30 de maig 2019

llibre del mes, i cinc




“Algunos biógrafos parecen sorprenderse de que el diario tenga la forma de una carta dirigida a Pierre,  como si Marie estuviera hablando con él,  e incluso hay quienes intentan justificar este detalle aduciendo que los Curie creían en el espiritismo y en la posibilidad de comunicarse con los muertos.  Es verdad que hacia el final de su vida Pierre estaba muy interesado en la investigación de las «fuerzas psíquicas» y que había asistido a alguna sesión con una famosa médium.  Lo cual,  como explica muy bien Sánchez Ron,  no significa que al señor Curie se le estuviera fosfatinando la cabeza: por entonces el estudio de los fenómenos paranormales estaba de moda entre los científicos y aún no se habían descubierto las habilidosas supercherías de los supuestos médiums. En realidad el mundo había cambiado tanto en tan pocos años y se estaban descubriendo cosas tan asombrosas (como el mismo radio), que incluso las mentes más rigurosas permanecían abiertas a la indagación de cualquier fenómeno, por chocante que fuera.

Pero lo que a mí me asombra es el asombro de los biógrafos porque Marie dirija sus palabras a Pierre: vaya una tontería la teoría espiritista.  ¿Tan difícil es de entender que, cuando se te ha ido alguien querido,  lo que no te cabe en la cabeza es su imposible ausencia? Estoy segura de que todos hablamos con nuestros muertos;  yo desde luego lo hago,  aunque no creo en absoluto en la otra vida.  E incluso he sentido a Pablo junto a mí de vez en cuando; y me ha ayudado a no caerme en un par de tropezones,  sosteniéndome mientras yo iba dando inestables trompicones hasta recuperar la verticalidad.  El cerebro es así.  Teje la realidad, construye el mundo.

No,  Marie se dirige a Pierre porque no pudo despedirse,  porque no pudo decirle todo lo que hubiera tenido que decirle,  porque no pudo completar la  narración de su existencia en común.  Lo expone la doctora Iona Heath en su librito tremendo:

La muerte forma parte de la vida y es parte del relato de una vida. Es la última oportunidad de hallar un significado y de dar un sentido coherente a lo que pasó antes […]. Eso tal vez explique por qué,  al final de la vida,  es tan importante volver a contar y revivir los hechos notables y por qué,  tanto para la persona moribunda como para quienes la sobrevivirán,  hablar de acontecimientos pasados y volver a mirar fotografías compartidas ofrecen un real y auténtico consuelo.  Familiares y amigos pueden continuar el relato incluso una vez que la persona está demasiado débil como para contribuir,  y hacerlo proporciona consuelo a todos.

Para vivir tenemos que narrarnos;  somos un producto de nuestra imaginación. Nuestra memoria en realidad es un invento,  un cuento que vamos reescribiendo cada día (lo que recuerdo hoy de mi infancia no es lo que recordaba hace veinte años);  lo que quiere decir que nuestra identidad también es ficcional,  puesto que se basa en la memoria.  Y sin esa imaginación que completa y reconstruye nuestro pasado y que le otorga al caos de la vida una apariencia de sentido,  la existencia sería enloquecedora e insoportable,  puro ruido y furia. Por eso,  cuando alguien fallece,  como bien dice la doctora Heath,  hay que escribir el final.  El final de la vida de quien muere,  pero además el final de nuestra vida en común.  Contarnos lo que fuimos el uno para el otro,  decirnos todas las palabras bellas necesarias, construir puentes sobre las fisuras,  desbrozar el paisaje de maleza.  Y hay que tallar ese relato redondo en la piedra sepulcral de nuestra memoria.

