27 de set. 2006

Los Hijos de la tierra (El clan del oso cavernario) EL CONTEXTO



Antes de analizar el texto; cosa que realizaremos en el próximo artículo, la novela ¿prehistórica? El clan del oso cavernario, de Jean M. Auel, se enmarca en un contexto y una época determinados: los alrededores del mar Negro, en la actual Ucrania, de hace unos 40.000 años; y unas circunstancias únicas de coexistencia de dos especies de homo en el mismo tiempo y espacio, el homo neanderthalensis y el homo sapiens arcaico o Cro-Magnon.

En términos geológicos vivimos dentro de la era Cenozoica, que abarca desde hace 65 millones de años a la actualidad. Dentro de esta era se han de distinguir dos sistemas: el Terciario (65 millones de años a 2 millones de años) y el sistema Cuaternario (de 2 millones de años a la actualidad). A su vez, dentro del sistema Cuaternario distinguimos dos períodos, el Pleistoceno (circa 2 millones a circa 10.000 años) y el Holoceno (circa 10.000 años a la actualidad). La obra de Auel, en consecuencia, se desarrolla en el Pleistoceno Superior, en plena época de la última glaciación, la de Würm.

El nacimiento y desarrollo del género homo coincide con un cambio climático en la Tierra: el fenómeno de las glaciaciones como consecuencia de un cúmulo de circunstancias (entre ellas una variación en el eje de rotación de la Tierra) que llevó aparejada la desaparición de la corriente marina cálida atlántica y, en consecuencia, la aparición del casquete polar ártico, lo que, unido a unos veranos menos cálidos, dio lugar a la extensión de los hielos en el hemisferio norte. El cambio climático trajo de la mano la extensión de la sabana en África y la desaparición de la selva. En ese contexto, el homo habilis (nuestro abuelo) vino a sustituir a los austrolopitecinos hace unos 1,8 millones de años. Según John y Mary Gribbin, somos “hijos del hielo”.

El homo neanderthalensis o Neandertal fue una especie del género Homo endémica de Europa y algunas partes de Asia occidental desde circa 230 mil años a los 29 o 28 mil años atrás. La especie fue catalogada en 1.856 gracias a los descubrimientos de unos restos en Dsseldorf (Dusseldorf, Alemania) en un valle denominado Neader (en alemán Thal significa valle), aunque, anteriormente, se habían hallado restos, en Bélgica, en 1.829 y en Gibraltar (1.848). En términos prehistóricos, habitaron durante el Paleolítico Medio, su industria lítica esta clasificada como Modo 2 o cultura Musteriense, caracterizada por la talla Levallois, donde el núcleo de piedra es atacado con martillos de percusión blandos, como huesos o madera. En los últimos tiempos de la especie utilizan una técnica más refinada en la talla, denominada Chatelperroniense. Para algunos especialistas esta técnica es una copia de las técnicas más avanzadas del hombre de Cro-Magnon.

Las características físicas del neandertal son: un esqueleto muy robusto, el acortamiento de las extremidades (una adaptación al frío), arcos supraorbitarios, frente huidiza, mandíbulas sin mentón y una gran capacidad craneal (1.500 cm cúbicos). La altura media era de un metro sesenta y cinco centímetros y su musculatura era muy robusta. Vivían en grupos organizados de alrededor de treinta miembros explotando una zona circundante a su campamento (que podía ser una cueva o un refugio de madera o huesos y pieles). La esperanza de vida era de unos 40 a 45 años. Las técnicas de caza eran de corto alcance y la conducción a acantilado. Sus herramientas más utilizadas eran: hachas de mano, raspadores, cuchillos y puntas de lanza. Y, sobre todo, sus dientes, según demuestran los restos fósiles. En cuanto al habla, los especialistas creen que eran incapaces de pronunciar las vocales y las consonantes velares K y G, con lo cual, el lenguaje que nos retrata Auel es muy convincente. Los ritos funerarios son los indicados en la novela, enterramiento con los miembros encogidos; aunque no se le conocen manifestaciones artísticas. Se sabe de practicas caníbales pero es difícil discernir si son rituales, como señala la autora, o de otro signo.

¿Cómo desaparecieron?. Los especialistas no se han puesto de acuerdo. Posiblemente, en un contexto de cambio climático, el actual período interglaciar que vivimos, triunfo la especie que más adaptabilidad demostró (como insinúa la novela). Para Binford, un estudioso de esta especie, “los neandertales podrían carecer de lo que se llama –planificación profunda -, la capacidad de anticipar acontecimientos futuros.” ¿Exterminio?, ¿Contagio de enfermedades?. ¿Fiera competencia?...

