Invisible
Eloy Moreno
Nube de Tinta, 2020
páginas: 295-296
"A los pocos minutos, cuando el alrededor se llena con el sonido de una ambulancia, el chico abre ligeramente los ojos y, con una pequeña sonrisa, dice una sola palabra: «Luna…».
Será a partir de ese momento cuando volverá a ser visible para todos. Será visible para todas las personas que se acercarán a ver —y grabar con sus móviles — lo que ha ocurrido en las vías del tren tras escuchar la bocina, el frenazo y las sirenas.
Será visible para los médicos que lo atenderán nada más entrar en el hospital, por la puerta de urgencias.
Será visible de nuevo para sus padres, que saldrán de sus trabajos más asustados de lo que nunca lo han estado, porque no hay peor miedo que la incertidumbre de no saber lo que le ha pasado a un hijo.
Será visible también para todos los profesores del instituto, unos profesores que, con cara de preocupación simularán que no saben cómo ha podido ocurrir algo así. Será, por fin, visible para la directora del centro. Una directora que estará preocupada por la salud del chico y, por supuesto, por cómo va a afectar eso a la reputación y a los ingresos del instituto.
Será visible para todos sus compañeros. Para los que ni siquiera lo conocían y para los que sabiendo lo que estaba ocurriendo nunca dieron un paso para impedirlo. Para todos esos compañeros que hacen trabajos, proyectos, murales… sobre «la paz mundial», «la ayuda a los débiles», «la concordia de las civilizaciones…», pero que no han sabido cómo ayudar a quien tienen al lado.
Y será visible también para los padres de esos compañeros que, al escuchar las noticias, se lamentarán de lo ocurrido: «Pobre chico, espero que esté bien, cómo habrá ocurrido algo así?…», unos padres que nunca relacionarán a ese chico con el que aparecía en aquel vídeo de las avispas que les hizo tanta gracia.
Será visible, por supuesto, a partir de ahora para todos los periodistas que, tras conocer la noticia, ya tendrán algo con lo que llenar los titulares, aunque solo sea por unos días.
Será visible de nuevo para Zaro, su mejor amigo, un Zaro que, a partir de ese momento, llevará su propio castigo por dentro. Que pasará los días pensando en qué pudo haber hecho, cuándo pudo haber actuado, en cómo arreglar el pasado…
Y claro, será visible también para ella, para una chica que, a pesar de haber intentado ayudarle a través de los dibujos sabe que no ha sido suficiente. Una chica que lleva días llorando en su habitación, de rabia, de impotencia, de amor… Una chica que continúa escribiendo una carta que, quizá, algún día se atreverá a entregar.
Y quizá, aunque eso nunca lo sabremos, vuelva a ser visible para todos nosotros, para todos los que alguna vez hemos mirado pero no hemos querido ver, para los que hemos preferido girar la cabeza hacia otro lado, para los que hemos hecho del MIENTRAS NO ME TOQUE A MÍ, ESO NO ES PROBLEMA MÍO nuestra filosofía de vida."
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