“El borzoi forma parte del grupo de lebreles cuyos orígenes no se conocen
con exactitud. Existen varias hipótesis relativas a la creación de este potente
perro de aspecto aristocrático. Al parecer, la historia del borzoi está
íntimamente ligada a la de Rusia. En la Edad Media, los habitantes de este país
utilizaban en las partidas de caza señoriales un lebrel de pelo largo y orejas
caídas nacido del cruce entre el Saluki, o lebrel persa, y un perro de pastor
autóctono. Ese perro probablemente siguió evolucionando en el siglo XVIII
gracias a un aporte de sangre greyhound.
Según otra hipótesis, igualmente aceptable, el borzoi habría sido creado en
el siglo XVI. En 1552, Iván el Terrible se apoderó de Kazán, actual capital de
la república autónoma de los tártaros, y desterró a un cierto número de
notables a las regiones de Kostroma y Iaroslavl en el Volga. Allí, los
desterrados habrían cruzado sus lebreles de Asia, casi todos sloughis, con el
laika, una raza de perros de pelo largo, una de cuyas variedades se empleaba en
la caza. Después se pudieron producir otros cruces en los que cada criador
recurría a la sangre que consideraba más adecuada para obtener el modelo que
deseaba. Y habida cuenta de la superficie de Rusia, puede afirmarse que la
homogeneidad obtenida a finales del sigloXVIII es toda una hazaña.
Durante siglos, el borzoi estuvo confinado en el territorio de Rusia.
Algunos pocos ejemplares salían del país de vez en cuando, destinados
generalmente al servicio de los grandes personajes de cada época. Así, en el
siglo XI, Enrique I, rey de Francia, se casó con la hija de Iaroslav el Sabio,
duque de Kiev, y éste les envió como regalo de bodas tres lebreles, uno negro,
otro gris y el tercero leonado. La reina Victoria recibió una pareja de borzois
pero no se interesó mucho por ellos.
Las horas de gloria del borzoi en la Rusia zarista llegaron a su fin a
mediados del siglo pasado. La liberación de los siervos por Alejandro ll en
1861 dio lugar a la venta de grandes fincas. Y los señores dejaron de
interesarse por la caza y el número de jaurías disminuyó considerablemente. La
sublevación campesina de 1871 redujo aún más los efectivos. Ésa fue sin duda la
razón de que en 1873 se fundara la Sociedad imperial para la propagación de la
verdadera caza cuyo objetivo era promover la montería con el borzoi. Dicha
sociedad organizó una gran exposición que, según Boldareff, propietario de una
de las mejores jaurías de la época, acogió ejemplares muy diferentes
procedentes de todas las regiones del país. Con dicho motivo se elaboró un
estándar que le puso al borzoi la denominación oficial de “lebrel peludo de
Rusia”.
Así, los borzois reaparecieron en Rusia poco a poco. Aunque menos numerosos
que antes, eran más hermosos pues, para reconstituir la cría y las jaurías, se
seleccionaron rigurosamente los reproductores gracias a un mejor conocimiento
de las leyes de la genética.
A finales del siglo XIX se introdujeron los primeros borzois en Europa
occidental, un hecho que daría lugar a una nueva modificación del aspecto de la
raza. Los ingleses descubrieron este perro en la exposición del Crystal Palace
de Londres en 1871, y con el propósito de transformarlo un poco, se dedicaron a
su cría y obtuvieron perros mucho menos impresionantes y sobre todo de pelaje
más pobre. Se estaba lejos del fiero borzoi de Rusia cazador de lobos.
Símbolo de la aristocracia y del régimen zarista de Rusia, el borzoi lo
pasó mal tras la revolución de 1917. Pero después los soviéticos revalorizaron
la raza hasta el punto de que en la actualidad el borzoi es el perro nacional
ruso. La explotación racional de los centros de cría, la organización de
exposiciones y sobre todo de pruebas de trabajo, el control efectivo de los
reproductores, la divulgación del empleo de los borzois en la caza de animales
de pelo, todas esas medidas permitieron recuperar la pureza de la raza. En la
actualidad, los borzois apenas cazan el lobo en Rusia. En cambio, se los dedica
a la caza del zorro y de una variedad de liebre de gran tamaño. Los resultados
de los perros se siguen de cerca con objeto de mantener los mejores ejemplares
al nivel más elevado. El borzoi clásico se encuentra principalmente en el norte
de Rusia mientras que en el centro existe una variedad parecida, más resistente
y especializada en la caza de animales de pelo.
En Occidente, el borzoi es esencialmente un perro de compañía aunque
también participa en las carreras en los canódromos.”
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