El proper
dissabte 27 de maig, a les 19 hores i al
Centre Cívic de Montflorit, Vespres Literaris organitza la presentació, amb
la presència del propi autor, del llibre " Catálogo de decisiones y fragilidades ", del periodista i guionista cerdanyolenc Toni Álvaro.
Reproduïm un tercer fragment del llibre:
Gladys del Estal
"En primavera de 1979 el núcleo del segundo reactor
de la central nuclear de Three Mile Island, Harrisburg, Pennsylvania, había
sufrido una fusión parcial y la gestión del accidente por el Homer Simpson de
turno hizo el resto. Ahí andábamos un grupo de amigos con nuestros folletos y
chapas de ¿Nuclear? ¡No, gracias!, intentando convencer a una pareja de
pastores mormones sobre el deber de construir el paraíso en la Tierra.
En fin. Éramos capitanes de quince años y aún
teníamos la mirada transparente, como el aire que queríamos respirar.
Francamente, no sabíamos mucho sobre fusiones y fisiones nucleares. Tampoco
sabíamos mucho sobre Gladys del Estal. Sólo que tenía 22 años cuando la
mataron. Y que la mataron por protestar contra la energía nuclear, armada sólo
con una mirada transparente.
Gladys estudiaba Química en la Universidad y era
miembro del Grupo Ecologista de Eguía y de los Comités Antinucleares de
Euskadi. El 3 de junio de 1979, mientras la central de Harrisburg aún humea
futuras leucemias, se bajan a Tudela para una Jornada Internacional contra la
Energía Nuclear y protestar contra el Plan Energético Nacional y, ya de paso,
contra el Polígono de tiro de las Bardenas.
La jornada tiene todos los permisos gubernativos
habidos y por haber y va transcurriendo sin incidentes en una Tudela tomada por
la Policía Nacional y con todos los accesos cortados por la Guardia Civil.
Después de la comida, con ligero retraso, empieza el mitin. Aunque hay permiso
hasta las 17 horas, a las 16'15 horas aparece la policía y exige la disolución
de la concentración.
Mientras se intenta aclarar el desfase horario que
parece sufrir la policía, suena el silbato y empieza la carga. Pelotas de goma
y botes de humo caen sobre los concentrados y cunde el pánico. Finalmente, la
intercesión de un diputado foral consigue detener la violencia a cambio de que
los presentes abandonen Tudela.
La muchedumbre marcha ordenadamente hacia las
afueras entre un pasillo formado por las fuerzas policiales. Van cruzando el
puente sobre el Ebro camino de la zona de estacionamiento donde han aparcado
autobuses y coches. Un grupo de jóvenes, entre los que está Gladys, deciden
hacer una sentada, la protesta pacífica por excelencia. La Guardia Civil no
está para sentadas ni pacifismo y los obliga a levantarse a golpes y
empellones.
El guardia civil José Martínez Salas le dirige un
comentario obsceno a Gladys, que responde con un insulto. Martínez Salas
dialoga como mejor sabe. Le propina un culatazo con su subfusil Z-70 en los
riñones. Gladys cae de bruces al suelo. Cuando intenta levantarse, Martínez
Salas se acerca y le pega un tiro en la nuca. El médico que certifica la muerte
de Gladys del Estal habla de tiro de gracia.
El asesino de Gladys fue juzgado y declarado autor
responsable de un delito de imprudencia temeraria, con resultado de muerte. Le
condenaron a 18 meses de cárcel que no cumplió y en 1992 fue condecorado con la
Cruz del Mérito Militar por el alcalde del PSOE de Tudela.
El asesinato impune de Gladys nos cambió la
mirada, se le puso al fondo como un poso de tristeza. La mirada transparente de
Gladys sigue ahí, su nombre vive en un parque donostiarra y esa tímida sonrisa
nos recuerda que, pese a todo, el sol, la fuente de vida que defendía, sigue
saliendo cada día.
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