Como señalamos en el anterior artículo, Auel se documenta perfectamente sobre lo que va a escribir. Hemos podido comprobar que a lo largo de la trama sabe entrelazar los conocimientos adquiridos sobre los Neandertales y nos proporciona noticias de ellos dentro del relato, lo cual, es un gran acierto.

En el próximo capitulo analizaremos los valores literarios de la novela.

25 de set. 2006

Los Hijos de la tierra (El clan del oso cavernario) LA AUTORA

Jean Marie Auel, de soltera Untinen, nació en Chicago (Estados Unidos de Norteamérica) el 18 de febrero de 1.936. Su padre era un pintor de paredes de origen finés. El 18 de Marzo de 1954, con 18 años, se casó con el señor Ray Bernard Auel. Ccon 25 años ya tenía cinco hijos. Entre los años 1.965 a 1.976 desempeño diversos trabajos que compaginaba con sus estudios en la Universidad Estatal de Portland y en la Universidad de Portland, donde se licenció en 1.976 con 40 años.
Desde el mismo año de su licenciatura ya tenía en mente la saga prehistórica en torno a su protagonista Ayla. Dejó todo trabajo para dedicarse de lleno a la escritura y, por fín, el año 1.980 veía la luz la primera novela de la saga: El clan del oso cavernario . El libro fue un éxito clamoroso desde su publicación y ha sido traducido a múltiples idiomas. El primero, era obvio, al finés.
Jean M. Auel ha vendido 35 millones de ejemplares de sus libros en todo el mundo.
Los libros de la saga son, hasta el momento cinco:
El clan del oso cavernario, 1.980
El valle de los caballos, 1.983
Los cazadores de mamuts, 1.985
Las llanuras del tránsito, 1.990
Los refugios de piedra, 2.002

Se espera un sexto libro de la serie, algunos dicen que no lo va a haber; en cualquier caso, Jean M. Auel se está documentando para el mismo en las cuevas de Altamira (Cantabria), en el Abric Romaní (Barcelona), en Ekain (Deva, Guipúzcoa) y en el yacimiento de Atapuerca (Burgos). Y es que Auel, antes de cada novela, traza un plan y hace una serie de visitas de campo a las zonas donde va a desarrollar su libro; documentándose "in situ" con los responsables de cada yacimiento.
En el siguiente artículo hablaremos de glaciaciones, neandertales y cromagnones.
Post scriptum:
La fotografía es una reconstrucción de una anciana neandertal no de la autora.

23 de set. 2006

Taller literario de Vespres



Este curso Vespres Literaris ha iniciado una nueva actividad: el taller de escritura.

La mécanica del mismo es muy sencilla, en cada encuentro de Vespres Literaris se entregará un pequeño dossier de consejos e indicaciones de autores conocidos; de maestros en el arte del buen narrar y de los que todos hemos disfrutado.

No hay unas "reglas" del buen narrador; cada persona debe encontrar su propia forma de narrar, su "voz". A pesar de ello, allá van una serie de consejos´"útiles":

1ª) No hay una forma de narrar sino tantas como narradores.

2ª) No existe la originalidad sino la sinceridad. Cada narrador se sustenta en los hombros de los que le han precedido y en sus experiencias personales.

3ª) La escritura se perfecciona practicándola. No te importe escribir " a la manera" de tus autores favoritos. En el cultivo de la escritura encontraras el camino hacia tú estilo.

4ª) La curiosidad y la memoria son elementos esenciales del narrador.

5ª) Lee, lee mucho, lee compulsivamente.

6ª) Indaga, pregunta, anota ...

7ª) Participa en el foro de Vespres Literaris, en otros foros, lee revistas literarias, programas de televisión..., el diálogo y el intercambio de opiniones enriquecen el punto de vista del narrador.

8ª) No te de pánico el folio en blanco, cualquier idea puede ser objeto de una excelente narración

Los miembros del grupo que se han unido a esta iniciativa son once. Recordad que cada mes entregaremos el dossier y en los encuentros trimestrales gastronómicos leeremos las prácticas de cada uno.

Para este trimestre la práctica es:

Una narración de terror o misterio.

No tengaís miedo a escribir, ninguno de nosotros somos escritores ni, es mi opinión, lo pretendemos; pero este taller puede ser una herramienta excelente para poner en práctica aquello a lo que todos tenemos pasión: la literatura.

Os animo a todas/os a uniros al taller literario.

13 de set. 2006

Euskadi, un viaje.