Marie no pudo hacerlo,  claro está,  y por eso escribió ese diario.  Yo tampoco pude,  y quizá por eso escribo este libro.  Aunque la enfermedad de mi marido se prolongó durante varios meses,  no logramos construir nuestro relato por diversas razones, entre ellas el carácter extremadamente estoico y reservado de Pablo (sé bien que detestaría este libro que ahora estoy haciendo: aunque al Pablo que me sujeta cuando tropiezo no le desagrada). Pero hay una causa que me parece esencial,  y es que desde el principio ya tenía metástasis en el cerebro y terminó perdiendo por completo su maravillosa,  original, inteligentísima cabeza.  Y así,  yo,  que me he pasado toda la existencia poniendo palabras sobre la oscuridad,  me quedé sin poder narrar la experiencia más importante de mi vida.  Ese silencio duele.

Sin embargo,  hubo una #Palabra.  Una noche estábamos en el hospital,  ya muy cerca del fin.  Habíamos ingresado por urgencias porque Pablo se encontraba violentamente agitado, confuso,  incoherente.  Yo había decidido llevármelo a casa al día siguiente y eso hice;  una semana después estaba muerto.  Esa noche,  muy tarde,  tras suministrarle todo tipo de drogas, consiguió quedarse tranquilo.  Me incliné sobre él para comprobar que estaba bien. Era ese momento de la alta madrugada en el que la noche está a punto de rendirse al día y hay un tiempo que parece estar fuera del tiempo.  Un instante de pura eternidad.  Imagínate esa habitación de hospital en penumbra, los niquelados brillando con un destello oscuro como de nave espacial, el peso del aire y el silencio,  la soledad infinita.  Éramos los dos únicos habitantes del mundo y me parecía notar bajo los pies la pesada y chirriante rotación del planeta.  En ese momento Pablo abrió los ojos y me miró. « ¿Estás bien?»,  susurré,  aunque para entonces ya resultaba prácticamente imposible hablar con él y trabucaba todo y decía esmeraldas cuando quería decir médicos,  por ejemplo. Y, en ese minuto de serenidad perfecta,   Pablo sonrió, una sonrisa hermosa y seductora; y con una ternura absoluta,  la mayor ternura con que jamás me habló,  me dijo: «Mi perrita.»

Fue una palabra rebotada por su cerebro herido,  una palabra espejo sacada de otra parte,  pero creo que es lo más hermoso que me han dicho en mi vida.

¡Y ahora escucha!  Lo que acabo de hacer es el truco más viejo de la Humanidad frente al horror.  La creatividad es justamente esto: un intento alquímico de transmutar el sufrimiento en belleza.  El arte en general,  y la literatura en particular,  son armas poderosas contra el Mal y el Dolor.  Las novelas no los vencen (son invencibles),  pero nos consuelan del espanto.  En primer lugar,  porque nos unen al resto de los humanos: la literatura nos hace formar parte del todo y,  en el todo,  el dolor individual parece que duele un poco menos.  Pero además el sortilegio funciona porque,  cuando el sufrimiento nos quiebra el espinazo,  el arte consigue convertir ese feo y sucio daño en algo bello.  Narro y comparto una noche lacerante y al hacerlo arranco chispazos de luz a la negrura (al menos, a mí me sirve).  Por eso
Conrad escribió El corazón de las tinieblas: para exorcizar,  para neutralizar su experiencia en el Congo, tan espantosa que casi le volvió loco.  Por eso Dickens creó a Oliver Twist y a David Copperfield: para poder soportar el sufrimiento de su propia infancia.  Hay que hacer algo con todo eso para que no nos destruya,  con ese fragor de desesperación,  con el inacabable desperdicio,  con la furiosa pena de vivir cuando la vida es cruel.  Los humanos nos defendemos del dolor sin sentido adornándolo con la sensatez de la belleza.  Aplastamos carbones con las manos desnudas y a veces conseguimos que parezcan diamantes.”


La ridícula idea de no volver a verte
Rosa Montero
Seix Barral, 2013
Pág. 115-119

Leer el trabajo LA REESCRITURA DEL DUELO EN ROSA MONTERO, por Gonzalo Álvarez-Alija García


26 de maig 2019

llibre del mes, quatre




“Lo de no querer olvidar es una obviedad,  un lugar común del que te previene todo el mundo, y desde luego dificulta el duelo y lo hace más largo.  Pero es lógico que nos resistamos al olvido porque ésa es la derrota final frente a nuestra gran enemiga,  frente a esa asquerosa muerte que es la destructora de las dulzuras,  la separadora de las multitudes,  la aniquiladora de los palacios y la constructora de tumbas,  como la denominan en Las mil y una noches,  que
es un libro que sabe mucho sobre el combate desigual de los humanos contra la Parca.

