26 de nov. 2010

La catástrofe

Shoah es una película documental del director francés Claude Lanzmann. La película, de más de nueve horas de duración, es una sucesión de entrevistas realizadas por el propio Lanzmann a lo largo de once años –el proyecto lo inicio en 1974 y la película se estreno en 1985-  que pretende reconstruir lo que fue el exterminio nazi de los judíos a través de las voces de diversos supervivientes, de uno y otro bando.
El testimonio oral de los supervivientes protagoniza toda la película. La entrevistas sacan  a la luz las experiencias, los recuerdos y las vivencias de quienes vivieron ese periodo de la historia. Los primeros planos de los supervivientes se van fundiendo, según explican sus recuerdos, con imágenes de los diversos lugares del desastre en el momento en que se rodó la película.
De las entrevistas, Lanzmann editó un libro con el mismo título y prólogo de Simone de Beauvoir;  publicado aquí por Arena Libros en 2003.




«No resulta fácil hablar de Shoah. La película tiene magia y la magia no se puede explicar. Después de la guerra, hemos leído gran cantidad de testimonios sobre los guetos y sobre los campos de exterminio; hemos quedado conmocionados. Pero, al ver ahora la extraordinaria película de Claude Lanzmann, caemos realmente en la cuenta de que no sabíamos nada. A pesar de todos nuestros conocimientos, la experiencia, con todo su espanto, permanecía a considerable distancia de nosotros. Por primera vez, podemos vivirla dentro de nuestra cabeza, en nuestro corazón, en nuestra carne. Se convierte en algo nuestro. Ni mera ficción, ni estricto documento, Shoah logra esta recreación del pasado con una impresionante economía de medios: lugares, voces, rostros. El gran arte de Claude Lanzmann consiste en hacer hablar a los lugares, resucitarlos a través de las voces y, más allá de las palabras, expresar lo indecible mediante los rostros.
El montaje de Claude Lanzmann no obedece a un orden cronológico; yo diría –si se puede emplear esta palabra a propósito de esto– que es una construcción poética.
Nunca jamás hubiera podido imaginar semejante alianza entre el horror y la belleza. Desde luego, la segunda no es capaz de ocultar al primero, no se trata de esteticismo: al contrario, ella la ilumina con tal inventiva y con tal rigor, que podemos darnos cuenta de que estamos contemplando una gran obra. Una obra maestra en estado puro.»

Simone de Beauvoir

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