“Yo voy, tú vas, él va”, el
muro que nunca cayó
por Mercedes Monmany
ABC, 07/09/2018
“Una de las mejores autoras en lengua alemana
actuales, Jenny Erpenbeck (Berlín, 1967),
con tres novelas publicadas y dos libros de cuentos, se ha dedicado sobre todo
al teatro, llevando a cabo numerosas producciones operísticas y trabajando con
grandes autores como Heiner Müller.
Nieta de una conocida escritora y periodista, Hedda Zinner, fundadora de cabarets en los años 30 del siglo pasado,
Erpenbeck creció en la República Democrática
Alemana. Galardonada con numerosos
premios, entre ellos el Strega Europeo de 2017, su nueva novela, Yo voy, tú vas, él va, fue nominada
para el Man Booker Internacional de este año. Avalada de forma unánime por la
crítica tanto anglosajona como alemana, la suya se trata de una excelente y
casi se podría decir que muy necesaria obra. Una novela que toca uno de los
principales temas y encrucijadas morales -por no decir el principal- de
nuestros días. Una catástrofe humanitaria que muchos aún no quieren asumir. Se
trata de la llegada -desde Ghana, Níger, Libia...- imparable, desesperada, de
miles de emigrantes y refugiados a una Europa bloqueada tanto físicamente, en
cuanto a sus fronteras, como mentalmente.
Un drama que desde los comienzos de la humanidad
jamás se ha interrumpido, como se nos recuerda sin cesar en esta novela
protagonizada por un antiguo profesor de literaturas clásicas. Paradójicamente,
se trata de un tema que ha dejado hasta el momento escasos rastros literarios
-mencionables por su calidad- aparte de una gran profusión de estudios y
artículos de carácter sociológico y político. Si el recurso a provocar
emociones y reflexiones viscerales, en el caso de Houellebecq y su libro Sumisión,
apuntaba sobre todo a la paranoia y el pánico, en el caso de la excelente,
precisa, a ratos poética, documentada y nada manipuladora prosa y tapiz de
historias encadenadas con numerosos protagonistas en cada una de ellas de
Erpenbeck, apunta a la responsabilidad y la conciencia.
En ningún momento se banaliza ni se amañan
artísticamente supuestas y fáciles conclusiones. Por el contrario, el tema
central de la migración de seres humanos en nuestra época va tomando cuerpo
vigorosamente, desde numerosas perspectivas, incluso la de lecturas de
clásicos, conforme avanza el relato. Un relato que adquiere el tono emocionante
de un bildungsroma, la novela de
aprendizaje de un personaje cuyo crecimiento corre paralelo a las acciones que
se narran.
Lo que aborda en esta nada usual novela es la
capacidad de apertura al conocimiento y a la comprensión. La posibilidad de
adquisición de nuevas perspectivas e ideas sobre la realidad conocida.
Actitudes morales y éticas responsables, se trate de la edad que se trate. Como
se apunta en la obra: «La comprensión no es un camino, más bien un estado».”
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