Ecografías, una introspección a los miedos y sentimientos de la mujer
La actriz Irene Bau indaga en los temores y sensaciones de una mujer que viaja a Etiopía para adoptar a una niña. "Ecografías" es una reflexión sobre la maternidad y la condición femenina, escrita por Karmele Jaio y dirigida por Ramón Barea, que se estrena mañana en el Teatro Barakaldo.
per Ane Arruti
Gara
24/02/2011
"Llega la hora que toda la vida había esperado, pero no es como se lo había imaginado. Va a ser madre monoparental y en adopción, y en el viaje que realiza hasta Addis Abeba para recoger a la niña, florecen todos sus sentimientos, entre los que predomina el miedo, se mezclan recuerdos de infancia y el rechazo de sus padres que viven en un caserío de Aulesti. Ecografías es un relato que Karmele Jaio escribió para una publicación colectiva llamada Historias del 8 de marzo. Ahora, Irene Bau y Ramón Barea lo llevan a escena en formato de monólogo. «No necesitaba adaptación alguna», explica Bau. «Siempre tienes que hacer arreglos y darle un toque más dramático. En éste, creo que tan sólo hemos quitado cuatro frases que se refieren a alguna descripción. Además, es un relato desordenado, como una conversación coloquial, que empiezas a contar una cosa, te vas por las ramas, vuelves a la historia... La manera de contar tiene ya el conflicto dramático», añade Barea.
Y es que, como dice el texto, «hay muchos modos de ser madre» y según asegura el director, «uno no se da cuenta de cómo ha cambiado la forma de ver el tema de los hijos, la maternidad, la condición de mujer...». Aunque, en este caso, la maternidad y todos los conflictos que genera el proceso de adopción entre familiares y amigos «son una excusa -explica la actriz- para, en realidad, hablar de la condición femenina. Todas las mujeres, de alguna manera, nos hemos planteado ese miedo que nos provoca traer un niño al mundo. Su hermana le acompaña en el viaje y a mí eso me toca mucho porque nosotras somos tres. Le pregunté a Karmele si tenía hermanas y, curiosamente, no tiene. Sin embargo, la relación fraternal de chicas está muy bien dibujada. Hay unos sentimientos de infancia, esta cosa de las muñecas que yo creo que es una cosa innata en niñas, aunque habrá quienes lo hagan».
Este viaje hacia las emociones más íntimas de la mujer, asegura Barea, «engancha». «Tienes la sensación de leerlo y entrar en un territorio, no que no sea el tuyo, pero sí muy íntimo. El texto te da como un pellizco. Lo lees y se te queda un nudo en la garganta. Tiene algo Karmele para con pocas palabras, emocionarte».
Para acompañar a ese viaje poético, se ha cuidado mucho la escenografía y la sonoridad. La actriz, en el centro del escenario y sobre una blanca camilla, está acompañada por imágenes que se proyectan tras ella, incluso sobre su propio vestido blanco. Iñaki García es el encargado de la iluminación y José Urrejola el del espacio sonoro y música. «Es como si la imagen también hablara, crea tensiones dentro de esa idea de viaje, igual que la música. En el espacio sonoro también hay algo de palabra», explica Barea."
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