[Reseña] Mala letra
por Dolores Álvarez
El Diario de la Educación
03/05/2023
“Sara Mesa tiene la virtud con su escritura de tocar temas íntimos que te hacen reflexionar en algún momento de tu vida y que relaciona con algún instante vivido, aunque no haya sido en primera persona.
Toca el tema del suicidio de un adolescente y a la vez trivializa el suicidio de las personas mayores, algo más normal en nuestra sociedad. Con mucha delicadeza hace un repaso por el ambiente que se vive en el instituto en un día tan especial como es que se haya suicidado un compañero. El profesorado, al igual que el alumnado, está consternado y hacen las clases diferentes, se da un momento reflexivo. Pero hay una profesora que se muestra ajena al tema, precisamente la de Religión, y da su clase como si fuera un día cualquiera. ¿Qué nos quiere mostrar la autora ante tanta insensibilidad? Quizás quiere que reflexionemos de nuestro trato con los adolescentes, personas altamente sensibles ante las desgracias que le rodean.
“Los abuelos morían, pero para nosotros (los jóvenes) la vida no tenía ningún límite. Qué idea puede tener un niño, al fin y al cabo, de la muerte. O más bien: qué idea puede tener un niño, al fin y al cabo, de la muerte en un país sin guerras ni conflictos, en una ciudad media de un país moderadamente en desarrollo…”
Una y otra vez los maestros le iban riñendo por su forma de coger el lápiz. Sembraban una inseguridad de la que, a veces, el alumno queda marcado de por vida, tanto en su vida de estudiante como en su vida personal. ¿Cuántos alumnos se han quedado por el camino por alguna actuación insistente de algún profesor?
La narrativa de Sara Mesa es tan ágil y viva que te mete de lleno en el relato y te traslada a tus tiempos jóvenes, con los sinsabores que vivías en la escuela o en el instituto. Cuando la escuela debe dejar momentos memorables, buenos recuerdos y no cicatrices, resulta que hay quien se empeña en hacer pasar malos tragos y no dejar que las vivencias de la infancia sean bonitos recuerdos de por vida.
Otro de los relatos que muestra su vinculación con la escuela es el del niño que apenas movía unos milímetros de sus párpados, que estaba en cama, con todo el aparataje médico y que su madre lo cuidaba. Ese chaval estaba vinculado a un instituto y, de vez en cuando, participaba en la medida de lo posible en alguna actividad colectiva. En este caso se deja entrever la opinión dudosa de una profesora en cuanto a la inclusión y los errores que cree que se están cometiendo preparando todo para que el chaval asista a una charla en el instituto.
Esta historia también es estremecedora pero es más habitual de lo que pensamos. He conocido un caso similar que solo movía unos milímetros de lengua y que los servicios de apoyo le implantaron primero una máquina para que hablara en código morse y después un programa informático que sintetizaba su voz y hacía que pudiera comunicarse con los que le rodeaban o por pantalla. Un ejemplo de inclusión en el que la tecnología hizo sentir y comunicarse a una persona con una verdadera dificultad que antes se lo impedía.
En otros relatos nos habla de la incertidumbre que vive una niña en el ámbito familiar; de unos niños que viven con su padre enfermo, de unas hermanas ajenas a la vida de los padres… algo a lo que no hay derecho, la infancia debe vivirse en un clima de amor y comprensión para que no pase factura en la vida adulta.
Uno a uno nos va entretejiendo relatos que parecen muy vividos a juzgar por el lujo de detalles con los que nos los describe. Hay quien dice que en la narrativa de Sara Mesa hay mucho de autobiografía y por eso nos hace sentir con sus lecturas. A la vez nos va dando mensajes para la reflexión que nos pueden servir en cualquier contexto. “El mundo es impasible ante cualquier cosa que suceda, por inusual, horrible o cruel que ésta sea. Visto así, el mundo no tiene mucho que ver, realmente, con nosotros”.
La niña que cogía mal el lápiz nos hace vibrar con sus historias y demuestra que en educación las cosas no pueden estar tan encasilladas que hay una parte de creatividad personal que hace que cada persona pueda seguir su ritmo y tener un engrandecimiento personal aunque se salga de los cánones estipulados en las normas más conservadoras.
Libro recomendable para profesores y para el alumnado de Bachillerato. Al ser cuentos cortos se pueden debatir bien en clase y sacar los correspondientes debates."
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