No hay aguja sin
punta penetrante
No hay navaja sin
hoja afilada
La muerte llega a
nosotros de muchas formas.
Con nuestros pies
andamos por la tierra del chivo
Con nuestras manos
tocamos el cielo de Dios
Algún día futuro,
en el calor del mediodía,
seré llevado en
hombros
a través del
pueblo de los muertos
Cuando muera, no
me entierren bajo los árboles del bosque,
le temo a sus
espinas.
Cuando muera, no
me entierren bajo los árboles del bosque,
le temo al agua
que gotea.
Entiérrenme bajo
los grandes árboles umbrosos del mercado
Quiero escuchar
los tambores tocando
Quiero sentir los
pies de los que bailan.
poema anònim Kuba,
poble del Congo Central
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