3 de jul. 2020

gentes de jericó




“… ¿qué otra cosa somos los colombianos sino mestizos, zambos, mulatos y bastardos?”


La Oculta
Héctor Abad Faciolince
Alfaguara, 2015
Página 131


por Begoña Curiel

“La tierra también se mueve y de qué manera. Hasta La Oculta, nombre de la finca que da título a esta novela y de la que sin duda, es la absoluta protagonista. Porque todo se mueve con ella, alrededor, por, encima y hasta sin ella.

Todo y todos, los personajes de carne y hueso que pueblan sus páginas. Los protagonistas: Pilar, Eva y Antonio, son los hijos de esa finca, símbolo de la tierra por la que se unen y separan.

  La muerte de su madre es la fractura personal que les volverá locos, porque el mantenimiento de esta finca en tierras colombianas no cae del cielo y tendrán que decidir qué hacer con ella. Por más que Pilar, se quede a vivir en La Oculta –ha hecho la promesa de que nunca la venderá– no podrá sufragar los gastos aunque sean compartidos y habrá que deshacerse de ella. Antonio, no quiere vender aunque vive en Nueva York. Ese pedacito de tierra es un trozo de su cuerpo. Eva, es la única que lo tiene claro y no va hacer más esfuerzos, ni económicos ni emocionales por mantenerla.

  La voz de los tres hijos es el recorrido de la novela y de la historia: presente y pasado, y el futuro que será sin La oculta. Héctor Abad describirá ese amor casi destructivo por esa finca. Allí han pasado lo mejor y lo peor de sus vidas: muertes, secuestros, la crueldad de la guerrilla, de los paramilitares... Pero no pueden vivir con ella, ni sin ella.

  Es un Edén descrito con los sentidos. Paisaje, olores, alimentos, pájaros, animales... Todo desprende y respira sensaciones. Buenas, buenísimas, malas y malísimas. Es todo tan intenso que agota.  A ratos, adoras y comprendes a los personajes por sus nostalgias. A ratos, te cansan y te hartas de su obstinación por mantenerse en una realidad que ya no tiene futuro o con la que ya no tienen futuro.

  Hay que soltar amarras y los desgarros son constantes. La atracción que ejerce La Oculta es fatal. Como su lago. Ese lago que conjuga la vida  con la muerte que reposa en su fondo. Porque el lago está lleno de ahogados. Es tan siniestro como atrayente. Me encanta la capacidad de Abad de Faciolince para desdoblar sentimientos. Ese lago se convierte en metáfora de la contradicción continua que se aloja en la novela. En la finca, sus moradores, la vida de sus protagonistas, la lucha descarnada política y militar del país...

  Abad humaniza esta finca que subyuga y asfixia. Y con ella, todos los elementos animados e inanimados que pululan a su alrededor.

  Me gusta la estructura elegida por el autor. Con el monólogo de cada uno de los hijos, conoceremos los contextos, hechos y sucesos y la perspectiva que aporta cada uno de sus filtros. Cada testimonio sirve para complementar datos del anterior o del que después vendrá.

  Son muchos los motivos por los que me he sentido cautivada. Esa estructura que acabo de mencionar es uno, pero también el lenguaje colorido, la escritura sencilla, por no hablar de capítulos y temáticas concretas que resultan especialmente interesantes.

  Como capítulos destacaría el relato de la fuga –angustiosa, desquiciante– de Eva. El ritmo de su escapada es determinante. Su vida está en juego de manera literal y esa sensación se transmite al lector.

  También es tremendamente terrible el capítulo del secuestro de Lucas, el hijo de Pilar. Brutal. Son “esas cosas que ocurren” en el contexto de la Colombia del momento. Están a la orden del día, pero es difícil de soportar, sobrevivir durante y después del shock. Tanto, que esa desaparición es la causa directa de una muerte en la familia.

  En cuanto a temáticas, destacaría el debate interior de Antonio. Quería “curar” su homosexualidad. En su familia, en el contexto familiar, es una enfermedad que hay que sanar. Y aunque conoceremos ya al Antonio que ha superado la crisis, el autor nos mostrará el sufrimiento del camino.

  También es especialmente interesante el recuerdo, a través de Antonio, del nacimiento del pueblo de Jericó. Su germen, crecimiento, con sus antepasados como protagonistas.  No obstante, es cierto, que en demasiados momentos, el relato de Antonio en este sentido, es pesado.

  Pero las pegas son nimiedades al lado de las ventajas de esta lectura. Son muchas las paradas posibles en esta novela, aspectos en los que detenerse como lectora. Son numerosos los puntos sobre los que reflexionar, discutir, sentir, disfrutar y sufrir con La Oculta. “

en “El Libro Durmiente

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada