decía:

—No te queda más que ir recto hacia delante y en contra de ti mismo.  Es preciso saber entregarlo todo,  todo tu corazón. Donar la vida y morir por la causa.  ¡Es sencillo! Debes entregar lo más posible, y dar aquello que más quieres; entonces, con más fuerza, renacerá en ti lo que te es más preciado: ¡tú verdad...!

Se detuvo en medio de la habitación, pálido, con los ojos semiabiertos,  y con la mano levantada pronunció triunfalmente su promesa:

— ¡Sé que llegará el día en que las personas se admirarán los unos a los otros;  y cada cual brillará como una estrella para el otro! Caminarán por la tierra hombres libres,  grandes por su libertad,  todos tendrán sus corazones abiertos,  y el de cada uno estará libre de envidia, y nadie tendrá malicia.  Entonces,  la vida ya no será vida,  sino servicio al hombre,  y su imagen se elevará a las alturas;  para los hombres libres todas las cimas son alcanzables.  Entonces se vivirá en la verdad y la libertad para la belleza, y serán mejores aquellos que con más generosidad abracen el corazón del mundo,  quienes lo amen más profundamente; los más libres serán los mejores, habrá más belleza en ellos. ¡Serán grandes los hombres de ese mundo...!

Se quedó callado, se enderezó y, con una voz que le salía del pecho, dijo con estridencia:

—Así es; por una vida así, sería capaz de todo...”



La madre
Maksim Gorki
traducción de Bela Martinova
Cátedra, 2005
Página 196-197


21 d’oct. 2018

la madre, 1


“En la estrecha habitación nacía el sentimiento del parentesco espiritual de los trabajadores del mundo entero. Ese sentimiento los hacía a todos sentirse integrados en un alma toda,  llegando también a la madre; y aunque aquello era algo que le resultaba desconocido, sin embargo, la hacía ir erguida,  por su fuerza, alegría y juventud,  embriagada de esperanza.

— ¡Hay que ver cómo son ustedes! — le dijo ella en una ocasión al ucraniano—. ¡Todos son compañeros de ustedes, los armenios, los judíos, los austriacos, y se alegran y se compadecen de todos!

— ¡De todos, madrecita mía, de todos! —exclamó el ucraniano—. P ara nosotros no hay naciones, ni tribus, sino sólo compañeros y enemigos. Todos los trabajadores son amigos nuestros,  y todos los ricos y dirigentes, enemigos.  ¡Cuando contemplas con ojos de bondad la tierra,  cuando observas cuántos somos los trabajadores y cuánta fuerza portamos, una enorme alegría penetra el corazón y una inmensa felicidad invade el alma! ¡Y del mismo modo, madrecita, lo siente el francés y el alemán cuando contemplan la vida! ¡Del mismo modo se alegra también el italiano!

¡Todos somos hijos de la misma madre,  de la invencible idea de la fraternidad del pueblo obrero del mundo entero!  Ella nos da calor y es el sol celeste de la justicia, y este cielo —en el corazón del trabajador sea él quien fuere, y se llame como se le llame, el socialista— será ahora, siempre,  y por los siglos de los siglos,  hermano nuestro,  en espíritu.

Aquella infantil pero sólida fe crecía cada vez más en ellos,  elevándose y fortaleciéndose en su inquebrantable potencia. Y cuando la madre lo contemplaba,  involuntariamente sentía de verdad que en el mundo había nacido algo grandioso y claro, semejante al sol que ella veía en el cielo.”


La madre
Maksim Gorki
traducción de Bela Martinova
Cátedra, 2005
Página 99

20 d’oct. 2018

la madre y el teatro proletario republicano




“Durante la Segunda República La madre de Gorki, referente fundamental de la literatura revolucionaria,  se presentó como un modelo válido y de interés para su adaptación al medio teatral español.  A lo largo de los años treinta la novela del autor ruso,  conocida en España a través de traducciones o de adaptaciones cinematográficas,  dejó una huella apreciable en el ámbito del teatro, espacio más que idóneo,  por su carácter social y directo,  para la difusión de una obra que, centrada en la lucha de la clase obrera, era todo un manual de ideas revolucionarias.  No en balde,  la traslación de la novela al teatro contaba con el precedente de Brecht,  autor en 1932 de una versión actualizada a las circunstancias de la Alemania anterior a la Primera Guerra Mundial, que,  aunque no fue representada en los escenarios españoles de la época, era conocida por aquellos dramaturgos y gestores teatrales que se interesaron por ensayar e implantar en España un teatro de corte revolucionario.

El interés por trasladar al molde teatral La madre de Gorki se explica,  en efecto,  en relación al esfuerzo de los intelectuales y escritores republicanos por desarrollar y llevar a la práctica escénica en España un teatro de tipo proletario.  Como complemento a otras iniciativas como el Teatro del Pueblo o el teatro universitario de grupos como la Barraca o del Búho, orientadas hacia un público nuevo,  denominado genéricamente “pueblo” ,  esta modalidad,  que tenía por espacio preferente los barrios obreros y las fábricas,  se dirigía específicamente a la clase del proletariado.  Se trataba de una tendencia afín a las ideas marxistas e influida por los supuestos teóricos de las corrientes de teatro político que se propagaron por Europa durante el primer cuarto de siglo,  principalmente a través de Piscator o Brecht,  y que fueron llevadas a la práctica en Rusia en experiencias que algunos de nuestros intelectuales,  como Sender, Alberti o María Teresa León, habían conocido personalmente a través de sus viajes a la Unión Soviética.  De carácter didáctico, su contenido, inspirado en sucesos contemporáneos, evocaba las manifestaciones y reivindicaciones políticas del colectivo obrero e incitaba directamente a la revolución al incorporar en su discurso sus proclamas y consignas principales.

La madre,  ambientada en la Rusia prerrevolucionaria de 1905, resultaba un modelo perfectamente asimilable al contexto español del momento y adecuado a los objetivos del teatro proletario. Centrada en la lucha de la clase obrera,  la novela de Gorki tejía su acción en torno a todo un hito proletario universal: la celebración del Primero de Mayo.  La proclamación de la huelga y sus consecuencias constituían el nudo central del argumento,  mientras la acción reproducía con detalle los modos de instrucción y difusión de las nuevas ideas,  desde los barrios obreros hasta las zonas habitadas por el campesinado. Tanto su estructura, tendente a la concentración espacial y a la exposición dialéctica, como su progresión argumental,  marcada por ciertas pautas clave de gran efecto dramático —en particular la sucesiva detención y represión de los líderes revolucionarios—,  resultaban adecuadas para su traslación al medio teatral. Por lo que respecta a su concepción y tratamiento de los personajes,  La madre se presentaba también como un modelo ideal para un teatro orientado hacia las masas, ya que lograba, de modo magistral, el diseño o construcción de un personaje colectivo: los individuos se definían por su pertenencia al grupo o adquirían,  como la madre,  un sentido universal y alegórico.  A nivel de acción,  se daba una distribución equilibrada del protagonismo político sucesivo de determinados impulsores del proceso revolucionario,  obreros o campesinos.  Más aún,  las iniciativas de acción individual,  sometidas a debate,  aparecían cuestionadas por sus posibles efectos contraproducentes.  Por último,  la acción se desplazaba desde la casa al espacio público y eran frecuentes las escenas de grupos y las reuniones y actos políticos.

Con estas características, y a falta de un repertorio revolucionario nacional,  La madre se erigió en modelo para el teatro de orientación proletaria.  La puesta en escena de la madre de Gorki fue de hecho auspiciada tanto a nivel local,  por organizaciones sindicales y partidos políticos de izquierdas,  como a nivel nacional,  por los órganos oficiales culturales de la República como el Consejo Central del Teatro.  Así tenemos noticia, por ejemplo, de que formaba parte del repertorio teatral habitual de los Centros Obreros y de las Casas del Pueblo, lugares en los que solía representarse todos los primeros de mayo con motivo de la celebración de la fiesta de los trabajadores.  Por lo que respecta a las iniciativas de su difusión a nivel nacional y oficial,  queda constancia del estreno en 1938 en el Teatro Progreso de Madrid de una versión escénica realizada por Eduardo M. del Portillo. El mismo año,  el Consejo Central del Teatro encargó además a Max Aub que realizara una adaptación de la novela rusa para su estreno en la ciudad de Barcelona en 1939,  un hecho que ya no fue posible debido a las circunstancias bélicas. Tampoco llegaron a ser montadas dos piezas anteriores inspiradas por la novela y programadas las dos para ser estrenadas a finales de 1936: Primero de Mayo,  de Isaac Pacheco, que había sido publicada en 1934,  y Amor de madre, de Manuel Altolaguirre.  La versión de Max Aub, exiliada junto a su autor, saldría a la luz en México, en 1968, mientras que la de Altolaguirre fue rescatada tardíamente por James Valender,  quien,  a finales de los ochenta,  la incluyó en su edición de las obras completas del autor. De las versiones de la obra que se presentaron en los centros obreros solo tenemos breves referencias en torno a las circunstancias de su representación. Al parecer eran representadas todos los primeros de mayo junto al Juan José de Joaquín Dicenta y eran acogidas con fervor por el público de estos espacios para la celebración del día de los trabajadores. “