De modo que Marie recordaba a Pierre en carne viva,  y por eso prohibió a sus hijas que mencionaran al padre en su presencia: supongo que le dolía demasiado y temía romperse delante de las niñas.  En cualquier caso,  esa prohibición me parece brutal y propia de una mujer violentamente poseída por sus emociones, aunque se esforzara por ocultarlo. Ella misma reconoció su disimulo en una carta que escribió a una amiga a los veinte años: «En cuanto a mí,  estoy muy contenta,  pues a menudo oculto riéndome mi absoluta falta de alegría.  Es algo que aprendí a hacer cuando me di cuenta de que las criaturas que lo viven todo tan intensamente como yo y no son capaces de cambiar esta característica de su naturaleza,  tienen que disimularla lo mejor posible.»  Como los géiseres,  sólo de cuando en cuando dejaba escapar su interior ardiente.

Hay una foto tremenda de Marie con sus hijas en el jardín de su casa.  Parece un retrato trágico de un duelo muy reciente,  se diría que acaban de regresar del cementerio, pero está tomada dos años después de la muerte de Pierre.  Las niñas tienen la misma expresión de dolor contenido,  sobre todo Irène,  que abraza a su madre conmovedoramente, no sé si intentando protegerla.  Debió de ser una infancia dura para las dos huérfanas.  Ève lo reconoció más tarde y por escrito,  pero creo que fue Irène quien se llevó la peor parte. Yo diría que Marie Curie,  la gran Marie,  fue una madre terrible para su hija mayor.  Una madre de exigencia insaciable que,  cuando murió Pierre,  entregó a la niña en ofrenda a la memoria sagrada del marido.”

La ridícula idea de no volver a verte
Rosa Montero
Seix Barral, 2013
Pág. 72-73

“Aunque es un lugar común decir que una catástrofe repentina puede transformar a un ser humano para siempre, no puede pasarse por alto la influencia decisiva de estos minutos en el carácter de mi madre, en su destino y en el de sus hijas. Marie Curie no pasó de ser una esposa joven y feliz a ser una viuda inconsolable. La metamorfosis fue menos sencilla y más grave. El tumulto interior que laceraba a Marie, el indescriptible horror de sus divagaciones, eran demasiado virulentos como para que se manifestaran en forma de quejas o de confidencias. Desde el momento en que tomó conciencia de las tres palabras “Pierre está muerto”, cayó para siempre sobre sus hombros una capa de soledad y de misterio. Ese día de abril, Madame Curie se convirtió no sólo en una viuda sino también en una mujer triste e irremediablemente solitaria”.

Eve Curie

leer el artículo completo “El diario de Manya” , por Laura Morrón Ruiz de Gordejuela

22 de maig 2019

llibre del mes, tres




“Ya está dicho que Marie creció en un ambiente político muy enrarecido. En 1864, tres años antes de su nacimiento, los rusos aplastaron una insurrección nacionalista y ahorcaron a los cabecillas, dejando sus cuerpos colgados de las murallas de la ciudadela de Alejandro durante el verano para que se pudrieran a la vista de todos: un espectáculo de ferocidad medieval que no debió de mejorar las relaciones entre los opresores y los oprimidos. En la escuela, Manya y sus compañeras daban las clases en polaco, lo cual estaba prohibido; pero el centro tenía previsto un sistema de timbres para advertir a los profesores de la llegada de los inspectores rusos. Uno de esos días, Marie y sus veinticinco compañeras estaban estudiando la historia de Polonia cuando recibieron el aviso; inmediatamente guardaron los libros y sacaron las labores, tal y como tenían ensayado, de modo que, cuando entró el inspector, las niñas estaban cosiendo ojales modosamente. Entonces la profesora mandó salir a la pizarra a Marie, porque era la mejor alumna de la clase, y el tipo le hizo recitar el padrenuestro en ruso y soltar la lista de los zares con todos sus títulos. Lo hizo bien, pero se sintió terriblemente humillada y lloró con desconsuelo cuando el hombre se fue.

