Marie Curie |
“Como no he tenido hijos, lo más importante que me ha sucedido en la
vida son mis muertos, y con ello me
refiero a la muerte de mis seres queridos. ¿Te parece lúgubre, quizá incluso morboso? Yo no lo veo así, antes al contrario: me resulta algo tan
lógico, tan natural, tan cierto. Sólo en los nacimientos y en las muertes se
sale uno del tiempo; la Tierra detiene
su rotación y las trivialidades en las que malgastamos las horas caen sobre el
suelo como polvo de purpurina. Cuando un
niño nace o una persona muere, el
presente se parte por la mitad y te deja atisbar por un instante la grieta de
lo verdadero: monumental, ardiente e
impasible. Nunca se siente uno tan auténtico como bordeando esas fronteras
biológicas: tienes una clara conciencia de estar viviendo algo muy grande. Hace
muchos años, el periodista Iñaki Gabilondo me dijo en una entrevista que la
muerte de su primera mujer, que falleció
muy joven y de cáncer, había sido muy
dura, sí, pero también lo más trascendental que le había
ocurrido. Sus palabras me impresionaron:
de hecho, las recuerdo aún, aunque tengo
una confusa memoria de mosquito. Entonces creí comprender bien lo que quería
decir; pero después de experimentarlo lo
he entendido mejor. No todo es horrible
en la muerte, aunque parezca mentira (me asombro al escucharme decir esto).
Pero éste no es un libro sobre
la muerte.”
La ridícula idea de no volver a verte
Rosa Montero
Seix Barral, 2013
Pág. 9-10
leer el artículo “Cuando Rosa Montero se reflejó en MarieCurie”, de Tereixa Constenla
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