los últimos días de numancia, 1880; de Alejo Vera 432x317 cms. Puede verse en la Diputación de Soria |
La mañana del
domingo la dedicamos a recorrer el yacimiento celtibérico de Numancia.
Situada en el Cerro
de la Muela de Garray, el enclave es
un punto estratégico delimitado por las montañas del Sistema Ibérico, desde el
Pico de Urbión hasta el Moncayo, y rodeado por el río Duero y su afluente, el
río Merdancho. La ocupación inicial data del Calcolítico o comienzos de la Edad
del Bronce, (entre el 1800 a. C.-1700 a. C.). En el año 153 a. C. tiene lugar un
conflicto grave con Roma, ya que Numancia dejó entrar en la ciudad a unos
fugitivos de la tribu de los bellos, procedentes de la ciudad de Segeda, en el enfrentamiento los
numantinos consiguieron derrotar a un ejército de 30.000 soldados capitaneados
por el cónsul Quinto Fulvio Nobilior.
El conflicto con
Roma perduró, más o menos intensamente, durante veinte años, durante los
cuales, en cada enfrentamiento, los numantinos repelían los ataques romanos. En
el año 134 a. C., el Senado romano confirió a Publio Cornelio Escipión Emiliano El Africano Menor la labor de
destruir Numancia. Escipión evitó el enfrentamiento directo y puso sitio a la
ciudad levantando un cerco de nueve kilómetros apoyado por torres, fosos y
empalizadas. Tras trece meses de hambruna y enfermedades, agotados sus víveres,
los numantinos decidieron poner fin al cerco en el verano del año 133 a. C.
Algunos de ellos se entregaron como esclavos a Roma, mientras la gran mayoría
decidió suicidarse como individuos libres.
Tras ser arrasada la
ciudad, Roma la reconstruyó. En el siglo III inicia una lenta decadencia.
La actitud de los
numantinos impactó de tal manera en la conciencia de los romanos, que éstos a
su vez se sintieron conquistados por la causa numantina, como lo demuestra el
hecho de que sea la ciudad celtibérica más citada por los escritores romanos ,
destacando la detallada información proporcionada por Apiano Alejandrino, que se informó en Polibio, amigo de Escipión y testigo presencial del cerco y
destrucción de la ciudad.
También nombran
Numancia Estrabón, Mela, Plinio,
Ptolomeo, el Itinerario de Antonino
de época del Imperio Romano, y el Anónimo
de Rávena del siglo VII. Su resistencia y final heroico será glosada hasta
la exaltación, elevando el comportamiento de los numantinos a gesta heroica y
proporcionándole de esta manera una dimensión universal. Además, el que ya era mito,
será incorporado a la tradición cristiana por autores, como San Agustín y Paulo Orosio, en la búsqueda de valores a imitar.
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