Comprendo la angustia de Marie: las preguntas del ruso estaban hechas con la intención de domar y avasallar. Pero, por otro lado, la escena me parece de lo más simbólica. Tal vez el incidente le enseñara a Manya que la mujer que cose es una impostora. O sea: es alguien que sabe mucho más y hace mucho más que pespuntear ojales con mansedumbre. Los ambientes revolucionarios siempre han sido favorables al avance de las mujeres; los momentos socialmente anómalos dejan fisuras en el entramado convencional por donde se escapan los espíritus más libres. Quiero decir que, por esas paradojas de la vida, es posible que la represión rusa ayudara a Marie a romper los prejuicios machistas de la época; unidos por la resistencia nacionalista, los hombres y las mujeres polacos eran sin duda más iguales.

Además ese entorno efervescente contribuyó a que Marie se concienciara y posicionara ideológicamente desde muy pronto. Apenas llegada a la adolescencia, la futura Madame Curie se convirtió en una entusiasta seguidora del positivismo de Comte, que se apartaba de la religión y consagraba la ciencia como única vía para conocer la realidad y mejorar el mundo. Manya, que había abandonado la fe tras la muerte de su madre, se entregó con pasión al romanticismo científico. A los dieciocho años le mandó a su mejor amiga un retrato que se había hecho junto a su hermana mayor Bronya, y la dedicatoria decía: «A una positivista ideal de dos positivas idealistas.» “


La ridícula idea de no volver a verte
Rosa Montero
Seix Barral, 2013
Pág. 49-50

“En el libro, Rosa Montero describe algunos momentos clave de la vida de Marie Curie, una científica excepcional que es aún hoy la única persona que ha obtenido dos premios Nobel en ciencias.

La escritora investiga a través de algunas de las actuaciones de Marie Curie y de sus comentarios y reflexiones de su propio diario, a la mujer que se esconde detrás de la científica. Leyendo las reflexiones de Rosa Montero acerca de Marie Curie, me doy cuenta que muchas de éstas son muy útiles para hablar de la relación de la mujer y la ciencia hoy por hoy. “




20 de maig 2019

llibre del mes, dos




“EL verdadero dolor es indecible.  Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante.  Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos,  lo primero que te arranca es la #Palabra.  Es probable que reconozcas lo que digo; quizá lo hayas experimentado,  porque el sufrimiento es algo muy común en todas las vidas (igual que la alegría). Hablo de ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que te nace de dentro,  sino que es como si hubieras sido sepultada por un alud.  Y así estás. Tan enterrada bajo esas pedregosas toneladas de pena que no puedes ni hablar.  Estás segura de que nadie va a oírte.

Ahora que lo pienso,  en esto es muy parecido a la locura.  En mi adolescencia y primera juventud padecí varias crisis de angustia.  Eran ataques de pánico repentinos,  mareos, sensación aguda de pérdida de la realidad,  terror a estar enloqueciendo.  Estudié psicología en la Universidad Complutense (abandoné en cuarto curso) justamente por eso: porque pensaba que estaba loca.  En realidad creo que ésta es la razón por la que hacen psicología o psiquiatría el noventa y nueve por ciento de los profesionales del ramo (el uno por ciento restante son hijos de psicólogos o psiquiatras y ésos están aún peor).  Y que conste que no me parece mal que sea así: acercarse al ejercicio terapéutico habiendo conocido lo que es el desequilibrio mental puede proporcionarte más entendimiento,  más empatía.  A mí esas crisis angustiosas me agrandaron el conocimiento del mundo.  Hoy me alegro de haberlas tenido: así supe lo que era el dolor psíquico,  que es devastador por lo inefable.  Porque la característica esencial de lo que llamamos locura es la soledad,  pero una soledad monumental.  Una soledad tan grande que no cabe dentro de la palabra soledad y que uno no puede ni llegar a imaginar si no ha estado ahí. Es sentir que te has desconectado del mundo,  que no te van a poder entender, que no tienes #Palabras para expresarte.  Es como hablar un lenguaje que nadie más conoce. Es ser un astronauta flotando a la deriva en la vastedad negra y vacía del espacio exterior.  De ese tamaño de soledad estoy hablando. Y resulta que en el verdadero dolor, en el dolor-alud, sucede algo semejante. Aunque la sensación de desconexión no sea tan extrema,  tampoco puedes compartir ni explicar tu sufrimiento.  Ya lo dice la sabiduría popular: Fulanito se volvió loco de dolor.  La pena aguda es una enajenación. Te callas y te encierras.

