Para el escritor israelí David Grossman la literatura “es la manera, la forma en la que soy capaz de comprender todo lo que me ocurre en la vida”.
Al final de “La vida entera” Grossman nos da noticia, en una pequeña nota, que empezó a escribir el libro “el mes de mayo de 2003, medio año antes de que mi hijo mayor Jonathan, terminara su servicio militar obligatorio y medio año antes de que su hermano pequeño Uri, fuera reclutado. (…) El 12 de agosto de 2006, en las horas finales de la segunda guerra del Líbano, Uri murió en el sur del Líbano. (…)Tras los siete días del duelo volví al libro”.
El resultado es un libro que narra el viaje, el camino que emprenden sus protagonistas para aprehender, para recuperar y entender, con palabras y, sobre todo, con sentimientos, todos aquellos pequeños detalles que conforman nuestras vidas : los aciertos, las equivocaciones, las dudas, las alegrías o el dolor que las van tejiendo y les dan sentido.
La obra arranca con sus protagonistas, Ilan, Abram y la joven Ora, que viven aislados en un centro para el tratamiento de enfermedades infecciosas. Solos y abandonados, vagan por los pabellones vacios, se conocen y hablan en la noche perpetua que parece presidir la vida de un centro del que, al parecer, son los últimos pacientes. Tras narrarnos la génesis de su amistad, la novela da un vuelco en el tiempo y nos muestra a Ora esperando el regreso de su segundo hijo, Ofer, tras cumplir los tres años de su servicio militar obligatorio. Lo espera para celebrar la licencia realizando una excursión por tierras de Galilea. Pero cuando el hijo regresa es para anunciarle que ha estallado una nueva guerra entre árabes e israelíes y que ha decidido reengancharse en su unidad por espacio de un mes. Ora acompaña a Ofer hasta el lugar de reunión . Pero al regresar a casa siente la imperiosa necesidad de huir, de desaparecer... Cree que esa será la única manera de salvar al hijo de la muerte: que cuando los militares que la anuncian vengan a su casa, no la encuentren ni puedan localizarla. Y Ora huye, huye, se escapa acompañada por Abram- el padre de Ofer que no lo quiso conocer desde su nacimiento porque ,para él, la vida se acabó cuando regresó de Egipto, de la cárcel y de la tortura -
En el viaje, en ese camino que emprenden Ora y Abram, no dejarán de hablar de Ofer, de Adam, su hermano y de Ilan, el marido de Ora y padre de Adam...De esa vida entera que ella le cuenta a él ,que no la ha vivido. Una vida que, con sus palabras y recurdos, creen poder sostener para que no se extinga.
Y esa vida que Ora – única figura femenina del relato, pero que se eleva y erige en protagonista y referente- le cuenta y vuelve a contar a Abram no es para nada extraordinaria, sino todo lo contrario: aquella cena familiar en el restaurante, los miedos del hijo, qué comía cuando era pequeño, las tareas escolares compartidas, las pequeñas decepciones, los errores, las alegrías….todas esas vidas presididas, de fondo, por un conflicto que, al final, siempre les acaba alcanzando. Un relato de la cotidiniedad, de la "mediocridad" de todos, que el autor narra con profundo sentimiento y sinceridad.
David Grossman
La vida entera
Lumen, 2010
807 páginas
Ora anota en su cuaderno de viaje.
“Miles de momentos, de horas, de días, miles de hechos, infinidad de acciones, de intentos, de palabras, de pensamientos, todo para poner una persona en el mundo, una persona a la que tan fácil es destruir” (649)
Ora recordando a Ofer bebé
"Cuánto mío ya no es yo" (396)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada