La irlandesa Maggie O'Farrell busca las historias ocultas a simple vista
Su último libro, "The Marriage Portrait", imagina la vida de la chica que se cree que inspiró el famoso poema de Robert Browning "My Last Duchess". A un día de su lanzamiento ya es número 1 en ventas en Estados Unidos.
por Elizabeth Harris
en Clarín
08/09/2022
"Cuando la escritora irlandesa Maggie O'Farrell tenía 6 o 7 años, le encantaba escribir mensajes secretos con jugo de limón y revelarlos tostando el papel sobre una vela. Después, un día, se le prendió fuego la parte de adelante del pelo. "No dejé de hacerlo", dice sobre su afición al jugo de limón. "Aquello me hizo ser un poco más cuidadosa solamente".
O'Farrell siempre se ha sentido atraída por relatos ocultos e historias pasadas por alto, cuenta. Ese interés se ha acentuado especialmente en sus dos novelas más recientes: Hamnet, sobre la esposa y los hijos de Shakespeare, y su último libro, The Marriage Portrait (tentativamente, El retrato de matrimonio), que imagina la vida de la joven de 16 años quien se cree que inspiró el famoso poema de Robert Browning Mi última duquesa. ("He ahí a mi última duquesa pintada en la pared, / con aspecto de estar viva"). "Las historias que se escriben en blanco", dice O'Farrell sobre las narraciones que no se ven, "son las que me interesan".
Maggie O'Farrell, que nació en Irlanda del Norte y vivió la mayor parte de su vida en Gran Bretaña, ha tenido una larga y exitosa carrera allí. The Marriage Portrait, de reciente publicación en Estados Unidos, es su undécimo libro. Pero fue recién Hamnet su primer éxito en ese país, donde ha vendido 560.000 ejemplares; según su agente y su editora, en todo el mundo ha vendido unos 1,6 millones de ejemplares.
El éxito de "Hamnet"
La novela se centra en la muerte del hijo de Shakespeare, Hamnet, que fallece a los 11 años. Al principio de la novela unas notas explican que Hamlet y Hamnet son el mismo nombre, intercambiable en los registros de aquella época y lugar, y que unos cuatro años después de la muerte del hijo, Shakespeare escribió Hamlet.
Considerado uno de los 10 mejores libros de 2020 por The New York Times Book Review, Hamnet es increíblemente absorbente y a veces alegre, aunque trate sobre la muerte de un chico. A muchos lectores los reduce a una mezcla de mocos y lágrimas.
"No pocas personas se acercan a Maggie y le dicen 'Me encantó su libro', y luego describen una experiencia absolutamente horrenda", comenta el marido de O'Farrell, William Sutcliffe, también escritor. "'Fue como un clavo en mi corazón. En cualquier otro ámbito de la vida se podría pensar que Maggie hubiera hecho algo malo".
Hamnet supuso un nuevo punto de partida para O'Farrell. Hasta entonces, había sido una novelista contemporánea de éxito comercial; la mayoría de sus libros han vendido entre 250.000 y 450.000 ejemplares en el Reino Unido y la Commonwealth, según su agente.
"Entonces le dijo a su agente: 'Ok, lo que quiero escribir ahora es una historia sobre un chico de 11 años en la Inglaterra isabelina del cual nadie ha oído hablar y muere de peste'", agrega el marido. "Otro editor o agente podría haberle dicho: 'Olvidate, ¿de qué estás hablando? Pero le dieron la respuesta contraria. Fue: 'Sí, adelante'".
O'Farrell ha tenido la misma editora, Mary-Anne Harrington, y la misma agente, Victoria Hobbs, desde su primer libro. The Marriage Portrait está dedicado a ellas dos. Hamnet lo dedicó "A Will", el marido, pero dice ella que algunos lectores le han insistido en que no, que debía de estar dedicado a Will Shakespeare.
La idea de Hamnet le había estado dando vueltas en la cabeza durante muchos años, recuerda O'Farrell, pero quería esperar hasta que su propio hijo tuviera la edad que tenía Hamnet cuando murió. El hijo bromeaba con que no iba a tener fiesta de cumpleaños ese año porque Maggie iba a estar encerrada escribiendo. (Tuvo su fiesta; fue de esas con cama elástica). Ahora el muchacho anda por los 19 años. O'Farrell también tiene dos hijas, de 13 y de 10.
