13 d’ag. 2023

sender, obres 1

 



Imán

Ramón J. Sender

Austral Editorial,  (1930) 2021

400 páginas





Imán

por Guzmán Urrero Peña
en Centro Virtual Cervantes


"A efectos escolares, suele destacarse Imán como la primera novela publicada por Sender (Madrid, Cenit, 1930) y como una eficaz introducción a la narrativa del escritor. Sin duda, no es un mal camino para adentrarse en el universo senderiano y en las principales inflexiones de su pensamiento. Desde una perspectiva escalofriante, la obra examina la guerra de Marruecos, extrayendo de la tragedia sus propias conclusiones acerca de la condición humana (conclusiones devastadoras, manejadas con profundidad). Para facilitar el ingreso del lector en este infierno, surge la figura arquetípica de Viance, el joven aragonés que asiste al desastre de Annual y encara la definición última de la barbarie en una sucesión dinámica de sucesos, acumulados de acuerdo a un protocolo que cabría llamar posmoderno.

De hecho, esta es una creación que no encaja en moldes precisos y que aferra lo fugitivo asociando códigos, jugando a la ambigüedad mediante cambios de tiempo y enfoque. Decisión idónea, si se quiere, para captar el caos iniciado en la guerra. Aplicado al libro de Sender, este enfoque estructural revela una audacia literaria que sobresale aún más si se sitúa en el contexto de su época.

El joven escritor rehuye todo preciosismo y consigue un tono sobrio, sostenido. Por esta línea de tersura, el texto se escora hacia a un ritmo que crece en dinamismo y acentúa las sensaciones de un ambiente hostil, siempre por inventarse, descrito con el impresionismo que éste exige, tanto en la anécdota como en su clave moral (altruismo frente a egoísmo) y metafísica.

La constante producción de imágenes se vuelve fragmentaria. Hay que observar, no obstante, el admirable orden literario con que se interpolan y yuxtaponen los cuadros. A ello se refiere Marcelino C. Peñuelas cuando destaca que «los cuadros o estampas en que la novela está dividida muestran un logrado sentido de síntesis. El autor incluye en cada estampa sólo lo significativo, lo sugeridor, orientado siempre hacia la unidad de estructura y de sentido. Los diálogos intercalados entre las sobrias descripciones, son asimismo insinuantemente sugerentes. En ocasiones surge un humor acre que con tintes de inocencia acentúa la tragedia. Muchas estampas terminan con una breve frase de algún personaje que resume —de forma indirecta, a veces elípticamente— el ambiente físico del lugar y el estado de ánimo del momento» (Prólogo a Imán, Destino, 1988, pp. 21-13).

Situada del lado del verismo, la expresión estética que contiene la novela de Sender delata una posición testimonial, donde lo novelesco se pone en boca de personas que sufrieron aquellos episodios y conocieron su magnitud. Ya desde un aspecto crítico se han advertido notas de reportaje en el texto ordenado por el aragonés. En todo momento, el autor parece dosificar ese torrentoso material que ha recogido como testigo del desastre, eco de una desventura colectiva, múltiple, que halla su fórmula ideal en la ya citada ambigüedad del enfoque.

Así lo revelan las líneas que Sender escribió para presentar la primera edición del año 1930: «La imaginación ha tenido bien poco —nada, en verdad— que hacer. Cualquiera de los doscientos mil soldados que desde 1920 a 1925 desfilaron por allá podía firmarlas [estas notas]. Y desde luego su protagonista se puede “comprobar” en la mayor parte de los obreros y campesinos que fueron allá sin ideas propias, obedeciendo un impulso ajeno y admirando a los héroes que salen retratados en los periódicos»."

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