7 de juny 2013

memòria d'un temps de fam

El miércoles pasado asistimos, en el Museo i Pobalt Ibèric de Ca n’Oliver,  a la conferencia del historiador Josep Lluís Negrerira “Memòria d’un temps de fam”, en la que también intervinieron testigos directos de aquella época.

La memoria colectiva se nutre de infinidad de memorias individuales; así, una alegre anciana, decimotercera descendiente de una familia  andaluza, que vino a cuidar a su madre, aún  recuerda el ahogo  y la falta de luz que sintió al bajar en la estación de Francia, en su primer viaje a Barcelona. O la circunspecta descendiente de mineros leoneses, recuerda el duro pan negro que comía y el brazo en alto que le obligaban a sostener en alto, mientras cantaba una canción patriótica, antes de entrar en la escuela.  El electricista murciano narra con qué facilidad cambiaba de trabajo en la Cerdanyola de los años sesenta; y la que fue niña barcelonesa en los años de la inmediata posguerra,  aún hoy recuerda como comían gachas a todas horas o un chusco de pan, breve y duro hecho de harina de altramuces. También recuerda con vivo dolor, como algunas mujeres empapaban, del aceite caído en la tienda del  racionamiento, retales de tela que guardaban en un recipiente para llevar un poco de aceite extra a casa.

La larga posguerra española, pautada por un régimen sectario y vengativo que hizo sufrir hambre, escasez y salarios de miseria a la inmensa mayoría de la población, fue el tiempo de su infancia,  juventud e incipiente madurez.  Vivieron una época donde hubo más obligaciones y trabajos que juegos y alegría. Todos recuerdan que fue un tiempo de tristeza, grisura y miedo, pero también fue la época de su formación como personas, fue su tiempo de jugar,  enamorarse, soñar y luchar por una vida mejor.



Es su testimonio directo de una época oscura y mendaz. Su ejemplo ha de servir para rechazar los actuales movimientos sectarios, autárquicos y claramente fascistas que están ganando terreno en nuestro tejido social europeo: Porque fueron ellos solos, con su lucha y su trabajo,   los que consiguieron dejar atrás tanta grisura y la tristeza. 

No volvamos a cometer los mismos errores impelidos por el miedo o un cobarde conformismo.



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