Eso es lo que hizo Marie Curie cuando le trajeron el cadáver de Pierre: encerrarse en el mutismo,  en el silencio,  en una aparente,  pétrea frialdad. Llevaban once años casados y tenían dos hijas,  la menor de catorce meses. Pierre había salido esa mañana como siempre camino del trabajo; tuvo una comida con colegas y,  al volver al laboratorio, resbaló y cayó delante de un pesado carro de transporte de mercancías.  Los caballos lo sortearon,  pero una rueda trasera le reventó el cráneo.  Falleció en el acto.

Entro en el salón.  Me dicen: «Ha muerto.»  ¿Acaso puede una comprender tales palabras? Pierre ha muerto,  él,  a quien sin embargo había visto marcharse por la mañana,  él, a quien esperaba estrechar entre mis brazos esa tarde, ya sólo lo volveré a ver muerto y se acabó, para siempre.

Siempre,  nunca,  palabras absolutas que no podemos comprender siendo como somos pequeñas criaturas atrapadas en nuestro pequeño tiempo.  ¿No jugaste,  en la niñez,  a intentar imaginar la eternidad?  ¿La infinitud desplegándose delante de ti como una cinta azul mareante e interminable?  Eso es lo primero que te golpea en un duelo: la incapacidad de pensarlo y de admitirlo. Simplemente la idea no te cabe en la cabeza. ¿Pero cómo es posible que no esté? Esa persona que tanto espacio ocupaba en el mundo, ¿dónde se ha metido? El cerebro no puede comprender que haya desaparecido para siempre. ¿Y qué demonios es siempre? Es un concepto inhumano. Quiero decir que está fuera de nuestra posibilidad de entendimiento. Pero cómo, ¿no voy a verlo más? ¿Ni hoy,  ni mañana,  ni pasado,  ni dentro de un año? Es una realidad inconcebible que la mente rechaza: no verlo nunca más es un mal chiste, una idea ridícula.

A veces [tengo] la idea ridícula de que todo esto es una ilusión y que vas a volver. ¿No tuve ayer, al oír cerrarse la puerta, la idea absurda de que eras tú?”


La ridícula idea de no volver a verte
Rosa Montero
Seix Barral, 2013
Pág. 23-25




Leer el artículo “Marie Curie, el duelo y Rosa Montero: una combinaciónsorprendente.”, que contiene una entrevista en video a la autora.



calendari 2019-2020



Aquesta és la llista definitiva de lectures de la temporada vinent consensuada amb la Biblioteca Central de Cerdanyola del Vallès.