Todo viaje es un descubrimiento , una experiencia única y personal. Los paisajes que una vez transitamos en los libros, en las crónicas o en, actualmente, imágenes, se hacen gozosa realidad en la ruta diaria del viajero.

Con ilusión, partimos el día siete, muy de mañana, como debe comenzar todo viaje. Dejamos atrás los frutales ilerdenses, transitamos la áridas tierras de ceniza aragonesas, para adentramos en la fértil huerta de Navarra y en los extensos campos de vid riojanos y alaveses (hasta estas últimas llega el influjo mimético del fénomeno Guggenheim en la construcción de unas modernas bodegas). Como guardianes de nuestro viaje, fuimos acompañados por batallones de modernos molinos de la ciencia eólica. Por fin, una estrecha garganta es la puerta de entrada a un paisaje ciclópeo, donde las montañas, la piedra y los árboles no parecen tener fin. Estamos en la vertiente oceánica de Euskadi, nuestro destino.

La primera impresión que se tiene del paisaje euskaldún, a juicio de este cronista, es que los vascos han conseguido domesticar el paisaje. Frente al desafío de una orografía que no da respiro, la sucesión de valles y montañas es continua, el esfuerzo de generaciones ha conseguido hacer prosperar la industria humana en esos escasos espacios que la naturaleza le ha permitido. En el ser de Euskadi está la montaña, está la piedra, está el árbol y está el mar, elementos todos ellos que forman parte singular de la cultura vasca.


Veamos un ejemplo. El bosque animado del artista Ibarrola, en el valle de Oma, integra los valores humanos en el tiempo y en los espacios naturales. La obra da vida al bosque, que dialoga con el visitante, en un espacio único para la reflexión y el recogimiento.


Otro ejemplo de la domesticación de la naturaleza es que la especie arbórea dominante en el territorio es foránea, concretamente de California, y es el pino de Monterrey. Junto a los extensos bosques de esta conífera, se alterna ejemplares de las especies autóctonas como el roble, el castaño o el haya. En el sotobosque, gracias a la abundante pluviometría de estos bosques, prosperan los helechos. Un paseo por los bosques vascos nos traen a nosotros, ciudadanos mediterráneos, el recuerdo del bosque primordial que hemos ido perdiendo. Al fondo contemplamos una marea verde y la enormidad de los eucaliptos en el borde de la carretera, en el valle el hombre.

En este sistema de valles cerrados, cada villa, cada pueblo, tiene una marcada personalidad. Las recias villas aforadas medievales mantienen sus tradiciones (el Lehendakari jura su cargo en Gernika, frente a la Casa de Juntas de los territorios históricos) y el orgullo de pertenencia. La tradición de la cuadrilla es reflejo de este sentimiento de pertenecer a un lugar, a un grupo singular. El visitante se siente ajeno a los ritos grupales del vasco (ese peregrinar por las tascas del casco viejo de Donostia o de Bilbo, siempre en grupos de edad y sexo homogéneos y siempre de pie, trastocan nuestro concepto de diversión). Es, a nuestro parecer, un mundo cerrado difícil de penetrar.

Pero no se debe desesperar, nuestro viaje continúa. Otro elemento esencial del paisaje vasco es el mar. A pesar que en la actualidad son más las barcas de recreo que las dedicadas a las pesquerías y las fábricas de conservas cierran sus puertas, el contacto con el mar es esencial para el vasco. Como si de una final de un mundial de fútbol se tratara, las carreras de traineras son seguidas por miles y miles de personas, que jalean a los esforzados remeros que recuerdan la pesca de la ballena de antaño.


La piedra, el hierro y la madera son los otros elementos que definíamos como parte singular de la cultura vasca. Un recorrido pausado por el museo de Bellas Artes de Bilbao, por la recuperada ría que acoge el museo Guggenheim o las casas museo de Oteiza y Chillida, dan idea de la simbiosis de los artistas vascos con estos elementos y su integración en un discurso contemporáneo.

Llega el final de la visita. En estos momentos, después de contemplar este paisaje roturado y mimado por el hombre, me viene a la memoria una reflexión de John Steinbeck realizada en otro viaje que hizo él por la baja California en el verano de 1.941. Decía Steinbeck: “Nosotros hemos dejado nuestra huella en el mundo, pero en realidad no hemos hecho nada que los árboles, el hielo y la erosión, no puedan remover en poco tiempo” (Por el mar de Cortés)


6 de set. 2006

Las fosas y un señor de Japón

Me ha llamado poderosamente la atención la noticia ( El País de hoy) sobre el descubrimiento de una fosa común de la Guerra Civil en un campo de cereales de la provincia de Burgos.

