El lugar de un hombre
Ramón J. Sender
(1939) Destino, 1997
192 páginas
por Javier Barreiro
Centro Virtual Cervantes
"Publicada en su primera versión (1939), con el título de El lugar del hombre, por la editorial Quetzal, fundada por Sender al llegar a México, la obra debía haber sido terminada poco antes de su exilio, aunque el autor había recogido materiales para ella desde hacía varios años. La novela se basa en un hecho histórico: la vuelta en 1926 a su pueblo de un hombre por cuyo asesinato se condenó a dos inocentes, que habían terminado por reconocer el inexistente crimen debido a las brutales torturas infligidas por la guardia civil consentidas por la maquinaria judicial, y que, desde 1910, fecha de su detención, habían pasado largos años en el penal. Desde entonces este asunto, que causó honda conmoción en el país y sobre el que Sender había publicado una serie de reportajes para el El Sol en marzo de 1926, se conoció como "El crimen de Cuenca".
El narrador ligó estos hechos con otro que se dio durante su niñez en Aragón: el de la desaparición de un hombre marginado y miserable, que huyó de su aldea natal al campo, al verse despreciado y anulado por sus convecinos.
Sender, sin embargo, no se limita al relato de los hechos sino que incorpora otros materiales integrando también muchas de las obsesiones de su intensa peripecia personal, con lo que la obra multiplica sus niveles de significado: la preocupación social, que había convertido al novelista en el principal representante de esta tendencia durante los años treinta y que aquí toma la forma de una exacta denuncia del caciquismo; la omnipresencia de las raíces de su niñez rural aragonesa, con su paisaje natural y humano; el trasfondo de la división del país en dos bandos irreconciliables, con la metáfora latente de la guerra civil; el elemento existencial, tan presente en toda la producción senderiana y que durante toda la década de los cuarenta va a convertirse en el principal leif-motiv de la literatura europea. Y, sobre todo ello, la afirmación de la importancia de cada ser humano, por humilde e insignificante que éste sea, en el transcurso y desenvolvimiento de la existencia y de la naturaleza, con la denuncia de lo que suponen hechos sociales como la marginación, la exclusión o el exilio interior o forzado. Con estas bases, Sender se afirmaba en su defensa del individuo como valor primario, en la línea de sus planteamientos anarquistas.
Junto a todo ello, Sender logra una intensidad descriptiva y emocional que convierte El lugar de un hombre en una de las cimas de la novela española del siglo XX. La maestría en la distribución de los materiales narrativos, la capacidad de sugerencia y elipsis, el desgarrado realismo orlado de elementos poéticos, así como el magnífico dibujo de los personajes, expresado en rasgos rápidos pero creíbles, y la precisa descripción de la terrible sociedad rural española de la preguerra constituyen otros de los principales rasgos de esta poderosa obra.
La segunda edición (1959), con importantes modificaciones, que no siempre mejoran el original, y cambio definitivo de título, El lugar de un hombre, fue también publicada en Méjico por Ediciones CNT. La primera edición española en 1968 se debe a la barcelonesa editorial, Destino y ha tenido muy numerosas reimpresiones. Hay también una excelente edición crítica de la profesora Donatella Pini, publicada en Huesca por el Instituto de Estudios Altoaragoneses, en coedición con Destino. La novela ha sido traducida a los principales idiomas europeos."
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