Apogeo es un libro fruto de diez años de experiencias vitales de la autora nicaragüense (1987-1997). El libro esta lleno de sentimientos y sensaciones, de la alegría y la plenitud por la madurez conseguida; al dolor y el miedo a la muerte y la decrepitud. Mas en el poemario también hay espacio para anécdotas tan deliciosas como este poema:
EL HOMBRE Y EL UNIVERSO
Ya se guardaron las sillas y los vasos.
Las parejas se retiraron a acariciarse la mutua soledad.
«Vení» —decís—
Y me tomás la mano.
Salimos a la playa oscura
donde el cielo despliega el universo,
el Cosmos nítido y clarísimo
la mancha blancuzca de la Vía Láctea
la diagonal Cruz del Sur.
Astros tiemblan en el viento.
Jamás viera yo noche más abierta.
Tan definidos los continentes del cielo,
las constelaciones rutilantes.
Las enormes incógnitas del infinito
pendiendo en el aire delgado
de la profunda
luminosa
tiniebla.
Sobre las rocas.
Vos y yo.
Un hombre y una mujer.
Vemos desprenderse las estrellas,
el chisporroteo fugaz de los meteoros.
Pedir un deseo resultaría trivial.
Contemplo solamente el misterio
expuesto allí
a boca de jarro.
Me inclino para tocar
la fosforecencía del agua.
Hace frío
y de pronto,
veo que te pones de pie sobre la piedra,
adivino el gesto conocido.
Sonrío al escuchar
ruido de manantial sobre la arena.
En un instante
la inmensidad reduce sus contornos,
lo infinito del cosmos,
lo ignoto, la danza de los astros
se torna familiar y acogedora,
A través de tus piernas
el arco de líquido ámbar
no es menos que la curva espacial
que surcan los astros errantes.
Estamos sin duda aquí.
Somos parte de cuánta belleza.
Con todo derecho
te orinás frente al universo.
Gioconda Belli
Visor, páginas 81-82
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