7 de maig 2025

sense oblit, la memòria de Vespres 2

 


    El segundo día, viernes 2 de mayo, tenemos previsto visitar la localidad de Colliure y Argelèes-sur-Mer.

    Como pórtico a la visita de hoy, el pasado cinco de octubre de 2024 realizamos una pequeña ruta por la Barcelona que acogió a Antonio Machado en su triste periplo de Madrid a Collioure. Hoy recordamos su salida de Barcelona, en dirección a la frontera, con la carta que le dirige el profesor de la UB Joaquim Xirau Palau al presidente de la República, Manuel Azaña, en la que narra las peripecias del grupo de intelectuales que acompañaron al poeta y su familia hasta Port Bou.

    También leímos fragmentos de los recuerdos de José, el hermano de Antonio, así como los de Corpus Bargas, donde narra como tuvo que llevar a la madre de Machado en brazos, exhausta, para atravesar la frontera.

    En Colliure nos encontramos con nuestro guía, Patrick, guía de turismo retirado que colabora desinteresadamente con la Fundación Antonio Machado de la localidad. Iniciamos la ruta en la estación de tren, donde llego el poeta y su familia el sábado 28 de enero de 1939, a las cinco y media de la tarde. Llovía en abundancia y hacia frío. En medio del caos, le preguntaron a un joven, Jacques Baills, si había cerca un hotel. Baills les indicó el mismo en el que se alojaba él, el Bougnol-Quintana, a 10 minutos a pie siguiendo una avenida en dirección al mar.



    Patrick nos descubre el indignante rincón donde se puso una placa que recuerda ese día. El domingo 27 de enero de 2019, cuando faltaba un día para que se cumplieran 80 años de aquella escena, se descubrió la placa en recuerdo de aquel viaje. La compañía francesa de trenes, inexplicablemente, no permite en sus instalaciones inscripciones ajenas al ferrocarril y la placa resta en una caseta de electricidad del aparcamiento. ¡Indignante!


    Descendemos hacia la pensión Quintana, pero antes nos detenemos frente a un local que en su día fue la mercería de Juliette Figuères , que avisada que los recién llegados viajaban con lo puesto, les proporciono calzoncillos, calcetines, camisas y ropa para la mujer de José, Matea. Juliette, la noche del 22 al 23 de febrero de 1939, cosió la bandera tricolor de la España republicana que envolvería al día siguiente el ataúd de Antonio Machado.

    Aquel día, cuando llegaron a la pensión, madame Quintana les facilitó dos habitaciones: una para Antonio y Ana Ruiz, su madre, y otra para su hermano José y la esposa de éste, Matea. Todo ello sin cobrar de antemano y a pesar de que los huéspedes recién llegados le advirtieron de que no sabían si podrían pagar la estancia.





    La pensión Quintana, tras muchos años cerrada, ha vuelto a abrir sus puertas, ocupando el espacio de lo que fue comedor de la pensión el Espacio Machado, donde se conservan las camas que utilizaron el poeta y su madre.

    A escasos 300 metros, llegamos al último punto de la ruta, el Cementerio. Como siempre, en la tumba del poeta y su madre hay banderas republicanas, flores, escritos…pero no siempre estuvo ahí. Hasta julio de 1958 sus restos ocuparon un nicho cercano cedido por una amiga de la señora Quintana. Cuando la familia necesito el nicho el poeta fue trasladado al lugar definitivo (su madre también fue trasladada con el hijo, ya que sus restos se encontraban en la fosa común) después de que el Ayuntamiento de Collioure regalara el terreno y un comité promoviera una colecta popular a la que contribuyeron, entre muchos otros, Albert Camus, René Char, André Malraux y Pau Casals.




    A pesar de los intentos de las autoridades franquistas y de algún ayuntamiento español, nos señala Patrick, el poeta ha de quedarse en Colliure como símbolo del éxodo de la España republicana.

    Finalizamos la vista con la lectura de un poema del poeta y de otros poetas, dedicados a su memoria y legado.

    Por la tarde nos desplazamos al cercano pueblo de Argelèes-sur-Mer, de infausto recuerdo por su playa, campo de concentración de primera hora de los refugiados.

    Leemos fragmentos del capítulo “Ciutat de derrota”, de la obra de Agustí Bartra, Crist de 200.000 braços, donde narra sus recuerdos de este lugar. También leemos el capítulo Eulalio, de la obra Presente de Paco Cerdá, que finaliza con la frase: “En la playa de Argelès-sur-Mer se amonto­naban los cadáveres de españoles muertos por tifus. Se in­fectaban por el agua extraída de un mar alimentado con sus propias heces. Bebían lo que cagaban y morían por ello: eso es 1939.”

    Finalizamos la jornada con una visita al Memorial del campo de Argelès-sur-mer. El memorial da testimonio de la trágica historia que marcó esta región durante la Retirada de 1939 y rinde homenaje a los miles de refugiados que fueron encerrados en sus playas tras huir de la dictadura franquista al final de la Guerra Civil.






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