30 de maig 2008
El corazón helado -lecturas-
La lectura de este libro me remite, constantemente, a las verdades de la poesía.
LA VOZ CRUEL
A Octavio Paz
Alzan la voz cruel
quienes no vieron el paisaje,
los que empujaron por el declive pedregoso
la carne ajena,
quienes debieron ser almas de todos
y se arrancaban de ellos mismos
cuerpos parásitos
para despeñarlos.
Mil muertos de sus vidas brotaban,
mil muertos solitarios
que miraban desde el suelo,
durante el último viaje,
la colosal estatua a la injusticia.
No eran muertos,
eran oprimidos,
seres aplastados,
ramas cortadas de un amante o de un padre,
seres conducidos por un deseo imposible,
topos de vicio
que no hallarán la luz
por sus turbias y blandas galerías.
Alzan la voz cruel
quienes no vieron el paisaje,
los que triunfaron
por la paz interior de sus mentiras.
¡Oh mundo desigual!
Mis ojos lloren
el dolor, la maldad:
la verdad humana.
Manuel Altolaguirre
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Mientras leía los pasajes relativos a la guerra civil del libro del mes, pensaba cuántas personas, cuántas lágrimas, cuantas juventudes truncadas, cuantas infancias rotas en ojos tristes... Mis padres fueron esos niños que han sembrado de una pesada carga gris y espesa toda su vida, la sonrisa triste de niños de guerra y posguerra... Cuántos sueños rotos y cuántas heroicidades apenas conocidas... Y en todo ello se basa nuestra vida, lo que tenemos pero sobre todo lo que somos... Qué fácil para nosotros sentarnos a filosofar sobre principios morales o sociales... Pero somos sus grandes deudores...
ResponEliminaSobre sus traiciones y en base a sus miserias, nos hemos hecho estos personajillos que pretendemos saber más de lo que ellos supieron...
Y sin embargo, su silencio, sus tumbas quien sabe donde, esas amistades hechas a base de gestos que permitían la supervivencia, son la lección más sabia. Con todas las contradicciones que nos da la vida. Porque incluso en la novela, el personaje más canalla y la mujer más fría e interesada pueden, al fin y al cabo, tener y criar un hijo como Álvaro, capaz de renunciar a todo por amor...
Seguramente por eso, precisamente, era el hijo predilecto... Y aunque él sienta el desconcierto, es por eso mismo la esperanza de una vida donde la sinceridad valga más que el interés.