"Sé lo que estás pensando es una
novela de misterio de estructura clásica protagonizada por un ex policía adicto
al trabajo, con problemas personales y dificultad para comunicarse con su
esposa que ve en el intrigante caso propuesto por su ex compañero de
universidad la oportunidad ideal para mantener la mente ocupada e ignorar lo
que ocurre en su vida.
Narrada desde
el punto de vista de Gurney, no hay una sola escena en la que no esté presente,
y todas las impresiones, obviamente subjetivas, son las suyas, siendo la figura
del narrador invisible a lo largo de una historia que sigue las andanzas del
protagonista, sus dudas, avances y retrocesos o cambios de idea según descubre
nuevas evidencias, y lo utiliza para no revelar más de lo que sabe él y las
conclusiones, a veces erróneas, a las que llega, lo que contribuye a enmarañar
y cambiar la percepción de las distintas tramas sin engañar a quien lee la
novela.
Dadas las
circunstancias, Gurney es el personaje mejor desarrollado, tanto en su forma de
afrontar el trabajo, como en las relaciones humanas y su perspectiva de lo que
sucede. Tras él es Madeleine, su esposa, quién recibe mayor atención, mostrando
una enorme comprensión de sus problemas emocionales y resultando de gran ayuda
con sus aportaciones a la resolución de varias facetas del caso. En cuanto al
resto de personajes, van perdiendo definición según su relevancia en la
historia, aunque la mayoría tienen al menos algunas características
identificativas, ya sea en su físico, forma de actuar o reacciones de Gurney en
su interacción con ellos.
Como suele ser
habitual en las novelas del género, el autor juega con diversas intrigas para
mantener el interés, desde la interpretación de las pistas (los poemas, los
objetos que se encuentran en cada caso) hasta los posibles sospechosos (la
esposa rica, alguien de un pasado no recordado, los clientes del Instituto de
Renovación Espiritual que dirige Mellery) o la intriga de cómo puede el autor
de los anónimos saber qué número pensará Mellery.
Ya desde el
propio título (Piensa en un Número,
en el original) el autor utiliza como cebo principal la aparente imposibilidad
de que alguien pueda adivinar en qué número va a pensar una persona, con el
riesgo de que esa importancia, que los mismos personajes le conceden, pase a
ser una parte demasiado relevante de la historia y que la resolución del
misterio (por su simplicidad y lógica, nada espectacular) decepcione a quien
espere una gran sorpresa.
Aunque el
autor corre el riesgo de explicar su "truco de prestidigitación" a
cien páginas para el final de la novela, la secuencia de asesinatos y sus
características y el constante aporte de nuevos datos, especulaciones y
resoluciones mantienen el interés hasta llegar a un clímax en el que Gurney se
enfrenta con el asesino en un tenso capítulo en el que las piezas se colocan en
su sitio correspondiente, tanto las relacionadas con los crímenes como las
referentes a la vida personal del protagonista, marcando una evolución del
personaje algo sencilla pero relevante.
Quizá el
recurso de que el asesino confiese todo y confirme cada suposición de Gurney o
el incomprensible silencio de este acerca de su acción impulsiva (el envío de
la carta) y lo que tarda en desconfiar del sospechoso más obvio (no se da
cuenta hasta un momento antes de que se haga evidente) sean los puntos más
flojos de una novela que utiliza los recursos clásicos de su género para
componer una historia digna y entretenida cuyo interés sólo decae
ocasionalmente.”
Críticas literarias Regina Irae
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