24 de febr. 2008

Paul Auster, historias de Brooklyn

Auster juega con el azar, con las casualidades en sus novelas. Una historia lleva a conocer otra y, ésta, a otra....




20 de febr. 2008

Cambuche

Ayer me lleve la impresión que no acabamos de creernos la intención y el mensaje que subyace en la obra que intentamos poner en pie. Para que la obra funcione debemos hacer nuestra la historia que hay detrás del texto. Ninguna palabra es gratuita y, todas ellas, esconden una cruda realidad-¿ajena a nosotros?, no lo creo.
El problema de la propiedad de la tierra en Colombia viene de antiguo, pero, desde los años ochenta del siglo pasado y en toda América Latina, la pesada losa de la deuda externa se solucionó con los préstamos de Instituciones Financieras Internacionales (fundamentalmente bancos europeos y norteamericanos), así como el asesoramiento del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Pero esta ayuda no ha salido gratís. Había unas condiciones. Estas condiciones son los Programas de Ajuste Estructural (PAE), cuyas características principales se fijaron en lo que se denomino "Consenso de Washington". Y estas son:
- Promoción de exportaciones y la eliminación de todo tipo de restricción a las importaciones.
- Reforma fiscal para equilibrar el presupuesto aumentando los ingresos y reduciendo los gastos, mediante el incremento de los impuestos, el recorte de los fondos para los programas sociales y la eliminación de subsidios.
- Reforma laboral, eliminando los salarios mínimos y otras normas que garantizan una relativa estabilidad laboral.
- Privatización de las empresas estatales.
- Establecimiento de un manejo cambiario competitivo.
- Desregulación del mercado financiero y apertura de la cuenta de capitales.
- Apertura sin restricciones y apoyo a la inversión extranjera directa.
- Flexibilización de las relaciones económicas
- Garantía y cumplimiento de los derechos de propiedad privada
Se "rompieron todas las cadenas" y se forzó a estas economías a basar su crecimiento económico
en las exportaciones de bienes primarios y en la apertura "total" para la importación de bienes de consumo. Es decir, a costa de multiplicar las diferencias sociales y abocar a amplias masas de campesinos, y población en general, a la pobreza más extrema.

18 de febr. 2008

De la estupidez



El sujeto narrador de la obra de Auster, Nathan Glass, decide, tras errar a la hora de hacer su pedido en La Bagel Delight, emprender el proyecto de escribir, nada más y nada menos, que El Libro de la estupidez humana, ahí es nada.




Para ayudarle en tan ingente labor no vendría mal la opinión de un experto. He aquí las Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana según el profesor Cipolla:

Primera Ley Fundamental de la Estupidez Humana:

Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.

Segunda Ley Fundamental de la Estupidez Humana:

La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.

Tercera Ley Fundamental de la Estupidez Humana (ley de oro):

Una persona estúpida es una persona que causa un daño a otra persona o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio.

Cuarta Ley Fundamental de la Estupidez Humana:

Las personas no estúpidas subestiman el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y7o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

Quinta Ley Fundamental de la Estupidez Humana:

La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado.

Extraido de la obra del historiador de la economía:

Allegro ma non troppo

Carlo M. Cipolla

Editorial Crítica (Drakontos), Barcelona 1992

Páginas: 50 a 85

ADENDA:

"Entre los burócratas, generales, políticos y jefes de Estado se encuentra el más exquísito porcentaje de individuos fundamentalmente estúpidos, cuya capacidad de hacer daño al prójimo ha sido (o es) peligrosamente potenciada por la posición de poder que han ocupado (u ocupan) ¡Ah!, y no nos olvidemos de los prelados" Op. cit. pág. 73-74.

De nada, señor Glass.













15 de febr. 2008

Music and movies



Erase una vez..., toda historia tiene un inicio, Once, de John Carney, película que ayer ofreció Xiscnèfils en el Teatre Ateneu de nuestra ciudad, puede decirse que es una historia de conocimiento que se narra a través de sus canciones. Una gozada que Montse y yo os recomendamos.

Sus protagonistas son Glen Hansard, vocalista del grupo The Frames y la músico de origen checo Marketa Irglova: enlazamos en este artículo unas canciones de ambos.


13 de febr. 2008

Nuevas herramientas en el Blog

En el apartado "Espacios Cercanos" se han añadido dos nuevos enlaces:

Agenda Vespres Literaris: Calendario para refrescar la memoria sobre las actividades, fechas y horas de realización de las mismas.
Libro de Visitas : Lugar donde podeís poner vuestras sugerencias, propuestas o críticas sobre el funcionamiento del Blog, las lecturas o las actividades del grupo.