Verónica Azcue
 Doctora en Literatura Española por la State University of New York at Stony Brook. Desde 1999 es profesora en el Departamento de Español de Saint Louis University, Madrid Campus. Ha publicado varios artículos sobre El Quijote y sobre el teatro español contemporáneo en revistas especializadas como Cervantes, Acotaciones y Anales de la Literatura Española Contemporánea. Su investigación actual se centra en el teatro del exilio republicano de 1939, particularmente en las adaptaciones de temas clásicos de autores diversos.

18 d’oct. 2018

la madre, película



Adaptación de la novela homónima de Maksim Gorki, está ambientada durante la Revolución rusa de 1905.  Narra los trágicos acontecimientos de ese año a través del sufrimiento de una madre por su hijo.

Título: La madre  (Маtь)
Año: 1926
Dirección: Vsevolod Pudovkin
Guión: Nathan Zarkhi (novela: Makxim Gorki)
Película muda, música: David Blok, Tikhon Khrennikov  
Fotografía: Anatoli Golovnya (B&W)
Duración: 88 minutos
Reparto: Vera Baranovskaya,  Nikolai Batalov,  Aleksandr Chistyakov,  Ivan Koval-Samborsky, Anna Zemtzova

17 d’oct. 2018

cómo aprendí a escribir




Cómo aprendí a escribir y otros textos

Maksim Gorki

traducción Laura Salas Rodríguez

Dirección Única, 2016

148 páginas

“Cuando tenía alrededor de veinte años empecé a entender que había visto, oído y experimentado muchas cosas sobre las cuales debía hablar a otra gente. Me parecía que comprendía y sentía ciertas cosas de una manera distinta que los demás. Esto me preocupaba y me ponía inquieto y locuaz.  Aun cuando leía a un maestro como Turgueniev, pensaba algunas veces que yo podría narrar las historias de los protagonistas de Relatos de un cazador en una forma distinta a la de Turgueniev.  En ese entonces ya era yo considerado un relator de cuentos interesantes para los estibadores,  panaderos,  vagabundos,  carpinteros, ferroviarios, “peregrinos a lugares sagrados”,  y en general la gente entre la que vivía me escuchaba con atención. Cuando les relataba libros que había leído me encontraba más de una vez con que estaba contándolos en forma diferente, distorsionando lo que había leído,  agregándole algo sacado de mi propia experiencia. Esto ocurría porque, para mí,  literatura y vida se habían fundido en una sola cosa; un libro era el mismo tipo de manifestación de vida que un hombre; un libro era también una realidad viviente y parlante, y era menos una “cosa” que todas las otras cosas creadas o a crearse por el hombre.


Los intelectuales que me escuchaban me decían: “¡Escriba! ¡Trate de escribir!”

Tenía miedo de escribir prosa porque me parecía que la prosa era mucho más difícil que el verso,  la prosa exigía una mirada excepcionalmente aguda,  la capacidad de ver y observar cosas invisibles para los demás y cierta disposición excepcionalmente compacta y potente de las palabras.  Pero a pesar de todo ello traté igualmente de escribir prosa,  aunque prefería la prosa rítmica porque descubrí que escribir la prosa corriente estaba fuera de mi alcance.  Empecé a escribir debido a la presión que ejercía sobre mí una “vida de pobreza y tristeza” y porque tenía tantas impresiones,  que no podía dejar de escribir.”


