25 de nov. 2007

El camino (y7). La obra


La noche de insomnio que sufre el protagonista de la novela, Daniel, el Mochuelo, porque al día siguiente parte a la ciudad para continuar sus estudios y para "progresar", le permiten a Miguel Delibes mostrarnos todo un mundo rural que, en aquellos años, estaba en franca agonía. Una Castilla que se despoblaba inexorablemente, que perdía el nervio de sus tierras: sus gentes.
Si en las dos obras anteriores, La sombra del ciprés es alargada (1948) y Aún es de día (1949), hay una tendencia a un lenguaje recargado y saturado de descripciones, en la presente obra nuestro autor encuentra su "lenguaje"y el "tono" de sus obras que ya no le abandonará . El camino se caracteriza por la sencillez y precisión del lenguaje. Se habla como se vive y, en el valle, cada persona, cada animal y cada accidente del paisaje tiene su nombre, su lugar en el valle. Con un estílo que se ha venido en denominar "realismo poético", los personajes de la novela forman un todo inextricable con el paisaje, están enraizados en una forma de vida armónica con el entorno. Como hemos ido desgranando a lo largo de los anteriores artículos por boca de su mismo autor, esto no se traduce en una visión inmovilista de la vida sino que los personajes, el autor, se preguntan que ganan y que pierden si "progresan" y se "modernizan".
Delibes, con maestria, nos ofrece una galería de personajes entrañables. Todos ellos forman un todo ,porque.. "un pueblo lo hacían sus hombres y su historia. Y Daniel, el Mochuelo, sabía que por aquellas calles cubiertas de pastosas boñigas y por las casas que las flanqueaban, pasaron hombres honorables, que hoy eran sombras, pero que dieron al pueblo y al valle un sentido, una armonía, unas costumbres, un ritmo, un modo propio y peculiar de vivir".. y , cincuenta y siete años después de su publicación, nosotros lloramos con el Mochuelo todo aquello que hemos ido dejando atrás, todo aquello que hemos perdido en el camino.

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