1 de juny 2015

la vaga de tramvies


EL u de març de 1951 es va produir la primera vaga a Barcelona després de la guerra. L'espurna va ser la pujada del bitllet dels tramvies. Es va declarar un boicot i la gent no els agafava anant al seu treball caminant mentre molts manifestaven la seva protesta. La ciutat va ser presa per la policia armada i l'exèrcit. Després de dues setmanes de boicot, es van produir aldarulls on els treballadors van incendiar tramvies. El governador civil va ordenar la intervenció de la Guàrdia Civil i va haver-hi diverses morts. Les protestes es van estendre a tot Espanya, però només van tenir repercussió a Barcelona. El 22 de març es va declarar la Vaga General que va ser seguida per molts treballadors. Aquesta seria l'última vaga del moviment anarquista a Barcelona, ​​encara que el seu inici va ser molt espontani perquè la població portava més d'un decenni suportant unes condicions de vida duríssimes i una fortíssima repressió policial. El moviment va tenir gran repercussió internacional. Finalment el règim,  que ja coquetejava amb els USA, va destituir el governador civil i l'alcalde de Barcelona anul·lant la pujada de preus. La primera victòria dels treballadors des de la guerra.


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“Y de pronto, era como si volviera la guerra.
Antonio aún recordaba las trincheras, las explosiones, los disparos, los del enemigo y los suyos, aunque jamás había apuntado ni tenía la sensación de haber matado a nadie. Y recordaba cuando había caído preso, la cárcel, el miedo, la seguridad de que cada noche sería la última porque lo fusilarían.
Aquellas lágrimas de impotencia.
—¡A la huelga!
—¡Todos!
—¡Pues claro que sí, y si es necesario, a las barricadas!
Parecía que eran las mismas voces, las de Agapito, Eusebio, Leonardo, Restituto, Ricardo. Pero no. Eso era imposible porque ellos estaban muertos. No quedaba nadie. Los había visto caer, a uno en el frente de Aragón, de un disparo, a otro en el Ebro por lo mismo, a otro evaporado al caerle un obús encima, a otro…
—¡No son sólo los tranvías, son las condiciones de trabajo!
—¡Exacto, compañeros! ¡Esto hay que arreglarlo ya!
—¡Basta de explotación!
Se trabajaba muchas horas y en condiciones cada vez más duras, todo estaba muy caro, una escalada de precios que se disparaba de día en día. La única vía de subsistencia a veces era el estraperlo y su inhumana carga para unos salarios siempre en precario. No les quedaban cosas que empeñar. Ya no podían más. La subida de los tranvías era la gota que rebosaba el vaso.
—¡Huelga!
—¡Huelga!
—¡Huelga!
La misma palabra en todas partes.
La primera huelga en la España de Franco.
Y en Barcelona.
—¿Y si vienen a matarnos, con los tanques…?
—¡Coño, Antonio!
—Es que así empezamos en el 36.
—¿Tú con quién luchaste?
—Con la República.
—Yo con los nacionales, ¿ves? ¿Y qué? No se trata de eso, ahora no hay rojos ni azules. Se trata de ganarnos un respeto. Hoy son los tranvías, ¿y mañana? ¡Cada día llegan más compañeros, también es por ellos! ¡Aquí o se va a la huelga o esto estalla! ¿Quieres ver cómo tu familia pasa hambre?
—No.
—Pues a la huelga. Es nuestro derecho. Somos trabajadores.
—Nuestro derecho en la República. Ahora manda Franco.
No había vuelta atrás.
El primer desafío.
¿Qué haría el Generalísimo?
Como si fuera un presagio, empezó a llover.”

Sombras en el tiempo

Jordi Sierra i Fabra

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