5 d’abr. 2011

Una voz del sur

la sierra de Baza
Hace unos días, Carlos Utrera envió al correo electrónico de Vespres Literaris un pequeño relato titulado “Mi vecino y yo”- que habéis podido leer en la entrada anterior-  . El cuento nos gusto tanto, que le pedimos a Carlos que nos dijera quién lo había escrito. Amablemente, el mismo autor se ha querido presentar al grupo:

“Me llamo Francisco Jesús Galindo, nací hace 48 años en un pueblo hermoso llamado Baza, situado al norte de mi provincia de Granada. De la mano de mi familia primero, y de la mano de mi trabajo y de Julia, mi mujer, después, he vivido en Granada-capital y en Sevilla. Ahora, desde hace más de 17 años, mi mujer y yo residimos y trabajamos en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), un pueblo lleno de encanto y de color, de mar y de luz, cargado de historia que aún parece seguir viva en cada rincón y, sobre todo, poblado por gentes que hacen cada día de la sencillez, de la amabilidad y de la humildad, un verdadero estilo de vida.

Todo en su conjunto hace, indudablemente, que yo vea las cosas como las veo. Que esos recuerdos vividos de niño en mi Baza natal, y en el Baúl (pedanía de Baza) de mis abuelos, se mezclen con todo lo vivido después, y ahora pueda yo presumir de tener celosamente guardada toda una reserva de ternura y de afecto legada por tantas y tantas personas queridas.

Me preguntáis por qué me gusta escribir. Creo que todo es una consecuencia de lo que os he dicho antes; la necesidad de dar forma a todo ese legado de sentimientos y de vivencias que me vuelan por dentro.

Sin duda, el necesario punto de partida cuando nos proponemos compartir algo de verdad se encuentra en las palabras, dichas o escritas, y de nosotros depende que esas palabras vayan vestidas de afecto.

Y la razón final por la que me gusta escribir es porque me gusta leer. Leer me parece una de las formas más formidables de seguir aprendiendo siempre, de saberme realmente vivo, despierto y, muchas veces también, ilusionado hasta con lo más pequeño. Bien sabéis también vosotros, queridos amigos, y grandes lectores, que leer es una oportunidad muy barata para volar con los pies en el suelo de la mano de esa imaginación creadora que tenemos todas las personas.

Permitidme contaros aquí lo que decía nuestro querido Miguel Delibes cuando le preguntaban sobre las razones de escribir una novela (recogido en el libro de Cesar Alonso de los Ríos, titulado "Conversaciones con Miguel Delibes").

“ Toda novela tiene algo de autobiográfica, porque hay que distinguir entre lo que tú has vivido, lo que podrías haber vivido, lo que quisieras haber vivido y lo que temes o presientes que vivirás”.

En este sentido también, resulta bastante instructivo esto que decía nuestro buen Miguel de Unamuno sobre lo que para él era la concepción de una novela, al afirmar que todos sus personajes creados en ningún caso podían identificarse con él, aunque fuesen parte de sí mismo, por cuanto los había sacado de su alma, es decir, de su realidad íntima, que es todo un pueblo. Veréis, no tiene desperdicio…

“Todo hombre humano lleva dentro de sí las siete virtudes y sus siete opuestos vicios capitales; es orgulloso y humilde, glotón y sobrio, rijoso y casto, envidioso y caritativo, avaro y liberal, perezoso y diligente, iracundo y sufrido. Y saca de sí mismo lo mismo al tirano que al esclavo, al criminal que al santo, a Caín que a Abel (…). Todo hombre humano lleva dentro de sí las siete virtudes capitales y sus siete vicios opuestos y con ellos es capaz de crear agonistas de todas clases (…) Balzac no era un hombre que hacía vida de mundo ni se pasaba el tiempo tomando notas de lo que veía en los demás o de lo que les oía. Llevaba el mundo dentro de sí “.

De su libro “Tres novelas ejemplares y un prólogo”.

Os doy las gracias por haber llegado leyendo hasta aquí y os envío un sencillo relato que escribí durante nuestra común estancia con Carlos y Mary en Sierra Nevada, se titula “La huida de Toribio Partida”, espero que os guste. Os envío también un fuerte abrazo a todos y mi promesa de volver. Hasta siempre amigos.

P.D. Julia y yo estamos leyendo el libro de Mario Benedetti titulado “Primavera con una esquina rota” (siempre tan actual), se sitúa en los tiempos de represión y autoritarismo vividos durante la dictadura de su país, Uruguay. De lo sentido y aprendido durante su lectura nos ha salido esto, esperamos que os guste, es para vosotros.


La primavera…. siempre ha de volver.

Tras la soledad de una amarga reflexión.

Tras la desesperanza que provoca ver tan lejos el reencuentro.

Tras el desaliento que nos trae la nostalgia.

Tras nuestra intrusa mirada en el destierro,

frente a quienes nos miran y a quienes nos ignoran.

Tras el dolor que nos siguen provocando los duros recuerdos.

Tras la certeza de que ya no se podrá curar ni recuperar

el dulce pasado.

Renace el reto, el desafío de recuperar la fuerza

y el tiempo perdidos,

de ser más dueños que nunca

de nuestra voluntad,

de plantar cara al miedo.

Renace la necesidad de tomar por la fuerza

nuestra propia libertad,

de dejar constancia a los cuatro vientos

que la primavera…

pese a todos los obstáculos,

siempre volverá.”

Un saludo, amigo Francisco,  y un abrazo de todos los que formamos Vespres Literaris

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