Maksim Gorki


16 d’oct. 2018

la revolución de 1905


La vida de un hombre inútil

Maksim Gorki

traductor: Enrique Moya Carrión

Automática editorial, 2014

280 páginas



El nueve 9 de enero de 1905 una muchedumbre (unas 200.000 personas), desarmada, compuesta por obreros, campesinos, mujeres y niños,  dirigida por el pope Gapón, posible confidente de la policía y colaborador del régimen,  se encaminó hacia el Palacio de Invierno, residencia del Zar en San Petersburgo. Pretendían hacerle llegar una serie de peticiones: convocatoria de una asamblea constituyente,  mejoras salariales, jornada de ocho horas, libertad de sindicación, etc.

Por respuesta obtuvieron una violenta represión que se saldó con más de mil manifestantes muertos.  Este acontecimiento ha pasado a la historia con el nombre de "Domingo Sangriento".

La reacción de los habitantes de San Petersburgo se materializó en una oleada de protestas, acompañada de la paralización del país como consecuencia de las huelgas y los motines. En San Petersburgo y Moscú surgieron las primeras asociaciones de obreros y campesinos, los "soviets" (comités de obreros).

En junio de 1905 la marinería del acorazado Potemkin, anclado en el puerto de Odessa (Mar Negro), se sublevó contra sus oficiales,  iniciativa que se extendió a otras unidades de la marina y del ejército. Ante este aluvión de protestas el zar se vio obligado a transigir e hizo algunas concesiones, que se recogieron en un Manifiesto Imperial emitido en octubre de 1905.

No obstante el aparente fracaso, la acción de 1905 tuvo repercusiones de gran calado que sirvieron de ensayo a los acontecimientos de 1917.

Gorki comenzó a escribir La vida de un hombre inútil en 1907, dos años después del Domingo Sangriento y de la revuelta armada que lo siguió. La novela estuvo prohibida en la época zarista, y no fue publicada hasta 1917,  aunque incluso los bolcheviques solo permitieron que viera la luz una versión expurgada de la misma. El libro supone una descripción magníficamente conseguida de aquellos años previos a la Revolución de Octubre.

En la obra se narra la vida de Yevséi Klimkov un huérfano y enfermizo personaje que siempre se ha mantenido alejado del mundo,  abriéndose camino,  poco a poco,  por los bajos fondos de la dura Rusia zarista, donde pronto será utilizado como espía por la policía del régimen.  Con el paso del tiempo,  Yevséi encontrará sus primeros amigos y entrará en contacto con algunas de las ideas revolucionarias que desafían la opresión ejercida por el sistema. Todo ello lo precipitará a la mayor crisis de su vida,  una crisis que discurre paralela a la insurrección de 1905 y su terrible represión.

(fragmento)

«Llegaron unos días inimaginablemente terribles, de fábula: la gente dejó de trabajar y la vida cotidiana, que durante tanto tiempo había sometido a todos a su juego cruel e inútil, se detuvo de pronto, se paralizó, como aprisionada por un férreo brazo. Los obreros privaron a la ciudad —su patrón— de pan, luz y agua, y algunas noches esta se erigía en la oscuridad hambrienta, sedienta, taciturna y ofendida. Durante aquellas oscuras y humillantes noches, el pueblo obrero marchaba por las calles entre cantos, con una infantil expresión de alegría en sus ojos: por primera vez las personas veían con claridad su fuerza y ellas mismas se maravillaban de su importancia.»

15 d’oct. 2018

escriptores


Avui es el dia de les escriptores

El lema d'aquest any: "Rebels i transgessores", la rebel·lió de les dones contra la submissió intel·lectual i la denúncia per ser i veure considerades com a ciutadanes de segona. El feminisme, la llibertat sexual i la defensa d'uns ideals humanistes també hi són presents, així com les contradiccions entre l'ésser i el que sembla, que sovint els porta a saltar-se el guió establert.



13 d’oct. 2018

nobel literautura (alternativo) 2018




El nobel de literatura (alternativo) de este año ha recaído en la escritora guadalupeña Maryse Condé, 1937.

Sus novelas exploran temas raciales, de género y culturales en una variedad de épocas y lugares históricos, centrando su atención en temas feministas y políticos. Entre sus obras, destacamos: Ségou: Las murallas de tierra (1984),  Ségou: La tierra desmoronada (1985),  Yo, Tituba: Bruja Negra de Salem (1986) o Victoire: la madre de mi madre (2010).

Condé admite que: “no podría escribir cualquier cosa... a no ser que tenga una importancia política segura".


bajos fondos



Los bajos fondos, es el título de una obra de teatro de Máximo Gorki que relata la historia de personajes de las clases bajas de la antigua Rusia zarista, inspirados sobre todo en las de la región de Nizhny Nóvgorod, situada en el oeste de Rusia, dentro del  distrito federal del Volga.

Entre 1895 y 1899, Gorki escribió relatos y novelas cortas donde recogía su propia experiencia personal como vagabundo por Rusia, arrastrando una vida miserable y trabajando ocasionalmente para conseguir un mendrugo de pan con el que engañar al hambre y un harapo para burlar el frío. Las historias de vagabundos, a los que describe como seres libres que se oponen individualmente a las enormes diferencias de clases de las sociedad rusa, le fueron llevando desde el realismo hacia un romanticismo reivindicativo que marcaría en el futuro su literatura y le llevaría a apoyar abiertamente la revolución de 1917.

Fragmento:

"Anoche estuve en el reino de las Sombras, donde rayos grises del sol atravesaban un cielo gris. Calladamente, el follaje gris ceniza de los árboles se balanceaba con el viento, sin que se escuchara el rumor de las ruedas, el sonido de los pasos o de las voces. No es la vida sino su sombra, no es el movimiento sino su espectro silencioso. "

teatre GAT


Els companys del GAT (Grup Artístic Teatral) posaran en escena el proper divendres 19 d’octubre,  a les 21 hores al teatre de l’Ateneu de Cerdanyola del Vallès, l’obra de l’Estel Solé, “ Animals de Companyia”.

Del programa de ma:

“Sota el lema ‘la necessitat d’afecte ens porta a tots a convertir-nos en animals de companyia’, l’obra és una reflexió sobre els valors de l’amistat i la sinceritat. La representació tracta sobre una colla d’amics que es reuneixen per celebrar un sopar de benvinguda: una amiga del grup torna a casa després d’haver estat ingressada durant dos mesos per un trastorn psiquiàtric. La festa sorpresa es complicarà quan u  dels amics confessi un secret inesperat. Durant la vetllada acabaran sortint els draps bruts de tots els personatges que mostraran el pitjor  de cadascú.

En un to de comèdia realista, l’obra posa en dubte el valor de l’amistat. Els egos i les enveges xoquen els uns amb les altres. És la constatació que la solitud i la necessitat d’afecte ens porta a tots a convertir-nos en animals de companyia.”

Repartiment:

Clara               Elisenda Altimira
Marc               Lluís Tusell
Àlex                Lluís Grau
Laura              Montse Torio
Beth                Georgina Capella


Traspunts       Lluís Anton
                       Margarita Martín
Decorats         Francesc Vilaró
Escenografia   GAT
Técnic de so   Eduard Lluís
Direcció          Francesc Vilaró



realismo socialista

En los campos de paz
Andrey Mylnikov, 1950

“¿Qué es el realismo socialista? ¿Qué significa esta expresión extraña que a uno le hace daño en los oídos? ¿Se puede hablar en verdad de un realismo socialista, o capitalista o cristiano, o mahometano? ¿Expresa este concepto irracional algo real? ¿0 quizá no existe? ¿Quizás es sólo un sueño, la pesadilla de un intelectual angustiado en la oscura, fantástica dictadura staliniana? ¿Quizá no es más que la grosera demagogia de CHDANOV, o un capricho senil de GORKI, una ficción, un mito, un invento de la propaganda?

En el bloque occidental según hemos oído decir, estas preguntas continúan repitiéndose,  en Polonia se discuten apasionadamente,  entre nosotros se plantean y levantan vehementes sentimientos que acaban en las herejías de la duda y del criticismo.

Y al mismo tiempo la literatura y la pintura, el teatro y el cine soviéticos hacen los mayores esfuerzos para demostrar su existencia. Los productos del realismo socialista llenan millones de páginas impresas,  kilómetros de película, siglos de horas de audición. Miles de críticos, teorizadores y pedagogos se exprimen la cabeza y hablan sin parar, para fundamentar, aclarar e interpretar el carácter materialista y la naturaleza dialéctica del realismo socialista. Y el propio jefe del estado, el primer secretario del Comité Central, abandona cuestiones económicas urgentes para pronunciar graves palabras sobre los problemas estéticos del país.

