17 de set. 2009

Mes...poesia, tres





En 1936 Antonio Machado publicó el libro “Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo”. El libro es una colección de ensayos que recogen las ideas y los pensamientos del poeta a través de sus dos apócrifos: el maestro Juan de Mairena y el maestro de éste Abel Martín. Antonio Machado era un empedernido lector de filosofía y admirador de los grandes pensadores, más que de poesía; en este fragmento que os ofrecemos, Juan de Mairena les muestra a sus alumnos la diferencia esencial lógica y poética:

“Sólo en sus momentos perezosos puede un poeta dedicarse a interpretar los sueños y a rebuscar en ellos elementos que utilizar en sus poemas. La oniroscopia no ha producido hasta la fecha nada importante. Los poemas de nuestra vigilia, aun los menos logrados, son más originales y más bellos y, a las veces, más disparatados que los de nuestros sueños. Os lo dice quién pasó muchos años de su vida pensando lo contrario. Pero de sabios es mudar de consejo.
Hay que tener los ojos muy abiertos para ver las cosas como son; aun más abiertos para verlas otras de lo que son; más abiertos todavía para verlas mejores de lo que son. Yo os aconsejo la visión vigilante, porque vuestra misión es ver e imaginar despiertos, y que no pidáis al sueño sino reposo.

¡Esta gran placentería
de ruiseñores que cantan!...
Ninguna voz es la mía.

Así cantaba un poeta para quien el mundo comenzaba a adquirir una magia nueva. "La gracia de esos ruiseñores —solía decir— consiste en que ellos cantan sus amores, y de ningún modo los nuestros." Por muy de Perogrullo que parezca esta afirmación, ella encierra toda una metafísica que es, a su vez, una poética nueva. ¿Nueva? Ciertamente, tan nueva como el mundo. Porque el mundo es lo nuevo por excelencia, lo que el poeta inventa, descubre a cada momento, aunque no siempre, como muchos piensan, descubriéndose a sí mismo. El pensamiento poético, que quiere ser creador, no realiza ecuaciones, sino diferencias esenciales, irreductibles; sólo en contacto con lo otro, real o aparente, puede ser fecundo. Al pensamiento lógico o matemático, que es pensamiento homogeneizador, a última hora pensar de la nada, se opone el pensamiento poético, esencialmente heterogeneizador. Perdonadme estos terminachos de formación erudita, porque en algo se ha de conocer que estamos en clase, y porque no hay cátedra sin un poco de pedantería. “



Antonio Machado

Juan de Mairena I

Losada, 1969

Páginas 65-66

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