24 d’abr. 2008

Fábulas (apuntes de lectura 2)

Joan Ponç
"Don Quichotte",1979, aguafuerte.
Musée d'Art moderne de la Ville de Paris
Devoraciones

El segundo libro que conforma Fábulas lo data Luís Goytisolo en fecha 1973; fue publicado en 1976 con ilustraciones, de nuevo, de Joan Ponç.

El libro profundiza en el tono y el estilo de Ojos, círculos, búhos; es decir, el texto es una sucesión, a primera vista inconexa, de proclamas, eslóganes e informes emitidos por unos inverosímiles comités, delegaciones o instituciones. Los párrafos se suceden sin orden y, aparentemente, transcriben fielmente reuniones del consejo de administración de la empresa X, o la del comité internacional sobre la…., o el consejo de gobierno de…; pero totalmente descontextualizados de sus fuentes originales. El redactado nos recuerda a las noticias que, difundidas en los medios, conforman la opinión y los gustos de todos nosotros cada día. En el crisol de nuestro autor, el discurso oficial es desmenuzado, filtrado, decantado…, el resultado final es un mosaico, una pléyade de prosa oficial, la cual, leída individualmente, mantiene su lógica interna pero, mostrada en conjunto, busca destacar lo absurdo del discurso oficial. Para ello, nuestro autor hecha mano de la ironía y un profundo espíritu juguetón, e, incluso, me atreveria a decir, gamberro; porque a Goytisolo lo que le gusta realmente es jugar con las palabras, con las frases del discurso oficial, retorcerlas hasta que muestran su verdadera faz: “nueva dialéctica: afirmación de la negación” (98) “Negación de la afirmación”(120)

Este libro, como el primero, utiliza profusamente la narración en primera persona del plural. El narrador desaparece en favor del panfleto y la proclama impersonal. Su intención, es mi parecer, sería “mostrar” o “demostrar” qué tipo de sociedad (la occidental de aquellos años) se estaba conformando: una sociedad alejada ya de la dureza de la posguerra y que se va adentrando en una nueva era no sujeta a urgencias materiales, hedonista y marcada por un desarrollo ininterrumpido…: “los jóvenes de hoy, nos señalan en qué sentido debemos orientar nuestros esfuerzos. Una nueva dimensión espiritual (…) Y nuestro deber (…) no es otro que impulsarlas, hacerlas fraguar en empresas de signo positivo, descubrir nuevas fronteras, construir la gran sociedad, realizar la utopía (…) Conseguida la seguridad material, ¿qué otra clase de seguridad cabe imaginar sino la espiritual?, (….) la irrupción de lo invisible, la vuelta de lo sobrenatural” (87-88)

Todo se mercantiliza, se produce, se fabrica, se manufactura, hasta los deseos y los sueños:

“CLASES DE NEGOCIOS:
económicos
políticos
sociales
morales
De todos ellos son los últimos los que producen una mayor satisfacción interior, así como mayores beneficios, computables bajo diversos conceptos a efectos fiscales”
(102) (…) “el arte es el patrimonio de la Humanidad por excelencia” (94) De esta forma llegamos a la simbiosis final “lo que es bueno para los negocios es bueno para la libertad. Acabar con la necesidad. Necesidad de la libertad” (102). Asimilados los grupos sociales más combativos: obreros, mujeres, gentes de color, triunfa el individualismo, el sueño espiritual, dentro de una creciente infantilización de la sociedad. En el horizonte humano alborea una nueva época “que terminará con la victoria de los niños, será construido un mundo nuevo en el que no existirá clase alguna de autoridad. Con su nacimiento, coincidirá la muerte de la Historia, y el nuevo mundo será un mundo libre de superestructuras opresoras, esto es, un mundo sin Historia” (114-115) Porque han cesado las luchas o las reivindicaciones, por ello “El verdadero ministro del Interior es el que entiende o debiera entender de sueños y ensoñaciones”
Y, en último término, “Hacer realidad lo que hasta hace pocos años parecía sólo un sueño: un golpe de Estado contra el estado, con el estado, desde el estado, por el estado y para el estado” (110)




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