19 de gen. 2013

Philip Roth i Newark

carrer de Newark, Nova Jersey, anys trenta



"Sacha Verna- En La conjura contra América elabora un retrato muy preciso del Newark de los años 30 y 40. ¿Regresó usted para esta novela al lugar de su infancia para refrescarse la memoria?

Philip Roth- Siempre he vuelto a visitar Newark a lo largo de los años. Se dio la feliz coincidencia de que la revista suiza Du quisiera dedicarme un número. Aquella gente quería ver la casa donde nací, así que organizamos una excursión de un día a Newark. Era julio y hacía un calor infernal. Newark es hoy una de las zonas más peligrosas de América. Pero la calle en la que crecí volvió a ser habitable gracias al dinero del Estado. Está casi igual que durante mi infancia.

S.V. -¿Y la casa?

P.R. -Llamamos y le pregunté a la inquilina si me daba permiso para ver el piso en el que crecí, que significaba mucho para mí. Fue muy, muy amable. Dijo que sí. Avisó al hombre que ahora vive en el piso y pude entrar. Se lo digo: fue uno de los momentos más bellos de mi vida. El piso estaba como lo recordaba: el suelo de parque, el rincón, sobre cuyo suelo caía la luz del sol. La capa de pintura de las paredes, que es demasiado gruesa porque se pintaron con excesiva frecuencia. De repente, todo volvía a estar allí. Aquello no me bastaba en absoluto, e incluso pregunté si podía abrir armarios. Pero ahora veía a mi madre otra vez delante de mí, cómo trasteaba allí dentro. No me quería ir de ninguna manera y buscaba todas las excusas imaginables para quedarme un rato más. Le habría pagado con mucho gusto al inquilino del piso y me habría mudado al momento. Nuestro alquiler ascendía a 48 dólares y supuse que el inquilino ahora no debía de pagar mucho más. Fue una experiencia espectacular.

S.V. -Así que ¿pudo usted disponer de amplios recursos para La conjura contra América?

P.R. -Lo veía todo muy claro. Una única oportunidad para escribir esta novela. Todo suena muy sentimental, pero no creo haber transfigurado el lugar de mi infancia o mi propia infancia. Crecí realmente muy protegido. Vivíamos en un barrio estupendo, un barrio de trabajadores con buenas escuelas y vecinos amables. Tenía amigos increíbles y la vida de la comunidad judía -en esta zona de Newark prácticamente sólo vivían judíos- era enormemente rica. Hubo la guerra, por supuesto, pero como todos los que me rodeaban se portaban tan admirablemente, de niños jamás tuvimos miedo de verdad.

S.V. -Sin embargo, el Philip de su novela se siente tan desesperado en dos ocasiones que intenta escapar. ¿Más tarde no se atrevió usted nunca a hacerlo?

P.R. -No. Yo era un jovencito amable, a quien le gustaba su casa, su cocina, su madre y su cama. Aún me gustaría tener todo aquello. No, nunca pensé en escaparme. Pero cuando terminé el instituto estaba decidido a dejar aquella pequeña comunidad, como la mayoría de jóvenes. Durante un año estuve en el colegio de Newark por motivos económicos. Después fui a un colegio en Pensilvania, y aquello fue el principio de mi independencia. Tenía una curiosidad inaudita y empecé a leer libros en serio. Sabía que Estados Unidos ofrecía algo más que la comodidad de Newark. De Pensilvania me fui a Chicago para seguir estudiando, luego me enrolé en el ejército, más tarde partí hacia Italia con una beca, hasta que al final aterricé en Connecticut. Lo que quería decir: nunca tuve la intención de romper la relación con mi familia o con mi pasado. Quería marcharme, pero por curiosidad, no por despecho.

S.V. -No ha vuelto a vivir jamás en Newark.

P.R. -Lo gracioso es que dejé mi casa para salir por el mundo, y después he pasado el resto de mi vida escribiendo sobre mi casa."

fragment de l'entrevista realitzada a Philip Roth per Sacha Verna per a "El Cultural" (www.elcultural.es)


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