EL u de març de 1951 es va produir la primera vaga
a Barcelona després de la guerra. L'espurna va ser la pujada del bitllet dels
tramvies. Es va declarar un boicot i la gent no els agafava anant al seu
treball caminant mentre molts manifestaven la seva protesta. La ciutat va ser
presa per la policia armada i l'exèrcit. Després de dues setmanes de boicot, es
van produir aldarulls on els treballadors van incendiar tramvies. El governador
civil va ordenar la intervenció de la Guàrdia Civil i va haver-hi diverses
morts. Les protestes es van estendre a tot Espanya, però només van tenir
repercussió a Barcelona. El 22 de març es va declarar la Vaga General que va
ser seguida per molts treballadors. Aquesta seria l'última vaga del moviment
anarquista a Barcelona, encara que el seu inici va ser molt espontani perquè
la població portava més d'un decenni suportant unes condicions de vida
duríssimes i una fortíssima repressió policial. El moviment va tenir gran
repercussió internacional. Finalment el règim, que ja coquetejava amb els USA, va destituir
el governador civil i l'alcalde de Barcelona anul·lant la pujada de preus. La
primera victòria dels treballadors des de la guerra.
62
“Y de
pronto, era como si volviera la guerra.
Antonio aún
recordaba las trincheras, las explosiones, los disparos, los del enemigo y los
suyos, aunque jamás había apuntado ni tenía la sensación de haber matado a
nadie. Y recordaba cuando había caído preso, la cárcel, el miedo, la seguridad
de que cada noche sería la última porque lo fusilarían.
Aquellas
lágrimas de impotencia.
—¡A la
huelga!
—¡Todos!
—¡Pues claro
que sí, y si es necesario, a las barricadas!
Parecía que
eran las mismas voces, las de Agapito, Eusebio, Leonardo, Restituto, Ricardo.
Pero no. Eso era imposible porque ellos estaban muertos. No quedaba nadie. Los
había visto caer, a uno en el frente de Aragón, de un disparo, a otro en el
Ebro por lo mismo, a otro evaporado al caerle un obús encima, a otro…
—¡No son
sólo los tranvías, son las condiciones de trabajo!
—¡Exacto,
compañeros! ¡Esto hay que arreglarlo ya!
—¡Basta de
explotación!
Se trabajaba
muchas horas y en condiciones cada vez más duras, todo estaba muy caro, una
escalada de precios que se disparaba de día en día. La única vía de subsistencia
a veces era el estraperlo y su inhumana carga para unos salarios siempre en
precario. No les quedaban cosas que empeñar. Ya no podían más. La subida de los
tranvías era la gota que rebosaba el vaso.
—¡Huelga!
—¡Huelga!
—¡Huelga!
La misma
palabra en todas partes.
La primera
huelga en la España de Franco.
Y en
Barcelona.
—¿Y si
vienen a matarnos, con los tanques…?
—¡Coño,
Antonio!
—Es que así
empezamos en el 36.
—¿Tú con
quién luchaste?
—Con la
República.
—Yo con los
nacionales, ¿ves? ¿Y qué? No se trata de eso, ahora no hay rojos ni azules. Se
trata de ganarnos un respeto. Hoy son los tranvías, ¿y mañana? ¡Cada día llegan
más compañeros, también es por ellos! ¡Aquí o se va a la huelga o esto estalla!
¿Quieres ver cómo tu familia pasa hambre?
—No.
—Pues a la
huelga. Es nuestro derecho. Somos trabajadores.
—Nuestro
derecho en la República. Ahora manda Franco.
No había
vuelta atrás.
El primer
desafío.
¿Qué haría
el Generalísimo?
Como si
fuera un presagio, empezó a llover.”
Sombras en
el tiempo
Jordi Sierra
i Fabra
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada