13 de gen. 2011

Alaska, historia


La historia documentada sobre esta tierra  proviene de las fuentes de los colonizadores  europeos: los primeros que pisaron Alaska fueron  los rusos Semen Dezhnec,  en 1648, y Mikhail Gvodzev,  en 1730. No obstante, fue la expedición del marino danés, a sueldo de la armada rusa, Vitus Bering (1741),  que buscaba  el paso por el  noroeste del Pacífico que lleva su nombre ,  la que dio a conocer al mundo la existencia de este subcontinente helado.  A partir de ese momento, españoles, franceses, británicos y rusos organizaron expediciones para explorar los recursos de Alaska. Los rusos, que se habían expandido desde Siberia, terminaron tomando posesión del territorio donde establecieron un gobernador, en 1790,  que se encargó de organizar su explotación económica,  basada fundamentalmente en el comercio de pieles. En 1799 Rusia creó una empresa estatal, la Compañía Ruso Estadounidense para la explotación de los recursos. La sobreexplotación del territorio llevó a un enfrentamiento entre los colonos y los nativos, cuyo acontecimiento más destacado es la Batalla de Sitka de 1804.
Las compañías norteamericanas mostraron  un interés cada vez más creciente en Alaska:  crearon vínculos con los rusos, proyectaron en 1860 construir una comunicación telegráfica que uniera este territorio con Rusia y Estados Unidos, y organizaron expediciones científicas. Su interés por el territorio culminó en 1867 con la adquisición de Alaska por 7,2 millones de dólares, aprovechando el fiasco ruso en la Guerra de Crimea.  El gobierno norteamericano ideó la operación de compra más por la importancia estratégica de Alaska que por sus riquezas naturales.  No obstante, el negocio les  salió redondo porque en 1880 se descubrió oro en el Yukón, lo que provocó la llegada de grandes masas de mineros que se establecieron en Juneau, Nome y Fairbanks. La fiebre del oro de Klondike (nombre del mayor yacimiento) duró hasta principios del siglo XX.
Durante las primeras décadas del siglo XX  el gobierno norteamericano intento mejorar las comunicaciones para intentar conectar Alaska con el resto de los Estados Unidos por ferrocarril. En 1912, se declaró a Alaska como Territorio de los Estados Unidos, con un congreso y gobierno propio. A pesar de estos esfuerzos, fue la Segunda Guerra Mundial y las batallas navales en las islas Aleutianas con Japón, la que marco el cambio de rumbo de la política de los EE.UU. hacia los territorios de Alaska:   en 1942, se construyó en pocos meses una carretera de comunicación (la Autopista  Alcan) para garantizar la defensa del territorio de Alaska, a la vez que establecieron nuevas bases militares  y se promovieron asentamientos civiles.  El final de la guerra  y el inicio de la Guerra Fría aceleraron la necesidad de integrar este territorio a la Unión.  El tres de enero de 1959 Alaska fue aceptado como el 49° estado de los Estados Unidos de América.
El descubrimiento de importantísimos yacimientos petrolíferos en 1968 (en la bahía de Prudhoe, costa ártica) ha permitido un enorme crecimiento económico en Alaska durante las últimas décadas, pese al aislamiento geográfico y a las duras condiciones de vida. El mayor hito de su desarrollo ha sido la construcción, a partir de 1974, del Trans Alaskan Pipeline, un oleoducto de 1.269 kilómetros que une la Bahía de Prudhoe con el puerto de Valdez, en el Pacífico.

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