Tras despedirnos del singular lugar donde hemos
descansado estos dos días, nos dirigimos
al último punto de nuestra ruta: visitaremos la ciudad de Tarazona, ya en tierras
zaragozanas, a los pies del Moncayo.
despedida de Valdelavilla |
Tarazona atesora un importante patrimonio, testigo
de la importancia que tuvo la ciudad desde época romana. Además de urbanismo medieval, palacios
renacentistas, e iglesias y conventos de diferentes épocas y estilos
arquitectónicos, cuenta con edificios singulares como el Palacio
Episcopal, la Plaza de Toros Vieja,
el Teatro Bellas Artes, la antigua lonja hoy Casa Consistorial, y
edificios industriales como la estación de tren y fábricas de principios del s.
XX. Pero, por encima de todos ellos, destaca la Catedral de Sta. María de la
Huerta, donde conviven el más puro gótico francés, el arte mudéjar y elementos
renacentistas únicos en Europa, lo que he llevado a renombrar este edificio
único como la capilla Sixtina del renacimiento español.
Abandonada durante decenios, ha sufrido una
profunda restauración, inacabada a fecha de hoy, a lo largo de casi 30 años.
Atravesada por el río Queiles, cuyas aguas curaron
al emperador Augusto en su estancia en la ciudad en el siglo I, la dilatada
historia de la ciudad arranca en el siglo IV a. C. con la fundación de Turiazu
por los celtíberos, pasando a ser romanizada en el siglo I a. C. como Turiaso y
adquiriendo el título de sede episcopal probablemente en el siglo V. Todo ello
ha dejado un importante patrimonio material e inmaterial que hace que en la
ciudad se respire todavía la influencia de las culturas cristiana, musulmana y
judía, de las luchas fronterizas entre reinos, y del arte mudéjar, renacentista
y barroco.
Tarazona tiene infinitas posibilidades de visita,
el paseo por la ciudad puede convertirse en una ruta temática del Mudéjar, de
la Judería, del Renacimiento, de la Ciudad conventual, del Barroco o del
Patrimonio Industrial; así como reseguir la huella de artistas como Pietro
Morone, Ignacio Zuloaga o Gustavo Adolfo Bécquer.
“Tarazona es una
ciudad pequeña y antigua; más lejos del movimiento que Tudela, no se nota en
ella el mismo adelanto, pero tiene un carácter más original y artístico.
Cruzando sus calles con arquillos y retablos, con caserones de piedra llenos de
escudos y timbres heráldicos, con altas rejas de hierro de labor exquisita y
extraña, hay momentos en que se cree uno transportado a Toledo, la ciudad
histórica por excelencia.”
Gustavo
Adolfo Bécquer
Carta
primera (Monasterio de Veruela, 1864)
Desde mi
celda, cartas literarias
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