El origen
La idea de The Marriage Portrait, por el contrario, surgió como una ola que se estrelló contra ella. Era febrero de 2020 y Maggie había llegado inusualmente temprano, dice, para recoger a su hija mayor de un encuentro para jugar, el último, como terminó ocurriendo, antes del aislamiento por COVID.
Ella esperaba sentada en su auto, escribiendo en su diario sobre los monólogos dramáticos de Browning. (Es una lectora veloz y voraz, ayudada por el hecho de ser además insomne. Dice el marido que habitualmente él lee cuatro páginas, se duerme y al despertarse descubre que ella ha terminado un libro entero). O'Farrell empezó a preguntarse si el más famoso de los monólogos de Browning, Mi última duquesa, estaría basado en una persona real.
Maggie se describe usuaria tardía de la tecnología, que utiliza los teléfonos inteligentes que le regala el hijo hasta que se le mueren, de modo que cuando sacó el celular para buscar a la duquesa, la información le apareció de manera torpe y lenta. Pero, parte por parte, empezó a cargarse un retrato de Lucrecia de Medici, casada con el duque de Ferrara a mediados del siglo XVI, cuando era una adolescente.
"Pude ver el tocado, luego pude verle las cejas, y después, de a poco, los ojos", evoca la autora. En el momento en que vio el retrato entero, pensó: "Este es mi próximo libro". "Todo lo que yo quería era descorrer el telón y decir: 'Ok, de acuerdo. Es tu turno de hablar. ¿Qué historia vas a contar?'".
La novela sigue a Lucrecia, hija de un poderoso duque. Es una joven entusiasta a la que le gusta pintar y que no encaja cómodamente en las expectativas que le impone su familia. La casan con el duque de Ferrara, un hombre que no conoce, bastante mayor que ella.
El libro comienza justo cuando la joven duquesa se da cuenta de que su marido quiere matarla.
"Una de las cosas que atraviesa toda su obra es que Maggie se relaciona íntimamente con el terror mortal", afirma Jordan Pavlin, editor jefe del grupo Knopf Doubleday, que edita y publica a O'Farrell en Estados Unidos. "Esto da a toda su obra sensación de urgencia, esa conciencia de lo delgada que es la membrana entre la vida y la muerte".
En ninguna parte esto es más cierto que en las memorias de Maggie O'Farrell, Sigo aquí, que trata de 17 roces con la muerte. Entre ellos, un terrible ataque de encefalitis cuando ella tenía 8 años que la dejó parcialmente paralizada durante un año, y el encuentro en una ruta de senderismo aislada cuando tenía 18 años con un hombre que días después mató a una joven en el mismo lugar. El último capítulo se centra en las alergias que amenazan la vida de su hija mayor y en el increíble compendio de riesgos que la escritora debe analizar cada vez que esa hija sale de casa.
Persona reservada
O'Farrell y quienes la conocen bien dicen que es una persona increíblemente reservada; Maggie bromea diciendo que si le dice al marido que va a salir y él pregunta adónde, le contesta "¡No te quiero decir!" aunque sólo vaya a una oficina de correo. Así que escribió Sigo aquí bajo contrato por 1 libra esterlina, lo cual implicaba que no tendría que reintegrar ningún anticipo grande si decidía no publicar nunca el libro.
En Gran Bretaña generalmente hay que depositar una moneda de 1 libra para usar un carrito del supermercado, y Maggie cuenta que les envió una foto de un carrito alquilado a su editora y a su agente con una nota en la que se leía: "Me gasté el anticipo".
Tampoco le gusta hablar de sus trabajos mientras los escribe. Incluso el marido, a lo sumo, llega apenas a conocer una ambientación muy vaga del último libro que ella desarrolla, velo de confidencialidad que le asegura tener ojos frescos para cuando se acerque al proyecto como primer lector. Hace poco, dice Maggie, empezó a escribir algo nuevo, que su marido intuyó. Ella le dijo que no quería hablar del tema.
La hija de 13 años también se dio cuenta.
"La encontré merodeando fuera de mi estudio de escritura", observó O'Farrell acerca del invernadero reconstruido en el patio trasero de su casa en Edimburgo, Escocia. Bajando la voz a un susurro, la hija le dijo: "Ya sé que empezaste, pero no se lo voy a contar a nadie".
©The New York Times
Traducción: Román García Azcárate
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