22 d’oct. 2007

Madame Bovary (3), Los Modelos

Lápida de Alice-Delphine Couturier

Se conoce la existencia de un modesto médico llamado Eugéne Delamare que fue discípulo del doctor Flaubert, que casó en primeras nupcias con una mujer mayor que él y que, después de enviudar, contrajo nuevo matrimonio con una joven llamada Alice-Delphine Couturier. Esta Madame Delamare fue sin duda el modelo más directo de la famosa adúltera flaubertiana. De ella sabemos que no tenía fortuna personal, que no era tampoco muy atractiva y que, en palabras de Máxime du Camp, íntimo amigo del escritor, «sufría de ninfomanía». Alice-Delphine tuvo una serie de amoríos, contrajo deudas y murió a los veintisiete años, el 6 de marzo de 1848, sin que haya habido ninguna prueba que permita hablar de suicidio.

El paralelismo de esta desgraciada historia conyugal —que se desarrolló en la región ruanesa, ya que el doctor Delamare era médico de la villa de Ry, probable modelo del Yonville de Flaubert— con el argumento de la novela es evidente; hay una multitud de detalles que coinciden (entre ellos los antecedentes del marido e incluso el hecho de que muriera un año después de su esposa), y parece claro que el escritor tuvo en cuenta estos hechos al imaginar el drama. En cualquier caso Ry se convirtió muy pronto en lugar de peregrinación de devotos flaubertianos, y en 1896 alguien robó la lápida de la tumba de Madame Delamare.

Otra adúltera que el novelista conoció muy bien fue Madame Pradier, casada con un célebre escultor que le doblaba la edad. Flaubert frecuentaba en París la casa de Pradier, quien había esculpido sendos bustos de su padre y de su hermana, y fue allí precisamente donde conoció a Víctor Hugo y vio por vez primera a Louise Colet. En 1833 el escultor había contraído matrimonio con una joven de diecinueve años, Louise Darcet, hija de un químico que había sido amigo y colega del doctor Flaubert. Madame Pradier, que a diferencia del personaje novelesco ya era viuda, y había heredado de su primer marido una importante fortuna, dio mucho que hablar por sus constantes aventuras amorosas, muchas de las cuales recuerdan episodios del libro.

Al igual que Madame Bovary, contrajo enormes deudas que inevitablemente terminaron originando un gran escándalo, y acosada por prestamistas, acreedores y alguaciles, tuvo el impulso de poner fin a su vida arrojándose al Sena. Pero no llegó a hacerlo, hubo una separación y murió muchos años después, en 1885, pobre y retirada a un convento. Parece indudable que influyó en las características que en la novela se atribuyen a Emma.

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