17 de set. 2017

Shiosai

Gravat de Utagawa Hiroshige (1797 –1858)
“La isla de Utajima sólo tiene unos mil cuatrocientos habitantes, y el perímetro de su costa no llega a los cinco kilómetros.

En dos lugares de la isla los paisajes son de belleza insuperable. Uno es el santuario de Yashino, que está encarado al noroeste y se alza cerca del punto más elevado de la isla. Desde el santuario se abarca un panorama ininterrumpido de la amplia bahía de Ise, y la isla se encuentra en el estrecho que enlaza la bahía con el océano Pacífico. La península de Chita avanza desde el norte, mientras que la península de Atsumi se extiende al nordeste. Al oeste se atisba la línea costera de Tsu, entre los puertos de Uji-Yamada y Yokkaichi.

Si uno sube los doscientos escalones de piedra que conducen al santuario y mira hacia atrás desde el torii, con un león guardián de piedra a cada lado, tiene una visión privilegiada de la bahía de Ise y las costas lejanas que la rodean. En el pasado se alzaban ahí dos pinos cuyas ramas habían sido dobladas y entrelazadas hasta darles la forma de un torii y proporcionaban al paisaje un curioso marco, pero los árboles murieron hace unos años.

En estos momentos el color de las agujas de los pinos circundantes es aún el verde apagado del invierno, pero ya las algas primaverales tiñen de color rojo las aguas cercanas a la orilla del mar. El monzón del noroeste sopla continuamente procedente de Tsu, por lo que todavía hace demasiado frío para disfrutar del panorama.

El santuario de Yashiro está consagrado a Watatsumino-Mikoto, el dios del mar. Es ésta una isla de pescadores, y nada más natural que sus habitantes sean fieles devotos de ese dios. Siempre le rezan para que el mar esté sereno, y cuando se salvan de algún peligro en el mar lo primero que hacen una vez en tierra es una ofrenda votiva en el santuario del dios marino.
Gravat de Utagawa Hiroshige (1797 –1858)

 El santuario posee un tesoro formado por sesenta y seis espejos de bronce. Uno de ellos, del siglo VIII, está decorado con un grabado de granos de uva. Otro es una copia antigua de un espejo chino del período de las Seis Dinastías, de los que no existen más de quince o dieciséis ejemplares en todo Japón; los ciervos y ardillas grabados en el reverso debieron de surgir hace siglos de algún bosque persa, y recorrieron la mitad de la tierra, a través de anchos continentes y mares interminables, hasta que finalmente llegaron aquí, a Utajima, y se quedaron para siempre.

El segundo paisaje más hermoso de la isla es el que se abarca desde el faro, cerca de la cima del monte Higashi, que forma un acantilado en cuya base la corriente del canal de Iroko produce un estrépito incesante. En los días de viento, estos estrechos canales que enlazan la bahía de Ise con el Pacífico están llenos de remolinos. El extremo de la península de Atsumi se proyecta a través del canal, y en su costa rocosa y desolada se alza el pequeño faro, deshabitado, del cabo Irako. Desde el faro de Utajima, en dirección sudeste, se ve el Pacífico, y al nordeste, al otro lado de la bahía de Atsumi y más allá de las cadenas montañosas, a veces se vislumbra el monte Fuji, por ejemplo al amanecer, cuando el viento del oeste sopla con fuerza.”
El rumor del oleaje (Shiosai)
Yukio Mishima
Traducción: Keiko Takahashi y Jordi Fibla
Alianza Editorial, 2003
Pág. 11-13


Shiosai es el títol d’una pel·lícula japonesa de l’any 1954, basada en la obra homònima de Yukio Mishima.  

Dirigida per Senkichi Taniguchi , el guió està firmat per  Shin'ichirô Nakamura i pel mateix director, i interpretada per  Akira Kubo,  Sadako Sawamura i  Minoru Takashima en els papers principals.  





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