La obra de Hosseini, sin hacer referencia explicita a los acontecimientos, enmarca su narración dentro de unos hechos históricos y una época que, aún hoy, es objeto de interés en las secciones de internacional de periódicos, radios y televisones de todo el mundo.
Amir, el protagonista de Cometas en el cielo, nace en Afganistán en 1963, en un país regido por una monarquía centenaria. En 2001, nos narra su historia desde una ciudad norteamericana. ¿Qué ha pasado en todo ese tiempo?.
Afganistán tiene una superficie de 647.947 kilómetros cuadrados. Un 75% de su territorio, aproximadamente, es montañoso El clima es continental extremo y con escasas precipitaciones. Buena parte del territorio es desértico o semidesértico, excepto unos pocos valles fértiles muy poblados. La capital es Kabul. Los idiomas oficiales son el Farsi y el Pastho. La mayoría de la población son musulmanes suníes. La moneda es el Afgani.
La población, en el año 2007, era de 32,3 millones de personas; de ellas, solo un 24 % viven en zonas urbanas; por lo que la población vive dispersa por el territorio en pequeños núcleos urbanos y en aldeas de montaña. En cuanto ha indicadores de desarrollo económico y social, Afganistán aparece con clamorosas lagunas de información en las estadísticas internacionales; así: la esperanza de vida al nacer-últimos datos conocidos del año 2005- es de 42,9 años. La tasa de alfabetización entre los adultos – para el período 1995-2005 – es de un escandaloso 28,0%, pero se ha de tener en cuenta que el número de alumnos por profesor es de ¡83! El número medio de hijos por mujer es de 7,11 y la tasa de mortalidad infantil es de un 257 por mil. El número de médicos por habitantes es de 0,2 por mil y el de camas hospitalarias, 4 para cada 10.000 habitantes. . El número de refugiados en el año 2006, arrojaba la cifra de 2.750.540 personas.
Afganistán siempre ha sido un lugar estratégico para las comunicaciones entre oriente y occidente y, hoy, es objeto de deseo en los escenarios geoestratégicos mundiales.
Los primeros en poblar el territorio afgano fueron tribus nómadas, estableciéndose en las montañas alrededor del año 1500 antes de nuestra era. Más tarde perteneció al imperio persa, hasta la llegada de Alejandro Magno, para pasar después al dominio de los bactrianos y los kushanas, que eran budistas. A mediados del siglo VII, el Islam penetra en el país de la mano de los turcos; que dominan el territorio hasta que llegaron los mongoles de Gengis Khan. El origen de Afganistán arranca en el siglo XVIII; Ahmad Sha Durrani logró la unión de todas las tribus del territorio afgano en 1747, combatiendo a persas e indios y estableciendo, así, una monarquía que duró hasta el año 1973.
Durante el siglo XIX, los persas atacan el país con la ayuda de Rusia, que buscaban una ruta segura hacia el océano Índico. Gran Bretaña, potencia hegemónica en la zona, envió tropas y restableció la situación del país y nombró gobernantes afines a la metrópoli. Pero las tribus afganas nunca aceptaron el tutelaje inglés, por lo que hostigaron constantemente al ocupante. Tras diversos enfrentamientos, en 1921, los afganos recuperan la soberanía de su nación. En 1973, tras un golpe militar que encabezó su primo Muhammad Daoud Kan, fue derrocada la monarquía y depuesto el rey Mohammad Zahir Shah (actualmente vive exiliado en Italia). Daoud estableció una República apoyada en sectores y grupos de la izquierda afgana afines a la Unión Soviética, que mantuvo bajo un férreo control al naciente y creciente movimiento islámico. Las diferencias, por parte del presidente Daoud, con gran parte de sus seguidores, precipitan el golpe militar comunista de abril de 1978, conocido como “el Saur o la Revolución de Abril”; Daoud y toda su familia son asesinados. Tras el golpe, Nur Mohammad Taraki preside el primer gobierno comunista de Afganistán que termina con 200 años de gobierno de las familias Zahir Shah y Mohammad Daoud.
Taraki forma el Partido Democrático del Pueblo de Afganistán (PDPA), se reserva para si la Presidencia de la República y nombra Primer Ministro a Hafizullah Amin. Las divisiones y las rencillas internas del partido acaban con el asesinato de Taraki, en octubre de 1979. Amin se erige como nuevo hombre fuerte, dejando tras de si un reguero de miles de muertos. La inestabilidad del gobierno de Amin, en un territorio tan sensible y estratégico para la URSS, desembocan en la intervención militar del ejército Rojo en diciembre de 1979. Invadido el país, es llamado de urgencia para ocupar el gobierno el embajador en Checoslovaquia ,Babrak Karmal. La ocupación soviética de Afganistán fue un total desastre humano y ecológico: dejo un rastro de más de diez millones de muertos, millones de exiliados, bosques arrasados y, como se cebó en el mundo rural, el desplazamiento forzado de millones de personas que tuvieron que abandonar su modo de vida tradicional. Paralelamente, nacen y crecen un sinfín de grupos de guerrilleros islámicos: los muyahidines, apoyados de forma encubierta por los EE.UU.
Tras la espantada soviética , en 1989, se produce un período de fuertes tensiones y luchas internas por el poder. El poder real , en el territorio, es de los muyahidines, pero en Kabul Najibullah reemplaza a Karmal. En 1992 los muyahidines toman el control de la capital y nombran como presidente de la recién nacida República Islámica de Afganistán al profesor Burhanuddin Rabbari. Las tensiones y el estado de guerra civil, no obstante, continúan y, en esta ocasión, al contrario de lo que paso con los soviéticos, los estragos de la guerra y los enfrentamientos tienen como escenario las ciudades más pobladas; Kabul queda arrasada en gran parte.
En este estado de cosas, desde el sur, desde Kandahar, nace y crece un levantamiento, liderado por estudiantes, los talibán, que promete devolver la paz y el control a las ciudades, es el movimiento Talibán. Aupados en esa promesa de paz y seguridad, en 1996 los talibanes toman Kabul, estableciendo un gobierno islamista ultra conservador en lo religioso y en lo político; con resultados dramáticos para las mujeres afganas.
En el 2001, tras los atentados de Nueva York, Afganistán es ocupada ,sin resistencia talibán, por una coalición internacional de países al mando de los EE.UU, la llamada operación “libertad duradera”. A partir de diciembre de 2001 se forma una Administración interina presidida por Hamid Karzai, bajo el control y tutela de la OTAN que gobierna el país a día de hoy.
Hoy Afganistán es objeto de noticias y portadas diariamente. Las muertes violentas en Afganistán ya superan a las de Iraq, ¿por qué? La tan cacareada ayuda a la reconstrucción por parte de los países donantes llega con cuentagotas y no se cumplen las expectativas prometidas. La ayuda, mal repartida, llega a una parte de la población urbana, pero es que tres cuartas partes de la población afgana viven en aldeas y pueblos de montaña. España, por ejemplo, ha gastado un 10%, ¡un diez por ciento!, de las ayudas prometidas para el período 2002-2011. por otra parte, se calcula que un 40 % de la ayuda efectiva retorna a los países donantes en forma de beneficios corporativos y sueldos de consultores. Más de la mitad de la ayuda está condicionada: se exige la adquisición de bienes y servicios de los países donantes El gobierno afgano ni controla ni es consultado sobre el destino y la distribución de las ayudas, que están gestionadas por empresas y consultoras privadas. En este estado de cosas, con una población empobrecida y exhausta por años de guerra y privación, el fenómeno de la guerra santa gana adeptos.
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