15à. temporada



datatítolautor
07/09/2019ClarissaStefan Zweig
05/10/2019StonerJohn Williams
16/11/2019MentiraEnrique de Heriz
14/12/2019El último día de TerranovaManuel Rivas
11/01/2020Los besos en el panAlmudena Grandes
01/02/2020El puerto de los aromasJohn Lanchester
07/03/2020Betibú Claudia Piñeiro
04/04/2020Amsterdam Ian MacEwan
09/05/2020El último patriarca Najat El Hachmi
06/06/2020La retornada Donatella di Pietrantonio
1er reservaLa oculta Héctor Abad Faciolince
2o reservaSé lo que estás pensando John Verdon
3er reservaYo serví al rey de Inglaterra Bohumil Hrabal

18 de maig 2019

taller guinovart a montflorit




Avui, de la ma de la Marutxi (moltes gràcies per la teva feina desinteressada), els de Vespres Literaris hem fet una segona edició del taller “a la manera d’en Guinovart”, un treball de recerca personal, treballant amb els materials heterogenis i diversos que caracteritzen la forma de fer i treballar de l’artista;  un artista que es va reinventar constantment. 

Guinovart, fidel al llegat dels pintors de parets de la seva família,  va treballar amb tot tipus de materials i eines,  aparentment allunyats de l'art, com les pales,  les escales o les brotxes,  plàstics, materials orgànics, com el blat,  les espigues, la fusta , les llavors,  o inclús l'uralita, a les conseqüències funestes per la salut dels treballadors del qual va dedicar posteriorment una obra. 

La realitat, per tant, la transformava a través de tot tipus d'intervencions i tot tipus de materials.

I aquest és el resultat del treball dels nostres companys i companyes d'aquest matí:











17 de maig 2019

llibre del mes, u

Marie Curie

“Como no he tenido hijos,  lo más importante que me ha sucedido en la vida son mis muertos,  y con ello me refiero a la muerte de mis seres queridos.  ¿Te parece lúgubre,  quizá incluso morboso?  Yo no lo veo así,  antes al contrario: me resulta algo tan lógico,  tan natural, tan cierto.  Sólo en los nacimientos y en las muertes se sale uno del tiempo;  la Tierra detiene su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el suelo como polvo de purpurina.  Cuando un niño nace o una persona muere,  el presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de lo verdadero: monumental,  ardiente e impasible. Nunca se siente uno tan auténtico como bordeando esas fronteras biológicas: tienes una clara conciencia de estar viviendo algo muy grande. Hace muchos años, el periodista Iñaki Gabilondo me dijo en una entrevista que la muerte de su primera mujer,  que falleció muy joven y de cáncer,  había sido muy dura,  sí,  pero también lo más trascendental que le había ocurrido.  Sus palabras me impresionaron: de hecho, las recuerdo aún,  aunque tengo una confusa memoria de mosquito. Entonces creí comprender bien lo que quería decir;  pero después de experimentarlo lo he entendido mejor.  No todo es horrible en la muerte, aunque parezca mentira (me asombro al escucharme decir esto).

Pero éste no es un libro sobre la muerte.”

La ridícula idea de no volver a verte
Rosa Montero
Seix Barral, 2013
Pág. 9-10


leer el artículo “Cuando Rosa Montero se reflejó en MarieCurie”, de Tereixa Constenla

9 de maig 2019

l'artista al carrer/fira d'artistes de cerdanyola 2019




Torna, organitzat per  l‘Associació d’Artistes Plàstics de Cerdanyola del Vallès, de nou l‘Artista al Carrer  amb nom nou, Fira d’artistes de Cerdanyola i un format ampliat a dos dies. Aquesta activitat, que vol apropar la creació artística a la ciutadania fent-la  entenedora  i oferint-la al públic  que passeja pels  carrers i places de la ciutat, el podreu gaudir en l’exposició que quinze artistes muntaran al pati del MAC, en aquest dies i horaris:

-          Dissabte 11 maig,  de 10 a 14 hores  i de 16 a 20 hores

-          Diumenge 12 maig,  de 10 a 14 hores
-           
El mateix dissabte, a les 19 hores,  hi haurà un concert de música celta amb el grup IRISH


per terres del montsec i tres



El dilluns 6 de maig comencem la jornada al poble de Llimiana, un nucli que es troba a 790 metres sobre un cim rocallós d’una serra al nord de la Serra del Montsec.  Des d’un mirador, admirem les vistes de la vall de Barcedana, del congost de Terradets i del riu Noguera Pallaresa amb el pantà de Cellers.