La definición más exacta del realismo socialista se encuentra en los estatutos de la Unión Soviética de Escritores. "El realismo socialista es el método fundamental de la Literatura y de la crítica literaria soviética. Exige del artista una interpretación verdadera y concreta de la realidad en su desarrollo revolucionario. Y tiene por objetivo el colaborar a la transformación ideológica de los trabajadores educándolos en el espíritu del socialismo."  [Primer Congreso Soviético de Escritores, Moscú, 1934]

Esta fórmula inocua sirve de fundamento a todo el edificio del realismo socialista. Define la conexión del realismo socialista con el del pasado y también lo que le separa de éste.  La relación con el realismo del pasado consiste en la fidelidad a la realidad de la interpretación, la diferencia en el intento de agregar el desarrollo revolucionario y de educar a los lectores y espectadores de este desarrollo en el espíritu del socialismo.

Los realistas antiguos, o críticos como a menudo se les llama porque criticaban la sociedad burguesa - BALZAC, TOLSTOI, CHÉJOV - han descrito la vida tal como la veían. Pero no conocían la genial doctrina de MARX, no podían prever la futura victoria del socialismo, y no tenían por supuesto ninguna idea sobre los caminos reales y concretos para alcanzar esta victoria. Esta es su tragedia,  su "limitación histórica".

El realista socialista en cambio, está armado con la doctrina de MARX, posee una rica experiencia de luchas y de victorias y recibe además la inspiración de un amigo y maestro extraordinariamente alerta - el partido comunista. Cuando describe el presente,  escucha el paso de la historia y tiende una mirada hacia el futuro.  Contempla los "rasgos visibles del comunismo"  que un ojo ordinario no puede ver.  Comparado con el arte de los tiempos pasados es un paso hacia adelante, la cúspide del desarrollo artístico de la Humanidad,  el más realista de los realismos.

Tal es, en pocas palabras, el esquema general de nuestro arte,  un esquema asombrosamente simple y al mismo tiempo elástico,  en el que caben GORKI y MAIAKOVSKI, FADÉIEV,  ARAGON,  EHRENBURG y cientos de otros realistas socialistas mayores y menores.  Pero no podemos comprender este esquema si nos quedamos en la superficie de las fórmulas y no intentamos penetrar en su significado profundo y oculto.  El fundamento de estas fórmulas - la interpretación verdadera, histórica y concreta de la realidad en su desarrollo revolucionario - es la idea de la finalidad,  el ideal universal al que la realidad fielmente descrita en su irresistible desarrollo revolucionario aspira.  Inculcar en el lector la aspiración a una finalidad, ayudarle a acercarse a ella modificando su mentalidad,  tal es el sentido del realismo socialista, que es mucho más consciente de una finalidad que ninguna otra tendencia artística de nuestro tiempo.

La finalidad es el Comunismo,  que en su etapa juvenil se conoce con el nombre de Socialismo. El poeta no escribe simplemente versos,  sino que ayuda con sus versos a la construcción del Comunismo. Esto se da por supuesto. Igual como se da por supuesto que hacen lo mismo los pintores,  los músicos,  los agricultores,  los ingenieros, los abogados,  los millonarios,  los trabajadores y todas las demás personas así como todas las máquinas,  los cañones, los teatros o los periódicos.

Nuestro arte, igual que toda nuestra cultura y que nuestro sistema,  es completamente teleológico.  Está sometido a la finalidad suprema y con ello ennoblecido. E n último término sólo vivimos para acelerar la llegada del Comunismo.”

¿Qué es el realismo soviético?
Abraham Terz
 (Abraham Terz es el seudónimo utilizado por el escritor ruso Andrej M. Sinjawskij para publicar algunos escritos fuera de su país.)
traducción Neus Planelles

12 d’oct. 2018

días de infancia, y 3



“Mi abuela tomaba rapé de una tabaquera negra con adornos de plata, y de cuando en cuando sorbía un polvito. Todo su aspecto tenía algo sombrío; pero de su interior, por los ojos, irradiaba una serenidad inextinguible, fervorosa y alegre. Era cargada de espaldas, casi jorobada, y a pesar de todo estaba muy entera; pero se movía con suavidad y con soltura, como una gata grande, y además, era tan suave como este amable animal.  Antes de su llegada,  yo había dormido,  por decirlo así, en la sombra; pero su aparición me despertó, me trajo a la luz, ligó cuanto me rodeaba con un hilo irrompible, y lo trenzó en una telaraña policroma; desde el primer momento, me fue cara para toda la vida, y se me adentró en el corazón como nadie en el mundo; era para mí tan íntima, tan comprensible como ninguna otra persona. Su altruista amor al mundo me hizo rico, me dio fuerzas y reciedumbre para la lucha por la vida.”

Días de infancia

Máximo Gorki

11 d’oct. 2018

días de infancia, 2


“Estoy tendido en la ancha cama,  envuelto varias veces en la gruesa colcha, y oigo cómo reza mi abuela; está arrodillada, con una mano en el pecho, y de cuando en cuando con la otra traza lentamente una cruz.

Fuera, crepita la escarcha; la verdosa luz de la luna penetra a través de los cristales de la ventana, cubiertos de flores de hielo, ilumina la bondadosa cara de deforme nariz y arranca a los oscuros ojos una irradiación fosforescente. Reluce como hierro forjado el tocado de seda que cubre el cabello de mi abuela, y el oscuro vestido se mueve, se escurre de los hombros y se extiende por el suelo.

Terminados sus rezos, se levanta silenciosamente, alisa la ropa y la guarda muy ordenada en el arca del rincón; luego, se acerca a la cama, donde yo aparento estar profundamente dormido.

-No vengas fingiendo, bribón, porque no duermes -me dice en voz baja-. ¿Verdad, tortolito, que no duermes? Dame pronto la manta.

Saboreando por anticipado lo que va a venir, no puedo reprimir una sonrisa.

-¡Ah, bandolero! ¿Con que te diviertes con tu vieja abuela, eh? -me dice entonces. Y agarra con ambas manos el borde de la manta, y tira de él hacia sí, tan diestramente y con tanta fuerza, que me siento levantado en vilo, doy dos vueltas sobre mí mismo y caigo en la blanda cama, lo cual hace reír a la vieja.

-¿Qué, duendecillo, qué te parece esto?

Pero a veces reza demasiado tiempo, y yo me duermo de veras y no me percato de cuándo se acuesta.

Los rezos largos de la abuela cierran siempre los días en que ha habido mucho malhumor, muchas discusiones y muchas disputas. Entonces escucho con el mayor interés las efusiones de la anciana, que le cuenta a Dios con todo detalle lo que ha ocurrido en la familia. Pesadamente, semejando una gran colina, está arrodillada la abuela, cuchicheando con rapidez palabras ininteligibles, hasta que por fin dice a media voz, con tono grave:

-Tú sabes bien, Señor, que cada cual busca siempre lo que le parece mejor. Mijailo, mi hijo mayor, quisiera quedarse en la ciudad, pues no le hace gracia tener que cruzar al otro lado del río, donde no conoce a la gente; yo no sé lo que saldrá de aquí. El padre parece querer más a Jacobo. ¿Está bien eso de repartir el cariño tan desigualmente entre los hijos? Pero el viejo es testarudo... ¡Señor, ilumina su alma!

Y dirigiendo a los sombríos iconos sus ojos grandes y brillantes, la anciana da un consejo a su Dios:

-Mándale un buen sueño, Señor, para que comprenda cómo debe hacer el reparto entre sus hijos.

Se persigna, se inclina hasta el suelo, da con la frente en el maderamen, y luego se endereza y prosigue con tono apremiante:

-¡Si quisieras dar alguna alegría a mí Bárbara! ¿Por qué te ha irritado tanto? ¿Por qué la pruebas más que a los otros? ¿Qué es eso de una mujer joven  y sana que vive perpetuamente en la aflicción?

¡Acuérdate del pobre Grigorii, Señor, cuyos ojos se debilitan más cada día! ¡Si se queda ciego tendrá que ir a pedir limosna, y eso será su muerte! Ha sacrificado todas sus fuerzas al abuelo, que seguramente no querrá mantenerlo... ¡Oh Dios, oh Dios!

Humildemente dejaba caer cabeza y brazos y permanecía así largo rato, como si estuviera profundamente dormida o aterida de frío.

