El proper
dissabte 27 de maig, a les 19 hores i al
Centre Cívic de Montflorit, Vespres Literaris organitza la presentació, amb
la presència del propi autor, del llibre " Catálogo de decisiones y fragilidades ", del periodista i guionista cerdanyolenc Toni Álvaro.
Reproduïm un segon fragment del llibre:
José
Antonio Alonso Alcalde
Fin de semana en Foix, en el Ariège. Durante la II
Guerra Mundial un puñado de republicanos españoles, la mayoría comunistas,
liberaron Foix y el Ariège de las fuerzas de ocupación nazis. Hoy, en una
habitación de hotel de Foix, una mujer y un hombre liberan sus cuerpos de ropa
y los envuelven en una sola piel. Lo hacen, en buena parte, gracias a la lucha
de aquellos republicanos españoles.
El grupo de guerrilleros españoles que liberó Foix
y el Ariège lo encabezaba José Antonio Alonso Alcalde, el comandante Robert, un
asturiano emigrado a Catalunya que a los 17 años, edad de echarse novia, se
echó un fusil al hombro para acabar en el frente en la batalla del Segre. Lo
hacía, en buena parte, para poder desnudarse frente a una mujer, y libres
fundirse en una patria de caricias.
José Antonio Alonso cruzó los Pirineos a pie un 19
de febrero de 1939 para ser encerrado en el campo de concentración de
Septfonds. Luego vinieron varios batallones de trabajo y varias fugas,
incluyendo una del tren que le llevaba a Mauthausen. Vía Partido Comunista
francés se integra en la Resistencia, en el Ariège. El grupo de José Antonio,
siete republicanos españoles, empieza la guerra contra los alemanes con 2
pistolas y 6 granadas. Acabarán formando la III Brigada de Guerrilleros
Españoles, unos 300 hombres dedicados a tareas de sabotaje y hostigamiento. Dos
cuerpos desnudos brindan hoy su fragilidad, orgullosos de años y cicatrices.
Contienen muertes ajenas que los hacen bellos en sus imperfecciones y hacen de
los gemidos una oración de agradecimiento.
El 19 de agosto de 1944, los guerrilleros
comunistas al mando de José Antonio, comandante Robert, se bajan de la montaña
y liberan Foix tras duros combates con la Wermacht. Unidos a otros grupos de
guerrilleros españoles liberaron el Ariège. No luchaban o morían por un país, o
por una bandera, lo hacían para ahuyentar el miedo, ese miedo que sacan a
pasear cada mañana los señores de la guerra que nos gobiernan y no soportan que
dos cuerpos se amen.
Hoy ahuyentamos el miedo tapándonos con las
sábanas hasta la cabeza, encendiendo nuestras bocas que se buscan para
condecorarnos a dentelladas furiosamente tiernas. La ternura y los abrazos de
la gente del Ariège fueron las mejores condecoraciones que se llevó José
Antonio Alonso, el último de los guerrilleros españoles que combatieron al
fascismo en Francia, muerto el 16 de diciembre de 2015. Las otras, la Legión de
Honor, la condecoración del Senado francés, todas las que tenía en su modesto
hogar, en el fondo, no eran más que bisutería.
José Antonio Alonso Alcalde, comandante Robert,
pudo decir con orgullo que murió sin ser súbdito del rey de España. En esta
habitación de hotel, una mujer y un hombre sólo son súbditos de su deseo y
proclaman sus cuerpos inviolable reducto de soberanía. Y porque no hay en la
tierra, todavía, nada que sea tan dulce como una habitación para dos, si es
tuya y mía, damos las gracias un día más a los muertos de nuestra felicidad.
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