6 de nov. 2006

Una lectura de Italo Calvino

El barón rampante

Italo Calvino
Siruela
Madrid, 1.989
273 páginas


Argumento:

Cossimo Piovasco di Rondò, es un niño de doce años, heredero de la baronía de Rondò, un territorio imaginario en la Liguria de finales del siglo XVIII. Un buen día, harto de los caracoles y de su familia, decide encaramarse a los árboles y no bajar nunca más de ellos. A partir de ese día, Cosimo vive en su ciudad y con sus conciudadanos pero encaramado a los árboles hasta el final de sus días.

La obra:
En el artículo anterior ya hacíamos mención al cambio de registro de Italo Calvino a partir de los años cincuenta del siglo XX. Desde los recursos de la novela fantástica e, incluso, en algunos pasajes, la utilización de un, podríamos decir, "realismo mágico" , el autor utiliza la parábola del rebelde Cosimo para reivindicar valores como la solidaridad, la lucha por los semejantes y el altruismo. Porque Cosimo no es un buen salvaje rousseauniano que se aleja de su comunidad, sino que desde la atalaya de los árboles participa de la vida social, ayuda a sus semejantes y participa de los cambios que se operan en la misma; delicioso es el pasaje de la lucha al lado de los ejércitos napoleónicos contra los austriacos.

El narrador de la historia es el hermano de Cosimo, admirador de las hazañas del hermano pero perfectamente integrado en su papel de noble “aburguesado”. La narración, como es norma en Italo Calvino, es de una gran claridad formal. El lenguaje es sencillo y los párrafos marcan un ritmo de narración armónico. A pesar de lo fantástico del suceso, vemos del todo natural el discurrir de la vida de Cosimo sobre los árboles, sus actividades cotidianas nos parecen perfectamente “realizables” gracias a la maestría narrativa de Calvino.

Un divertimento altamente recomendable.

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