En mig del poble i en la part més elevada, es troba situada l’església parroquial de Llimiana, dedicada a la Mare de Déu de la Cinta. Es tracta d’una església romànica del segle XI. Hi destaquen els tres absis que són els més alts de Catalunya. Amb aquesta majestuositat, popularment el Pallars anomenava a aquesta església «la Catedral de la Conca» i es considera com una de les esglésies més espectaculars del Pirineu. Al costat nord  trobem la plaça del Fossar Vell, antic cementiri medieval; i al costat sud la Plaça Major del poble, espai que ocupava antigament el claustre de l’església,   on trobem un dipòsit d’aigües i la font del poble,  feta a l’any 1933.


Llimiana és un poble petit actualment però va arribar a tenir un miler d'habitants en segles passats.  Es recorda haver tingut diverses botigues, artesans i inclús un mercat setmanal, però l’empenta de la seva gent (a l’hivern viuen catorze persones) el fan un poble dinàmic i amb un gran activitat cultural, com el concerts de cant coral que es fan a la Cova Negra del Montsec, dintre del terme municipal de Llimiana.

actuació a la cova negra del Montsec



Però la descoberta va ser conèixer la casa i, sobretot, la vida del doctor Bonifaci.


Josep Bonifaci i Mora,  [ Llimiana, 1893 – Barcelona, 1989 ],  fill, nét i besnét de metges de Llimiana, pertanyents a una família rural benestant d’origen italià,  estudia les primeres lletres al poble,  els tres primers cursos de batxiller amb els frares de Tremp i els darrers,  al Liceu Escolar de Lleida el 1911,  ciutat on es desperta el seu interès per la política i ja no l’abandonarà mai.  De seguida, comença la carrera a la Facultat de Medicina de Barcelona on es llicencia el 1916 i on viurà fins al final de la Guerra Civil.

Doctorat a Madrid el 1919, Bonifaci Mora s’especialitza al Servei de Gastroenterologia de l’Hospital de Sant Pau que dirigeix el doctor Gallart i Monés. Militant d’Estat Català, Bonifaci és un dels fundadors del Sindicat de Metges de Catalunya i redactor en cap del seu Butlletí.  Quan comença la Guerra Civil s’afilia al PSUC i presideix la branca sanitària d’UGT.  El 1938, Josep Moix i Regas, el ministre de Treball i Assistència Social del govern Negrín que era membre el PSUC,  el nomena director general d’Assistència Social de la República.

En aquesta època, com a gastroenteròleg, coneix José Diaz,  el secretari general del Partit Comunista d’Espanya (PCE), i es converteix en el seu metge personal. El gener de 1939, Bonifaci acompanya el dirigent del PCE a Moscou per tractar-se d’un problema gàstric greu.

Bonifaci aprèn rus i fa de metge a l’Hospital Central del Kremlin. Visita les personalitats polítiques estrangeres que parlen llengües llatines fins al 1946 que se’n va a Paris. Al cap de poc temps, marxa a Tolosa de Llenguadoc, més a la vora de Catalunya, on és cap dels serveis mèdics de l’Hospital Varsòvia d’aquesta ciutat, anomenat així perquè és al carrer Varsòvia.  Bonifaci hi exerceix com a metge general i digestòleg.


L’any 1950, quan el govern francès il·legalitza els partits comunistes, Josep Bonifaci és detingut i expulsat a l’illa de Còrsega fins al 1951 quan obté un permís per traslladar-se a Praga on hi viurà durant 12 anys exercint la Medicina a l’Hospital i donant classes a la Universitat. En aquesta etapa, és designat membre del Comitè Central del PCE i del PSUC (1956-1977).

L’any 1971 retorna de l’exili i passa els darrers anys de la seva vida entre Barcelona i Llimiana.

Ja per la tarda, vam visitar la xocolateria Brescó, a Banavarri, per endolcir l’amargor del final del viatge,  i la granja La Fondaña, famosa pels seus formatges de cabra. 

Un plaer final pel paladar.