21 d’oct. 2006

Lectura de Noviembre (EL TEMA)


LA VEJEZ

Las etapas en que se distribuye el ciclo vital de un individuo no han sido homogéneas a lo largo de la historia o de las diversas culturas. En términos generales, las sociedades han contemplado, hasta hace unas pocas décadas, la adolescencia y la juventud como unas etapas de tránsito hacia una edad adulta de desarrollo y madurez. En este mismo sentido, la vejez era considerada como fuente de experiencia y conocimiento para las nuevas generaciones.

El “desprestigio” de la vejez lo podemos datar en el siglo XIX, en plena revolución industrial: desaparece paulatinamente la familia extensa en favor de la nuclear, proceso que rompe las antiguas estrategias de solidaridad familiar; paralelamente adquiere gran prestigio en el ámbito social y cultural la idea de “modernidad”, de “novedad” frente a lo antiguo, a lo tradicional. Esta tendencia se ha acelerado a partir del fin de la Segunda Guerra Mundia: se observa una paulatina “infantilización” o culto a la juventud en la sociedad en su conjunto. A este fenómeno han coadyuvado las empresas y los medios de comunicación que, en su afán por conquistar el mercado del “baby boom”, han creado un modelo de vida y de conducta en el que priman las imágenes de juventud, lozanía, última moda, etcétera. Este proceso, que se inició en los años sesenta del siglo XX, no ha dejado de crecer hasta nuestros días. Asimismo, los acelerados avances técnicos y científicos priman lo nuevo, el estar a la última en tecnología. Todos estos cambios sociales han desembocado en que términos como viejo, vejez, antiguo, experiencia, madurez, hayan caído en un desprestigio total en nuestras sociedades contemporáneas.
El resultado final es la creciente marginación de la vejez.


LA ESPERANZA DE VIDA

En nuestras sociedades occidentales la esperanza de vida ha aumentado enormemente en la última centuria. En España ,y para el año 2005, la esperanza de vida al nacer era de 77,2 años para los hombres y de 83,7 años para las mujeres. Este fenómeno, creciente, lleva aparejado uno de los problemas al que se habrán de enfrentar nuestras sociedades: el estado de salud y los ingresos de las personas ancianas.

En general, hoy en día la salud de las personas mayores es mejor que la de generaciones anteriores, pero el alto coste de los tratamientos de las enfermedades crónicas y el incremento exponencial de los gastos sanitarios ponen en duda la viabilidad de una sanidad universal.
El segundo problema de las personas mayores es el nivel de ingresos y el bienestar económico. Dado que la mayoría de las personas mayores ya no trabajan, necesitan disponer de algún tipo de ayuda económica. El mantenimiento de un sistema de pensiones justas y suficientes también está puesto en cuestión por la previsible quiebra del sistema a partir del 2.020-2.025 si no se garantiza un crecimiento de la población activa sea vía crecimiento vegetativo, que no se da en estos momentos, o vía inmigración.


LA FEMINIZACIÓN DE LA VEJEZ
SOLEDAD Y POBREZA

A 1 de enero de 2006 44.395.286 personas habitan España, de ellas, 4.315.762 son mujeres mayores de 65 años (casi el 10% de la población total).

Este es el primer rasgo de las mujeres ancianas, la supervivencia femenina; esta característica lleva aparejada que la mitad de las mujeres de más de 65 años sean viudas, frente al 20% de los hombres, pero como sólo el 20% de las personas mayores vive en el hogar de un hijo/a adulto (mayoritariamente personas muy mayores o que tienen graves problemas de salud) y un 5% en instituciones como hospitales o residencias, debemos deducir que la mayoría de mujeres mayores de 65 años viven en soledad Otra característica de las ancianas solitarias de nuestros días es su bajo nivel de instrucción, lo que dificulta enormemente su acceso a los servicios y la información. Y el tercer elemento determinante de esta realidad oculta, es el económico: la vida laboral de la mayoría de estas mujeres ha sido en el hogar. Fuera de él, lo ha sido, bien en la economía sumergida, lo cual conlleva que no han podido acceder a una pensión, o en trabajos a tiempo parcial o mal remunerados , lo que ha dado lugar a unas pensiones inferiores a la de los hombres. El resultado final es que la mayoría de estas mujeres viven por debajo del umbral de la pobreza.
Podeís encontrar más información en el Portal Mayores del Imserso, en la Web del Departament de Benestar i Familia (Prodep, persones ams dependència), y para el tema de la feminización de la vejez este trabajo.

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