-¿Qué más? -preguntaba luego, arrugando la frente para recordar-. ¡Otra cosa! ¡Apiádate de todos los creyentes y dales la bienaventuranza eterna! Y a mí también, pobre pecadora, tenme en tu gracia, pues ya sabes que no peco por maldad, sino por tontería.

Luego, suspiraba profundamente y decía muy cordial y humilde:

-Todo lo sabes, Dios mío. Tú lo sabes todo, Padrecito bueno.

Me agradaba de un modo excepcional aquel Dios de mi abuela; por lo visto, se llevaba muy bien con él, y yo le rogaba a menudo que me contara cosas de Dios. La anciana hablaba de él de un modo especialísimo: en voz muy baja, con los ojos cerrados, alargando singularmente las palabras y siempre sentada. Se levantaba un momento, se volvía a sentar, se ponía un pañuelo en la cabeza y empezaba a hablar largamente, hasta que el sueño nos dominaba a los dos:
-Dios está arriba sentado en una montaña alta, en medio de la pradera del Paraíso, en un trono de zafiro azul, entre tilos plateados que florecen todo el año. En el Paraíso no hay invierno ni otoño, y las flores no se marchitan, sino que están siempre y perpetuamente lozanas, para alegría de los Santos de Dios. Y alrededor de Dios vuelan ángeles a millares, como copos de nieve, como abejas que enjambran, o como palomas blancas... Vuelan del cielo a la tierra y otra vez suben al cielo, donde cuentan a Dios todo lo de los hombres. Allí está tu ángel, y el mío y el de mi abuelo; porque todos tenemos un ángel y Dios es igualmente bueno para todos. De pronto, un ángel le dice a Dios que Alexei le ha sacado la lengua al abuelo, y entonces Dios dispone que por eso el viejo le pueda dar una paliza. Y así lo dispone todo en todas partes y da a cada cual dolor o alegría, según lo que merece. Y junto a él es todo tan hermoso y tan bueno, que los ángeles baten las alas de placer y cantan en su elogio: "¡Gloria a Ti, oh Dios, gloria a Ti!" y el bondadoso Dios les sonríe y les dice: "¡Bueno, ya basta!”

Y ella sonríe también meneando la cabeza.

-¿Has visto tú eso? -pregunto yo.

-No, no lo ha visto, pero lo sé -me responde ensimismada.

Cuando me hablaba así de Dios, del Paraíso y de los ángeles, se empequeñecía y humillaba, su semblante se rejuvenecía y los húmedos ojos chispeaban con una luz ardiente. Yo tomaba en la mano sus gruesas trenzas, suaves como el raso, me envolvía el cuello en ellas y escuchaba sin moverme, con el espíritu en tensión, sus interminables narraciones que nunca me saciaban.

-Los hombres no pueden ver a Dios, porque se quedarían ciegos; sólo los Santos pueden mirarle cara a cara. En cambio, he visto ángeles, que se aparecen a los que tienen el corazón puro. Mira: estaba yo una vez en la iglesia oyendo en pie una misa de alba, y vi a dos angelitos que andaban de un lado a otro, junto al altar. Parecían hechos de niebla, y se transparentaban; eran claros y radiantes, y sus alas parecían de encajes y muselina y llegaban hasta el suelo. Daban vueltas alrededor del altar y ayudaban a misa al anciano padre llia, el sacerdote, que levantaba los débiles brazos para implorar a Dios, y ellos le sostenían los codos. El padre Ilia, que estaba ya muy viejo y casi ciego, tropezaba en todo, y poco después se murió de repente. Cuando los vi entonces, me sentí transportada de alegría, noté en el corazón una cosa rara y me brotaron lágrimas de los ojos. ¡Tan hermoso era todo! Todo, hijo mío, es hermoso y bueno al lado de Dios, lo mismo en el cielo que en la tierra.

-¿Y es todo bueno para nosotros? -pregunté yo.

La abuela se santiguó y me contestó:

-Sí, todo es bueno, gracias a la Santísima Madre de Dios.

Sus palabras me dejaron sorprendido: no me podía persuadir de que realmente en aquella casa fuera todo bueno, sino que, por el contrario, tenía la sensación de que todo andaba de mal en peor. “

Días de infancia
Máximo Gorki