La noticia, una más en nuestra lenta recuperación del pasado común, me ha llamado la atención por el apunte final de la misma. Dice la noticia: " Trabajan en ello un equipo de 20 personas - forenses, antropólogos, arqueólogos y voluntarios - procedentes del País Vasco, Valencia, Cataluña, Madrid, Castilla y León e incluso un ciudadano de Japón. - Se plantó un día aquí con un periódico japonés en el que salía un reportaje sobre las fosas de la guerra civil y desde entonces trabaja con nosotros. Está entusiasmadísimo. Y nos ayuda mucho. No parece que tenga 68 años"

El señor Toru Arakaguaw, que así se llama el señor japones, es un profesor de inglés jubilado que no ha dudado en venir a España para ayudar en la tarea de recuperar una parte de nuestra historia. Y yo me pregunto ¿por qué?, ¿ qué razones le han movido ha realizar este paso?.

No las se y quiero creer que no hacen falta razones para reponer a los olvidados de la historia en su lugar. Por ello, gracias señor Arakaguaw, es un honor tenerlo entre nosotros.

5 de set. 2006

Dos novelas de Joseph Roth

Fuga sin fin (1927)
Icaria, Barcelona, 1979
160 páginas

El peso falso (1937)
Siruela, Madrid, 1994
147 páginas

Coincidiendo con la salida al mercado de la recopilación de una serie de artículos periodísticos de Joseph Roth: Crónicas berlinesas (Minúscula, Barcelona) , sería interesante dar a conocer al grupo a unos de los novelistas imprescindibles del siglo XX.

Joseph Roth nace en 1894 en Volnia (Galitzia Oriental), en lo que fue parte del Imperio austrohúngaro y hoy es Ucrania, de padres judios. Participa en la I Guerra Mundial como voluntario y de periodista, profesión que ejercera hasta su muerte. Cubre activamente la Revolución bolchevique y asiste al fin del Imperio. Desde entonces, participa del ambiente cosmoplita de la Europa de entreguerras, viaja por las principales capitales europeas (Paris, Berlín, Austria,...) asiste al ascenso del nazismo criticamente y muere alcoholia¡zdo en 1.939 en su exilio de Paris.

Joseph Roth es un autor inclasificable, pero su pluma es puro acero en la disección de la sociedad y la política europea de entreguerras. Crítico a todo totalitarismo, rápidamente se decepciona del la revolución soviética y anticipa de forma meridiana el horror del nazismo desde sus columnas y escritos. Es, con Alfred Kerr, Karl Kraus o Tucholski, uno de los miembros de lo que vinó a denominarse autores del "asfalto", agudos observadores de la modernidad y de la ciudad como expresión de la misma

Autor de lectura obligada, especialmente sus obras La Marcha Radedetzky, Confesión de un asesino o La leyenda del Santo Bebedor.

4 de set. 2006

Humano, demasiado humano

Paul Tabori
Historia de la estupidez humana
Ediciones S XX, Buenos Aires
288 páginas

Las páginas que ocupan los ejemplos de timos e imposturas ocupan kilómetros y kilómetros de estanterías. Este libro que hoy reseñamos es, tan sólo, uno más de los cientos que se han ocupado de tan fecundo tema. Porque, como señalaba el libro, la estupidez humana no tiene fin.

La obra no tiene pretensión de exhaustibidad en tan prolijo asunto. Se centra en algunos aspectos de la actividad humana donde la estupidez ha dado hermosos y lozanos frutos: la voracidad por la riqueza, el protocólo y la jerarquía, la herencia, la burocracia y la justicia, la renuncia a los avances científicos y técnicos, las curas milagrosas o el mito de la eterna juventud.

Desde los albores de la humanidad la ambición y el egoismo, unido a la candidez, que mueve a compasión muchas veces, legendaria del ser humano le ha llevado a caer en las más burdas trampas y camelos a lo largo de la historia . Asimismo, el deseo de predominar unos sobre otros y de reglamentar las relaciones de poder a llevado a absurdos como al pobre rey español, Felipe III "... que sufrió quemaduras mortales frente a su propia chimenea, porque los cortesanos no lograron hallar a tiempo al grande de España a quien correspondía mover el sillón del rey" (66).

Un libro de lectura deliciosa, amena y divertida por la multiplicidad de anécdotas que atesora.

Por cierto, ayer el más que probable candidato de la derecha a las presidenciales francesas de 2007, Nicolas Sarkozy, dijo en Marsella ante cientos de jóvenes: "Quiero una Francia en la que los alumnos se pongan en pie cuando el profesor entra en clase".

Sobran los comentarios.