Paul Auster, discurso


Discurso del autor con motivo de la entrega del Premio Principe de Asturias de las Letras 2006.
"No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Sin duda es una extraña manera de pasarse la vida: encerrado en una habitación con la pluma en la mano, hora tras hora, día tras día, año tras año, esforzándose por llenar unas cuartillas de palabras con objeto de dar vida a lo que no existe?, salvo en la propia imaginación. ¿Y por qué se empeñaría alguien en hacer una cosa así? La única respuesta que se me ha ocurrido alguna vez es la siguiente: porque no tiene más remedio, porque no puede hacer otra cosa.

Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha impedido que la bala penetre en el cuerpo de la víctima. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?

En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. Piénsese en el esfuerzo que supone, en las largas horas de práctica y disciplina que se necesitan para ser un consumado pianista o bailarín. Todo ese trabajo y sufrimiento, los sacrificios realizados para lograr algo que es total y absolutamente inútil.
La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás, común a todos nosotros. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los que seamos capaces de rememorar nuestra infancia recordaremos el ansia con que saboreábamos el cuento que nos contaban en la cama, el momento en que nuestro padre, o nuestra madre, se sentaba en la penumbra junto a nosotros con un libro y nos leía un cuento de hadas. Los que somos padres no tendremos dificultad en evocar la embelesada atención en los ojos de nuestros hijos cuando les leíamos un cuento. ¿A qué se debe ese ferviente deseo de escuchar? Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.

Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la "era posliteraria". Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten "en la página impresa o en la pantalla de televisión", resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.

De todos modos, en lo que respecta al estado de la novela, al futuro de la novela, me siento bastante optimista. Hablar de cantidad no sirve de nada cuando nos referimos a los libros; porque no hay más que un lector, sólo un lector en todas y cada una de las veces. Lo que explica el particular influjo de la novela, y por qué, en mi opinión, nunca desaparecerá como forma literaria. La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento.

Nunca he querido trabajar en otra cosa."
Paul Auster

10 de febr. 2008

¿Nuestro Kurtz?






Retomo, por unos instantes, el recuerdo de la lectura del mes pasado El corazón de la tinieblas, de Joseph Conrad, para hacerme eco de la publicación de un libro Un guardia civil en la selva, del antropólogo Gustau Nerín, que indaga en el papel de los colonos españoles en África.





Enlace a fragmentos de la obra en EL País "Las atrocidades del teniente Ayala"


Portada del libro



6 de febr. 2008

Locuras en Brooklyn

"Buscava un lloc tranquil on morir. Algú em va aconsellar Brooklyn, (...) a l'última hora de la tarda, ja havia llogat un apartament de dues habitacions amb jardí al Carrer U, a tocar de Prospect Park"
Bogeries de Brooklyn, Paul Auster, Edicions 62, pág. 9

No se si Nathan, el protagonista de la obra de Auster, conoce a Manu Chao, pero ahí va su Rumba de Barcelona y en el Prospect Park, verano de 2007.



5 de febr. 2008

Conocer Brooklyn

Texto, ligeramente alterado, extraido de la página: Guía de Nueva York.com

Brooklyn es el distrito más poblado de Nueva York. Se encuentra al Suroeste de Long Island y su nombre se lo debe al pueblo holandés Breukelen.
En 1883 se inauguró el puente de Brooklyn -todo un símbolo de la ciudad-.
Al Este ,y junto al Brooklyn Bridge, se encuentra el barrio de Brooklyn Heights, caracterizado por ofrecer unas de las más espectaculares vistas de Manhattan.
Al Norte está Williamsburg, barrio con innumerables galerías de arte, tiendas y lugar de residencia de muchos artistas.
En los barrios de Flabush y Midwood, se halla la mayor comunidad del mundo de judíos ortodoxos fuera de Israel.
DUMBO (Down Under the Manhattan Bridge Overpass) es el barrio de los artistas más modernos y revolucionarios.
Dos importantes museos se encuentran en Brooklyn. El Brooklyn Museum of Art es uno de los más grandes de Estados Unidos con una de las colecciones egipcias más importantes del mundo. El Children's Museum fue el primer museo del mundo dedicado a los niños. Coney Island, en el extremo Sur de Brooklyn, es el parque de atracciones de la ciudad con su famosa montaña rusa Cyclone.
El Brooklyn Botanic Garden, un jardín botánico exquisito; el Prospect Park, realizado por los mismo diseñadores de Central Park, y su pequeño zoológico, es el parque más visitado de Brooklyn; y el New York Aquarium con sus más de 300 especies marinas .
La imagen que ilustra esta entrada corresponde al libro: Veintiún Elefantes en el puente de Brooklyn, de April Jones Prince e ilustraciones de François Roca. Editorial Juventud