Manila intramuros |
El
primer contacto de España con Filipinas, tiene lugar a comienzos del siglo XVI,
cuando Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano dan la vuelta al mundo, y
arriban a aprovisionarse a la isla de Cebú. Se conserva en una capilla, junto a
la Basílica del Santo Niño, la Cruz de Magallanes, que supuestamente perteneció
al navegante portugués que navegaba bajo bandera española.
Fernando
de Magallanes muere en 1521 a manos del jefe tribal Lapu Lapu (Isla de Cebú,
Filipinas) en la batalla de Mactlán y toma el mando de la expedición Juan
Sebastián Elcano, para su vuelta a España.
Unos
años después, Carlos I insta al Virrey de Nueva España (México), de quien
dependían las islas occidentales, a que envíe una expedición para establecer
colonias estables en aquellas islas, para el comercio con China y Japón, y para
el aprovisionamiento de especias. Se designa a Lopez de Villalobos como capitán,
y en 1543 arriban a la isla de Leyte. Llamaron a estas islas, Islas Filipinas,
en honor del entonces príncipe Felipe II.
La
expedición no tuvo éxito, debido al hambre, a la presión de los nativos y a los
ataques de los portugueses, que en virtud del Tratado de Zaragoza, reclamaban
el derecho a ocupar aquellas islas.
Por
fin, y bajo el reinado de Felipe II, se envían cinco galeones y 350 hombres, al
mando de Miguel López de Legazpi, con el acompañamiento del agustino Fray
Andrés de Urdaneta. Toman tierra y posesión en 1565, en las islas de Leyte y
Samar, y paulatinamente van creando asentamientos en todas las islas excepto en
Mindanao. Legazpi es nombrado Gobernador y Capitán General de Filipinas,
dejando la cuestión religiosa a los agustinos, dirigidos por Urdaneta.
Legazpi
impulsa el comercio con China, y se establecen asentamientos estables por todo
el territorio, conquistando todas las islas, y fundando Manila en 1570. Manila
se diseña desde España, bajo la estricta vigilancia de Felipe II, dividida en
dos partes: Intramuros, la parte española, obra de Juan de Herrera, arquitecto
de El Escorial y dejando Extramuros, para los indígenas.
Desde
1565 hasta que México alcanza la independencia en 1821, las Filipinas dependen
del Virreinato de Nueva España, pasando desde entonces a depender directamente
de la corona española hasta 1898.
Durante
todo ese período, la administración española tanto local como desde la
metrópoli, está muy ocupada en el comercio y en el tráfico de especias, por lo
que la población indígena queda en manos de las órdenes religiosas, que
cristianizan prácticamente a la totalidad de los nativos. Sin embargo, no se produce una fusión de
razas, como ocurriera en América Latina.
A
finales del siglo XIX, comienza un movimiento independentista, alimentado por
los gobiernos de los Estados Unidos.
Uno
de los héroes nacionales es José Rizal, cirujano oftalmólogo y escritor. Fue
fusilado en 1896 por su empeño en que Filipinas formara parte de España, y
dejara de ser una simple colonia. Parece que en esta condena, tuvieron mucho
que ver algunos miembros destacados de las órdenes religiosas.
Tras
la guerra Hispano Norteamericana, se firma el Tratado de París, por el que
España cede todas sus colonias en America y Asia, incluida Filipinas, a los
Estados Unidos, por un precio de 20 millones de dólares.
La
herencia española, de la que no podemos sentirnos orgullosos, se puede
considerar doble:
-
Una Iglesia católica local (el 70% de los filipinos profesa la religión
católica) con un enorme poder social y político, y ultraconservadora.
-
Algunas palabras “incrustadas” en el idioma oficial, el tagalog (el
inglés, también es lengua oficial). Otras lenguas de uso local, como el cebuano
o visayas, utilizado en Mindanao y otras islas limítrofes, tienen aún más
hispanismos. En Zamboanga del Sur, en la Isla de Mindanao, hay una lengua
local, el chabacano, en la que el 80% de las palabras son españolas.
Los
apellidos de la mayoría de los filipinos son españoles, no por ascendencia,
sino porque se les obligó a ello durante el periodo colonial español.
El
idioma español, apenas lo habla un 3% de la población. En Manila hay un
Instituto Cervantes y un Casino Español. Pero poco queda de la cultura española
en Filipinas.
fuente:
Virlaine España
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